The art of darkness. Vladimir Putin flaunts Russia's increasing influence in Africa. But the country is not as important as its spin suggests

Cita: 

The Economist [2019], "The art of darkness. Vladimir Putin flaunts Russia's increasing influence in Africa. But the country is not as important as its spin suggests", The Economist, London, 26 de octubre, https://www.economist.com/middle-east-and-africa/2019/10/24/vladimir-put...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Octubre 26, 2019
Tema: 
Capacidades y limitantes de la influencia rusa en África
Idea principal: 

En Octubre de 2017 el presidente de la República Centroafricana, Faustin Archange Touadéra, al encontrarse amenazado por distintos grupos guerrilleros optó por acercarse al régimen de Vladimir Putin, después de que en 2016 Francia comenzará el retiro de sus tropas militares y de que se decretará un embargo armamentístico. Ante esto la respuesta fue inmediata, en diciembre de 2017 se levantó el embargo gracias al cabildeo ruso, al tiempo que se hizo presente la llegada de armas y mercenarios para apoyar al gobierno centroafricano; cuando tres periodistas rusos decidieron indagar en estos movimientos fueron asesinados.

El 23 y 24 de octubre de 2019 Rusia organizó un encuentro con más de 40 líderes africanos, cuyo objetivo fue hablar sobre comercio internacional e inversión, ya que cómo dice Vladimir Putin, Rusia tiene mucho que ofrecer a África. Sin embargo los esfuerzos de Putin por mejorar la apariencia de estos acercamientos son insuficientes al contrastar la retórica gubernamental con las repercusiones en estados como la República Centroafricana, inclusive un empresario mauritano mencionó que no sabía que se trataba de una exhibición de armas, al asombrarse por la variedad de armamento que se mostró.

A pesar de que la influencia rusa en África cayó con la desaparición de la Unión Soviética, después de las sanciones económicas impuestas por occidente a Rusia por la anexión de Crimea en 2014, el continente africano ha pasado a ser una pieza estratégica al ser receptor del armamento ruso y el intercambio económico entre Asia y África Subsahariana se ha triplicado en los últimos años.

No obstante, la acción rusa no se mantiene sólo en lo militar, el patrón de su interés en asuntos internos es aprovecharse de estados vulnerables invirtiendo poco capital para obtener ganancias considerables por medio de las empresas rusas ligadas al gobierno de Putin, lo que es posible debido a la misma vulnerabilidad de los estados y el poco interés de occidente en la región.

El apoyo del gobierno ruso en África se caracteriza por la protección que se ha brindado a políticos en situaciones de peligro ante posibles insurgencias internas, adquiriendo como beneficio el mantenimiento de concesiones y permisos a empresas rusas para explotar minerales. Entre los gobiernos que se han inmiscuido en este negocio están el de Guinea, Mozambique, Madagascar y Zimbabwe, con empresas mineras como Rosnaf y Rusef.

Sin embargo estos movimientos han causado revuelo en Estados Unidos. En 2018 John Bolton, el consejero de seguridad nacional, señaló a Rusia y China como grandes competidores en África, continente en el que a su consideración tienen mayor oportunidad de ganar terreno frente a Estados Unidos. Aunque por otra parte Alexander Gabuev, experto en estudios sobre China explica que Rusia tan sólo ha llegado a África para recoger las sobras que no ha tomado China.

Al analizar de cerca la influencia rusa se puede notar sus limitantes, ya que en la República Popular del Congo, Sudán y Madagascar los candidatos apoyados por el gobierno ruso no ganaron los comicios electorales, mientras que en Sudáfrica el acuerdo de energía nuclear que estaban negociando con el ex presidente Jacob Zuma no se culminó. En cuanto a la reunión en Sochi sus resultados fueron modestos, ya que a pesar de haberse consumado acuerdos con 30 gobiernos, no se logró que éstos abarcaran más allá de adiestramiento militar, en la misma línea tampoco se ha logrado la construcción de una base militar en Yibuti, con lo que Estados Unidos y China ya cuentan.

En el aspecto económico la cuestión también es adversa para Rusia si se compara con el beneficio comercial de otros países con África, incluso la mayoría de los acuerdos de las empresas estatales rusas Rosneft y Rosatom terminan por venirse abajo ya que no logran ofrecer mucho más de lo que los estados africanos requieren, por lo que a pesar de los esfuerzos Rusia continúa siendo un poder menor en África al ser observado como una de varias opciones para los gobiernos africanos y su influencia se limita a los gobiernos más vulnerables.

Datos cruciales: 

1. Entre 2006 y 2018 el intercambio comercial entre Rusia y África Subsahariana se ha incrementado 336 por ciento, pasando a ser el mayor exportador de armamento hacia el continente al acaparar el 39 por ciento entre 2013 y 2017.

2. Rusia ha obtenido acceso a minerales en el continente africano, con lo que además ha generado trabajo para mercenarios por una cantidad estimada de 5.6 millones de dólares.

3. En 2018 durante las elecciones presidenciales en Madagascar, por lo menos 6 de los 36 candidatos fueron protegidos por operativos rusos.

4. Rusia se encuentra apoyando al actual presidente de Guinea, Alpha Condé, para llegar a su tercer mandato debido a que la compañía Rusal obtiene el 27 por ciento de la bauxita del país.

5. En 2018 el monto total del comercio entre Rusia y África Subsahariana fue de 5 mil millones de dólares, menor al intercambio con Turquía, Indonesia y Singapur, mientras el monto con Estados Unidos es de 120 mil millones de dólares y 35 mil millones de dólares con China.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La actividad realizada por empresas rusas que cumplen su labor extractivista y fomentan la proliferación de mercenarios al participar en su sustento muestra el tipo de gobernanza que se despliega en zonas periféricas como el continente africano, donde la competencia y los beneficios de los grandes poderes pasan por encima del resto de la sociedad, por lo que se comprueba que la negociación entre el Estado y las corporaciones se da en condiciones desiguales.