Covid-19 and climate change. The epidemic provides a chance to do good by the climate

Cita: 

The Economist [2020], "Covid-19 and climate change. The epidemic provides a chance to do good by the climate", The Economist, London, 28 de marzo, https://www.economist.com/science-and-technology/2020/03/26/the-epidemic...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Marzo 28, 2020
Tema: 
Implicaciones climáticas de la emergencia mundial ocasionada por el Covid-19
Idea principal: 

Con el ejemplo de los canales en Venecia que vuelven a ser vistos limpios y con fauna, el texto introduce como a partir de las medidas que se han tomado alrededor del mundo para reducir la expansión del SARS-COV-2, los ritmos de la naturaleza se reanudan. Lo que ha permitido una caída en la contaminación del aire y de los gases de efecto invernadero (GEI). Como ejemplo de ello, está el caso de China, cuyos niveles de dióxido de nitrógeno se han reducido en la grandes ciudades desde enero de 2020, lo que coincide con la imposición de cuarentena, restricciones de viaje y el cierre de fábricas. Esta reducción ha traído beneficios, al reducirse también otros irritantes pulmonares ya que estas partículas han desaparecido entre 20 y 30 por ciento en febrero de 2020, al compararse con los niveles de los tres años anteriores.

La limpieza del aire es un patrón que se ha observado en distintas partes del mundo, en Italia, de acuerdo a información satelital, la concentración de dióxido de nitrógeno se ha visto reducida particularmente en el Valle Po, la región donde se dio el foco de la epidemia en el país. Corea del Sur, también registró un caída desde mitades de febrero de 2020, mientras Nueva York, de acuerdo a la compañía TomTom, ha reducido su porcentaje de tráfico en hora pico entre 13.5 y 26 por ciento. De acuerdo con investigadores de la universidad de Columbia, esto ha reducido los niveles de monóxido de carbono a la mitad, comparando las cifras del periodo de marzo con las de 2019. Caídas que se esperan sobre todo en gases fruto de la actividad humana como los GEI, en cuanto al dióxido de carbono en Nueva York, este se ha reducido entre 8 y 10 por ciento en marzo de 2020. Mientras en China, la disminución de este gas en febrero de 2020 ha sido de 25 por ciento, si se compara con la cifra de febrero de 2019.

The Economist señala que esto puede ser visto como una buena señal para los optimistas, pero que será importante cómo se responda cuando todo vuelva a la normalidad, porque la situación podría empeorar. François Gemenne, de la universidad de Liège, expresa que lo que necesita el clima es una disminución sostenida y no sólo un año sabático. El 16 de marzo de 2020, Glen Peter, del Centro de Noruega para la Investigación del Clima Internacional, publicó una estimación de un descenso de 1.2 por ciento en las emisiones de dióxido de carbono de acuerdo a los pronósticos de La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ (ODCE) del crecimiento en 1.5 por ciento del PIB mundial. Disminución pensada por la eficiencia de carbono en la actividad económica.

Sin embargo, la mayoría de los pronósticos prevén una contracción de 4 por ciento en la economía global, el doble de lo acontecido en la crisis financiera de la década pasada, por lo que la caída en las emisiones podría ser mayor. Estudios posteriores mostraron que esto se debió a que China e India tuvieron un rápido crecimiento, aunado al bajo precio del combustible y los estímulos para promover áreas de emisión intensa como las construcciones. Acciones que actualmente ya están por repetirse: Canadá tiene previsto un rescate millonario de su industria petrolera, aerolíneas piden ayuda y provincias chinas han anunciado planes por 3.5 billones para construcciones.

Por otro lado, la industria de la energía solar podría ser golpeada, debido a que los gobiernos al preocuparse por luchar contra la pandemia han pospuesto las decisiones para comisionar la construcción de nuevas plantas solares y empatar con los objetivos de crecimiento de energía renovable. Como ejemplo está China, país que aplazó el derecho de construir grandes fábricas de energía solar. De ahí que Bloomberg, sugiera que por primera vez la cantidad de capacidad de energía solar instalada será menor que el año anterior.

The Economist se cuestiona qué sucederá con la COP26, la conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas. El primer encuentro desde el ocurrido en París en 2015, donde lo gobiernos muestren sus planes para solucionar el problema del aumento de GEI. La cual está planeada para efectuarse en noviembre de 2020, pero que autoridades de Naciones Unidas y de Reino Unido están discutiendo para reagendar a principios de 2021. A corto plazo, la atención está en la reunión de preparación agendada en la ciudad de Bonn en junio de 2020, no obstante, llegar al acuerdo es difícil aún sin la pandemia global, por lo que posponer esta primera reunión sólo empeoraría la situación.

Otra preocupación se encuentra en la industria aérea, al haberse acordado antes de la pandemia un esquema llamado CORSIA que sería lanzado en 2021. Con el objetivo de mantener las emisiones globales de aviones en un promedio anual de las cifras de 2019 y 2020, mientras que las emisiones superiores tendrían que ser compensadas con proyectos de plantación de árboles y captura de metano. The Economist menciona que aunque es claro que las cifras de 2020 serán inferiores, de seguirse lo estipulado, el umbral por el que este acuerdo sea utilizado será menor. Sin embargo, todo dependerá si las aerolíneas aceptan seguir vinculadas a algo que dista de lo que pensaron suscribirse.

The Economist menciona dos incógnitas de las que depende el resultado que tendrá el Covid-19 para el cambio climático: la primera es cuánto se va prolongar, la segunda, como van a reaccionar lo gobiernos para sacar adelante sus economías. The Economist señala un camino fácil y perezoso, en la cual los gobiernos gasten dinero en las versiones establecidas de las industrias de construcción, transporte y energía. Y menciona otro camino en el que se elija invertir dinero para impulsar versiones más amigables con el ambiente de estas industrias al utilizar más energía solar y nuclear, dinero para investigaciones de baterías de combustibles alimentadas con hidrógeno o premios en efectivo por hacer cemento o acero sin liberar carbono y cambios de esta índole.

El texto concluye mencionando a Fatih Birol, jefe de la Agencia Internacional de Energía, una organización intergubernamental que opera bajo los auspicios de la OCDE, quién ha presentado una súplica para un estímulo verde del tipo mencionado anteriormente. Sin embargo, en 2008 y 2009 se promovieron llamados similares que terminaron en oídos sordos, pero The Economist culmina diciendo que esta ocasión puede ser distinto.

Datos cruciales: 

1. En 2009, las emisiones mundiales de dióxido de carbono provenientes de combustibles fósiles y producción de cemento cayeron 1.4 por ciento. Sin embargo, un año después aumentaron entre 5.8 y 5.9 por ciento, más rápido de lo que habían sido desde 2003. Y para 2010, las emisiones anuales fueron más grandes de lo que habían sido en la historia.

Gráfica 1. Muestra las emisiones anuales industriales de dióxido de carbono en gigatones, desde 1960 hasta 2018. La línea azul marino expresa las emisiones y la línea azul celeste la tendencia extrapolada. En la gráfica se nota un crecimiento sostenido en las emisiones desde 1960 con una cantidad de casi 10 gigatones, hasta los casi 35 gigatones en 2018, pero hechos como las crisis petroleras en 1973 y 1980, la caída de la Ex Unión Soviética, crisis financiera de 2009 que sirvieron para reducir el crecimiento por un lapso corto, para después aumentar de manera precipitada las emisiones.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Aunque de manera imprevista la emergencia mundial provocada por el Covid-19 ha sido un respiro para el planeta, la manera en que se actúe para retomar el ritmo de crecimiento previo va ser la determinante para establecer que la pandemia tuvo efectos benéficos para la lucha contra el cambio climático. Aunque desde el imperativo que representa la transición hacia un desarrollo más amigable con el ambiente, las fronteras del capital se verán beneficiadas con el desarrollo tecnológico, la disputa entre las grandes corporaciones y las potencias mundiales será clave al pretender modificar la matriz energética.