How China Obtains American Trade Secrets

Cita: 

Bradsher, Keith [2020], "How China Obtains American Trade Secrets", The New York Times, New York, 15 de enero, https://www.nytimes.com/2020/01/15/business/china-technology-transfer.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Miércoles, Enero 15, 2020
Tema: 
La disputa entre Estados Unidos y China por el control de la hegemonía tecnologica
Idea principal: 

Keith Bradsher es reportero de negocios y economía y jefe de la oficina de Shanghai del New York Times.


Uno de los principales asuntos que se trataron en la firma del nuevo acuerdo comercial entre Washington y Beijing tiene que ver con las tácticas usadas por China para conseguir la tecnología de empresas radicadas en Occidente. Algo que posiblemente no se resuelva con la firma de un tratado comercial.

El robo de tecnología fue uno de los principales asuntos que motivó al presidente Donald Trump a emprender una disputa comercial con el gigante asiático, todo con la finalidad de detener una serie de practicas relacionadas con forzar a las compañías para ceder tecnología, algo que las empresas occidentales ya habían reportado. Sin embargo, en el fondo de dichas cuestiones se encuentra la capacidad que ha mostrado China para adquirir tecnología y construir rivales competitivos para las compañías norteamericanas, a través del otorgamiento masivo de subsidios gubernamentales.

Pese a que el gobierno chino ha negado tal situación, tras indicar que las compañías ceden voluntariamente su tecnología como garantía para acceder al vasto y creciente mercado asiático, autoridades chinas han hecho acuse de recibo de los reclamos y han indicado que tomarán las medidas adecuadas para atajar el problema. Todo esto podría hacer mas interesante la firma de un acuerdo para los negocios norteamericanos.

¿Como obtiene China la tecnología?

Entre las acusaciones realizadas por autoridades norteamericanas se encuentran las relacionadas con la realización de ataques cibernéticos y otros mecanismos de robo directo para obtener los secretos corporativos norteamericanos. No obstante, también existe la preocupación entre algunos funcionarios de que las compañías chinas simplemente estén comprando el acceso mediante la celebración de acuerdos corporativos. Mientras que algunas compañías norteamericanas han acusado que compañías chinas utilizan tácticas sutiles para lograr acceder a tal valiosa tecnología.

Los requerimientos que China establece para que empresas extranjeras puedan hacer negocios en el país asiático usualmente requieren el establecimiento de empresas conjuntas con compañías locales. Algunas otras veces, los requerimientos establecen que cierto porcentaje del valor de un producto se fabrique localmente. Este es el caso de empresas como Apple y Amazon, las cuales establecieron vínculos con socios locales para manejar datos, y de esta forma, cumplir con las leyes de seguridad interna. Sin embargo, grupos de negocios han visto en estos mecanismos formas de presión con el fin de entregar secretos tecnológicos.

¿Funcionan los métodos?

En este sentido, el crecimiento de la industria de las energías renovables es colocado por los grupos de negocios extranjeros como el mejor ejemplo de lo que estas tácticas pueden lograr.

Siemens Gamesa era líder en la producción de turbinas eólicas en China, cuando Beijing emitió un mandato en 2005 que 70% de cada turbina eólica instalada en el país tenía que ser manufacturada en el interior. Como consecuencia de ello, la compañía estableció mas de 500 proveedores para manufacturar prácticamente cada parte de sus turbinas. Al mismo tiempo, instaló una planta en la ciudad de Tianjin para el ensamblaje final. Posteriormente, otras empresas multinacionales continuaron realizando el mismo patrón.

Aunque el gobierno chino retiró tal disposición tras una queja interpuesta por el gobierno de Barack Obama ante la Organización Mundial del Comercio, al final las empresas estatales controladas por el gobierno chino comenzaron a ensamblar ellas mismas las turbinas utilizando los mismos proveedores. Ahora China es el mercado mas grande para las turbinas eólicas, la mayoría de ellas hecha por compañías chinas.

Situación similar a la ocurrida con la evolución que registró la industria de la energía solar. Como condicionante de su primer gran proyecto de energía solar, el gobierno chino requirió el uso de paneles solares que fueran fabricados en China al menos en un 80%. Ante ello, las compañías se apresuraron rápidamente para producir en el país asiático y compartir tecnología.

¿Que industrias podrían ser las siguientes?

Bajo este panorama, la administración Trump ya ha puesto los ojos en la industria automotriz. Previamente a la apertura del mercado chino para automóviles extranjeros, el gobierno chino realizó un sondeo entre los productores automotrices a nivel global para ver cual de ellos estaría dispuesto a conformar una empresa conjunta, teniendo como socio a una empresa china de propiedad estatal.

Desplazando a Ford Motor y a Toyota, General Motors accedió a diseñar un plan de montaje en Shanghai con cuatro docenas de robots para armar la última versión de su modelo Buick. Situación que no agradó nada a la armadora alemana Volkswagen, pues si bien había logrado penetrar el mercado chino tiempo antes, el panorama de las presiones competitivas obligaba a la firma a actualizar su base tecnológica.

Ahora China es el mayor productor de carros a nivel global, y prácticamente todos los carros vendidos en China son construidos en el país asiático. A ello ha ayudado el hecho de que para evitar los altos aranceles chinos sobre carros importados, las empresas extranjeras trasladen la producción al interior de China, pues de esta manera se evitan los costos y los riesgos de transportar los automóviles desde distantes sitios de producción.

¿Como solucionará el problema el acuerdo?

Pese a que las autoridades chinas han acordado no forzar a las empresas en el traspaso de tecnología como condicionante para hacer negocios, o adquirir tecnología sensible a través de las compañías chinas por medio de adquisiciones, la cuestión sigue radicando en si China se apegará a las promesas sostenidas.

Aunque ya han sido levantadas disposiciones sobre ciertas negociaciones comerciales, abogados extranjeros han indicado que tales medidas contienen vacíos legales que permitirían a los reguladores chinos ejercer cierto margen de arbitrariedad, especialmente en las disposiciones relacionadas con “circunstancias especiales”, “interés de seguridad nacional” y otras excepciones confusas.

Ahora, el gobierno de Estados Unidos cuenta con 90 días para notificar a China sobre el estado de los acuerdos sostenidos. Sin embargo, no queda claro la manera en que la administración de Trump podría forzar el cumplimiento de tales disposiciones en caso de que China no aceptara.

Datos cruciales: 

1. El acuerdo comercial entre Estados Unidos y China no contempla los posibles subsidios que el gobierno chino pueda brindar a nuevas industrias, particularmente las relacionadas con las industrias de los semiconductores, aeronaves comerciales, carros eléctricos y otras tecnologías del mañana. Al respecto, la administración Trump evalúa la posibilidad de establecer tarifas para contrarrestar esta situación y evitar que los competidores chinos inunden el mercado norteamericano.

2. De acuerdo con el New York Times, esta panorama brinda los incentivos necesarios para que las compañías norteamericanas reconsideren la localización de sus cadenas de suministro, muchas de las cuales se encuentran ubicadas en China.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Si bien el acuerdo comercial que se anunció a principios de enero representó la posibilidad de que los flujos comerciales se recuperaran del panorama de incertidumbre que venía dándose ante el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, el artículo deja en evidencia que las disputas seguirán teniendo cabida entre ambas potencias, dado que el factor tecnológico continuará fungiendo como el elemento disruptivo en la disputa por la hegemonía.