World revolution or socialism, community by community, in the Anthropocene?

Cita: 

Sklair, Leslie [2019], “World revolution or socialism, community by community, in the Anthropocene?”, Globalizations, 16 (7): 1012-1019, https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/14747731.2019.1651532#aHR0c...

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Agosto, 2019
Tema: 
La incapacidad de los modelos actuales para sortear la crisis civilizatoria
Idea principal: 

Leslie Sklair es profesor emérito de sociología en la London School of Economics. Ademas de trabajar en temáticas como clases capitalistas transnacionales, globalización capitalista o ideología cultural del consumismo, coordina un proyecto de investigación internacional sobre como el Antropoceno esta siendo reportado en los medios de comunicación alrededor del mundo.


¿Existe la posibilidad de que hoy en día pueda darse la celebración de una Quinta Internacional que pueda hacer frente al pleno consumismo capitalista y su sistema integral de estados-nación? En opinión de Leslie Sklair, la respuesta es negativa.

Tanto el marco democrático neoliberal como la resistencia del capitalismo ante las crisis económicas de los últimos años, son algunos de los elementos que la clase capitalista transnacional ha tomado a su favor para fijar su posición. Aunado a esto, el hecho de pensar en el carácter “internacional” de dicha iniciativa, necesariamente involucraría el utilizar los canales desacreditados que ofrecen los estados-nación, los cuales solo funcionan óptimamente para pequeñas porciones de la población.

Mas bien, la pregunta que se realiza Sklair en torno a la Quinta Internacional gira en torno a la clase de socialismo que se quiere alcanzar, particularmente en un contexto en el que la situación critica que atraviesa el planeta como resultado del Antropoceno solo permite el desarrollo de sociedades comunitarias de pequeña escala que tengan como horizonte el ser menos destructivas y menos jerárquicas, tanto en lo social como económico. Todo esto ante el contexto grave que atraviesa la civilización y que solo ofrece como horizontes de resolución el predomino de la ideología de mercado, las tentativas reformistas del sistema o la aspiración sobreviviente de establecer un estado dirigido por los trabajadores -opciones todas enmarcadas bajo la lógica estatal colonizada por el capitalismo-.

¿Cómo alcanzar algo mejor que la globalización capitalista y el sistema internacional de estados jerárquicos que están encerrados en un ciclo sin fin de crecimiento obsesivo y de persecución de guerras?

¿Que hay por hacer?

Tal vez uno de los desafíos mas importantes a vencer sea el de superar aquella vieja visión que tiene como objetivo el lograr la revolución socialista global o la conquista del socialismo en un solo país, pues ambas estrategias parecer ser estar condenadas al fracaso. Esto como consecuencia del triunfo de las clases transnacionales capitalistas tras la caída del comunismo y su versión alternativa de progreso económico y social. Incluso allí donde ocurrieron experiencias en las que tuvo lugar la dictadura del proletariado, como en la Unión Sovietica o China, lo que ocurrió no fue sino la instalación de nuevas clases burócratas que no produjeron la extinción del estado. Por el contrario, en contubernio con las élites corporativas, políticas, financieras y consumistas, fueron las encargadas de conducir la globalización capitalista. Mas que ser una solución, resultaron ser parte del problema.

En aras de abandonar aquella esperanza de desafiar a la alianza hegemónica del capital a través del Estado, resulta indispensable recurrir a los valores potenciales que existen ya en la sociedad global pero que se ven menoscabados por las necesidades de la globalización capitalista: el trabajo y la cooperación en equipo; principios administrativos del planeta para el bien común; principios de amistad y ayuda internacional; genuina responsabilidad corporativa; dignidad laboral y revalorización del trabajo, son algunas de estas tendencias que permanecen latentes.

Alternativas a la globalización capitalista

El aforismo que indica “es más fácil imaginar el fin de la humanidad que el fin del capitalismo” necesariamente debe ser el punto de partida para reconceptualizar lo que podría ser el desarrollo del socialismo democrático en el siglo XXI.

Las enormes empresas transnacionales y los enormes estados burocráticos, sostenidos mediante las grandes organizaciones que proveen bienes y servicios de consumo, son los principales promotores de las dinámicas destructivas a nivel individual, comunitario y planetario. Como contraparte, Sklair lanza la propuesta de establecer sociedades de menor escala que renieguen del poder hegemónico capitalista y que opten por una alternativa de globalización socialista, radical y progresiva, que tenga como base el establecimiento de redes de pequeñas cooperativas de productores-consumidores en las cuales se colabore para lograr una variedad de tareas sociales.

Lograr este proyecto, que tendría como resultados la reconexión con la naturaleza, comunidades muchos mas responsables y estándares de vida mucho mas decentes, requerirá no solo el ralentizar el capitalismo mediante el rechazo de los mecanismos de mercado, sino del establecimiento de nuevos modos de producción basados en principios y mentalidades totalmente diferentes.

Prospectivas para el cambio a largo plazo

Con todo, el cambio no promete ser rápido. La creación de nuevas mentalidades es un proyecto que requiere generaciones, especialmente si se quiere revertir la ideología cultural del consumismo y el anhelo de las recompensas materiales que viene aparejado.

Sin embargo, un primer paso hacia esta transición apuntaría al establecimiento de millones de cooperativas a pequeña escala, establecidos como enclaves alrededor del mundo, las cuales serían las encargadas de gestionar una diversidad de servicios como alimento, transporte, educación y habilidades, salud, así como servicios energéticos. Del éxito de estos pequeños grupos de trabajo dependerá la emergencia y desarrollo de estas cooperativas. Aunque la transición desde la actual forma hegemónica del capitalismo-estado promete ser lenta y problemática, el resultado de reconstruir comunidades promete arrojar la creación de nuevas formas democráticas más genuinas en lo económico, en lo social y en lo referente a la organización política. Para esto, los movimientos sociales progresistas desempeñaran un rol sumamente crucial, siempre y cuando desarrollen la habilidad de pensar por fuera de los márgenes del Estado, pues este último ha sido el factor principal para que muchos movimientos radicales de izquierda terminen siendo aislados e inefectivos.

El rechazo al credo y a la ideología capitalista, así como la lucha por la creación de nuevas formas de organización política, económica y cultural, son pasos necesarios si se quiere refutar, minar o ignorar la lógica del mercado y del Estado jerárquico. El capitalismo y el Estado eventualmente perecerán.

Crecimiento y decrecimiento

Aunque existe una gran producción de investigación que es critica de ciertas facetas del capitalismo, pocas ponen en cuestión al sistema mismo o tratan de visualizar una sociedad no capitalista. Gran parte de esto radica en la fijación que gira en torno a los dogmas del crecimiento cada vez mayor, la globalización capitalista, la ortodoxia marxista-leninista, la social democracia y el estado de desarrollo.

Poca atención se le ha prestado a una idea relativamente nueva y que apunta a la descolonización del imaginario del crecimiento, encarnada en la teoría del decrecimiento. Esto es, remplazar la fijación por el continuo crecimiento económico y la ideología consumista como fines últimos, mediante el establecimiento de una cultura de los derechos humanos y de la responsabilidad, que apunte al compromiso con estándares de vida sustentables para todos.

Pero para lograr este cometido, resulta necesario que todos aquellas criticas existentes del capitalismo abandonen la esperanza de que los movimientos progresistas triunfen mediante la confrontación directa con el mercado. Aunque las cooperativas tendrían como meta la provisión de sustento para todos sus miembros en una forma de economía no monetizada, la transición hacia este tipo de organización requerirá que algunos continúen participando del mercado laboral capitalista, de la misma forma en que la participación por medio de las vías democrático-electorales seguirá siendo necesaria si se quiere cimentar las bases para este tipo de transición.

Revisitando el pensamiento anarquista sobre el Estado y la jerarquía

Valiendose de una cita del anarquista británico Colin Ward, Sklair indica que la capacidad de una sociedad para organizarse a si misma sin necesidad de una autoridad es una forma de organización que existe y que esta enraizada tanto en la experiencia de la vida cotidiana como en la naturaleza cooperativa de la humanidad. Operar toda una red de cooperativas requiere que la gente que participe en ellas vivan su vida acorde con los valores de las comunidades socialistas.

Entre estos valores se encuentra el de abolir la necesidad del dinero y todos los modos de intercambio que tiene que ver con lo que Marx identificó como el tiempo de trabajo socialmente necesario, raíz de toda explotación capitalista. Alcanzar aquella máxima que establece “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”, necesariamente implica la no existencia de dinero, del intercambio en base a las equivalencias, o del racionamiento. El tomar lo que se necesite y dar lo que se pueda, es la mejor manera en que la gente puede decidir la forma de vivir en comunidad que a su vez sea respetuosa de los limites naturales y del resto del mundo.

Trabajo de Fuentes: 

Goodway, David [2006], Anarchist Seeds Beneath the Snow, Londres, PM Press, 448 pp.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El planteamiento central del texto de Sklair gira en torno a la imposibilidad para sostener el ritmo actual de desarrollo capitalista sin que este implosione en algún momento dado. Ante el impasse que enfrenta la actual crisis civilizadora, la propuesta teórica del decrecimiento y el establecimiento de comunidades representa una veta sugerente sobre otro tipo de alternativas que pueden generarse desde abajo, al mismo tiempo que brinda elementos para desmontar aquellas narrativas que plantean la reforma y el progresismo como supuestos horizontes de resolución.