Geopolítica del rompehielos

Cita: 

Descamps, Philippe y Sandrine Baccaro [2020], "Geopolítica del rompehielos", Le Monde diplomatique, abril.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Abril, 2020
Tema: 
La disputa por la hegemonía sobre los mares fríos y el papel de los rompehielos como instrumentos para alcanzarla
Idea principal: 

Philippe Descamps es un filósofo francés cuyo trabajo se enfoca en temas de bioética, leyes y filosofía moral. Actualmente se desempeña como editor de la revista Maniere de Manière de voir publicada dentro de Le Monde diplomatique.
Sandrine Baccaro es periodista de imágenes del programa Cnews y editor de la publicación Le Monde Diplomatique. Su trabajo se enfoca en temas de energía, medio ambiente y el círculo polar.


El 15 de enero de 2020, el ex-primer ministro ruso Dmitri Medvédev firmó la autorización para la fabricación del rompehielos más grande de la historia: el proyecto Lider; el cual está acompañado por el proyecto 22220, en el que se equipará a tres embarcaciones atómicas para lograr que permanezcan en el Ártico durante todo el año. El objetivo de Rusia, es lograr que la ruta marítima del Norte, la Sevmorput, gane mayor importancia a nivel internacional.

El proyecto ruso fue autorizado después de que el 14 de julio de 2019 la estación meteorológica Alert, situada a 900 kilómetros del Polo Norte, registrara una temperatura de 21 grados Celsius, lo que marcó un récord de temperatura en la zona. Aunado al reporte de Alert, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) informó que las temperaturas en el Ártico seguirán subiendo como resultado del calentamiento global.

Las alzas en la temperatura del Ártico son producto de la reducción de las zonas marítimas y terrestres cubiertas de hielo y nieve, ya que se disminuye la reflexión de la radiación solar y como consecuencia, la tierra y el océano han comenzado a absorber el calor, lo que ha contribuido a la a la liberación de gases de efecto invernadero. Lo anterior, ha provocado el debilitamiento y la reducción del hielo marino o banquisas (es la capa de hielo que aparece por congelación en el invierno Ártico), por lo que se ha elevado la demanda de rompehielos a nivel internacional.

Así, el deshielo ha convertido a los océanos Ártico y Austral en objeto de una disputa hegemónica, ya que se han comenzado a abrir espacios marítimos y costeros para la navegación, exploración y explotación de recursos naturales en la zona. Lo previo, ha provocado un crecimiento en las flotas nacionales de rompehielos, las cuales se han posicionado como un instrumento estratégico para aprovechar los efectos del cambio climático en el círculo polar ártico.

Los rompehielos se han vuelto indispensables para el desarrollo de las rutas polares, ya que por medio de éstos se acortan distancias entre puertos en los océanos Pacífico y Atlántico. Gracias a su masa y potencia, los rompehielos han posibilitado la navegación y el comercio marítimo en regiones frías, principalmente en los mares Báltico, Blanco y de Ojotsk; por ello, 2019 marcó el año en donde más rompehielos surcaron los océanos. No obstante, estas naves no son utilizadas únicamente como barcos de carga, sino que se han convertido en armas de soberanía marítima en las regiones polares.

A partir de 1961, con la entrada en vigor del Tratado Antártico, se frenaron todos los intentos de reclamos territoriales sobre la zona, autorizando únicamente actividades con fines de investigación; razón por la que actualmente más de 30 países mantienen bases científicas en el Ártico. Sin embargo, el tratado de 1961 no ha impedido que países busquen tener acceso a los recursos que se encuentran dentro del círculo polar como es el caso de Rusia y Canadá, quienes haciendo uso de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, trabajan constantemente por obtener soberanía sobre los estrechos que se encuentran en el océano Ártico, lo que les proporcionaría derechos sobre la explotación de los recursos del subsuelo marino.

Asimismo, la búsqueda de soberanía sobre el Ártico no se ha dado únicamente por medios diplomáticos, sino que se han llevado a cabo diversas movilizaciones militares en el área, principalmente provenientes de Rusia que en 2007 implantó una bandera de titanio en el Polo Norte y, en septiembre de 2018, movilizó militares en el Extremo Oriente ruso. Por su parte, la OTAN y Estados Unidos también han incursionado en el Ártico, como fue el caso de la operación “Trident Juncture” en 2018.

A pesar de la diversidad de naciones que participan en la disputa sobre el Ártico, debe resaltarse el papel de Rusia en la zona, que tiene gran peso gracias a su historia y a su posición geográfica. Desde el siglo XIX, Rusia tiende a navegar en los océanos Ártico y Aural por medio de las diversas rutas que han establecido con el objetivo de conectar San Petersburgo y Murmansk con las costas de Siberia, lo cual ha sido posible gracias a la ruta marítima del Norte “Sevmorput”, a la que se sumaron el paso del Nordeste y la ruta marítima Este-Oeste. Asimismo, Rusia es el país que cuenta con la flota de rompehielos más grande del mundo, en donde se destaca que son la única nación que cuenta con rompehielos de propulsión nuclear.

Debido a las características previas, actualmente Rusia es uno de los principales países que extraen recursos naturales del Ártico, especialmente carbón, petróleo, madera y minerales, lo que ha convertido al país más grande del mundo en el distribuidor de gas licuado para el norte de Europa y Asia. Lo previo, ha llevado ventajas a Rusia, ya que además de conseguir ayuda técnica occidental y china para continuar con la explotación de recursos, es una causa del aumento en las inversiones para la renovación o ampliación de puertos, aeropuertos y líneas ferroviarias que faciliten el transporte de los bienes.

Lo anterior, es parte del plan ruso de potencializar el tráfico de mercancías en la Sevmorput, el cual es 3 mil veces inferior al tránsito del Canal de Suez. Por ello, han desarrollado proyectos para la ampliación de su flota de rompehielos nuclear, la cual además de incluir a Lider y 22220, prevé que de 2020 a 2022 zarpen las naves Artika, Ural y Sibir. Así, Rusia busca para 2024 tener un tráfico en el Ártico de 80 millones de toneladas de materias primas y para 2034, un tránsito de 160 millones de toneladas.

Comparados con los ambiciosos planes rusos, otras naciones no tienen proyectos bien desarrollados en lo que concierne al océano Ártico. Canadá y Estados Unidos presentan dificultades políticas para la financiación del desarrollo de una flota de rompehielos, ya que al contrario de la flota rusa, los buques estadounidenses y canadienses son pequeños, ligeros, faltos de resistencia e incluso viejos, por lo que ambos países son incapaces de asegurar la soberanía en los mares helados. Aunado a las trabas políticas, los países norteamericanos han presentado fricciones entre sí en cuanto a la libre circulación, en donde históricamente Canadá ha obstaculizado el paso a los rompehielos estadounidenses en su búsqueda de explotación de petróleo del Ártico.

Por su parte, China comenzó su incursión en el Ártico el 14 de agosto de 1999 con el rompehielos Xue Long. No obstante, el creciente interés chino en los hidrocarburos rusos y en el potencial minero de Canadá, Groenlandia e Islandia, provocó que en 2019 China ampliará su flota con el Xue Long II, rompehielos que es parte del proyecto “Ruta polar de la seda” lanzado en 2018. Asimismo, en junio de 2018 la Corporación Nuclear Nacional de China lanzó una licitación para la construcción del primer rompehielos atómico chino, única nave que se prevé tendrá equivalencia a los barcos rusos.

En el caso de la Unión Europea, el proyecto Aurora Borealis que contempla la construcción de rompehielos se encuentra detenido. Por ello, Finlandia, Suecia, Estonia, Noruega y Dinamarca han creado proyectos para la construcción de botes que les permitan la investigación y comunicación con la Antártica, construcciones que serán homólogas a los buques de Chile, Sudáfrica, Australia y Argentina que se encuentran en el círculo polar Antártico. En Europa, Francia se posiciona como el único país poseedor de un rompehielos, el Astrolabe.

Finalmente, se debe tomar en cuenta que el interés internacional sobre el Ártico ha provocado un incremento en las amenazas al ecosistema, peligros que han tratado de ser combatidos mediante el Consejo del Ártico que, establecido en 1996, busca hacer del Ártico una zona protegida. Así, el foro ha hecho posible la implementación de diversos acuerdos intergubernamentales que velan por la protección del medio ambiente en la zona, como es el caso de la prohibición de la pesca comercial en alta mar en el océano Ártico Central en 2019. Sin embargo, eso no ha retrasado los intentos por incursionar y apoderarse del Ártico, principalmente por parte de Rusia, Estados Unidos y recientemente China, ya que el deshielo ha resultado ser ventajoso para la disputa hegemónica sobre los mares fríos al facilitar el ingreso a los polos y con ello, la explotación de materias primas y la búsqueda de rutas marítimas.

Datos cruciales: 

1. El valor para la fabricación del proyecto Lider asciende a 127 mil millones de rublos, se trata de un valor de aproximadamente de 1 850 millones de euros.

2. El proyecto Lider contará con las siguientes dimensiones: 200 metros de eslora (longitud de la proa a la popa), 50 metros de ancho y una potencia de 120 megavatios.

3. De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el calentamiento global en el Ártico ha comenzado a darse con valores entre dos y tres veces superiores a la media terrestre.

4. El 18 de septiembre de 2020, se registró la segunda banquisa más débil desde 1979.

5. En la movilización en el Extremo Oriente Ruso de 2018, participaron en total a 300 mil militares, entre los que se incluye la colaboración de personal proveniente de China y Mongolia.

6. Como parte de la operación “Trident Juncture”, Estados Unidos y la OTAN movilizaron a 50 mil soldados en total.

7. La Unión Soviética alcanzó un aproximado de 350 buques de carga capaces de navegar en el Ártico. Entre ellos, 16 fueron rompehielos de larga distancia, de los cuales 8 eran de propulsión nuclear.

8. El tráfico ruso de recursos naturales en el siglo XX, alcanzó su máximo punto en la década de 1980 con el transporte de 7 millones de toneladas de materia prima, cantidad que se redujo a 1.5 millones de toneladas tras la caída de la Unión Soviética.

9. Tras una lenta recuperación, el tráfico ruso de materia prima se elevó en la década de 2010, en donde en 2018 se transportaron casi 20 millones de toneladas y, en 2019 se transportaron más de 31 millones de toneladas de recursos naturales.

10. La empresa rusa de extracción de gas licuado Yamal LNG, cuenta con ayuda técnica occidental y china, por lo que tiene como accionistas a la empresa francesa Total (20% de acciones), a PetroChina (20% de acciones), al Fondo de la Ruta de la Seda (9.9% de acciones) y a la rusa Novatek (50.1% de acciones).

11. La flota de rompehielos canadiense únicamente cuenta con 15 buques, de los cuales solo uno es considerado “pesado” y cuya misión se enfoca en la investigación científica.

12. El buque más poderoso de Estados Unidos es el PolarStar, el cual fue construido en 1969 y no cuenta con propulsión nuclear.

13. Se prevé que el futuro rompehielos atómico chino cuente con una capacidad de 30 mil toneladas.

14. Francia autorizó la construcción de un segundo rompehielos el Commandant Charcot que será utilizado como un crucero turístico y que tendrá: 150 metros de eslora, turbinas de gas, motores eléctricos y estará equipado para el transporte de 270 pasajeros.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo presenta un ejemplo de la manera en que las formas de guerra tradicionales se han modificado. El hacer uso de los rompehielos como arma estratégica implica luchar por el control de territorios y sus riquezas, mediante una superioridad en las herramientas para alcanzar ese dominio.

Asimismo, se deben resaltar los efectos que la humanidad ha tenido sobre el medio ambiente. Lo anterior, destaca el aumento de la importancia estratégica que los recursos naturales presentan en una era en donde la escasez permea y a consecuencia de esto, en una era en donde las principales disputas se basan en un interés por poseer la tierra.