Brad Plumer, reportero climático especializado en políticas y esfuerzos tecnológicos para reducir las emisiones de dióxido de carbono.

Christopher Flavelle, reportero que cubre notas sobre cómo las personas, los gobiernos y las industrias intentan hacer frente a los efectos del calentamiento global.

La captura de carbono del aire, una tecnología que ha sido señalada como una opción impráctica contra el cambio climático por sus elevados costos, ha comenzado a ser atractiva como consecuencia del acelerado calentamiento global, de la continua emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y de la presión que hay sobre algunas empresas para que reduzcan sus emisiones.

Occidental Petroleum, United Airlines, Stripe y Shopify son algunas de las empresas que han comenzado a invertir grandes cantidades de dinero anualmente en nuevos “ventiladores gigantes para extraer el dióxido de carbono del aire y atraparlo”. Algunas empresas pretenden inyectar el carbono bajo tierra, mientras que otras buscan almacenarlo en concreto para edificios. Incluso, empresas como Microsoft están desarrollando planes de pago para eliminar al menos un millón de toneladas de dióxido de carbono. Esta inversión se está realizando bajo el argumento de que esta opción puede compensar las emisiones de GEI que no se han logrado reducir.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas ha declarado la urgencia de eliminar billones de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera para poder evitar las consecuencias catastróficas del cambio climático. No obstante, el precio de muchas de las alternativas tecnológicas que pueden facilitar la eliminación de carbono continúa siendo muy alto, lo que dificulta su uso masivo.

Las empresas esperan que las inversiones reduzcan los precios, al igual que sucedió con la energía eólica y solar. Pero algunos expertos advierten que con estas inversiones se corre el riesgo de que las empresas posterguen indefinidamente su eliminación de emisiones de carbono.

"Debemos intentarlo"

Jennifer Wilcox, experta en esta tecnología en la Universidad de Pensilvania, declaró que antes de intentar retirar el dióxido de carbono de la atmósfera, lo primero que las empresas deben hacer es reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero ya sea aumentando el uso de energía renovable o mejorando la eficiencia energética. No obstante, para ella la captura de carbono debe ser una opción en los sectores que son más difíciles de descarbonizar, como la aviación o la producción de cemento.

Por ejemplo, United Airlines, declaró que para el año 2050 conseguiría neutralidad de carbono y que continuará con la búsqueda de formas para reducir sus emisiones, como el mejoramiento de sus aviones y el uso de biocombustibles, pero también ha optado por invertir en la captura directa de carbono del aire. Aún con todas estas medidas, sus estrategias pueden ser insuficientes.

Muchas empresas a las que les es difícil disminuir sus emisiones, han encontrado que pagarle a comunidades para que cuiden los bosques o realizar campañas de reforestación pueden compensar sus emisiones. Sin embargo, estas acciones también presentan obstáculos, como los incendios forestales, que lejos de disminuir el carbono en la atmósfera, podrían aumentarlo. Además, las y los científicos han alertado de lo inoperantes que pueden ser estas compensaciones.

Son estas advertencias las que han motivado a optar por tecnologías que absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y depositarlo bajo tierra por decenas de miles de años.

“La mejor forma de reducir el costo es poner en marcha estas tecnologías y hacerlo a escala. Pero hasta que no haya clientes reales, nadie los va a construir” declaró Nan Ransohoff, directora de clima de Stripe, una empresa de pagos en línea, que en 2019 anunció que la empresa comenzaría a invertir en la eliminación de carbono para financiar a empresas con tecnologías prometedoras. La lista de empresas beneficiadas por Stripe incluye a empresas como Climeworks, una start up de origen suizo que ya ha construido varias plantas de captura de carbono en territorio europeo. En la lista de beneficiarios de Stripe también se encuentra Proyecto Vesta, una organización sin fines de lucro que busca esparcir minerales volcánicos a lo largo de playas y monitorear cuánto dióxido de carbono son capaces de absorber.

Peter Reinhardt, cofundador de Charm Industrial confesó que el financiamiento por parte de Stripe ha sido clave, pues de no contar con él, no podrían continuar con sus proyectos de captura de carbono. Audi, el fabricante de automóviles alemán, invirtió en Climeworks, que en 2021 planea inaugurar un programa de captura de carbono directamente del aire en Islandia.

Swiss Re, una aseguradora, también firmó acuerdo con Climeworks, mientras que Shopify –compañía dedicada al comercio electrónico– invirtió en varias empresas emergentes que se dedican a la eliminación de carbono.

Christopher Gebald, codirector de Climeworks, expuso que la compañía ha firmado acuerdos con poco más de 50 empresas que han pagado para capturar y almacenar dióxido de carbono; también señaló que su intención es construir instalaciones que permitan eliminar más de 30 millones de toneladas para 2030.

Gebald explica que el crecimiento de colaboradores se debe a que las empresas se han dado cuenta que la emergencia climática es más urgente de lo que la reducción de emisiones y la reforestación pueden lograr a corto plazo. “Si las empresas esperan eliminar grandes cantidades de carbono en 10 años, deben gastar ahora para asegurarse de que grupos como Climeworks puedan desarrollarse rápidamente. No hay posibilidad de que las soluciones biológicas lo hagan por sí solas", dijo el Dr. Gebald.

"Una curva de aprendizaje empinada"

No obstante, aún se espera que las empresas de eliminación de carbono reduzcan sus precios para que sean más accesibles. Carbon Engineering, empresa canadiense que abastece de las tecnologías necesarias para la captura de carbono, estima que los precios podrían bajar de 600 dólares a 94-232 dólares por tonelada. Steve Oldham, director ejecutivo de Carbon Engineering, considera que a medida que la construcción de plantas vaya en aumento, los costos se reducirán considerablemente.

Corporaciones como Boston Consulting Group pretenden comprar la eliminación de carbono para así compensar las emisiones que no puedan reducir. Sin embargo, su presupuesto está por debajo incluso de lo que Carbon Engineering calcula que podría llegar a costar la eliminación de carbono, lo que de momento lo orilla a optar por medidas naturales como plantar árboles.

Lo cierto es que el uso de esta tecnología está acompañado de ventajas, desventajas y una serie de compromisos, de los que algunos corporativos aún no son muy conscientes. Por otro lado, hay muchas otras empresas que han decidido continuar en la exploración y análisis de las medidas que adoptarán.

Que las empresas decidan comprar la eliminación de carbono implicará que se eduque tanto a inversionistas, activistas y consumidores sobre las ventajas de esta tecnología y quizá sea necesaria la intervención legislativa, agregó Sasha Mackler, directora del proyecto de energía en el Centro de Políticas Bipartidistas.

Simon Nicholson, codirector del Instituto de Políticas y Leyes de Eliminación de Carbono de la Universidad Americana, expresó su preocupación diciendo que, si las empresas realmente se comprometen a invertir dinero en esta alternativa y además buscan más opciones, los resultados podrían ser fabulosos. Sin embargo, si esta medida no funciona o su accesibilidad no logra como se espera, será necesario contar con un Plan B.