Strategic pile-up. The idea that some industries are too important to leave to markets is back on the agenda

Cita: 

The Economist [2020], "Strategic pile-up. The idea that some industries are too important to leave to markets is back on the agenda", The Economist, London, 8 de abril, https://www.economist.com/business/2020/04/08/strategic-pile-up

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Miércoles, Abril 8, 2020
Tema: 
Industrias estratégicas frente a la pandemia del COVID-19: ¿cuestión de seguridad nacional o proteccionismo?
Idea principal: 

Peter Navarro, asesor comercial de la Casa Blanca, dijo el 3 de abril de 2020 que la crisis ha enseñado a Estados Unidos a no depender del resto del mundo para garantizar los medicamentos esenciales. Días después, Donald Trump presionó a 3M, una multinacional estadounidense que fabrica mascarillas médicas, para que su producción se quedarán en Estados Unidos en lugar de exportarlas. El proteccionismo estadounidense se comprende por la escasez de mascarillas causada por la crisis del COVID-19.

En el mismo sentido, Emmanuel Macron dijo que es una locura que Francia dependa de otro países para el suministro de alimentos; por lo que su ministro de finanzas instruyó a los supermercados a comprar solo productos nacionales. La Unión Europea también ha frenado las exportaciones de algunos equipos médicos. India, el mayor fabricante mundial de medicamentos genéricos, ha hecho lo mismo con la hidroxicloroquina, un medicamento que podría tratar el COVID-19. Mientras que países como Kazajstán y Vietnam han reducido las exportaciones de alimentos.

La nota apunta que el fantasma del proteccionismo recorre el mundo gracias a la pandemia. Esto reforzado una vieja idea: que en un mundo de incertidumbre, algunas industrias son estratégicas, lo cual hace que se les dote una protección especial. Para The Economist, esta noción es atractiva en teoría pero “peligrosa” en la práctica.

Según la nota, la literatura que trata sobre “industrias estratégicas” no define exactamente cuáles son. La noción más delimitada cubre los sectores directamente vitales para la guerra: los fabricantes de armas, acero y energía. En su forma más amplia, el concepto puede abarcar cualquier actividad económica, ya que todo contribuye de manera indirecta a la capacidad defensiva de un estado.

Algunos gobiernos utilizan definiciones que caen en el medio de eso dos extremos. Por ejemplo, en Estados Unidos el Comité de Inversión Extranjera (CFIUS, por sus siglas en inglés) analiza las implicaciones de seguridad nacional de los acuerdos que involucran a empresas estadounidenses. En este país, al igual que en China, cosas como los chips de computadoras, la inteligencia artificial o la ingeniería genética, se consideran estratégicas. En Australia, el gobierno se preocupa por perder activos estratégicos abaratados a manos de compradores extranjeros, por lo que endureció sus reglas de adquisición. La Unión Europea, por su parte, insta a los estados miembros a hacer lo mismo en sectores como servicios públicos y transporte.

El texto menciona que aunque lo anterior parece sensato, los problemas comienzan cuando la opacidad de las normas permite a los políticos extender la definición de "estratégico" a sectores que están ligados no a la supervivencia nacional, sino a la grandeza nacional percibida. Muchas empresas verían beneficioso tener la designación de sector estratégico ya que puede contribuir a obtener contratos de costo adicional (por ejemplo, Boeing), subsidios estatales (Huawei) y la protección contra los competidores extranjeros. Y así, casi cualquier empresa puede argumentar que sus productos tienen valor estratégico.

El artículo recomienda a los gobiernos no satisfacer a las empresas tan sencillamente, por dos razones.

La primera es que proteger ciertos sectores y empresas bajo el argumento de la seguridad nacional proteccionista podría resultar caro. La nota da dos ejemplos al respecto. Uno es la industria de semiconductores: su cadena de suministro a escala planetaria comprende compañías ultra especializadas en Taiwán, Japón, Corea del Sur y Países Bajos, y cada una gasta miles de millones en investigación. Incluso potencias económicas como Estados Unidos o China tendrían dificultades para replicar los esfuerzos en inversión. El otro ejemplo hace referencia a la industria farmacéutica. Si bien los medicamentos genéricos son más fáciles de proteger localmente, las cadenas de suministro globales son eficientes y desarrollar los medicamentos dentro de los respectivos países, sería costoso para los consumidores y los contribuyentes.

Prisioneros de sus propias mentes

La segunda razón por la que los gobiernos no deberían ceder al proteccionismo estratégico fácilmente es que se corre el riesgo de introducir la lógica del dilema del prisionero. Este tipo de medidas proteccionistas que parece interesar a los países individuales conducen a un mundo nacionalista y desconfiado que no le conviene a la mayoría.

Por ejemplo, la actual lucha por el equipo médico está causando disputas entre aliados. Alemania acusó a Estados Unidos de desviar los envíos de máscaras faciales con destino a Europa, denunciando sus acciones como "piratería moderna" y "tácticas del salvaje oeste". Por otro lado, después de la prohibición de la Unión Europea de exportar equipos médicos, Aleksandar Vucic, presidente de Serbia, declaró que la solidaridad europea "no existe".

Finalmente, el artículo concluye que cuanto más países persigan tales políticas, más racional se hace para que otros que hagan lo mismo. Así, el mundo corre el riesgo de estar dividido frente a la próxima crisis, ya sea otra pandemia, el próximo colapso financiero o un desastre como el cambio climático.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La nota describe, con un alarmismo liberal, las acciones nacionalistas y proteccionistas que algunos países como Estados Unidos están tomando para enfrentar la pandemia en el sector económico. En la teoría del realismo político eso se llama interés nacional, lo que significa que los estados toman decisiones de política exterior conforme a la narrativa de lo que es su interés. El hecho de que lo anterior no siga las pautas de la idea liberal de globalización no es síntoma alarmante de que en cuestiones económicas hay un retorno al proteccionismo, sino un síntoma de las contradicciones del capitalismo global.