The Socio-scientific construction of global climate crisis

Cita: 

Paglia, Eric [2018], "The Socio-scientific construction of global climate crisis", Geopolitics, 23(1): 96-123, https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/14650045.2017.1328407?journa...

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Junio, 2018
Tema: 
La construcción de la narrativa sobre la crisis que implica el cambio climático
Idea principal: 

Eric Paglia es historiador ambiental por el Real Instituto de Tecnología (KTH), ubicado en Estocolmo, Suecia. Sus lineas de investigación abarcan la historia y evolución de la gobernanza ambiental global, la gestación de la crisis ambiental, el concepto de Antropoceno, así como el nexo existente entre política y ciencia y sus implicaciones en regiones como el Ártico y otras locaciones.


La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 15 (COP, por sus siglas en ingles) celebrada en Copenhagen durante el año 2009, marcó un antes y un después en torno al tratamiento que venía dándose sobre el cambio climático. Pese a la ausencia de acuerdos contundentes entre las grandes potencias económicas para atajar el problema, la Conferencia fue una muestra de que el tema y las discusiones habían adquirido dimensiones mucho mas relevantes. El acuerdo final que lograron 25 de los 115 jefes de estado al finalizar el evento, mostró que el tema del cambio climático había alcanzado un estrato en la agenda política global que pocos asuntos habían alcanzado hasta ese entonces, instalándose de esta manera la percepción del cambio climático como un problema critico de carácter transnacional con altas implicaciones geopolíticas para ámbitos que van desde el energético, el desarrollo económico, hasta las relaciones internacionales entre el mundo industrializado y los países en vías de desarrollo.

Esta visión sería ratificada seis años mas tarde durante la celebración de la COP 21 en París, Francia, durante la cual el asunto fue enmarcado dentro de la narrativa de “crisis climática”, enfoque que pretendía revestir al tema bajo un carácter de urgencia y de amenaza existencial para la civilización humana. La firma del Acuerdo de París por parte de los países miembros pertenecientes a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), significó entonces el momento en que la comunidad internacional comenzaría a unificar los esfuerzos para hacer frente esta coyuntura crítica.

Para Eric Paglia, el arraigamiento de esta percepción de crisis en torno al cambio climático no se puede entender sino se presta atención a lo ocurrido entre los años 2004 y 2009, periodo en el que se comenzó a trabajar para impulsar la relevancia política del tema e instalarlo en la cima de la agenda de la política internacional. En este sentido, el trabajo de Paglia se vale del enfoque de “securitización” propuesto por la escuela de Copenhagen para analizar y explicar la emergencia de narrativas de amenaza que abordan problemas caracterizados por su ambigüedad y complejidad.

El proceso de “crisificación”, perspectiva propuesta por el propio Paglia, funge entonces como complemento al enfoque de “securitización” para analizar la construcción de amenazas enmarcadas como crisis, a partir del estudio de los distintos actores que intervienen en el proceso, de los dispositivos discursivos que son desplegados en la construcción de las amenazas y del contexto en el que es concebido.

De la securitización a la crisificación: Adaptando un marco establecido para el análisis de construcción de crisis

De acuerdo con la escuela de Copenhagen, el lenguaje es una fuerza performativa que trabaja para destacar ciertos problemas por encima de la política diaria. En este sentido, los problemas de seguridad no son realidades dadas, sino el resultado de una construcción social de las amenazas que ciertos actores consideran como prioritarias por sobre los demás asuntos de la agenda política pública. Discursos, documentales, editoriales, publicaciones de ciencia ficción, entre otros, son todos actos discursivos que están encaminados a convencer a la audiencia que dados asuntos son de hecho problemas de seguridad, y que por lo tanto requieren de la mayor importancia política. Si la audiencia considera la validez de tales actos, el asunto está por definición “securitizado”.

En este mismo sentido esta situada la perspectiva de Thierry Balzaqc sobre el proceso de “securitización”, al cual considera como un ensamble de practicas articuladas mediante el cual una serie de artefactos heurísticos son movilizados contextualmente por un actor “securitizador”, el cual trabaja para incitar a la audiencia a elaborar una red de implicaciones coherentes sobre la vulnerabilidad critica de un objeto dado, invistiéndolo de un aura amenazante sin precedente que debe ser bloqueado mediante la implementación de una política acorde con la situación. En este proceso intervienen los actores que proponen el status de seguridad de un asunto; los artefactos heurísticos movilizados; y el contexto social e histórico en el cual el discurso “securitizador” es situado.

Este es el marco base que sirve a Paglia para hablar del proceso de “crisificación” y no de “securitización” en materia de cambio climático, pues aunque ambos comparten cierta familiaridad conceptual como significantes de una amenaza urgente que pone en jaque el núcleo de ciertos valores sociales, el enfoque de ”securitización” reclamaría el uso de medidas duras que muchos considerarían problemáticas y no deseadas. Por su parte, el discurso de crisis climática transmite cierta sensación de urgencia, amenaza existencial y prioridad política, pero sin la necesidad de construir cierta asociación con la actividad militar, por ejemplo.

Es bajo esta perspectiva que el proceso de “crisificación” puede ser entendido como un discurso especializado dentro del proceso mucho mas amplio de “securitización”, el cual a su vez brinda un enfoque bien desarrollado para analizar la especificidad del discurso de cambio climático y como contribuyó al rápido ascenso en la agenda global durante los años previos a la celebración de la COP en Copenhagen.

El discurso transnacional del cambio climático

La articulación y difusión del discurso del cambio climático es un fenómeno transnacional que se cimienta en una amplia participación de diversos actores, los cuales despliegan una serie de actos discursivos que tiene como fin último captar la atención tanto de una audiencia global como el interés de las élites políticas globales. De acuerdo con Buzan y Waever, estos actores estarían desenvolviéndose en el nivel macro de la “securitización”, dado que el cambio climático representaría desde el punto de vista de ellos una amenaza física de carácter universal que pondría en peligro el destino mismo de la humanidad.

Esta comunidad de actores encargada de generar una narrativa critica a nivel macro, está conformada por una serie de expertos contribuyentes (científicos ambientales) que aportan la evidencia cuantitativa y convincente de la disrupción antropocénica en el sistema climático, pero también por expertos en interacción, los cuales van desde actores sociales prominentes como autores, activistas e intelectuales públicos que se adhieren al consenso científico y difunden la amenaza del cambio climático a una amplia audiencia. De está manera, cada uno contribuye desde su respectiva área de experiencia y posición social como autoridades científicas y cómo habilidosos comunicadores en la esfera pública.

Percepciones de la crisis y cambio climático

Esta dupla de actores (expertos contribuyentes y expertos en interacción) resulta particularmente útil en situaciones donde todavía permanece cierta opacidad y naturaleza difusa sobre la crisis que se pretende dilucidar.

La reformulación del ambiente como un sistema global no se presentó sino hasta la década de los años 80, cuando los avances en el modelado atmosférico permitieron superar aquella imagen que concebía al ambiente como un agregado de climas locales. Esta situación fue el preámbulo para la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en ingles), órgano rector de la comunidad de científicos sobre el cambio climático y actor privilegiado en la moderación de ciencia, discursos públicos y políticas en la materia.

Sin embargo, la tarea de convencer a una amplia audiencia sobre la situación critica que entraña el cambio climático sigue siendo un desafío significativo, particularmente si se toma en cuenta lo establecido por la Paradoja de Guidens, la cual indica que las acciones políticas y sociales contra el cambio climático son obstaculizadas por su relativa intangibilidad, invisibilidad y falta de inmediatez. Debido a esta ambigüedad y ante la ausencia de un momento singularmente definitivo que pudiera señalar que el cambio climático ha alcanzado proporciones catastróficas, la “crisificación” del cambio climático requiere una intervención social significativa de actores particulares que moldeen la percepción de la crisis.

Al respecto, la primera década del siglo XXI dio muestras significativas de como los enfoques de seguridad sobre el cambio climático fueron ganando terreno gracias a publicaciones que enfatizaban las implicaciones directas del cambio climático en ámbitos como conflictos armados, escasez de agua y alimento, flujos desestabilizadores de refugiados y seguridad nacional. Mientras que aquellos que enmarcaban al cambio climático dentro del enfoque de crisis, tales como los propuestos por Al Gore, generaron una reacción significativa y contribuyeron a posicionar el tema, por lo menos ante la audiencia norteamericana.

Actores

No obstante, una mirada mucho mas histórica apuntaría a observar el trabajo que desde la comunidad científica se ha venido generando para posicionar el tema, pues más que ser aplicada, la ciencia ha contribuido en la construcción del tema como un asunto crítico de interés público. Siendo a su vez una muestra de que la ciencia ha dado un paso más allá de aquella vieja visión en la cual la ciencia era conducida de forma separada de la sociedad. Desde sus discursos de autoridad y su posición privilegiada, la ciencia “post normal” ha dado muestras de su capacidad para articular amenazas e influenciar las agendas políticas ahí donde los hechos son inciertos, los valores están en disputa, los riesgos son altos y las decisiones son urgentes.

Siguiendo con esta linea, la modelación matemática de escenarios que comenzó durante la década de los años 60-70s, y que alcanzó su pico máximo durante la década de los años 90, fueron uno de los elementos clave que motivaron a gran parte de la comunidad científica a compartir sus preocupaciones con el resto de la sociedad, tal como en los casos de James Hanses y Stephen Schneider, ambos fieles abogadores de una política contra el cambio climático. Mientras que el primero sirvió como asesor del exitoso documental sobre el cambio climático, An inconvinient truth y pasó a la historia por su testimonio sobre cambio climático ante el Senado de los Estados Unidos en 1988, el segundo también destaca por sus contribuciones científicas sobre la materia al espectro mediático desde la década de los años 70.

Bajo el auspicio de la IPCC como órgano aglutinador de la comunidad científica, el consenso sobre el cambio climático y su relación con el Antropoceno fue migrando mas allá de las instituciones científicas. Economistas, periodistas, activistas, directores de cine, políticos, entre otros, se encontraron convencidos ante la evidencia científica presentada, al mismo tiempo que cada uno aportó a la difusión sobre el cambio climático para el público general. Aunque cada uno aborda el problema desde perspectivas distintas y propone alternativas que pueden ser más o menos efectivas o deseables, todos comparten el hecho de que el Antropoceno es ya una realidad y demanda transformaciones socioeconómicas, políticas y tecnológicas.

No obstante, la articulación de una comunidad científica como la IPCC ha tenido como contra-parte el desarrollo de una especie de reticencia científica que orilla a los miembros a comunicar los resultados con precaución y cautela ante las restricciones normativas propias del campo científico, tales como la objetividad y el desapego pasional por el tema. Esta aversión a articular el riesgo mediante un lenguaje alarmante se observa claramente en el mandato de la IPCC, el cual establece el deber de informar mas no de prescribir políticas. Como resultado de esto, el IPCC ha venido enfrentando dificultades importantes para encontrar métodos apropiados de comunicación que difundan la incertidumbre científica, mucha de la cual termina convirtiéndose en confusión y en malentendidos.

Es por esto que la intervención de los expertos en interacción resulta de suma importancia al momento de articular de forma directa y en términos dramáticos el potencial crítico del cambio climático, pues estos actores son poseedores de una “voz privilegiada” que representa una forma alternativa de “autoridad”, al mismo tiempo que contextualiza y amplifica la narrativa del cambio climático para el público, los medios y los elaboradores de política públicas.

Articulaciones y artefactos

El marco dominante que ambos actores utilizan es el relacionado con la representación del cambio climático como una emergencia planetaria, valiéndose de recursos retóricos que lo equiparan a un acercamiento apocalíptico y de una amenaza inusitada para la civilización humana. Fábula arquetípica que contiene incluso cierta urgencia evangélica.

Sin embargo, el lenguaje cuantitativo proveniente desde la ciencia desarrolla un papel igual de importante al momento de invocar el riesgo latente, sea mediante las elaboraciones centradas en datos o mediante la confección de artefactos representativos de los principales elementos del discurso del cambio climático. El desarrollo de instrumentos, métodos y modelos que generan e interpretan los datos existentes, han permitido complementar aquella visión en la cual el cambio climático era visto como un fenómeno geofísico que involucraba una relación entre el dióxido de carbono y la temperatura.

La cuantificación de la información brindó una oportunidad esencial para evaluar las amenazas ambientales, y ha sido altamente relevante para anclar los dispositivos discursivos que favorezcan el debate social y la negociación internacional, teniendo como eje articulador de las narrativas climáticas las mediciones globales de la temperatura y de las emisiones de dióxido de carbono.

A su vez, la modelación de escenarios que describan los futuros cambios plausibles y que identifiquen las implicaciones de las distintas opciones de política, han resultado un elemento lo suficiente convincente para orillar a los formuladores de políticas a tomar acciones, tales como los distintos reportes de evaluación realizados por el IPCC, en los cuales también están desplegados dispositivos heurísticos que dilucidan posibles escenarios catastróficos.

Factores contextuales

Paglia indica que el origen del discurso de la catástrofe climática puede ser rastreado desde finales de la década de los años 80, periodo en el que al mismo tiempo que se consolidaba la opinión científica sobre el tema, sucedía el desmoronamiento de la Unión Soviética, situación que permitió desplazar el temor a la guerra nuclear como el miedo apocalíptico predominante.

Esta conexión entre clima extremo y una meta-narrativa catastrófica tiene todo un sentido, dado que genera reacciones de convencimiento y provoca como resultado final la movilización de la acción política. Sobre esto, existen ciertas metáforas que ilustran el trasfondo que implica de dicha conexión, tales como la ejemplificación del canario en la mina de carbón utilizada por Richard Hamblyn para ligar los desastres relacionados con el clima. Bajo esta premisa, todo el conglomerado de vivencias científicas y metereológicas acumuladas en las últimas décadas del siglo XX contribuyeron a moldear el contexto cultural que permitió convertir al cambio climático en la "gran historia".

Gran parte de esto radica en la participación oportuna, tanto de los expertos contribuyentes como de los expertos en interacción, para el establecimiento de una conexión entre la emergencia de una serie de desastres naturales y el cambio climático. Trabajos como los vertidos en la Stern Review o en el Cuarto Informe de Evaluación del IPCC, así como la publicación de Mark Lynas,High Tide en 2004 y la exhibición del documental realizado por Fanny Armstrong, "The age of Stupid" en 2007, son algunos ejemplos de esta mancuerna colaborativa.

Sin embargo, el allanamiento del terreno para que el discurso de crisis arraigara en el público general no se debe solo a la acumulación de evidencia, a las intervenciones o a la emergencia de extraordinarios eventos climáticos. Junto a este panorama también coincidieron una serie de contingencias de carácter geopolítico que sacudieron a la primera década del siglo XXI y que permitieron percibir a la COP 15 como la ocasión perfecta para situar a la gestión de la crisis climática en el centro de la discusión pública.

Conclusión

Bajo esta panorámica, el análisis del lugar destacado que el termino crisis desempeña en el discurso climático contribuye a una explicación más completa sobre cómo el cambio climático llegó a ser una amenaza global urgente. Tanto el proceso de “crisificación” como el despliegue del discurso sobre la crisis climática, implicó el establecimiento de un nexo entre el conocimiento científico, que necesitó ser movilizado y mediatizado por una serie de actos provenientes desde una amplia comunidad epistémica de expertos interdependientes para discernir incipientes amenazas que de otra manera sería invisibles o ambiguas para el público, y para los formuladores de políticas.

Este proceso de co-construcción social de la percepción de la crisis, resulta fundamental para entender cómo es que la celebración de la COP 15 en Copenhagen llegó a ser percibida como una oportunidad para la gestión de la crisis climática, consolidándose seis años más tarde durante la celebración de la COP 21 en París como el momento culminante en el que se alcanzó un acuerdo global para reducir las emisiones contaminantes, implementar sistemas renovables de energía y limitar el incremento de la temperatura alrededor de los 2° Celsius.

Datos cruciales: 

1. De acuerdo con Eric Paglia, entre los dispositivos discursivos generados para posicionar el debate sobre el cambio climático se encuentran las concentraciones de CO2 expresadas en partes por millón; la Curva de Keeling que muestra las variaciones en las concentraciones de CO2 desde 1958; el método diseñado por el Instituto Godard de Estudios Espaciales de la NASA para promediar una temperatura media global desde 1880; la iniciativa de la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de Anglia del Este para cuantificar la escala global de calentamiento y proveer criterios para comparar las temperaturas actuales respecto de los periodos previos en la historia de la Tierra; así como la adopción de la barrera de los 2° centígrados como punto de referencia por parte de los países miembros de la UNFCCC durante la COP 15 celebrada en Copenhagen.

2. Entre los desastres naturales que permitieron establecer el contexto propicio para el recibimiento del discurso sobre la crisis climática se encuentran la llegada del Huracán Katrina en 2005; la ola de calor en Europa durante el año 2003; la gran sequía en Australia durante el año 2006; el trasfondo climático durante el Conflicto de Darfur; la crisis alimentaria entre 2007-2008; así como la cobertura mediática a eventos como el deshielo en el Ártico en 2004.

3. Entre los eventos de carácter geopolítico que abonaron a la meta-narrativa de la crisis se encuentran los ataques terroristas en Estados Unidos, Londres y Madrid; el tsunami en India durante el año 2004; el shock de los precios del petróleo durante los años 2007-08; la invasión y ocupación de Irak; el colapso financiero en Estados Unidos durante los años 2008-09; al igual que la pandemia de la influenza H1N1 en 2009.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Una de las virtudes del texto de Paglia radica en brindar elementos teóricos que potencialmente puedan ser aplicados para analizar casos en los que ciertos actores usan el proceso de “securitización” para construir amenazas a partir de enmarcarlas como crisis. Tal como el mismo Paglia lo indica, este mismo marco podría ser utilizado para analizar aquellos problemas geopolíticos en sectores no militares tales como finanzas internacionales, salud pública, migratorios y ambientales. La "securitización" como construcción social de relaciones de poderes.