Megaciudades africanas se adaptan a una crisis climática

Cita: 

Niranjan, Ajit [2019], "Megaciudades africanas se adaptan a una crisis climática", Deutsche Welle, Bonn, 12 de diciembre, https://visualstories.dw.com/%C3%A1frica-megaciudades-ecolog%C3%ADa-camb...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Diciembre 12, 2019
Tema: 
Las medidas que están tomando 4 megaciudades africanas para enfrentar la destrucción ambiental.
Idea principal: 

Ajit Niranjan es reportero de Deutsche Welle, cubre temas relacionados con el ambiente y la globalización.


Se estima que hacia 2050, la población africana se duplique en un contexto de agua escasa, aire más sucio e inundaciones más fuertes y más frecuentes, como consecuencia del calentamiento global.

En la actualidad, la población africana ya reconoce efectos nocivos en la calidad de vida debido a los cambios climáticos. La encuesta panafricana realizada por Afrobarómetro indica que dos de cada tres africanos señalan al cambio climático como una causa que está reduciendo su calidad de vida y cerca de la mitad han notado climas más extremos en la última década.

De acuerdo con mediciones de Naciones Unidas y Verisk Maplecroft, las ciudades con mayor crecimiento entre 2018 y 2030 serán las más susceptibles al cambio climático. En África se localizan tres de las megaciudades del mundo: El Cairo, Lagos y Kinshasa, con más de 10 millones de habitantes. Otras, como Luanda, Dar es-Salam, Kampala, Bamako y Uagadugú registran altas tasas de crecimiento demográfico.

Así, al cambio climático se suman los problemas asociados al rápido ritmo de urbanización, como el aumento de desechos y la contaminación. Frente a este escenario, las ciudades africanas han emprendido las siguientes medidas de adaptación.

Manteniéndose fresco en Lagos, Nigeria

Lagos, en Nigeria, es una de las ciudades más grandes de África: tiene entre 13 y 20 millones de habitantes. En Lagos, el verano abarca de diciembre a abril, meses en los que las olas de calor serán más largas, fuertes y frecuentes. Además, con la humedad atmosférica aumenta la sensación térmica, por lo que en verano se tendrían días con temperaturas mayores a 31 grados Celsius.

El aumento de la temperatura puede aumentar el cansancio, exacerbar algunos estados de salud mental, empeorar las enfermedades de corazón, los pulmones y los riñones. Principalmente, el calor extremo puede afectar a niños, ancianos y a las personas que trabajan al aire libre, como trabajadores de la construcción y pescadores.

A pesar de que se ubica cerca del Atlántico, Lagos sufrirá un efecto de “isla de calor urbano”. Esto significa que la temperatura en la ciudad tiende a ser más alta debido a que las enormes infraestructuras urbanas absorben el calor generado por la actividad humana y lo liberan durante la noche.

Aunque el aumento de las temperaturas afectará a todos los habitantes, quienes vivirán la peor parte serán los más pobres. “Las viviendas pobres y amontonadas empeoran el estrés térmico. Construidas con techos de hierro corrugado y paredes de láminas de plástico, las improvisadas casas actúan como hornos, atrapando el calor bajo el sol”.

Además, los gobiernos han actuado en favor del desalojo de poblaciones que permanecen sin vivienda ni refugios. Por ejemplo, entre 2016 y 2017 las autoridades de Lagos desalojaron a más de 30 mil personas de barrios marginales supuestamente para mejorar sus condiciones de vida, sin embargo, estas personas no recibieron ayuda para mejorar su barrio ni su vivienda. Sin aparatos de aire acondicionado ni refrigeradores, viviendo en hacinamiento y sin acceso a agua limpia, las personas con menores ingresos y de barrios precarios tienen menos posibilidades de enfrentar los aumentos de temperaturas.

El gobierno de Lagos también ofreció plantar 10 millones de árboles para 2020 con el objetivo de mantener las temperaturas bajas y limpiar el aire. No obstante, la urgencia de enfrentar el aumento del calor ha llevado a los habitantes a buscar soluciones más rápidas. Retomando las tradiciones arquitectónicas nigerianas, la organización Alianza Africana para el Nuevo Diseño construyó un Centro de formación para niños vulnerables en Gbagada, en las afueras de Lagos. El centro usa bloques de tierra comprimida y refrigeración pasiva, es decir, un diseño que “desvía la energía térmica que se acumula en los edificios hacia ‘disipadores de calor’”. La tierra comprimida, a su vez, permite regular la temperatura, ya que se calienta lentamente durante el día y libera energía durante la noche.

El diseño del Centro representa un regreso a una forma de construcción que “interactúa de forma natural con el calor” y que se aleja de los modelos estadounidenses y europeos que requieren el uso de aparatos de aire acondicionado.

Limpiando en Kampala, Uganda

Kampala es la ciudad africana de mayor crecimiento y se espera que en 13 años duplique su tamaño. Más de la mitad de su población habita viviendas precarias sin acceso a servicios de recolección de basura, públicos o privados, por lo que la basura abunda en las orillas de las carreteras o en los desagües. En la ciudad, existe únicamente un vertedero autorizado donde se amontonan diariamente entre mil y 1 400 toneladas de basura, que representan entre la mitad y dos tercios de los desechos que se generan. De hecho, según las autoridades de Kampala, el vertedero llegó a su límite hace una década.

Al igual que en otras partes del mundo, en Kampala el vertedero de basura representa una fuente de trabajo. La selección de basura, especialmente de plásticos, y su posterior venta a distribuidores y empresas de reciclaje permite a las personas conseguir dinero para alimentar familias enteras.

No obstante, la ausencia de un sistema de recolección de basura puede hacer más difícil enfrentar las consecuencias del cambio climático. Por un lado, el crecimiento urbano ha llevado a la población más pobre a ocupar los humedales de Kampala, por lo que los sumideros que actuaban como desagües naturales se han perdido. Por el otro lado, los residuos al aire libre pueden bloquear corrientes y canales, lo que acentuaría las inundaciones en los asentamientos informales de la ciudad, especialmente en un contexto de lluvias más potentes y más frecuentes debido al cambio del clima. Las inundaciones, a su vez, podrían traducirse en aumento en el riesgo de contagio de cólera y diarrea. “Es un ciclo donde una vulnerabilidad conduce a otro impacto y a otra vulnerabilidad”.

Además, las acciones del gobierno son insuficientes. Para recoger los residuos que se generan en la ciudad, se requerirían por lo menos 65 camiones, pero el gobierno local sólo cuenta con 14. Las personas más pobres no pueden pagar las tarifas que cobran las empresas privadas de recolección de residuos por lo que estas empresas se ocupan primordialmente de los vecindarios ricos, dejando los desechos de los asentamientos pobres en manos del gobierno.

En este escenario, las y los trabajadores informales en el vertedero ganan cada vez más importancia. En efecto, estos trabajadores “ayudan a mantener limpia la ciudad” al separar los materiales que pueden ser reutilizados o reciclados. El plástico y los residuos orgánicos son reutilizados y sirven de base a otros negocios. Por ejemplo, algunas empresas recogen y compactan los residuos orgánicos para generar combustible sólido y otras extraen los nutrientes para convertirlos en fertilizantes.

El gobierno, por su parte, sigue apostando a la educación de la población para reducir la producción de desechos y para fomentar el uso de recolectores privados de basura.

Manteniéndose hidratado en El Cairo, Egipto

Dependiente del río Nilo para consumo humano y para la agricultura, Egipto enfrenta escasez de agua. Los manantiales donde nace la corriente del Nilo se ubican al sur de Egipto, por lo que la presión que ejercen las 45 ciudades que se encuentran a la orilla de este río aumenta con el crecimiento urbano. Por ejemplo, al sur de Egipto, Etiopía está construyendo una enorme presa hidroeléctrica que podría reducir hasta 25% el suministro de agua del Nilo.

De hecho, según Naciones Unidas, Egipto se encuentra por debajo del umbral de pobreza hídrica y dentro de poco podría registrar escasez absoluta de agua.

La construcción de la presa ha generado tensiones entre Egipto, Etiopía y Sudán, país que también sería afectado por la reducción del caudal del Nilo. Con el cambio climático, la evaporación aumentará y modificará los patrones de lluvia, reduciendo aún más el suministro de agua.

El Cairo, una de las ciudades egipcias más importantes, verá agravada esta escasez por su crecimiento demográfico pues se espera que para 2035, esta ciudad cuente con casi 30 millones de habitantes. Actualmente, los habitantes con servicio de agua potable deben soportar que el sistema sólo funcione por 7 horas al día y que los cortes de suministro duren semanas enteras. Además, hay por lo menos 786 hogares que no están conectados a la red pública de agua por lo que deben conseguirla a través de pozos y bombas.

Los habitantes de El Cairo han comenzado a buscar agua subterránea, usando motobombas. No obstante, estas aguas son poco aptas para el consumo humano pues están contaminadas con los residuos industriales y agrícolas.

Por su parte, las autoridades de El Cairo están construyendo plantas de tratamiento de aguas residuales y plantas desalinizadoras para las aguas subterráneas y marítimas; están instalando grifos ahorradores de agua en espacios públicos y edificios gubernamentales, y están arreglando tuberías con fugas o inservibles.

Sin embargo, el problema persistente no se ha resuelto. Alrededor de 80% del agua de Egipto se usa en la agricultura, en particular en cultivos intensivos en agua, como arroz, trigo y tomates. Cabe destacar que según un informe de la organización Transparency Internacional, el ejército egipcio es uno de los grandes propietarios de la tierra en el país y posee varias empresas importantes de agua y agricultura.

Descongestionando el tráfico en Dar es-Salam, Tanzania

Dar es-Salam es otra de las ciudades con mayor crecimiento en África y enfrenta un fuerte problema de congestionamiento vial. Debido a la falta de transporte público, los autos privados y los minubuses informales (dala-dala) inundan las 7 carreteras principales que conectan el centro con las afueras de la ciudad, algunas de las cuales alcanzan una velocidad cercana a 10 km por hora, la velocidad de una persona corriendo.

A pesar de que en 2016 el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo impulsaron el establecimiento de un sistema de autobuses de tránsito rápido con carriles propios alejados de los autos privados, el acceso a éste es bastante restringido debido a su precio. Mientras que los dala-dala cuestan 0.22 dólares, el precio de los autobuses de tránsito rápido es de 0.28 dólares. Además, existen problemas de saturación de pasajeros y de empleo. En efecto, este sistema ha dejado sin empleo a muchos conductores de dala-dala. No obstante, es innegable que los autobuses de tránsito rápido han reducido el tiempo de transporte de la gente y la cantidad de emisiones.

¿Pueden las ciudades africanas adaptarse al cambio climático?

Los efectos del cambio climático pueden poner al límite los esfuerzos de las ciudades africanas por enfrentar la escasez del agua, la acumulación de desechos, el aumento de la temperatura y el congestionamiento vial.

A pesar de que las ciudades que generan más emisiones de gases de carbono se encuentran en América del Norte, Medio Oriente y Australia, las ciudades africanas son las más vulnerables. Además, en África el cambio climático implica una elección entre el crecimiento económico y la mitigación de los efectos del aumento de temperaturas: “si los gobiernos africanos invierten en una fuente [de energía] más cara, robarían al país un dinero necesario para su desarrollo”.

No obstante, África cuenta con una población joven y puede aprender de los errores de otros lugares para construir una infraestructura resistente a los cambios del clima.

Datos cruciales: 

1. Gráfica. La gráfica muestra el grado de vulnerabilidad (baja, media, elevada, extrema) de diversas ciudades en función de su crecimiento demográfico estimado entre 2018 y 2030 (porcentaje). La gráfica muestra una tendencia a que las ciudades con crecimiento demográfico mayor a 50% sufrirán extrema vulnerabilidad a las consecuencias del cambio climático. Tres de las cuatro ciudades que se tratan en el artículo (Lagos, Dar es-Salam y Kampala) se encuentran en situación de vulnerabilidad extrema.

2. Gráficas Temperaturas actuales y Futuras temperaturas con humedad. La primera gráfica muestra que las temperaturas diarias de Lagos en un año se ubican entre los 25 y alrededor de los 30 grados. La segunda gráfica, muestra que con humedad, las temperaturas en todo el año se incrementarán arriba de los 30 grados en invierno y hasta 40 grados durante el verano.

3. En agosto de 2019, Etiopía anunció que había plantado 350 millones de árboles en medio día para mantener temperaturas bajas y aire limpio.

4. Entre 2002 y 2010, los humedales de Kampala cayeron de 18 a 9%, según estimaciones del Banco Mundial.

5. Egipto presenta la sexta menor cantidad de agua por persona en África.

6. Según un estudio realizado en 2018 sobre la huella de carbono, 100 ciudades emiten 18% de las emisiones mundiales de carbono.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto otorga dos elementos para el estudio de capitalismo contemporáneo. Por un lado, los efectos de la destrucción climática en espacios urbanos (escasez de agua, manejo de desechos, congestionamiento vial) y los efectos desiguales que tendrá en diferentes segmentos de la población. Por el otro lado, las estrategias de resistencia que los habitantes de dichos espacios ponen en marcha para adaptarse a los cambios generados por la modificación ecológica en curso.