La videovigilancia sigue siendo controvertida en Alemania

Cita: 

Fürstenau, Marcel [2019], "La videovigilancia sigue siendo controvertida en Alemania", Deutsche Welle, Bonn, 25 de octubre, https://p.dw.com/p/3RtuM

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Octubre 25, 2019
Tema: 
Militarización de la vida cotidiana y uso de las tecnologías de reconocimiento facial
Idea principal: 

Marcel Fürstenau es periodista en el sistema de radiodifusión público alemán, Deutsche Welle.


El ministro del Interior en Alemania, Horst Seehofer, encabezó en octubre de 2019 la prueba piloto de un sistema de reconocimiento facial en la estación de trenes de Sudkreuz, ubicada en la capital alemana, Berlín, durante la cual participaron 300 personas que permitieron ser observadas por las cámaras de vigilancia a lo largo de un año. Para imitar la manera en que la policía procede con la búsqueda de sospechosos reales, las imágenes de las caras de los participantes fue introducida en una base especial de datos policiales.

Dado que el software se encargaba de alertar a los funcionarios cada vez que la cara de uno de los voluntarios era captada por las cámaras, los cuerpos de seguridad valoraron como positiva la utilización de este tipo de mecanismos de vigilancia, argumentando que con estos dispositivos se realizará una defensa más activa contra las amenazas habituales sin tener que realizar despliegues especiales de la policía para localizar y detener delincuentes.

Con un margen de error de uno entre mil, el ministro del Interior ha resaltado que se espera la instalación de esta tecnología en las principales estaciones de tren de Alemania para el año 2024. Sin embargo, las críticas contra la utilización de estos mecanismos se han hecho presentes. Alemania carece de un marco legal que especifique el uso y las situaciones en que este tipo de tecnología de videovigilancia puede ser utilizada. Además, la recopilación y almacenamiento de datos biométricos son algunos de los aspectos que más preocupan a los defensores y activistas de los derechos civiles.

Esto luego de que en octubre de 2019 un tribunal administrativo de Hamburgo declaró improcedente una orden previa para borrar una base de datos en manos de la policía local que contiene imágenes de las protestas durante la cumbre del G20, conformada no solo por fotografías tomadas mediante las cámaras de seguridad, sino también por privados. Ahí se dio a conocer que la policía local estaba usando el sistema de reconocimiento facial Videmo 360 para identificar a los participantes violentos durante la protesta.

Sin embargo, la extensión del uso de sistemas de reconocimiento facial también se ha extendido hacia la búsqueda automática de fotos de pasaporte por parte de la policía y servicios de inteligencia, algo que solo ocurría previo al año 2017 en casos penales. Por estos hechos, la ONG Sociedad por los derechos civiles interpuso una acción de inconstitucionalidad, pues argumentaron que temen que se esté creando una base de datos nacional de características biométricas. En el mismo sentido se pronunció el comisionado de protección de datos de la ciudad-estado, Johannes Caspar, quien refirió sus temores sobre una utilización arbitraria de esta base de datos de ciudadanos inocentes y la posibilidad de que en algún momento puedan ser comparados con los de ciudadanos sospechosos.

Por el momento dicha tecnología tendrá que recibir el visto bueno de todo el gobierno si quiere avanzar en su utilización, algo que se ve complicado si se toma en cuenta las reservas y el escepticismo que priva en algunos miembros de los socialdemócratas de la coalición gobernante. Situación muy diferente a la de los miembros de los partidos conservadores Unión Social Cristiana y Unión Demócrata Cristiana, esté último de la canciller Angela Merkel.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El control social es una realidad omnipresente en el capitalismo contemporáneo; al interior de esta tendencia general, es preciso observar los clivajes y los matices entre los gobiernos más autoritarios y las sociedades europeas que adoptan de manera paulatina las tecnologías de control social. Junto con los países escandinavos, Alemania juega un papel central, como escenario de resistencias sociales y debates públicos sobre el carácter de dichas tecnologías.