¿Socialismo digital?

Cita: 

Morozov, Evgeny [2019], “¿Socialismo digital?”, New Left Review, Londres, (116/117): 35-74, mayo-agosto.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Mayo, 2019
Tema: 
Crítica al neoliberalismo digital y propuestas para un socialismo digital.
Idea principal: 

Evgeny Morozov, es un escritor e investigador bielorruso que estudia las implicaciones políticas y sociales de la tecnología. Es colaborador actual en The New Republic.


A más de una década de haber estallado la crisis financiera de 2008-2009 y con un panorama de estancamiento económico y creciente desigualdad a nivel global, la búsqueda por nuevas narrativas legitimadoras del capitalismo continua.

Morozov ubica algunas de las corrientes más destacadas. Por un lado, están los promotores del New Deal on Data como la vertiente neoliberal de formalizar los derechos de propiedad sobre los activos inmateriales. Dicho pacto reconoce un contexto en el que la actual recolección de datos mediante sólo unas cuantas empresas conllevará a nuevos modelos de negocios que destruirán los existentes (Mayer-Schönberger, 2013). En este argumento, las tecnologías de big data “no sólo reinventarán el capitalismo, sino que acabarán con él” (p. 37). La tesis central está en que la organización de los mercados en datos terminara por suplantar al sistema de precios (Mayer-Schönberger y Cukier, 2013).

Esto sirve como pretexto para que Morozov traiga a colación el debate del siglo XX en torno al “cálculo económico en el socialismo” y lo actualice a la era de los datos. Los argumentos de izquierda señalan que las grandes empresas de datos (como Amazon y otras) planifican el sistema de precios con la retroalimentación digital; en el otro extremo del debate se menciona que, por el contrario, estas tecnologías atascan y entorpecen el buen funcionamiento del sistema de precios (tomando como referencia a Izabella Kaminiska como defensora destacada de esta tesis).

El objetivo del texto es analizar el desarrollo de cómo la “infraestructura de retroalimentación digital” (p. 38) ofrece oportunidades a la izquierda para proponer nuevas soluciones para las complejas sociedades actuales que cambian rápida y constantemente.

1. Reinventar el capitalismo, ¿de verdad?

Mayer-Schönberger y Ramge en Reinventing Capitalism (2013) aseguran que los avances en la tecnología digital y los datos (algoritmos y sistemas de aprendizaje automáticos) reducen los costos de extracción y categorización de vastas cantidades de información, lo que puede eliminar las ineficiencias del sistema de precios. Argumentan que “la ventaja de los mercados digitales sobre los demás es que permiten que ambas partes de una transacción especifiquen numerosos criterios de correspondencia a los que atenerse, que van mucho más allá de los precios” (p. 39). Al mismo tiempo podrían ser útiles para eliminar los problemas de sobreproducción y subconsumo por la nueva información siempre al día; lo que podría asegurar la eficacia en la asignación de recursos.

¿De las finanzas a los datos?

Reinventing Capitalism menciona que un obstáculo para tal transformación del capitalismo es el monopolio de la propiedad de los datos de retroalimentación. La solución que proponen los simpatizantes del New Deal on Data es que las empresas tecnológicas sean “obligadas por ley a compartir (algunos) datos de retroalimentación con otras empresas emergentes y otros actores públicos” (p. 40). En dicha transición serán ilustrativos los cambios en las instituciones financieras que, con nuevas y más ágiles instituciones “digitales”, reemplazarán el dinero por los datos.

Para Morozov esto se trata de meras especulaciones puesto que “Reinventing Capitalism tiene notablemente poco que decir sobre las dinámicas del capitalismo realmente existente” (…). Su “análisis muestra poca conciencia del capitalismo como sistema, con una historia, un presente y una perceptible lógica –de competencia– que impone restricciones significativas sobres sus sendas futuras” (p. 41). En esta misma lectura, entran obras de autores como Shoshana Zuboff [2019] y Albert Wenger [2016] quiénes, según Morozov, “carecen de una sólida concepción teórica e histórica del capitalismo y siguen la misma trayectoria narrativa: los autores empiezan escogiendo algún estado anterior [...][del capitalismo][…] y después pasan a desplegar el deus ex machina de la tecnología de la información” [...][para finalmente concluir][…] que la actual etapa del capitalismo es un claro abandono de la anterior y que los drásticos cambios en la tecnología de la información explican esa transición” (p. 42). Sencillamente para Morozov los autores son deterministas en la forma en la que conciben la tecnología digital, sea buena o mala.

Se problematiza con dos dicotomías: i) datos y dinero y ii) precios e información.

Tecnología financiera y competencia capitalista

El autor critica los autores de Reinventig Capitalism por su falta de rigor teórico y en defensa de las críticas hechas a Marx, menciona que para el teórico alemán el dinero no es lo sustancial del modo de producción capitalista. Morozov sostiene que a diferencia de lo que opinan los autores citados, “la proliferación de productos y servicios digitales intensivos en datos [no] altera de manera fundamental los términos y dinámicas de la acumulación de capital” (p. 43). El punto central en la sociedad capitalista está la organización social en torno a la producción de mercancías que se realiza bajo los imperativos de la competencia los que desencadenan el constante desarrollo tecnológico. Esto también aplica al sector financiero que aparentemente se ha desligado de la economía real, ligazón que está marcada por las inversiones financieras en las corporaciones (Dato Crucial 1 y 2). Inversiones que están más orientadas al mantenimiento de sistemas tecnológicos en vez de apuntar a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías; esto se corrobora con el aumento de fusiones y adquisiciones (Dato Crucial 3), también como un mecanismo de defensa ante la emergencia de nacientes competidores (Dato Crucial 4).

Morozov defiende que sigue siendo vigente hablar del capitalismo como concepto dado que esto implica “concebir el capital como un sistema y como una relación social” (p. 45).

2. La información y el sistema de precios

Anulada la primera dicotomía (datos vs dinero) se pasa a discutir la segunda: precios vs información. Morozov menciona que los autores de Reinventing Capitalism encuentran en los “datos” una dimensión completamente nueva del intercambio mercantil, lo que implica desechar los postulados de la teoría neoclásica tanto de la competencia perfecta como imperfecta (y las contribuciones de la “economía de la información”). Adicionalmente, se critica a los autores por poner a Hayek como el “ejemplo modélico de la obsesión de los economistas por el sistema de precios como trasmisor eficaz de la información” (p. 48); cuando en sí Hayek suscribía muchos postulados de una teoría que no asume el conocimiento perfecto ni se obsesiona por el equilibrio; donde más bien la competencia servía para descubrir el nuevo conocimiento (gustos y mejoras de producción). Entonces, de acuerdo a la lectura de Morozov sobre Hayek, los autores Mayer-Schönberger y Ramge hacen suposiciones de Hayek para dar aplomo a su argumento “de que ahora la tecnología puede facilitar más información que los precios, porque ya no es necesario condensar la información, simplemente puede utilizarse” (p. 48).

Un conocimiento no basado en el precio

Sobre Hayek, Morozov señala que el economista austriaco era todo menos un walrasiano sobre un ordenado diálogo de la transacción para establecer los precios. De acuerdo con Morozov, para Hayek el precio no es un mero trasmisor de información ni tampoco toda la información está contenida en éste; más bien la concepción hayeckiana “acepta las prácticas e instituciones que conforman la batalla competitiva antes de que se haga la venta y se marque su precio” (p. 49). Entonces, “los precios no transmiten conocimiento, por lo menos no desde un extremo al otro del mercado” (p. 49). Morozov afirma “si el sistema de precios trasmite algo son las posiciones actuales –muchas de ellas basadas en percepciones erróneas del presente y del futuro– de cada uno de los actores económicos respecto a los demás: es como una foto aérea de una batalla en marcha” (p. 49). El mecanismo de precios sólo puede funcionar dado que gran parte de la competencia se aborda y se reduce en otras partes del sistema económico (externo al sistema de precios): las normas, las costumbres generales del capitalismo (interiorizadas), y otros sistemas de comunicación que dan forma a las dinámicas de la competencia previas al intercambio mercantil como la publicidad y la prensa. “El sistema de conocimiento es lo que asegura la coordinación social incluso cuando nuestra familiaridad con las mercancías reales es escasa o inexistente” (p. 50). Algo existente desde siempre no puede ser un descubrimiento neoclásico reciente. Finalmente, para los autores de Reinventing Capitalism “el supuesto fundamental del libro es la consecuencia lógica de tratar de hacer encajar la visión dinámica de la competencia de Hayek dentro de un estático marco neoclásico, y al descubrir que no lo hace, postular que necesitamos otro término para designar el capitalismo que sea más amable con la información” (p. 51).

De los planificadores socialistas a los tecnócratas del mercado

Los socialdemócratas neoclásicos igualmente hicieron una lectura equívoca sobre el ensayo de Hayeck de 1945 atribuyéndole una crítica al socialismo por su incapacidad para calcular los niveles apropiados de precios basados en los datos dados y no sobre el reto de seguir actualizándolos. Estas formulaciones llevaron a Oskar Lange y sus sucesores a afirmar que el sistema de precios postulado por Hayek solo funcionaba bajo condiciones muy específicas por ende era necesaria la figura de un “diseñador de mercados”.

Estos planificadores progresistas debían ahora recurrir a técnicas sofisticadas de cálculos matemáticos y teoría de juegos para actuar sobre la información de la actividad económica para generar dichas condiciones óptimas. Así “la figura del planificados […] se reconvirtió en el economista tecnocrático que podía construir mercados a demanda” (p. 53). Esta labor técnica del planificador ha quedado ahora facilitada y automatizada por las plataformas digitales en un mundo cada vez más planificado.

A esta tesis del “diseño de mercados” se adhiere completamente el texto de Reinventig Capitalism. Alvin Roth en su libro Who Gets What –and Why (2015) sostiene que “en la vida real toda clase de factores inesperados pueden hacer descarrilar el proceso walrasiano de tâtonnement” (p. 54) y en ello la tarea del economista en tanto que ingeniero es observar las reglas de funcionamiento reales para rediseñarlos y hacerlos más útiles.

Modalidades de mercado: ley y competencia

Diseñar mercados implica elegir una modalidad para sostener las elecciones. Roth menciona que en la actual era digital esto es más claro al elegir entre “el camino legal y fortalecer los derechos de los compradores o se puede seguir el camino de los mecanismos de la información, la reputación y la retroalimentación, que permiten a los compradores castigar esas transgresiones retroactivamente” (p. 55).

De aquí que “la problemática de Reinventing Capitalism, originalmente construida sobre el eje precio-información, también gira alrededor del eje ley-mercado” (p. 55). Morozov señala que no se trata de que el sistema de precios pierda frente a un mejor procesamiento de información; sino que el meollo del asunto radica en que problemas sociales previamente solventados mediante derechos y el resguardo de la ley ahora ceden ante mecanismos meramente regulados por la lógica del mercado bajo la figura atomizada y fetichizada del libre consumidor.

Se pone el caso de Uber, que socava la regulación del mercado previamente controlada por acuerdos de numerosos taxistas. La anterior rigidez de tarifas no era “consecuencia de erróneas suposiciones sobre el precio y la información, sino un reflejo de condiciones legales impuestas sobre los propietarios de los taxis” (p. 55). Este supuesto sistema arcaico queda ahora desplazado por el sistema de la retroalimentación y los algoritmos, anteponiendo los derechos de los usuarios contra los derechos de los proveedores que brindan el servicio de transporte.

Esto ejemplifica lo que Alain Supiot (2015) describe como la transición al “gobierno por los números” donde “aumentar la eficiencia del mercado […][se da][…] a costa de eliminar ciertos derechos y, junto a ellos, todo un modo de pensar sobre la coordinación social en términos de instituciones basadas en la solidaridad como la ley” (p. 56). Esta lógica se ha extendido hacia un amplio abanico de actividades sociales, lo que se conoce ahora como regulación algorítmica o regulación 2.0.

3. Modos de coordinación social

Las próximas batallas en la definición de proyectos políticos girará necesariamente en torno al papel de la “infraestructura de retroalimentación”, la cual hace referencia a “la propiedad y el funcionamiento de los medios para producir los datos de retroalimentación”.

Retroalimentación neoliberal

Para los neoliberales la “infraestructura de retroalimentación” cumple dos objetivos generales: i) ayuda a descongestionar los mercados existentes haciéndolos más eficientes, y ii) bloquear o evitar soluciones no adecuadas al mercado, mediante el diseño de mercados (y otros sistemas de intervención en el comportamiento social) donde antes no había mercados.

La infraestructura de retroalimentación y la izquierda

Para Morozov “la tarea urgente de la izquierda es defender la ley –y el espíritu de solidaridad que la inspira– contra el asalto de la gobernanza basada en la retroalimentación” (p. 58). Al mismo tiempo un proyecto más ambicioso sería “encontrar maneras de desplegar la infraestructura de retroalimentación para nuevas formas no mercantiles de coordinación social” (p. 59). En ello se reconoce la modalidad china con su sistema de créditos como una distribución de castigos y recompensas, pero su control excesivamente jerárquico lo convierte en una opción nada atrayente.

Morozov postula tres posibilidades:

I. La solidaridad como procedimiento de descubrimiento. Es la detección de nuevas necesidades y maneras de satisfacerlas a través de mecanismos no de mercado. Como contrapropuesta a la lógica de competencia como única capaz de descubrir e inventar soluciones, está la alternativa de compartir el uso del conocimiento para resolver de manera colaborativa las problemáticas sociales.

II. Diseño de no-mercados. Es la coordinación social en materias no relacionadas con la producción y el consumo. Retomando los aportes de Staford Beer, la tecnología de la información debe ser capaz de ofrecer una foto en tiempo real más exacta de la complejidad externa (cuando aparecen nuevas demandas y de lo que se trata es afrontarlas con una mayor autonomía para inventar vías locales de superar sus propia complejidad, esto es “amplificar la variedad reguladora”) y controlar si los planes de emergencia del sistema para abordarla son adecuados (p. 66). Al mismo tiempo permite monitorear constantemente la dinámica interna y hacer más fácil la adaptación de su estructura a las demandas del exterior (esto mediante la “atenuación de la variedad” un tipo de reglas y prohibiciones ética para uniformar el comportamiento interno). Se trata de mediar entre la complejidad interna y externa. Así una planificación, computación e infraestructura coordinada realmente libre y accesible para todos posibilitaría que las instituciones individuales encontrarán sus soluciones óptimas a la complejidad de sus propios contextos.

III. Planificación descentralizada. Se centra exclusivamente en la coordinación de la esfera económica en el equilibrio entre oferta y demanda. El ajuste entre producción y consumo se puede dar de manera más sencilla, rápida y sin un mando centralizado, gracias a los análisis en tiempo real del big data. Una propuesta es la que sostiene Daniel Saros (2014) donde se esboza una manera alternativa de coordinar la actividad económica a gran escala de manera más descentralizada con la tecnología digital y la infraestructura de retroalimentación.

4. ¡Socialicemos los medios de producción de retroalimentación!

La tecnología de la información es un medio para descubrir y actuar de manera distinta sobre la plasticidad de los acuerdos sociales y económicos, sin embargo esto no será posible “si los medios para crear modos alternativos de coordinación social –la infraestructura de retroalimentación– quedan como propiedad exclusiva de los gigantes de la tecnología” (p. 72).

La lógica de competencia capitalista actual bloquea la capacidad de generar nuevo conocimiento sobre la sociedad mediante el uso de la tecnología digital (o lo inhibe y lo controla mediante la privatización). De hecho, el giro neoliberal bloquea las capacidades de mejorar el conocimiento mediante la generación de desinformación (think tanks), moldeando la opinión pública a su favor y privatizando el sistema educativo y la academia. El neoliberalismo es un bloqueo social al conocimiento y descubrimiento.

Para Morozov, la tarea de la izquierda es luchar por nuevos modelos de coordinación social mediante la recuperación del control sobre la infraestructura de retroalimentación. La libertad debe hallarse en un orden dialéctico viable entre planeación y espontaneidad.

Datos cruciales: 

1. Los grandes bancos están gastando grandes cantidades en tecnología: el presupuesto tecnológico de Citigroup fue de 8 mil millones de dólares (mdd) en 2019, el de Wells Fargo rondó los 9 mmd, el del Bank of America supuso 10 mmd y el de JP Morgan alcanzó los 11 mmd (p. 43).

2. La inversión en tecnología financiera en 2018 rozó la cifra récord de 112 mmd (p. 43).

3. Las múltiples fusiones y migraciones de sistemas, sus paquetes de hardware y software se han vuelto prohibitivamente caros, impulsando nuevas fusiones y adquisiciones para reducir los costes de la inversión en tecnología. Importante para la unión de SunTrust y BB&T, valorada en 66 mmd. Otro caso es la inversión de 17 mmd por parte de Blackstone en Refinitiv, una empresa derivada de Thompson Reuters (p. 44).

4. En 2017 JP Morgan adquirió a la empresa WePay.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Morozov ofrece una crítica interesante al modo neoliberal de regular la tecnología de la digitalización-redes bajo renovados mecanismos de propiedad privada. Al mismo tiempo el artículo ofrece alternativas para reflexionar gestiones de la tecnología con enfoques más sociales.