The Thermodynamics of Civilization

Cita: 

Chefurka, Paul [2013], The Thermodynamics of Civilization, Canadá, 17 de mayo de 2013, http://www.paulchefurka.ca/Thermo/Thermo1.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Mayo 17, 2013
Tema: 
El margen de acción ante la crisis civilizatoria
Idea principal: 

Paul Chefurka es un fotoperiodista y científico computacional canadiense. Actualmente posee un blog en el que se dedica a describir de manera personal su “viaje de descubrimiento” a través de ámbitos como energía, ecología, economía y cultura humana.


Después de ser recriminado por su postura a favor de dejar de salvar al mundo, Paul Chefurka esgrimió un argumento en contra de las personas que detestan el no accionar de aquellos que conocen la causa del actual proceso de cambio climático y de crisis civilizatoria que amenaza la existencia humana. Para él, no se trata solo de una causa que es bien conocida y que algunas personas reconocen comúnmente, sino de un rango de problemas los cuales cuentan cada uno con sus propio agregado de causas.

De esta manera, dejando de lado a aquellas personas que creen que no existe problema alguno con el actual curso existencial de la civilización, y a aquellos que creen que existe una amplia variedad de problemas que involucran tanto la codicia humana, la miopía, la evolución biológica y psicológica, así como las prácticas culturales disfuncionales; Paul Chefurka argumenta que pocos han penetrado en las verdaderas causas de la actual situación humana como lo ha hecho el investigador de la Universidad de Utah, Tim Garret, quien recientemente equiparó el funcionamiento de la civilización al funcionamiento de una máquina de calor termodinámico.

Tomando como base la segunda ley de la termodinámica, Chefurka argumenta que probabilísticamente la estructura actual de la civilización tiene una conclusión inevitable, debido principalmente a que la vida surge espontánea e inevitablemente en función de los gradientes de energía en sistemas abiertos. Dadas estas condiciones, los organismos vivientes generan condiciones muchos más complejas para hacer eficientes y disminuir la disipación de los gradientes de energía que requieren para sobrevivir, o más específicamente, para asegurar la cantidad de energía que requieren para prosperar.

Dado que la segunda ley de la termodinámica parecería asegurar que la vida aparece ahí donde existen las condiciones apropiadas para su surgimiento, Chefurka añade que ésto no es más que la consecuencia inevitable del aspecto teleomático inherente a la segunda ley, pues si en un primer momento la vida surge con cualidades de desarrollo teleonómicas (aparentemente dirigidas a un fin) estas a su vez dan paso al comportamiento abstracto teleológico (búsqueda de objetivos). Para ejemplificar esto, el autor pone sobre la mesa el ejemplo de un pastel de capas, en el cual la capa superior se construye y desarrolla a partir de las habilidades de la capa subyacente. Las características principales de la civilización como el crecimiento de la población, el incremento en los niveles de consumo de energía y uso de recursos de diferentes tamaños y complejidad, el desarrollo del fuego, agricultura y tecnología, así como la incapacidad para dar un golpe de timón ante el cambio climático, el carácter implacable del nivel de interés propio y el aborrecimiento visceral del término decrecimiento, son consistentes con dicha interpretación.

Este principio incrustado en lo más profundo del ser humano no es más que una consecuencia directa de los principios termodinámicos, los cuales influyen probabilísticamente en cada decisión tomada. El determinismo que implica asumir esta postura, contraviene directamente la conciencia centrada en el libre albedrío y en la postura tendiente a pensar que nada importante o significativo pasará a menos que lo hagamos hacer valer. Pareciera ser que se sigue pensando que el ser humano continúa siendo más o menos el centro del universo.

Con base en esto, Chefurka argumenta que no existe una respuesta adecuada o precisa para el predicamento de la civilización humana, pues de la misma forma en que una sola molécula de gas contenida en una caja termodinámica no puede hacer modificar la temperatura y presión del sistema, independientemente de la dirección en que la molécula se mueva, las acciones individuales de un ser humano tampoco pueden modificar las propiedades fundamentales de la civilización. En este caso, las acciones individuales de cada ser humano, al igual que el movimiento de una molécula, solo tienen repercusiones sobre sus elementos inmediatamente más cercanos, tal como el movimiento browniano de las partículas que chocan aleatoriamente; limitado en rango y atenuado rápidamente.

En este predicamento se encuentran todos los niveles de la sociedad, pues cada uno solo representa alguno de los tantos roles posibles en el sistema termodinámico de la sociedad, de acuerdo a las oportunidades y a lo mejor de las capacidades que uno pueda desarrollar; desde el campesino pasando por los trabajadores, el presidente y los directores ejecutivos de las grandes empresas, ninguno es mas misántropo, malvado o iluso que el resto del conjunto.

Así que, en aras de mejorar la situación inmediata de cada uno, aliviar las disonancias mentales y lograr una calma a nivel consciencia, el repertorio de acciones a tomar es amplio: enfurecerse contra el mecanismo de la maquinaria, educar a las generaciones del futuro, emprender una resistencia verde de gran calado, cambiar el sistema desde adentro, analizarlo científicamente o simplemente optar por la meditación. Pese a que todas poseen un significado, ninguna cambiará el resultado.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto de Paul Chefurka resulta provocador, pues es una defensa abierta del catastrofismo que predomina en la época actual y que acompaña la debacle del sistema capitalista en el siglo XXI en términos de sus propios límites internos. Pese a que esta posición puede ser una condición de posibilidad que potencie una lucha reivindicativa, resulta relevante el hecho de que a lo largo del texto no se encuentre una línea cómo esta, sino todo lo contrario; el espacio del deterioro y el determinismo como horizonte de resolución. Sin duda, un texto estridente que invita al diálogo sobre las capacidades del sistema capitalista para lograr una rearticulación, así como sobre la responsabilidad que desempeñan los actores gubernamentales y las empresas transnacionales en el desarrollo de esta crisis civilizatoria. Este argumento se inscribe en la propuesta de la colapsología, que concibe la bifurcación sistémica como un predicamento: vivimos una situación que no tiene una "solución" y ante la cual sólo queda adaptarse.