Sealed off. Tough quarantine measures have spread across China

Cita: 

The Economist [2020], "Sealed off. Tough quarantine measures have spread across China", The Economist, London, 30 de enero, https://www.economist.com/china/2020/01/30/tough-quarantine-measures-hav...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Enero 30, 2020
Tema: 
La cuarentena en Wuhan.
Idea principal: 

La aldea de Weiji, provincia de Henan, China, es un lugar sombrío en invierno, incluso sin el bloqueo de control del COVID-19.

A diferencia de las aldeas como Weiji, las metrópoli chinas están llenas de trabajadores migrantes que transportan ladrillos en los sitios de construcción o entregan comida rápida en motocicletas. Durante el rápido crecimiento de China en los últimos 40 años, esas personas han ayudado a extender la riqueza al campo con el envío de dinero por medio de aplicaciones móviles. Sin embargo, este año será diferente.

La nota apunta cómo se llevó a cabo la cuarentena en Weiji, que cuenta con alrededor de 200 trabajadores inmigrantes que laboran en la capital de Hubei, Wuhan, la ciudad donde se descubrió el virus. Después del 25 de enero de 2020, fecha de inicio del año nuevo chino, los ciudadanos de Weiji que regresaron a su aldea fueron puestos en cuarentena, como parte de un programa masivo de confinamiento.

Los automóviles con matrícula de Hubei debían ser rechazados y los migrantes que regresaban de esa provincia eran devueltos. Aquellos que llegaron a Weiji antes de que se impusieran los controles, el 20 de enero de 2020, debían someterse a controles de temperatura dos veces al día y permanecer en el interior de su casa.

La propaganda y campaña de los funcionarios chinos señala que quedarse en casa es la mayor contribución que uno puede hacer por el país. Algunos habitantes piensan que cuando el gobierno le dice al pueblo chino que haga sacrificios por el país, ellos escuchan, lo cual es diferente de los países occidentales. De esta manera, la nota señala que la campaña china es una extraña combinación de alta y baja tecnología.

Mao la tuvo fácil

El artículo menciona que la propagación del virus está forzando al sistema de salud pública chino que se encuentra rezagado con respecto a otras infraestructuras. También es una prueba gigante para un sistema político autoritario de un solo partido diseñado para la China de otra época.

En la actualidad hay mejores medios de transportes, como el tren bala, y telecomunicaciones que permiten que se lean críticas a la respuesta del gobierno en plataformas como Weibo o WeChat, aunque los censores aún eliminan cualquier publicación de repruebe al presidente Xi y otros líderes nacionales.

Las publicaciones que reprenden a las autoridades de nivel inferior se permiten con mayor frecuencia de lo habitual, sobre todo en redes sociales.
No obstante, la policía se encarga de castigar a quienes difunden rumores. Por ejemplo, 1 de enero de 2020 se castigó a ocho "traficantes de rumores", caso que se cubrió de manera prominente por los medios estatales. Los acusados eran médicos que compartían las primeras noticias de un nuevo virus extraño en un grupo médico de WeChat.

Los internautas chinos han reaccionado con sorpresa (ya que saben perfectamente que viven en un estado de vigilancia que todo lo sabe) a la campaña que reveló los puntos ciegos de las autoridades: los sitios web de los grandes periódicos estatales han publicado listas de más de 100 vuelos y trenes tomados por personas infectadas, instando a otros pasajeros a buscar exámenes médicos.

Para esta nota, la respuesta de China al virus ha sido autoritaria,
ya que implica el cierre de las ciudades de Hubei y obliga a sus ciudadanos a quedarse en casa durante quince días para aquellos que abandonan Hubei y se dirigen a centros como Shanghai. Sin embargo, lo anterior no es un sistema totalitario: a diferencia de la era de Mao, cuando se exigía lealtad ciega a los ciudadanos, el partido a veces respondió al enojo público con un toque de comprensión y en una entrevista de televisión estatal muy discutida, el alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang, ofreció renunciar si el público lo deseaba.

Por otro lado, el principio de cuarentena no se cuestiona como tal. Incluso en Wuhan, los residentes confinados describen una mezcla de espíritu comunitario: panaderías que ofrecen comida gratis a los médicos, un canto masivo del himno nacional desde las ventanas de los apartamentos, así como algunas quejas sobre decisiones locales confusas y draconianas (ver Dato crucial 1).

A inicios de febrero de 2020, los expatriados abandonaron Wuhan en aviones alquilados. Sin embargo, los médicos que atienden a la comunidad de expatriados de la ciudad en Wuhan, se quedan.

Otra cuestión es la posible discriminación contra los ciudadanos chinos, dentro y fuera del país. Por ejemplo, el 27 de enero de 2020, varias docenas de personas de Shanghai se negaron a abordar un avión hacia Japón cuando se dieron cuenta de que un contingente de Wuhan estaba a bordo. El incidente se volvió viral en las redes sociales de China.

La crisis del COVID-19 también ha dado nueva energía al sentimiento localista en Hong Kong, por lo que su gobierno negó la entrada a los residentes de Hubei y a los que recientemente estuvieron en la provincia.

Los líderes chinos insisten en que el gobierno de un solo partido es vital para la estabilidad y el progreso. El artículo señala que la crisis revela que aunque China hable sobre la unidad y sea capaz de grandes hazañas de movilización nacional, el país se divide fácilmente y tiene poca confianza.

Datos cruciales: 

1. En Wuhan, una ciudad de 9 millones de personas, los taxis son ahora el único transporte público y han sido comandados por la ciudad. Las tareas incluyen "viajes de emergencia", como transportar a los enfermos a los hospitales. Los viajes son gratis. La ciudad paga a los conductores 600 yuanes por día, más del doble de lo que ganan en tiempos normales. Aún así, muchos temen estar infectados. La mayoría tiene que comprar sus propias máscaras protectoras, gafas y guantes.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La nota describe cómo se ha llevado a cabo la cuarentena en Wuhan y las aldeas cerca de esta ciudad. El artículo hace comentarios típicos de esta revista que critican cómo se ha manejado la situación en China, es decir, la forma autoritaria que utiliza los mecanismo tecnológicos de vigilancia para manejar la pandemia.