Anthropocenes & the Capitalocene Alternative

Cita: 

Moore, Jason W. [2017], "Anthropocenes & the Capitalocene Alternative", Azimuth, V(9): 71-79, enero.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Enero, 2017
Tema: 
El concepto de capitaloceno y la perspectiva de la ecología-mundo.
Idea principal: 

Jason W. Moore es historiador medioambiental y geógrafo histórico en la Universidad de Binghamton, donde es profesor de sociología. Es autor de Capitalism in the Web of Life (2015) y Capitalocene o Anthropocene? (2017).


La idea de “antropoceno”, comienza Jason W. Moore, actualmente es una de las más importantes y peligrosas de la teoría medioambiental. Si bien el concepto de antropoceno llama la atención sobre la responsabilidad social sobre el cambio climático, contiene una idea equívoca de la historia que explica los “cambios de estado” en la naturaleza planetaria. Según Moore: “El calentamiento global no es un logro de una humanidad abstracta, el Anthropos. El calentamiento global es un logro del capital. El calentamiento global es capitalogenético” (p. 71).

El motivo por el que la idea de antropoceno es tan popular es porque cuenta con una gran capacidad de unificación de los humanos y el sistema-Tierra en una narrativa singular. Dicha capacidad es, al mismo tiempo, el sitio donde radica la debilidad y la fuente de equivocidad de la idea de antropoceno. Para Moore el problema principal consiste en que dicha unificación no es dialéctica, sino una unidad idealista de fragmentos que elimina la comprensión histórica de nuestra era de extinción.

Frente a ello, afirma Moore, el concepto de capitaloceno no se erige como un mero juego de palabras, sino como una “geopoética”, esto es, una noción que intenta contrapuntear la idea de antropoceno tal y como la difundieron a principios del siglo XXI los académicos Crutzen y Stoermer [véase Trabajo de fuentes]. Aunque la idea de antropoceno surgió como una propuesta científica para nombrar una nueva era geológica, con el paso de los años ha decantado en un discurso popular sobre un modo de pensar el origen y evolución de la crisis ecológica moderna. Las preguntas que intenta responder la versión popular del antropoceno son las siguientes: ¿cuál es el carácter de la crisis ecológica del siglo XXI?; ¿cuándo se originó esta crisis?; ¿qué fuerzas impulsan esta crisis?

La propuesta original de Crutzen y Sotermer, continua Moore, se convirtió en una idea amplia que hizo al término antropoceno un “significante cuasi-vacío”, esto es, una palabra que podría significar casi todo y casi nada. Al menos en este sentido, el concepto de antropoceno tuvo la misma suerte que el concepto de globalización en la década de los años noventa: difundirse como una noción que podía dar cabida a aspiraciones y argumentos de formas muy distintas de pensar. “El antropoceno popular ha funcionado no sólo porque es plástico, sino porque encaja confortablemente con una visión de población, medioambiente y una historia gobernada por el uso de recursos y alimentos –y abstraída de las clases y el imperio” (p. 73).

La versión popular del antropoceno es, según Moore, una especie de neo-malthusianismo ya que, a pesar de tener un énfasis en la cuestión poblacional, ignora lo que Marx denominó las modernas “leyes especiales de población”. Dicho antropoceno carece, por tanto, de una perspectiva histórica crítica.

Por su parte, el capitaliceno no es propiamente una teoría sobre historia geológica, sino una teoría para pensar la crisis ecológica. Se trata más de una discusión de geo-historia que de historia geológica cuyo primer desafío es intentar refutar el “modelo de dos siglos” del antropoceno popular. El capitaloceno niega, pues, que el origen de la crisis ecológica moderna se reduzca a Inglaterra, el largo siglo XIX, el carbón o el motor de vapor. Por el contrario, el capitaloceno busca agrupar tales fenómenos en el proceso más amplio de la reproducción sistema capitalista y, en consecuencia, explicitar la “capitalogénesis” de la crisis planetaria.

La teoría del antropoceno descansa en el dualismo Naturaleza/Sociedad sin ser capaz de resolverlo en una nueva síntesis. En opinión de Moore, la posibilidad de formular una nueva síntesis más allá de aquél dualismo se juega en repensar el capitalismo en la “red de la vida” (p. 74).

El capitaloceno se caracteriza por rechazar dos marcos analíticos que dominan en las ciencias sociales medioambientales. Por un lado, busca una alternativa a los enfoques que difunden metáforas influyentes como “huella ecológica” y “grieta metabólica” porque, según Moore, tales enfoques conceptualizan la organización humana por fuera de la red de la vida. Por otro lado, busca refutar la idea de que el cambio climático fue creado por la Sociedad, en abstracto. El enfoque del capitaloceno se caracteriza por prestar atención a una triple hélice de creación de entornos: “la transformación mutuamente constitutiva de ideas, entornos y organización, coproduciendo las relaciones de producción y reproducción” (p. 76).

De esta manera, el concepto de capitaloceno es una propuesta para repensar el capitalismo como un ensamblaje y metabolismo complejo situado históricamente. No obstante, el capitaloceno no puede ser reducido a los circuitos de reproducción ampliada de capital, sino que debe ampliarse a perspectivas históricas que destaquen procesos específicos de su desarrollo. En la medida que el capitaloceno es un argumento dialéctico y no generalizador, apunta Moore, implica la denominación de un proceso histórico cuya marcha se da a través de tendencias contradictorias.

Para la teoría del capitaloceno, afirma Moore, la degradación de la naturaleza es una expresión específica de la organización del trabajo en el capitalismo. El trabajo es asumido como un proceso geoecológico de múltiples especies y con efectos medioambientales diversos. De igual modo, este enfoque permite reconocer que determinaciones como la tecnología están inscritas en las “naturalezas coproducidas por el capitalismo” (p. 78). El capitalismo es, pues, una gran cadena de procesos donde se moviliza el trabajo de la naturaleza en su conjunto y el trabajo humano en calidad de trabajo pago e impago.

Las organizaciones humanas, puntualiza Moore, producen y son productos de la red de la vida. En este sentido, “el capitalismo se convierte en algo más-que-humano. Se convierte en una ecología-mundo de poder, capital y naturaleza” (p. 78). Visto de esta manera, la teoría del capitaloceno incorpora las problemáticas de la historia geológica, aunque no las sustituye. Una perspectiva de “ecología-mundo” permite refutar al naturalismo y al constructivismo ya que incorpora los procesos geobiofísicos y la historia económica y social en un campo de relaciones diversas. La ecología-mundo permite situar las historias de las culturas y la producción del conocimiento en el estudio de la historia del capitalismo.

El capitaloceno, concluye Moore, permite criticar las perspectivas medioambientales reduccionistas y resistir a cualquier tipo de periodización del capitalismo derivada de la categoría abstracta de Sociedad humana sin naturaleza.

Trabajo de Fuentes: 

Crutzen, P.J. y Stoermer, E.F. [2000], “The Anthropocene”, Global Change Newsletter, (41): 17-18.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo de Moore contribuye a pensar en términos históricos y generales el alcance de la reproducción del capital en la existencia humana. El debate sobre el capitaloceno permite reconocer si, para nuestro caso, el despliegue de las corporaciones como sujeto hegemónico del capitalismo del siglo XXI pertenece exclusivamente a una fase de la historia del capitalismo o si, en realidad, forma parte de una historia todavía más compleja, la del capitaloceno.