What happened after an explosion at a Russian disease research lab called VECTOR

Cita: 

Lentzos, Filipa [2019], "What happened after an explosion at a Russian disease research lab called VECTOR", Bulletin of the atomic scientists, Chicago, 27 de noviembre, https://thebulletin.org/2019/11/what-happened-after-an-explosion-at-a-ru...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Miércoles, Noviembre 27, 2019
Tema: 
Explosión en Vector, laboratorio de la era soviética, causa revuelo sobre sus consecuencias.
Idea principal: 

Filippa Lentzos es investigadora principal en los Departamentos de Estudios de la guerra y salud global, así como de Medicina social en el King’s College de Londres. Su investigación se centra en las amenazas biológicas, la seguridad y la gobernanza de las tecnologías emergentes en las ciencias de la vida.


Un enorme campus de virología de la era soviética en Siberia llamado Vector explotó en septiembre de 2019, levantando preocupaciones sobre la afectación a laboratorios que contenían peligrosos virus. Los expertos en bioseguridad cuestionaron si fue un ataque deliberado y los analistas de seguridad internacional deliberaron sobre cómo leer la situación ya que 40 años atrás las infracciones de seguridad causaron un brote de ántrax mortal en la Unión Soviética.

Aunque no se sabe con claridad cuál fue el daño a las instalaciones, existe una fuerte preocupación sobre la instalación que alberga el virus de viruela. Según los informes de los medios, la administración de Vector aseguró a la Organización Mundial de la Salud (OMS), organización que monitorea el repositorio, que el depósito de viruela no se había visto afectado.

A pesar de que la Unión Soviética firmó la Convención de armas biológicas de 1975, un tratado internacional que prohíbe las armas biológicas, Vector fue el centro de trabajo sobre guerra biológica que acogió a muchos de los expertos internacionales. La fachada pública de Vector era el desarrollo de pesticidas biológicos para uso agrícola y sólo un puñado de personas sabía que su misión era investigar, desarrollar y probar virus para armas biológicas (ver Dato crucial 1).

Con el colapso de la Unión Soviética en 1990, la comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, impulsaron un programa para desmantelar la infraestructura del programa soviético de armas biológicas. Jens Kuhn, un virólogo alemán patrocinado por el Pentágono, fue el primer científico occidental en ingresar a Vector en julio de 2001. Kuhn descubrió que, contrariamente a los temores que había escuchado en Occidente, Vector operaba de manera segura. Los problemas de seguridad se debieron principalmente a los recursos limitados y no a la falta de experiencia en el manejo de patógenos.

Veinte años después, las condiciones eran muy diferentes. En 2009, el informe de inspección de viruela de la OMS sobre Vector señalaba que el estado de los pisos en el laboratorio de máxima contención era bueno. El reporte de 2012 continúa observando un alto estándar de acabados superficiales en la sala de tratamiento de efluentes y mejoras en el vivero. El informe de 2016 apunta que se realizaron varios trabajos de reparación y reemplazo, así como una modernización continua.

La habitación donde ocurrió la explosión estaba siendo renovada, lo cual le da cierta credibilidad a la historia de la explosión. Sin embargo, algunos argumentan que el interés de renovar y mantener el buen estado de la infraestructura donde se encuentra Vector podría venir de las nuevas fuentes de financiación en un momento en el que el interés militar y la inversión en el ámbito biológico aumentan.

Por otra parte, la nota cuestiona si la explosión pudo haber liberado accidentalmente patógenos altamente contagiosos al medio ambiente que podrían desencadenar una epidemia. En el caso de Vector, no hubo personal infectado ni signos de algún brote que pudieran ser un riesgo para la salud pública; el incidente tampoco requirió una notificación formal a la OMS, a pesar de que el Reglamento Sanitario Internacional obliga a los países a notificar sobre alertas de brotes.

Se señala que aunque hay mecanismos internacionales para lidiar con la salud y seguridad internacionales, la OMS puede aprender que en tales situaciones debe conocer la situación de primera mano y no a través de los medios de comunicación.

El artículo también propone que la comunidad internacional podría hacer cambios en la forma en la que la OMS supervisa los laboratorios como Vector. Por ejemplo, las reuniones periódicas del Comité Asesor de la OMS sobre la investigación del virus de la viruela podrían usarse como un foro para presentar incidentes relevantes al comité de expertos, en lugar de esperar el seguimiento a las inspecciones que se hacen cada dos años.

Además, Rusia podría informar más sobre sus actividades en este ámbito para fomentar la confianza de la Convención sobre las armas biológicas al proporcionar una mejor comprensión de las intenciones detrás de sus actividades. Los miembros de la Convención podrían, por su parte, hacer un mejor uso de los procedimientos informales de consulta para iniciar conversaciones sobre proyectos de biodefensa. Finalmente, el Reglamento sanitario internacional podría introducir revisiones periódicas para garantizar que se adapten a los cambios en la ciencia, la tecnología y la política.

Datos cruciales: 

1. En su libro seminal El Programa de Armas Biológicas Soviéticas, Milton Leitenberg y Ray Zilinskas estimaron en 1990, Vector tenía la capacidad de producir dos toneladas anuales de virus de la viruela como arma.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La nota señala cómo la investigación virológica puede convertirse en una latente producción de armas biológicas. Este es un tema delicado de seguridad internacional que debería ser tratado de mejor forma por el Derecho Internacional Público para que exista una mejor coordinación internacional que no ponga en riesgo la salud pública.