Konstantin Kakaes es editor de MIT Technology Review.

Estados Unidos es el país que invierte más en gasto militar: su presupuesto es de 649 mil millones de dólares (mmd). Sin embargo, en los últimos 30 años China ha aumentado su gasto militar anual de alrededor de 20 mmd a 250 mmd (ver Gráfica 1).

El artículo cuestiona si esto es algo parecido a la Guerra Fría y si la hegemonía de Estados Unidos persistirá en las siguientes décadas. Por eso, se examina el estado actual de las tecnologías clave que sustentan la capacidad de Estados Unidos para proyectar poder a nivel mundial.

El enorme gasto militar estadounidense oscurece el crecimiento de la capacidad militar china. Además, se debe delinear la diferencia entre las capacidades de ambos países ya que si se trata sobre la cantidad de personal, el ejército chino es más grande que el estadounidense (ver Gráfica 2). Por lo tanto, se debe analizar la cantidad de tanques, barcos, aviones, helicópteros, satélites y hardware militar, así como el entrenamiento y los sistemas que permiten que todas estas máquinas y personas trabajen juntas de manera efectiva.

Estados Unidos tiene una presencia militar en 80 países dispersa en más de 800 bases militares. El New York Times estima que al menos 200 000 soldados estadounidenses están desplegados fuera de su país.

Por el contrario, China sólo tiene tres bases extranjeras (en Djibouti, Tayikistán y Camboya) y tiene un número considerable de tropas desplegadas como parte de las misiones de paz de la ONU en la República Democrática del Congo, Líbano, Malí, Sudán y Sudán del Sur.

El despliegue mundial estadounidense es posible gracias a que su gasto militar ha comprado la capacidad de vigilar el mundo. Aunque no siempre resulta ganador, como lo demostró la guerra en Afganistán, mantiene una habilidad expedicionaria sin comparación. Por ejemplo, este país tiene una enorme capacidad de reabastecimiento de combustible a los aviones y las naves de asalto anfibio, cuya importancia militar es crucial.

Por su parte, la capacidad de China para defender sus fronteras y su periferia ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas: las islas artificiales de nueva construcción en el Mar del Sur de China funcionan de manera similar a los portaaviones estacionarios. Además, el pequeño número de submarinos de propulsión nuclear de China se ve compensado, en parte, por una gran flota submarinos con motores diesel y eléctricos. No obstante, el presupuesto militar estadounidense es mucho más cuantioso que el de China.

Para dimensionar el gasto militar estadounidense, se proponen algunos ejemplos: en 2018 Lockheed Martin recibió contratos con el gobierno estadounidense por 40.5 mmd, cifra más alta que el presupuesto militar total de Brasil (30.7 mmd); el tamaño mínimo del presupuesto de defensa e inteligencia estadounidense clasificado es de 81 mmd, lo que significa que Estados Unidos gasta más que todo el presupuesto militar ruso de 61 mmd; el presupuesto total de defensa de Italia es de 26 mmd, que es casi lo mismo que la cantidad anual de desperdicio burocrático que McKinsey encontró en una auditoría que realizó a pedido del Pentágono (25 mmd).