A warming world. The climate issue. Climate change touches everything this newspaper reports on. It must be tackled urgently and clear-headedly.

Cita: 

The Economist [2019], "A warming world. The climate issue. Climate change touches everything this newspaper reports on. It must be tackled urgently and clear-headedly", The Economist, London, 21 de septiembre, https://www.economist.com/leaders/2019/09/19/the-climate-issue

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Septiembre 19, 2019
Tema: 
La quema de combustibles fósiles como principal causante de la emergencia climática global
Idea principal: 

El artículo comienza con una premisa en la que describe cómo desde el año 1850 hasta el 2000 ha ido incrementando la temperatura de la Tierra. A lo largo de esos años el mundo se ha visto envuelto en guerras mundiales, innovación tecnológica, comercio en una escala sin precedentes y una gran creación de riqueza gracias al uso desmedido de miles de millones de toneladas de combustibles fósiles que hoy también son en parte causantes del cambio climático.

Los procesos que fuerzan el cambio climático están integrados en los fundamentos de la economía mundial y de la geopolítica, por tanto las medidas para controlar el cambio climático deben ser igualmente amplias. Descarbonizar una economía no es una solución sencilla y única, necesita procesos más completos.

The Economist considera que los participantes en la marcha de Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU, que buscan visibilizar la emergencia que supone el cambio climático denuncian que el problema es el capitalismo, y que la economía de mercado ha ayudado muy poco a disminuirlo. Sin embargo, el semanario señala que condenar al capitalismo sería equivocado y perjudicial porque las economías de mercado pueden producir la respuesta que requiere el cambio climático. Los mercados competitivos debidamente incentivados, y los políticos que responden a una legítima necesidad de actuar, pueden hacer más frente al cambio climático que otro sistema.

El semanario señala que el problema el cambio climático tiene un contexto peligroso para todos pero, es importante saber qué es el cambio climático y qué no lo es. No estamos ante la extinción de la humanidad; la Tierra es tan vieja como resistente y sobrevivirá al proceso. Lo que sí es que es una amenaza grave para innumerables personas, una que tiene un alcance planetario que desplazará decenas de millones, como mínimo. Tampoco es solamente un problema ambiental, uno que pueda resolverse mediante la abnegación. El cambio por parte de las personas que están más alarmadas no será suficiente. Se necesita un cambio en la vida de aquellos a quienes aún no les importa mucho. Es un asunto de todo el gobierno no solamente de las agencias ambientales y no es un problema que pueda postergarse, está aquí y ahora.

The Economist considera que una de las soluciones es una de las especialidades el capitalismo: la adaptación. Las plantas de desalinización, los cultivos resistentes a la sequía son proyectos que cuestan mucho dinero y los países más pobres no pueden implementar. Están en un círculo vicioso, en el cual los impactos del cambio climático les roban la esperanza de desarrollo. Los acuerdos internacionales enfatizan la necesidad de apoyar a los países más pobres en sus esfuerzos para adaptarse al cambio climático y hacerse lo suficientemente ricos como para necesitar menos ayuda. Aquí los países más ricos están eludiendo sus deberes.

En este sentido, la reducción de emisiones es otra tarea pendiente que tiene el capital. El alto precio de las emisiones de carbono podrían estimular nuevas formas de innovación tecnológica para reducir las emisiones que las empresas causan. El problema con tales políticas es que responden al nivel general de dióxido de carbono en la atmósfera, no a la contribución de un solo país. Si un gobierno reduce drásticamente sus propias emisiones pero otros no, las reducciones serán mínimas. Las cumbres climáticas de la ONU tratan a 193 países como iguales, pero las tres cuartas partes de las emisiones provienen de solo 12 economías, incluido Estados Unidos.

Finalmente, el artículo sostiene que el daño que terminará causando el cambio climático depende de la respuesta humana en las próximas décadas. Si el espíritu empresarial que explotó el poder de los combustibles fósiles pretende sobrevivir, los países en los que más ha prosperado deben demostrar que también pueden reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Algunos afirman que el amor del capitalismo al crecimiento lo enfrenta inevitablemente a un clima estable. El semanario cree que están equivocados. Sin embargo, el cambio climático podría ser la sentencia de muerte para la libertad económica, junto con mucho más. Si el capitalismo busca mantener su lugar, debe mejorar su juego.

Datos cruciales: 

1. La mitad de las emisiones de dióxido de carbono extra producido por los seres humanos que hay en la atmósfera comenzaron a producirse después de 1990.

2. Emisiones de dióxido de carbono comparadas con el crecimiento del PIB mundial (el año 1990 es el punto de comparación)
La gráfica muestra una comparativa del crecimiento el PIB mundial con las emisiones de dióxido de carbono desde 1990 hasta 2018. En comparación con el año 1990 (considerado con el valor de 100 para ambos), hasta 2018 el PIB ha llegado a 250 y las emisiones de CO² a 150.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El capitalismo sin duda alguna es el gran causante del cambio climático en todo el mundo. Las grandes corporaciones multinacionales emiten grandes cantidades de gases dañinos para la atmósfera; las acciones de organismos internacionales no parecen suficientes puesto que sólo algunos países contribuyen a la disminución de los niveles de dióxido de carbono. ¿La solución está en el mismo capitalismo como señala The Economist? ¿Hay alternativas a ello? Si las hay, hay que empezar por lo que tenemos para evitar una emergencia mucho mayor.