El texto describe cómo la expansión de las empresas tecnológicas más grandes a otros sectores después de la monopolización de sus mercados fomenta una saludable competencia en mercados como el de computación en la nube o el streaming. 

La computación en la nube se ha vuelto más relevante tras la pandemia de Covid-19. Actualmente, 10% del gasto tecnológico en el mundo está dirigido hacia la computación en la nube. Las crecientes capacidades de cómputo en la nube permitieron a compañías como Zoom crecer de manera exponencial durante el confinamiento. Amazon Web Services (AWS), parte de Amazon, fue la compañía pionera en computación en la nube en 2005. En 2020, la firma invirtió 40 mil millones de dólares en centros de datos y equipo. 

The Economist explica que dada la relevancia de la computación en la nube hay temor sobre un monopolio en esa área tecnológica. No obstante, Microsoft ha plantado competencia a AWS con su filial Azure. Mientras, Unión Europea está respaldando a su propia compañía, Gaia-x. El problema será para los países menos desarrollados, cuyos negocios tendrán mayores dificultades para acceder a la nube, lo que obstaculizará su desarrollo.

Además de Amazon y Microsoft, otros competidores se suman al mercado de computación en la nube: Alphabet, Oracle e IBM. Esta última empresa declaró el 8 de octubre de 2020 que hará cambios en su estructura de negocios para priorizar los servicios de computación "híbrida" en la nube. El semanario hace hincapié en la labor de los reguladores para vigilar que las grandes compañías no hagan uso de los datos de otras empresas ni abusen de su posición para dominar otros mercados.

The Economist crítica la idea de que las grandes empresas tecnológicas (comúnmente llamadas big tech) son un "monolito monopólico". En realidad, hay sectores como la nube donde la competencia es intensa y otros como la publicidad en línea donde sí hay control monopólico. Es necesario que las regulaciones tomen en consideración esa diversidad. Finalmente, el semanario británico señala que la competencia es benéfica, aun si se da entre grandes compañías tecnológicas.