Crashing Economy, Rising Stocks: What's Going On?

Cita: 

Krugman, Paul [2020], "Crashing Economy, Rising Stocks: What's Going On?", The New York Times, New York, 30 de abril, https://www.nytimes.com/2020/04/30/opinion/economy-stock-market-coronavi...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Abril 30, 2020
Tema: 
La debilidad de la economía real y la fortaleza del mercado bursátil
Idea principal: 

Sobre el autor

Paul Krugman es profesor emérito en Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton, profesor centenario en la London School of Economics, profesor distinguido en la Unidad de Estudios de Ingresos Luxembourg en el Centro de Graduados de CUNY y columnista op-ed en el New York Times desde 1999. En 2008 recibió el premio Nobel por sus contribuciones a la Nueva Teoría del Comercio y la Nueva Geografía Económica.


Las noticias económicas han sido muy malas. Las estimaciones anticipan que en el primer trimestre de 2020 el PIB de Estados Unidos se contraerá a una tasa anual de 5%. Esa contracción en la economía representa tan solo las primeras gotas de la tormenta que se viene. Sin embargo, el precio de las acciones ha recuperado gran parte de las pérdidas que sufrieron durante las primeras semanas de crisis de la Covid-19. Actualmente están, más o menos, donde estaban en otoño cuando las cosas iban bien.

Para Krugman, cuando se consideran las implicaciones económicas de los precios de las acciones hay que tener en mente que el mercado de valores no es la economía. Es decir, la relación entre el rendimiento de las acciones, en gran medida impulsado por la oscilación entre la codicia y el miedo, y el crecimiento económico real, siempre ha sido un tanto inexistente. La desconexión actual entre la economía real y el mercado de valores tiene razones profundas: los inversionistas están comprando acciones, en parte, porque no tienen a dónde ir. En realidad, el mercado de valores se ha fortalecido precisamente porque la economía se encuentra sumamente debilitada.

Aunque comprar bonos suele ser la principal alternativa de inversión a las acciones, actualmente los bonos están ofreciendo retornos increíblemente bajos. La tasa de interés de los bonos a 10 años del gobierno de Estados Unidos es de sólo 0.6%, por debajo del 3% de fines de 2018. Si se prefieren bonos que estén protegidos contra la inflación, su rendimiento es de -0.5%. Por tanto, comprar acciones en compañías que aún son rentables a pesar de la recesión parece bastante atractivo. Las tasas de interés de los bonos son bajas debido a que se espera que la economía estará deprimida por los próximos años y que la Reserva Federal continuará aplicando políticas de dinero fácil. Es por ello que las acciones se han fortalecido, ya que la economía real se ha debilitado.

A pesar de que la debilidad de la economía ha propiciado un auge para el mercado accionario, a principios de año este mercado se desplomó brevemente debido a que durante algunas semanas en marzo el mundo se tambaleó al borde de una crisis financiera del tipo de 2008, provocando que los inversores huyeran de todo lo que tuviera menor indicio de riesgo. Sin embargo, aquella crisis fue evitada gracias a las agresivas acciones de la Reserva Federal, que compró un volumen y un rango de activos sin precedentes. Sin la intervención de la Reserva Federal, estaríamos enfrentando una catástrofe económica aún mayor. Es por ello que los intentos de Trump de poner a sus partidarios sin experiencia en la Reserva Federal son tan preocupantes; imaginemos dónde estaríamos ahora si la Reserva Federal hubiera respondido ante una inminente crisis económica de la misma manera que la administración Trump respondió a la inminente pandemia.

Regresando a la desconexión entre las acciones y la realidad económica, el autor sugiere que es un fenómeno que se remonta por lo menos a mediados de la década del 2000. Desde entonces hemos aprendido, según Krugman, que las economías avanzadas son menos estables, más susceptibles a crisis periódicas, de lo que se pensaba. El crecimiento de la productividad se ha desplomado, demostrando que el boom impulsado por la tecnología de la década del 2000 fue un hecho aislado. En realidad, el desempeño económico general ha sido peor del que se esperaba hace 15 años.

Sin embargo, a las acciones les ha ido mucho mejor. En vísperas de la crisis de Covid, la relación entre capitalización bursátil y PIB, el indicador favorito de Warren Buffett, estaba muy por encima del nivel de 2007. Si bien la recuperación del empleo después de la gran recesión de 2007-2008 se logró gracias a las bajas de interés, la necesidad de bajas tasas de interés era un indicio de la debilidad económica subyacente: las empresas se mostraban reacias a invertir a pesar de los altos beneficios y preferían a menudo recomprar sus propias acciones. Las bajas tasas de interés eran buenas para los precios bursátiles.

El autor vuelve a insistir aquí que el mercado accionario no es la economía. No debería considerarse que las valoraciones actuales del mercado bursátil son correctas. La intuición de Krugman es que los inversores están ansiosos por buenas noticias. La capacidad de recuperación del mercado accionario tiene sentido por esta razón, a pesar de las terribles noticias económicas. Sin embargo, se debe prestar menos atención al índice Dow Jones y más a los puestos de trabajo que se están perdiendo, concluye.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo abona al debate en torno a la desvinculación existente entre el mercado financiero y la economía productiva. En este sentido el mercado bursátil está funcionando como un refugio para los inversores debido a que se espera que la depresión económica se prolongue por algunos años. La recuperación del valor accionario de muchas corporaciones nos habla de la debilidad de la economía real, dónde lo peor está aún por venir.