From smog to slog. To prevent catastrophic global warming, China must hang tough. Climate issue: It has done well in sticking to its emissions-reducing targets, but these are too modest

Cita: 

The Economist [2019], "From smog to slog. To prevent catastrophic global warming, China must hang tough. Climate issue: It has done well in sticking to its emissions-reducing targets, but these are too modest", The Economist, London, 21 de septiembre, https://www.economist.com/china/2019/09/19/to-prevent-catastrophic-globa...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Lunes, Septiembre 9, 2019
Tema: 
El papel de China ante la lucha contra el cambio climatico
Idea principal: 

Después de que el presidente Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos en 2017 y menospreciara los esfuerzos hechos para reducir el impacto del cambio climático, China emergió como el país líder en la campaña contra las emisiones de gases de efecto invernadero. Las declaraciones hechas por el presidente Xi Jingping respecto a la necesidad de cumplir las metas acordadas en la reunión de 2015 en París, generaron un amplio reconocimiento al líder del país asiático.

China ha hecho esfuerzos importantes para cumplir los acuerdos generados en París y ha indicado que para 2030 las emisiones de dióxido de carbono alcanzarán su pico máximo, momento en el que un quinto de su consumo total de energía provendrá de fuentes no fósiles. Desde 2015 sus emisiones de carbono han caído ligeramente por primera vez en lo que va del siglo, gracias al lanzamiento de una serie de proyectos verdes encaminados a calmar el enojo publico sobre la calidad del aire y demás daños ambientales. De igual forma, la capacidad para generar energía a partir de fuentes renovables ha mostrado una tendencia al alza, pues una tercera parte de la energía generada por viento a nivel global se produce en China, mientras que una cuarta parte de los paneles solares también se encuentran en el país asiático. Asimismo, 11 nuevos reactores están en construcción, los cuales complementaran a los 47 existentes.

Sin embargo, muchos ambientalistas dudan sobre la capacidad del gobierno chino para liderar los esfuerzos a nivel global. Las dificultades no son menores, toda vez que la dependencia que China tiene hacia los combustibles fósiles como el carbón, todavía es alta; 60% de su consumo energético proviene de esta fuente, una de las más contaminantes, mientras que las importaciones de petróleo y gas provenientes de Arabia Saudita, su principal proveedor, continúan siendo significativas (72% y 43% respectivamente).

Aunque existen incentivos importantes para continuar con la transición hacia fuentes energéticas no fósiles, tales como brindar un rol más significativo en el desarrollo económico a la alta tecnología y área de servicios o reducir su dependencia hacia las fuentes externas de abastecimiento, el reto mas importante a afrontar en el corto plazo proviene de la guerra comercial con Estados Unidos y las consecuencias que se han desencadenado a nivel económico.

El ritmo de crecimiento ha mostrado una desaceleración más rápida de la que a las autoridades chinas les gustaría, y pese a que la meta de crecimiento de entre 6% y 6.5% para este año parece alcanzable, el primer ministro chino, Li Keqiang, ha indicado que tal cifra no ha sido fácil de lograr en un contexto marcado por el desaceleramiento global, el proteccionismo y el unilateralismo. A estas declaraciones se suma las de un oficial chino, el cual indicó en el mes de agosto que el clima de incertidumbre económica estaba haciendo más difícil para China el reducir sus emisiones conforme a lo establecido.

En respuesta a este panorama, autoridades chinas han autorizado un mayor flujo de crédito hacia industrias altamente contaminantes como la del acero y cemento, mientras que más plantas de carbón han sido puestas en marcha para satisfacer el aumento resultante en la demanda de energía, algunas de ellas en el extranjero como parte de la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. Como contraparte, Greenpeace ha estimado que las emisiones de dióxido de carbono aumentaron 4% durante la primera mitad de este año, con lo cual se dio marcha atrás a la tendencia de reducción de gases de dióxido de carbono mostrada entre los años 2015 y 2016.

De tal forma que esta por verse la capacidad del país asiático para dar cumplimiento a los compromisos contraídos en 2015 en la Cumbre de París. La próxima conferencia climática esta prevista para finales de 2020 y la ONU espera que los países propongan medidas más enfáticas en la lucha contra el cambio climático. Al mismo tiempo, China ya elabora su próximo plan quinquenal que entrará en vigor en el año 2021, por lo que será una buena muestra del grado de compromiso que tiene el gigante asiático para mejorar su posición en la campaña contra el cambio climático.

Datos cruciales: 

1. Cuadro 1. Podrían esforzarse aún más. El cuadro muestra una comparación entre el crecimiento económico del PIB chino y las emisiones de dióxido de carbono desde el año 1990, cuando el país asiático arrojaba 2.42 gigatones de emisiones de dióxido de carbono. La tendencia muestra un crecimiento importante de emisiones entre los años 2002 y 2011, año a partir del cual parece estabilizarse para quedar por fin en 9.84 toneladas registradas en 2018. Las reducciones a las que el articulo hace mención entre los años 2015 y 2016 figuran como mínimas y no alteran la tendencia. Fuentes: World Bank; Global Carbon Project.

2. Grandes empresas estatales chinas con interés en los combustibles fósiles han visto una ventana de oportunidad ante la disputa comercial sostenida contra Estados Unidos. En marzo, empresas del sector energético propusieron al gobierno permitir la construcción de hasta 500 centrales eléctricas de carbón hacia el año 2030, lo cual representaría un aumento de 30% en la capacidad generadora.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Tal parece que el capitalismo basado en el uso de combustible fósiles seguirá siendo el factor principal en la gestación de la crisis ambiental. La incapacidad de los modestos esfuerzos realizados por los múltiples gobiernos y la comunidad internacional para acordar una agenda en común contra el cambio climático, quedan manifestados frente a las iniciativas empresariales enfocadas a continuar explotando las condiciones que han dado origen a dicha situación. Ante ello, resulta pertinente preguntarse por el papel que tienen las mediaciones institucionales, no ya para resolver el problema sino para retardar las consecuencias inevitables del actual curso de la crisis civilizatoria.