Rainforests Deathwatch for the Amazon. Brazil has the power to save Earth's greatest forest—or destroy it

Cita: 

The Economist [2019], "Rainforests Deathwatch for the Amazon. Brazil has the power to save Earth's greatest forest—or destroy it", The Economist, London, 3 de agosto, https://www.economist.com/leaders/2019/08/01/deathwatch-for-the-amazon

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Agosto 3, 2019
Tema: 
La problemática ecológica y el crecimiento económico en Brasil.
Idea principal: 

Los bosques han sido fundamentales para el desarrollo de la humanidad. Sin embargo, el capitalismo, ha dejado en claro que entre los propósitos humanos no se encuentra el de preservar estos ecosistemas. Un ejemplo de esto son las acciones del gobierno de Brasil respecto a la selva tropical Amazonas.

Brasil es una nación que abarca gran parte de la selva Amazonas. El ser humano ha ocupado este sitio como fuente de recursos para la vida desde hace diez mil años. A partir de la década de los setenta, las naciones sudamericanas que ocupan el Amazonas se han aprovechado de la selva en escala industrial. Desde hace cincuenta años, el gobierno brasileño ha destinado 17% de los bosques del Amazonas a la construcción de caminos, la tala, la ganadería y al cultivo de soja. Después de siete años de esfuerzos políticos para detener la destrucción de los bosques, en 2013 estas intenciones del gobierno se debilitaron y se otorgó a Brasil una amnistía por la deforestación pasada. Posteriormente, la recesión económica y una crisis política, fueron los motivos para que el presidente Bolsonaro hiciera a la deforestación una pieza clave de su plan de desarrollo.

La peculiaridad más sobresaliente del bosque de la selva Amazonas es que recicla su propia agua. Desgraciadamente, actualmente la selva pasa por un periodo de sequía que está aumentado gracias al cambio climático. Las acciones de deforestación que está alentando el gobierno de Bolsonaro podrían provocar que 3.8% del bosque desaparezca pronto, esta situación generaría que el proceso natural de reciclaje de agua no pueda llevarse a cabo en su totalidad.

Bolsonaro asegura que es necesario utilizar los recursos que les brinda el bosque para reactivar la economía nacional brasileña. En el pasado, los ahora “países desarrollados” agotaron sus bosques para incrementar rápidamente su crecimiento económico, sin embargo, en la actualidad, llevar a cabo la misma estrategia dejaría graves consecuencias paralelas. Además, la economía del conocimiento, representada por los inversionistas en ciencia y tecnología, valora la diversidad de especies y ve en el Amazonas un sitio atractivo para invertir y comenzar sus investigaciones. En el mismo sentido, la ganadería y la agricultura brasileña aumentaron sus ganancias cuando las actividades de deforestación bajaron 80% entre 2004 y 2012, ahora que la deforestación ha aumentado, estas actividades están perdiendo sus ingresos.

The Economist opina que es necesario presionar al gobierno brasileño para que proteja el Amazonas. Una vía para hacer lo anterior es lograr que las empresas que le compran soja a Brasil bloqueen sus compras por un momento (como lo hicieron en el año 2000). En el mismo sentido, los escritores de la revista, proponen que los otros miembros del Mercosur, bloque comercial sudamericano del cual Brasil es el miembro más importante, obliguen a Bolsonaro a cumplir con el acuerdo firmado en junio de 2019 entre Mercosur y la Unión Europea para cuidar el Amazonas. De la misma manera, China, que es un importante consumidor de la agricultura brasileña, debería cumplir lo acordado en el Acuerdo de París sobre donar dinero para que los países en vías de desarrollo -que son los que más emiten CO2- planten más árboles en sus territorios y así promover la forestación en Brasil.

La pérdida del Amazonas significaría para el mundo un grave problema, sin embargo, es el propio Brasil el que sufriría las más graves consecuencias en su economía. La deforestación ya está afectando al sector agricultor brasileño. Es necesario que se generen impulsos sociales desde el pueblo brasileño para cambiar la lógica de crecimiento económico que está siguiendo el presidente Bolsonaro.

Datos cruciales: 

1. Los bosques son un medio de vida para 1,500 millones de personas. Además de mantener ecosistemas locales y regionales, representan, para 6,200 millones de personas, un medio necesario que evita las catástrofes provocadas por el cambio climático.

2. La selva Amazonas contiene 40% de las selvas tropicales del mundo y alberga entre 10 y 15% de las especies terrestres.

3. Se dice que 80% del desastre ambiental que provocan las políticas económicas del gobierno de Bolsonaro, respecto al Amazonas, afectarían con mayor intensidad a Brasil pero también causarían daños al resto de países con los que comparte la selva.

4. Si la selva Amazonas pierde su bosque de 3 a 8% más de lo que ya ha perdido, es posible que comience un ciclo de degradación que le impida reciclar su propia agua y entrar en una terrible sequía.

5. Deforestar representa 8% de los gases de efecto invernadero. Forestar representa solo 3% del dinero mundial destinado a combatir el cambio climático.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los proyectos de desarrollo económico nacionales tienen como objetivo principal lograr un alto crecimiento, sin embargo, lograrlo deja de lado otras variables que también son necesarias para prosperar como humanidad. En este sentido, el cambio climático y el cuidado ambiental deberían ser una prioridad dentro de la planificación económica de las naciones y las actividades de las corporaciones. En el presente artículo se muestra información sobre como se tratan estos temas dentro del gobierno de Brasil, nación que representa una de las economías más grandes de América Latina.