The Economist presenta una entrevista a Ren Zhengfei, director ejecutivo de Huawei, en la que anuncia que está dispuesto a compartir por una única transacción la tecnología de punta 5G. Esto le daría al comprador el acceso perpetuo a las patentes, licencias, códigos, planos técnicos y conocimientos técnicos de producción existentes de Huawei. Si se concretara la compra, la cifra ascendería a decenas de miles de millones de dólares. Se podrá modificar el código fuente, lo que significa que ni Huawei ni el gobierno chino tendrían siquiera el control hipotético de ninguna infraestructura de telecomunicaciones construida con equipos producidos por el comprador. La nueva red 5G de telefonía móvil conectará todo, desde automóviles hasta robots industriales, es difícil encontrar precedentes similares en la historia de la tecnología.

El objetivo que declara el señor Ren es crear un competidor en tecnología 5G para Huawei, que le permitiría conservar sus contratos actuales y seguir vendiendo la tecnología. Para Ren Zhengfei es importante equilibrar el campo de juego ante el temor de Occidente de una compañía china suministrando equipo para las redes de telefonía móvil en todo el mundo. “Una distribución equilibrada de intereses es propicia para la supervivencia de Huawei” dice el ejecutivo de Huawei.

En un intento de crear una carrera tecnológica más justa, el señor Ren también está tratando de disociar los temores de seguridad estadounidenses de los del dominio del mercado de Huawei. A este respecto, Samm Sacks del think tank New America asegura que el gobierno de Estados Unidos está trabajando en crear un rival para Huawei, fomentando compañías americanas o ayudando a reforzar a sus dos principales competidores mundiales la compañía sueca Ericsson, y la finlandesa Nokia.

Si China permitiera la compra, el señor Ren no tiene ni idea de quién pudiera ser el comprador, algunos analistas consideran que gigantes como Ericsson y Nokia rechazarían una oferta por orgullo y cuestionarían el valor de tecnología de Huawei. La tecnología puede no ayudar a una empresa más pequeña a competir en igualdad de condiciones con Huawei, ya que está muy arraigada con grandes operadores, dicen los consultores, que no tendría ningún sentido financiero para la mayoría de ellos contratar a un nuevo proveedor. Samsung, gigante de la electrónica de Corea del Sur, tiene gran capital y un negocio pequeño pero creciente de equipos de redes, y sin postores rivales, podría generar un trato difícil. Es posible un consorcio de compradores; sin embargo, quién haría uno no está el todo claro.

The Economist señala que si Huawei está listo para transferir su tecnología a otra compañía, también lo está para aceptar el riesgo de otro competidor en el futuro, además la disposición a servir en lugares donde compañías occidentales se mantienen alejadas también es un factor. ¿Quién más, además de Huawei, pasaría por la malaria, los pantanos en África y las estaciones base de transporte en las faldas de las montañas colombianas? Ren Zhengfei afirma que de ninguna manera se trata de una medida de desesperación, ya que simplemente han encontrado proveedores alternativos para su negocio de infraestructura de red.