The Chinese economic model. Xi Jinping is reinventing state capitalism. Don't underestimate it

Cita: 

The Economist [2020], "The Chinese economic model. Xi Jinping is reinventing state capitalism. Don't underestimate it", The Economist, London, 15 de agosto, https://www.economist.com/leaders/2020/08/13/xi-jinping-is-reinventing-s...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Agosto 15, 2020
Tema: 
Xi Jinping, no debe ser subestimado. Su agenda económica está reinventando el capitalismo de estado en China.
Idea principal: 

La disputa entre Estados Unidos y China continúa escalando. Recientemente la Casa Blanca anunció un posible veto a dos aplicaciones chinas, TikTok y WeChat, impuso sanciones sobre el gobierno de Hong Kong y envió a un miembro del gabinete a Taiwán. En parte, el aumento de las presiones tiene un trasfondo electoral, una postura firme ante China podría repercutir positivamente en la campaña de reelección de Trump, y, en parte, es ideológico y refleja la línea más dura dentro del gabinete, que busca detener a toda costa a China. Pero también, esta actitud por parte de Trump y su administración se sustenta en la creencia de que el capitalismo de Estado en China es más débil de lo que parece. Debido a que, bajo esta lógica, China ha crecido gracias a una fórmula insostenible de deuda, subsidios, amiguismo y robo de propiedad intelectual, si se la presiona, su economía se podría cimbrar, lo que obligaría al gobierno chino a hacer concesiones y liberalizar el sistema de conducción estatal de la economía.

Según The Economist esta lógica es simple, pero equivocada. La economía del gigante asiático se vio menos dañada por los aranceles de lo que se esperaba. De igual forma, frente a la COVID-19 ha sido muy resistente: en 2020 se espera que su crecimiento sea del 1% según el FMI; en comparación, la economía en Estados Unidos cayó 8%. Así, este año la bolsa de valores de Shenzhen obtuvo mejores rendimientos que cualquiera en el mundo, incluida la de Nueva York. Además, para esta década, su líder se ha propuesto reinventar el capitalismo de Estado en China. Su nueva agenda económica busca hacer que los mercados y la innovación funcionen mejor dentro de los estrechos márgenes y la vigilancia del Partido Comunista. Para The Economist, esta combinación de autocracia, tecnología y dinamismo podría impulsar el crecimiento de China durante años.

Aunque occidente ha subestimado a la economía China de forma recurrente, China ha logrado desafiar a sus críticos gracias a que su capitalismo de Estado ha sabido adaptarse y cambiar de forma. Hace dos décadas, por ejemplo, hacía hincapié en el comercio, pero ahora las exportaciones representan tan sólo 17% del PIB. Durante la década pasada, se le dio espacio a empresas de tecnología, como Alibaba y Tencent, para convertirse en grandes compañías, y en el caso de Tencent, para crear una aplicación de mensajería (WeChat) que es también un instrumento de control del partido. Ahora, China ha comenzado a transitar hacia la nueva fase de su capitalismo de Estado. Desde que en 2012 Xi tomó las riendas del poder ha puesto su objetivo en endurecer el control del partido y aplastar a la oposición. Debido a que la deuda pública y privada se ha disparado desde 2008 hasta casi 300% del PIB, su agenda económica se ha diseñado para mejorar el orden y la resistencia frente a las amenazas internas y externas.

Para el semanario inglés, esta nueva fase consta de 3 elementos. Primero, control estricto sobre la economía y la deuda. Los bancos se han visto obligados a reconocer actividades fuera de balance y acumular reservas, se están otorgando préstamos a través de un mercado de bonos saneado y se ha moderado la respuesta frente al COVID-19 con un estímulo del 5% del PIB, menos de la mitad del tamaño del de Estados Unidos. Segundo, una administración más eficiente con reglas claras y uniformes. Se ha legislado un sistema comercial más receptivo a las empresas. Desde 2012 se han quintuplicado las quiebras; las demandas por patentes y los trámites burocráticos se han reducido considerablemente. Finalmente, el tercer elemento es la difuminación de la frontera entre empresas estatales y privadas. Por un lado, las empresas estatales han buscado atraer inversores extranjeros y aumentar su rendimiento financiero, mientras que, por otro lado, el Estado ha ejercido un control estratégico sobre las empresas privadas, colocando células del Partido dentro de ellas. Xi ha abandonado las políticas indiscriminadas del plan “Hecho en China 2025” para adoptar una estrategia con objetivos más claramente definidos en los puntos críticos de la cadena de suministro donde China es vulnerable a la coerción extranjera o está en posición de ejercer algún tipo de influencia hacia el exterior, lo que significa desarrollar tecnologías clave como semiconductores o baterías.

Las políticas de Xi han dado buenos resultados en el corto plazo. Por un lado, la acumulacion de deuda se desaceleró antes de la COVID-19 y los golpes de la guerra comercial y la pandemia no han encaminado a China a una crisis financiera; por otro lado, la productividad de las empresas estatales continúa aumentando mientras los inversores extranjeros siguen inyectando capital en la nueva generación de empresas tecnológicas Chinas. La verdadera prueba de fuego vendrá con el tiempo. El reto es sostener la innovación con una rígida planificación centralizada, cuando la historia, según The Economist, parece apuntar en la dirección contraria, con otro tipo de ingredientes como: fronteras abiertas, toma de decisiones descentralizada y libertad.

Sin embargo, es claro que la estrategia de la confrontación es la estrategia equivocada. Occidente debe prepararse para una competencia de largo aliento entre las sociedades abiertas y el capitalismo de estado chino. Deben, entonces, primar los esfuerzos por fortalecer la vía diplomática y crear las condiciones y las reglas claras que permitan el comercio y la colaboración en temas clave, como la lucha contra el cambio climático y las pandemias, para continuar con la protección de los derechos humanos y la seguridad nacional. Es hora de dejar de subestimar a China y a su economía; occidente debe abandonar esa ilusión, concluye el semanario inglés.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El modelo chino de capitalismo de estado ha demostrado ser una alternativa económica eficaz frente a la crisis del dogma liberal. Si bien, este éxito le ha dado cierta proyección en la disputa por el liderazgo económico, aún está por verse si es capaz de mantener el dinamismo frente a las consecuencia coagulantes de la corrupción y la burocracia, inevitables en ese modelo.