The digital divide. Different views of AI fuel distrust between China and America

Cita: 

The Economist [2020], "The digital divide. Different views of AI fuel distrust between China and America", The Economist, London, 16 de enero, https://www.economist.com/china/2020/01/16/different-views-of-ai-fuel-di...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Enero 16, 2020
Tema: 
La inteligencia artificial como elemento disruptivo en la guerra y las dificultades para que Estados Unidos y China alcancen acuerdos al respecto.
Idea principal: 

La rivalidad actual entre Estados Unidos y China tiene múltiples aristas. Una de ellas está relacionada con la inteligencia artificial y con su uso militar. Estas tecnologías amenazan con desestabilizar el “balance estratégico global” al ofrecer maneras para desmontar la defensa y posibilidad de ataque del adversario, incluso si tiene armas nucleares. La desconfianza entre las partes aumenta debido a que se trata de una tecnología nueva, cuyo uso no ha sido probado.

En un informe presentado en noviembre por la Comisión nacional de seguridad sobre inteligencia artificial de Estados Unidos se discuten las maneras en que los sistemas de inteligencia artificial podrían modificar los balances globales de poder. El reporte de la Comisión (que es presidida por Eric Schmidt, exjefe en Google, y Robert Work, subsecretario de Defensa de 2014 a 2017) enfatiza la capacidad de la inteligencia artificial para encontrar patrones en grandes series de datos. En un contexto militar, esta capacidad permitiría a la inteligencia artificial encontrar submarinos nucleares sigilosos y destruirlos. De esta manera, al identificar activos militares clave que antes no eran vulnerables, la inteligencia artificial pondría en cuestión la disuasión mutua que caracterizó a la guerra fría, cuando Estados Unidos y la URSS sabían que una guerra nuclear sería mutuamente catastrófica. Incluso, según el informe, esto podría generar incentivos para que en un contexto de crisis los estados busquen ser los primeros en llevar a cabo ataques destructivos.

No sólo los estadounidenses están sorprendidos por el potencial de la inteligencia artificial. También algunos funcionarios y académicos chinos han alertado sobre sus peligros. Puesto que la administración Trump cortó muchas vías de comunicación entre Estados Unidos y China, las conversaciones sobre el tema involucran, por un lado, a funcionarios y militares retirados de Estados Unidos y, por otro, a agentes de inteligencia, militares, académicos y diplomáticos chinos. Los funcionarios chinos están analizando iniciativas como la “Convención digital de Génova”, propuesta por Microsoft. Esta iniciativa plantea que los estados renuncien a hacer ciberataques sobre infraestructura crítica como centrales eléctricas, hospitales o el sistema financiero internacional. La inteligencia artificial facilitaría identificar y explotar las vulnerabilidades de esas infraestructuras.

Un obstáculo para llegar a acuerdos de ese tipo es que fijar reglas verificables sobre la inteligencia artificial es muy difícil. A diferencia de lo que sucede con las armas nucleares, que pueden ser contabilizadas por inspectores, los sistemas de inteligencia artificial no pueden ser contados y es complejo verificar sus capacidades. Por otra parte, aunque Estados Unidos y China reconocen la necesidad de la cooperación tecnológica para hacer frente a problemas como el tráfico de fentanilo (una droga sintética), los funcionarios estadounidenses muestran reticencia a colaborar con un estado no democrático como el chino que utiliza los sistemas de inteligencia artificial para la vigilar a la población y para violar derechos humanos.

Los funcionarios de Pekín sostienen que las aplicaciones militares de la inteligencia artificial por parte de China están al menos dos décadas detrás de las de Estados Unidos, por lo que este país no tiene motivos para preocuparse. Un funcionario afirmó: “En general, China quiere aprender de Estados Unidos, mientras Estados Unidos ve a China como un rival”. En Estados Unidos, en cambio, consideran que subestimar las capacidades tecnológicas de China permitiría que ese país continúe afirmando su dominio en inteligencia artificial a la vez que se haría caso omiso de los riesgos que ello implica. La cooperación exigirá que ambas partes contribuyan a salir de la lógica de desconfianza.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Una de las transformaciones tecnológicas y organizativas más importantes por las que atraviesa la guerra en la actualidad, consiste en el desarrollo de los sistemas de armas autónomos (sistemas de armas con inteligencia artificial capaces de identificar, localizar y atacar objetivos sin necesidad de intervención humana). Los sistemas de armas autónomos, representan una mutación en la naturaleza de la guerra y en los medios para llevarla a cabo. Los sistemas de armas autónomos y las tecnologías que los hacen posibles son claves en la competencia por el liderazgo tecnológico, en la pugna por la supremacía militar y en la disputa por la hegemonía mundial. Representan un avance hacia la abstracción de la vida social; aunque los imaginarios espectacularizados destacan la autonomía total de los sistemas automáticos (automatismos que ya no dependen de los humanos para funcionar y reproducirse) como el horizonte generalmente distópico, es preciso dar un paso atrás para reflexionar sobre la importancia estratégica de las tecnologías y sus creadores que hoy día ya permiten operaciones sin supervisión humana: se trata de instancias y ámbitos en que pueden surgir nuevos sujetos dominantes y antagonistas, un escenario de disputa por el gran poder capitalista.

Más sobre el uso de la inteligencia artificial en la guerra y sobre los sistemas de armas autónomos: https://www.alainet.org/sites/default/files/alem_544.pdf.