Military deception. Democracies need to re-learn the art of deception

Cita: 

The Economist [2020], "Military deception. Democracies need to re-learn the art of deception", The Economist, London, 19 de diciembre, https://www.economist.com/christmas-specials/2020/12/19/democracies-need...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Diciembre 19, 2020
Tema: 
El engaño militar va en picada debido a la tecnología y a las nuevas formas de guerra en el siglo actual
Idea principal: 

The Economist hace un análisis acerca del tema del declive del engaño en el ámbito militar, a causa de los avances tecnológico que aplican algunas naciones en sus estrategias y avances militares y debido a la aprensión de algunas democracias liberales. Esto para demostrar que la forma en que se engaña a los enemigos debe ser repensada.

Con respecto a esto, el autor hace un recuento histórico sobre ataques militares durante la Segunda Guerra Mundial (SGM), indicando que el 5 de junio de 1944, 500 sustitutos descendieron en la costa de Francia. Éstos eran “cargas explosivas” que imitaban “paracaídas en llamas”. El objetivo con este operativo era que los aliados invadieran Francia sin que Alemania tuviera los detalles del lugar, la fecha, la hora y el día. Así pues, los aliados se ayudaron de George Patton, un general a cargo del Primer Grupo del Ejército ficticio. Dicha acción recibió el nombre de “Bodyguard”.

Navíos de desembarco de madera, tanques inflables y tráfico de radio falso insinuaron un aterrizaje en Pas-de-Calais, a 300 km de distancia de las playas de Normandía, donde las verdaderas tropas aterrizarían. Se utilizó un sustituto de depósito de combustible en Dover, el cual fue visitado por el rey George y Eisenhower con el fin de hacerlo parecer real. Asimismo, un actor imitó al General Bernard Montgomery, comandante de las fuerzas terrestres aliadas, y fue enviado a una parte del Magreb para despistar. Al final se logró el objetivo, la operación convenció a Alemania y lograron disuadirla en la “Batalla de Normandía” (El Día-D).

La cuestión del engaño en el ámbito militar, igualmente se ha practicado en otras guerras posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Tal es el caso del conflicto en Azerbaiyán donde Armenia desorientó drones con misiles ficticios, o el caso del conflicto entre China e India donde China publicó imágenes de "lanzadores de misiles" que en realidad eran inflables. No obstante, es probable que la habilidad operativa del “Día D” no se logre igualar.

Conviene subrayar que un esfuerzo estadounidense por lograr esta destreza se dio durante la Primera Guerra del Golfo, tras el engaño de Estados Unidos al líder iraquí Saddam Hussein sobre el ataque a Irán. El país norteamericano le hizo creer a Hussein, por medio de maniobras e historias confusas, que se atacaría a la nación medio-oriental desde el mar cuando realmente no sería así.

Sin embargo, estas operaciones de suplantación y engaño militar a adversarios parecen ir en declive. En ese sentido, tres factores son la causa de esta situación. En primer lugar, los elementos materiales han sobrepasado a los humanos en cuestión de guerra. En segundo lugar, hay un avance tecnológico notable. En tercer lugar, las democracias liberales ahora son más delicadas.

La guerra moderna es una profesión, empleada por máquinas complejas y oficiales capaces de empuñarlas, según la nota. Por otro lado, el engaño debe manejarse como un arte, pues algunos artistas, valga la redundancia, han participado en el desarrollo de nuevas formas de camuflaje. Por ejemplo, el deslumbramiento que se asemejaba a una cebra, fue usado en los buques de guerra durante la SGM.

Asimismo, durante esta misma guerra, “Britain’s Camouflage Development and Training Center” reunió a una mezcla de “personajes” para que ayudaran en el engaño militar. Entre ellos se unieron naturistas, pintores surrealistas y un mago. Sobre esta misma línea, Estados Unidos creó un ejército llamado “Ejército Fantasma” en 1996. En éste fueron contratados actores y artistas para crear efectos especiales en el campo de batalla. Se trataba de altavoces que simulaban un sonido de tanques que se acercaban.

No obstante, hacer una experimentación similar a ésta con disciplinas de tal tipo para manejar operaciones militares resulta dificíl. La finalización del servicio nacional y el reclutamiento han agrietado la unión entre la vida militar y la vida civil en los ejércitos militares. Y el poder de Estados Unidos ha guiado al ejército a una sola vía de guerra. “Estados Unidos tiene la tendencia de utilizar la tecnología y la fuerza bruta en ausencia de creatividad, según Jennifer McArdle del “Center for a New American Security”, un grupo de expertos”.

Al mismo tiempo, la tecnología ha jugado un papel importante en las técnicas militares, pues la destreza de "encontrar" ha avanzado más que la de "esconderse". Las herramientas como satélites o drones captan emisiones electrónicas y rastreadores de aviones militares en movimiento que pueden ser visualizados en las redes sociales. En ese sentido, los sensores en la actualidad pueden distinguir detalles que los seres humanos pierden. De hecho, las trampas más sofisticadas pueden dejar de ser funcionales ante algún algoritmo de algún dispositivo que cuente con tecnología avanzada.

Por el contrario, los engañadores pueden aplicar la tecnología, pero el problema siempre será el “error humano”. En el caso de los ejércitos occidentales, éstos son particularmente dependientes de las comunicaciones, entonces algunas veces se delatan a través del propio uso que hacen de la tecnología. Es por eso que, en lugar de utilizar a la oscuridad como instrumento de seguridad, la solución para los impostores “modernos” podría ser obligar a sus enemigos a “desperdiciar armas de precisión caras en trampas baratas”, es decir incluirlos en una competencia tecnológico-militar en la que se usen artefactos de cuarta generación. Esto lograría incluso que los ejércitos recurrieran a la “inteligencia artificial adversaria” para asegurar sus técnicas de camuflaje y confundir a los algoritmos de detección de objetos.

Pequeño hombre verde

El autor menciona que el problema más grande de los ejércitos occidentales es que sus adversarios son más hábiles en la cuestión del engaño que ellos. “Talvez sea porque plantean sociedades abiertas que valoran que el estado de derecho y la transparencia en la nación son inherentemente menos buenos en el engaño”, según el artículo.

Sin embargo, los oficiales militares europeos y estadounidenses describen las prácticas rusas y chinas con envidia y disgusto. Aunque, a pesar de las opiniones negativas de sus enemigos occidentales, China cuenta con la mayor cantidad de señuelos vistos hasta la fecha, mientras que Estados Unidos cuenta con la menor cantidad de ellos.

En cuanto a las leyes para los conflictos armados, por un lado, la “perfidia” (fingir rendirse para atraer a un enemigo en una emboscada) está prohibida, por otro lado, las “artimañas” como fintas y emboscadas están permitidas. Pero, otras leyes son pasadas por alto, como es el caso de Rusia, (Dato crucial 1).

Finalmente, los ejércitos occidentales buscan estar a la altura de sus adversarios, sin embargo, la cuestión de la cultura los obstaculiza. Es por eso que los que si son capaces de romper las reglas sin importarles las apariencias llevan la ventaja. De acuerdo con la opinión de un oficial de la OTAN, “los ejércitos occidentales estarían dispuestos a usar un soldado enemigo muerto, pero los rusos y los chinos estarían dispuestos a matarlo ellos mismos”.

Datos cruciales: 

1. Rusia arrebató Crimea de Ucrania en 2014 mediante el uso de personal no identificado, el llamado “hombrecitos verdes” y un bombardeo sincronizado de desinformación. Toda la campaña fue un engaño: una invasión disfrazada de levantamiento nacionalista.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto da luz a la cuestión de la competencia mundial entre Oriente y Occidente, pues ésta se da en un contexto en que la disputa por mercados, recursos y tecnologías es evidente. Esta competencia militar se traduce en la lucha por un liderazgo económico mundial y por el deseo de las naciones involucradas de convertirse en hegemonías. En ese sentido, las fronteras de capital, como espacios de apertura de valoración de capital, también juegan un papel importante, pues las nanotecnologías participan en las estrategias militares actuales. Y esta transformación de los conflictos implica cambios en los sujetos de guerra, ya no se trata solamente de solados o actores que participan activamente en ella, según sea el caso, sino de sujetos emergentes como grupos mercenarios, grupos paramilitares y en algunas ocasiones grupos criminales.