A pesar de los esfuerzos de Xi Jinping, presidente de China, por disminuir las tensiones entre el sector privado empresarial y el gobierno, las acciones del Partido Comunista no reflejan las mismas intenciones. Las acciones del Partido se han direccionado a mantener a raya a los empresarios del sector tecnológico, debido a su acelerada expansión y crecimiento en el país (véase la siguiente gráfica).

Los reguladores del sector tecnológico empresarial han establecido nuevas reglas que reflejan la intención del Estado chino por controlar la industria tecnológica del país. El gobierno de Xi Jinping ejecutó una campaña anticorrupción, dirigida a funcionarios y, a empresarios con grandes y riesgosas inversiones económicas en el extranjero. Por consiguiente, se dio una fuerte represión que provocó la llegada de muchos empresarios a la cárcel, así como, la caída del crecimiento acelerado del gasto mundial que las empresas chinas habían tenido.

Bajo el gobierno de Xi Jinping, muy poca gente se atreve a criticar las fallas del Estado, y quienes lo hacen, reciben fuertes sanciones. Debido a la presión del gobierno, los grupos empresariales privados se han desprendido de activos por valor de miles de millones de dólares; y a su vez, se ha reducido el número de empresas privadas. Por otra parte, una estrategia para influir en las empresas fue llevar a cabo la “construcción de partidos”, la cual consiste en que las empresas formen comités de partidos para organizarse y analizar si las decisiones corporativas se alinean a las políticas del gobierno.

En septiembre de 2020, el gobierno chino pidió al sector empresarial privado la unión al Partido Comunista; al mismo tiempo, se solicitó la creación de departamentos de recursos humanos y unidades de vigilancia, bajo el mando del partido, para poder realizar auditorías a los directivos de las empresas privadas y obtener mayor control sobre el sector. Sin embargo, para las grandes empresas no es opción establecer o no los comités, es una imposición.

Hasta ahora, debido a los cambios ya mencionados, no se ha visto afectada la rentabilidad de las empresas. No obstante, existe la preocupación sobre los impactos de la burocratización y la reducción en la innovación. Esto no ha frenado las intenciones del Estado por aumentar su influencia, puesto que, existe una gran tensión entre el gobierno y las grandes empresas tecnológicas, debido al gran alcance en la población y la información que poseen de esta, ya que esto les brinda un enorme control que por ahora el gobierno chino no posee.

Las nuevas reglas estatales antimonopolio, ponen en duda si la estructura comercial de “entidad de interés variable” (VIE, por sus siglas en inglés), utilizada por empresas chinas para capturar mayor capital en el extranjero, seguirá en funcionamiento, sin que las negociaciones pasen antes por la aprobación del gobierno. Esto deja en evidencia el posicionamiento del gobierno chino, respecto a su control sobre cualquier empresa por más grande que sea.