El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital

Cita: 

Moore, Jason W. [2020], El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital, Madrid, Traficantes de sueños, https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/PC_22_MOORE_web.pdf

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2020
Tema: 
Propuesta para superar el dualismo cartesiano en las interpretaciones sobre la "crisis ecológica" contemporánea.
Idea principal: 

Jason W. Moore es un historiador ambiental y geógrafo histórico. Es profesor de sociología en Binghamton University. Es autor, entre otros libros, de El capitalismo en la trama de la vida, Capitalocene or Antropocene? y Anthropocene or Capitalocene? Nature, History, and the Crisis of Capitalism. Es coordinador de la red de investigación sobre ecología-mundo.


Introducción. La doble internalidad: la historia cuando la naturaleza importa

El libro de Jason W. Moore plantea una propuesta de redefinición ontológica, epistémica, metodológica y teórica de la manera en que se piensa la coproducción de la trama de la vida y las civilizaciones humanas, con énfasis en la configuración capitalista de la vida social.

El capitalismo en la trama de la vida trata de cómo el mosaico de relaciones que denominamos capitalismo funciona a través de la naturaleza; y de cómo la naturaleza funciona a través de esa área más limitada, el capitalismo. Este doble movimiento –del capitalismo a través de la naturaleza, de la naturaleza a través del capitalismo– es lo que denomino ‘doble internalidad’”.

Moore postula que es posible que tras la crisis de 2008, la humanidad esté experimentando “el desmoronamiento de las estrategias y de las relaciones que han sostenido la acumulación del capital durante los últimos cinco siglos”. Este desmoronamiento sería resultado, según Moore, de la creciente dificultad para obtener los “dones gratuitos” de la naturaleza.

En la academia crítica se ha consolidado un consenso tras la crisis de 2008: a inicios del siglo XXI vivimos una época de “crisis convergentes”: alimentaria, energética, financiera, climática, entre otras. Una ventaja de esta comprensión es que cada vez más la dimensión medioambiental, largamente ignorada, es considerada en los análisis de economía política. No obstante, un problema con el enfoque de las “crisis convergentes” es que implícitamente considera que sociedad y naturaleza guardan una relación de exterioridad entre sí y sus análisis deben ser “sumados”. Para Moore, esta visión dualista de sociedad y naturaleza como externos es equívoca. Es necesario que el imaginario político antisistémico supere ese dualismo para pensar en formas alternativas de organización de la realidad. En esta obra, Moore ofrece una propuesta interpretativa alterna.

Moore plantea que no existe mutua independencia entre el capitalismo y la naturaleza. Y postula que el capitalismo no es simplemente un sistema económico, sino “una manera de organizar la naturaleza”. Como proyecto, el capitalismo consiste en dominar, codificar, cuantificar y racionalizar a la Naturaleza al servicio de la acumulación. Como proceso, el capitalismo se enfrenta a la “trama de la vida”, la naturaleza con n minúscula, como “flujo de flujos” donde “los seres humanos crean medio ambientes y los medio ambientes crean personas –y organización humana–”. De esa manera, la crisis contemporánea no es del capitalismo y la naturaleza, sino una crisis del capitalismo-en-la-naturaleza.

Moore critica el dualismo cartesiano Sociedad/Naturaleza, en el cual ambas sustancias guardan una relación de mutua exterioridad. Aunque la distinción entre humanos y el resto de los seres vivos tiene una larga historia que precede al capitalismo, el dualismo Naturaleza/Sociedad es propiamente moderno. El dualismo cartesiano separa en términos simbólicos lo que está unido en la práctica: la actividad humana en la trama de la vida y su coproducción. En esta forma de interpretar la realidad, se da prioridad a lo que la humanidad hace sobre la naturaleza. Para Moore, esta forma de pensar se ha vuelto obsoleta para explicar los procesos en curso; por ello, es necesario escapar de la “prisión del binomio cartesiano”.

En lugar de priorizar el análisis de la sociedad o la naturaleza como sustancias exteriores, la propuesta de Moore consiste en considerar las relaciones y procesos a través de los cuales se coproducen las distintas configuraciones de la humanidad en la naturaleza y las civilizaciones se ven inmersas en la coproducción de la vida. A esta alternativa para pensar la trama de la vida Moore la llama una “doble internalidad”: la humanidad-en-la-naturaleza y la naturaleza-en-la-humanidad. La “doble internalidad” a la que se refiere Moore no significa que el capitalismo tenga primacía para rehacer las naturalezas planetarias sin ningún límite; por el contrario, significa que el capitalismo es ya algo coproducido por las especies, ciclos biogeoquímicos, relaciones, etc., existentes en el planeta.

Aunque en el pensamiento ecologista existe un amplio consenso sobre que el ser humano es parte de la naturaleza, hay una gran polémica en relación a si las organizaciones humanas (los imperios, las empresas, los mercados, etc.) deben ser consideradas parte de la naturaleza. En general, se ha sostenido que las organizaciones humanas no son parte de la naturaleza. Según el autor, el consenso en el pensamiento ecologista es que el capitalismo actúa sobre la naturaleza, y ésta funciona con independencia respecto del capitalismo. Para Moore, esta concepción de la naturaleza como un objeto pasivo y externo a la humanidad es errónea. Por el contrario, afirma que toda forma de vida humana ya está coproducida en la trama de la vida y que las formas particulares de la vida social organizan la trama de la vida de distintas maneras. En suma, considera que “en lugar de un mundo contemporáneo producido por dos sustancias discretas que interactúan –Sociedad y Naturaleza–, contemplamos la historia de la modernidad como coproducida, de principio a fin”.

De esa manera, Moore considera al capitalismo “como una ecología-mundo que conjunta acumulación de capital, consecución de poder y coproducción de la naturaleza en una unidad dialéctica”.

El oikeios: hacia una creación del medio ambiente

El autor usa la palabra oikeios –un concepto que retoma de Teofrasto– para referirse a la relación abierta, dinámica y multidimensional de creación de vida. La humanidad –en su evolución, adaptación y transformación– es a la vez parte y productora del oikeios. En consecuencia, el capital y el capitalismo son también productos y productores de oikeios. “El capitalismo como ecología-mundo es por tanto no la ecología del mundo, sino una historia con patrones de poder, de capital y de naturaleza en unión dialéctica”.

Tener al oikeios como punto de partida permite plantear preguntas distintas a las del pensamiento ecologista preponderante en las humanidades y las ciencias sociales. Las dos preguntas principales de lo que Moore llama el “pensamiento verde” son: 1) ¿cómo se separó la humanidad de la naturaleza?; 2) ¿cómo los seres humanos alteran la naturaleza y provocan degradación medioambiental? Por el contrario, desde la perspectiva del oikeios las preguntas que se plantean invierten la perspectiva: 1) “¿cómo se unifica la humanidad con el resto de la naturaleza dentro de la trama de la vida?”; 2) “¿cómo la historia humana es una historia coproducida, mediante la cual los seres humanos ponen a la naturaleza –incluidos otros seres humanos– a trabajar en la acumulación de riqueza y poder?”.

En cuanto a la primera pregunta, como ya se señaló, Moore se opone a considerar a la Sociedad y a la Naturaleza como dos entidades cuya existencia guarda una relación de exterioridad. Para insistir en este punto, recupera algunas discusiones de la geografía crítica. Para Henri Lefebvre, el capital produce el espacio, no sólo lo ocupa; la acumulación de capital es un proceso de producción del espacio; las relaciones sociales suceden en el espacio y participan de la producción del espacio. De manera análoga, Moore afirma que todas las relaciones sociales se desarrollan dentro de la trama de la vida y la coproducen. En consecuencia, no hay relación de exterioridad sino de imbricación y coproducción. Puesto que las relaciones sociales son históricas, la coproducción de la naturaleza-en-la-sociedad y de la sociedad-en-la-naturaleza está históricamente determinada y es dinámica. De ahí que el autor hable de “naturalezas históricas”. La configuración histórica de la vida social que Moore estudia en su libro es el capitalismo, que es a la vez producto de la trama de la vida y la coproduce: “el capitalismo crea naturaleza; la naturaleza crea capitalismo”.

En relación a la segunda pregunta, Moore considera que en lugar de preguntar qué hace el capitalismo sobre la naturaleza, es más útil cuestionarse cómo la naturaleza trabaja para el capitalismo. En ese sentido, sostiene que si el capitalismo ha existido durante cinco siglos, no ha sido por “destruir la naturaleza” (expresión a la que el autor se opone), sino a través de poner en marcha proyectos que llevan a que la naturaleza (incluidos los humanos) trabajen cada vez más duro. Uno de los mayores obstáculos para la acumulación de capital en el siglo XXI es que el capitalismo tiene crecientes dificultades para conseguir que la naturaleza “trabaje más duro”.

Posteriormente, Moore plantea algunas diferencias con la teoría del valor de Marx al sostener que el capitalismo se reproduce por la “unidad de trabajo humano y extrahumano”. Para discutir la noción marxiana de valor, el autor plantea sus conceptos de trabajo/energía y de apropiación. Al hablar de trabajo/energía, Moore se refiere a la “capacidad de realizar trabajo por parte de naturalezas humanas y extrahumanas”; este trabajo –en el que incluye “desde la fotosíntesis hasta cazar presas para las crías”– se transforma en valor. Mediante su idea del trabajo/energía, Moore busca dar cuenta de que hay flujos de poder y capital en la naturaleza, así como flujos de naturaleza en el capital y el poder. También discute con J.B. Foster al afirmar que lo que el capitalismo produce no es una “fractura metabólica”, sino un cambio metabólico.

En su crítica a la teoría del valor de Marx, Moore plantea la idea de apropiación como distinta y complementaria de la explotación. Por apropiación, el autor entiende los “procesos extraeconómicos que identifican, garantizan y canalizan trabajo no remunerado ajeno al sistema de mercancías en el circuito del capital”. Además del trabajo/energía de las naturalezas extrahumanas, Moore también incluye dentro de los procesos de apropiación a lo que se suele denominar la esfera de la reproducción social (crianza, cuidados, etc). Si en las relaciones de explotación se produce trabajo social abstracto, para Moore “las relaciones de apropiación producen naturaleza social abstracta”, que permite elevar la explotación y acumular trabajo social abstracto en una escala cada vez mayor.

A lo largo de la historia del capitalismo, los procesos de apropiación del trabajo de la naturaleza han contribuido a la elevación de la productividad del trabajo y al incremento del plusvalor. Según Moore, la creciente explotación depende fundamentalmente de la apropiación de la naturaleza barata; en particular, de lo que llama los “cuatro baratos”: fuerza de trabajo, alimentos, energía y materias primas.

Para el autor, se debe repensar el valor a partir de considerar al trabajo/energía y a los procesos de apropiación como complementarios de los procesos de explotación. Esta reconsideración del valor llevaría a entender de mejor manera la doble internalidad del capitalismo-en-la-naturaleza y de la naturaleza-en-el-capitalismo.

Capitalismo y oikeios están en coevolución; las revoluciones industriales, científicas, agrícolas, etc., se desenvuelven en el oikeios y lo redefinen. “Así fluyen juntos nuevos capitalismos históricos y nuevas naturalezas históricas”.

Ecología-mundo: ¿qué hay en un nombre?

En este apartado, el autor relata las enormes dificultades a las que se enfrenta la academia crítica en la construcción de un nuevo vocabulario capaz de dar cuenta de la doble internalidad. Afirma que “nuestros vocabularios académicos, incluso después de cuarenta años de pensamiento verde, siguen estando contenidos dentro de una noción esencialmente cartesiana –y limitados por ella– de la interacción entre naturaleza y sociedad”. A pesar de algunos esfuerzos importantes para superar esa dicotomía –como el planteado por Donna Haraway al hablar de cyborg– “tendemos a recurrir a un vocabulario binario que reafirma la independencia de las naturalezas humanas y extrahumanas”.

Las dificultades para construir ese nuevo vocabulario son múltiples. Moore destaca un obstáculo metodológico. Aunque se avanzó en el fundamento filosófico de comprender a la humanidad-en-la-naturaleza, “ha habido demasiado poco movimiento en la traducción de la postura filosófica al método histórico”. Hacía falta un método a partir del cual reconstruir objetos históricos como el neoliberalismo o el capitalismo como resultado de coproducciones de naturalezas humanas y no humanas en la trama de la vida. Además, el conocimiento sobre la humanidad y la naturaleza no había alcanzado una masa crítica con la cual fuese viable desarrollar análisis que se basaran en el oikeios.

Moore sugiere que una vez que se alcanzó la masa crítica de conocimiento sobre la humanidad y la naturaleza, la perspectiva de la ecología-mundo representa una alternativa de reciente surgimiento para entender en términos históricos la coproducción de las naturalezas humanas y extrahumanas, en particular para tratar sobre el capitalismo dentro de una doble internalidad. La ecología-mundo es un paradigma que busca “comprender la humanidad-en-la-naturaleza como proceso histórico-mundial”. Los pioneros en el proyecto de esa integración fueron Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi.

Adicionalmente, el autor considera que las formulaciones de Marx –en relación a que los humanos somos “seres naturales” y a que a través del trabajo la humanidad transforma su naturaleza externa, a la vez que transforma su propia naturaleza– ofrecen un camino para unificar a la humanidad y la naturaleza en términos epistemológicos y ontológicos.

Capitalismo/naturaleza/crisis

El autor subraya que lo que está en juego con la propuesta de superar el dualismo cartesiano planteada en El capitalismo en la trama de la vida no es sólo un preciosismo académico, sino la manera en que se interpreta la crisis global de nuestro tiempo y las posibilidades de organización de los movimientos de liberación.

Paralelamente, de la manera en que se piense la relación entre el capitalismo y la trama de la vida depende la respuesta que se dé a la pregunta sobre si la crisis actual es una crisis más en el desarrollo del capitalismo o si se trata de “una crisis epocal, marcada por un descenso irreversible en la capacidad del capital para reestructurarse para salir de grandes crisis”. Desde la perspectiva de la ecología-mundo, el autor sostiene que hay muchas razones para considerar que se aproxima una crisis epocal.

Asimismo, Moore considera que la perspectiva de la “doble internalidad” ofrece la posibilidad de sintetizar dos corrientes de pensamiento que a pesar de todos sus avances particulares han caminado por senderos separados: la corriente sobre la teoría de la crisis de acumulación y el estudio de la crisis medioambiental. De esa manera, plantea Moore, se podrían sintetizar las formulaciones sobre cómo funciona el capitalismo con las que estudian cómo el capitalismo produce la naturaleza.

Conclusión

La introducción concluye con una invitación por parte del autor para examinar cómo la trama de la vida produce la organización humana y cómo las civilizaciones, el capital, el poder, etc., se desarrollan a través de la trama de la vida y la producen. “Cabe elegir entre un paradigma cartesiano que ubica el capitalismo fuera de la naturaleza, actuando sobre ella, y una forma de ver el capitalismo como proyecto y proceso dentro de la trama de la vida”.

Desde la perspectiva de la doble internalidad, reconocer que el capitalismo es histórico implica señalar que la naturaleza es también histórica; que la trama de la vida produce las condiciones del capitalismo y que el capitalismo es una forma histórica de organización de la naturaleza. La acumulación de capital ha sido posible por la apropiación de “trabajo/energía” en todo el planeta; la generalización de las relaciones mercantiles durante los últimos siglos fue sostenida por la generalización de la apropiación de trabajo/energía no remunerado.

Moore plantea que la perspectiva de la doble internalidad ofrece posibilidades explicativas más amplias para comprender la crisis de nuestro tiempo que las interpretaciones –dominantes en el pensamiento ecologista y socialista– que ven a la naturaleza como un “límite externo” a la acumulación de capital. En la actualidad, a decir de Moore, el capitalismo se encuentra en crisis no por lo que ha hecho sobre la naturaleza, sino porque las dificultades a las que se enfrenta este sistema histórico para actuar a través de la naturaleza, para organizar la trama de la vida y para apropiarse de “Naturaleza Barata” plantean obstáculos sin precedentes para la acumulación.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La propuesta planteada por Jason W. Moore para salir de la "cárcel" del dualismo cartesiano en las interpretaciones sobre la crisis civilizatoria ofrece contrapuntos interesantes con las lecturas dominantes en la izquierda sobre los procesos en curso. Frente a las lecturas que plantean a la naturaleza como un límite externo a la acumulación de capital, Moore insiste en que la acumulación opera a través de la trama de la vida; frente a las interpretaciones que sostienen que el capitalismo destruye o devasta la naturaleza, Moore plantea que el capitalismo es producto de la trama de la vida y la co-produce de formas históricamente determinadas. La propuesta teórica formulada por Moore representa una sugerente invitación para superar los planteamientos unidireccionales, simplistas y maniqueos sobre nuestro tiempo.

Por otra parte, algunas formulaciones de Moore resultan polémicas. Una de ellas es su propuesta de considerar a los ciclos biogeoquímicos o a la fotosíntesis como trabajo y como procesos creadores de valor. Estos procesos son, sin duda, generadores de valor de uso y de riqueza material concreta, pero dista de ser evidente por qué deberían ser considerados como "trabajo". En qué medida estas propuestas desdibujan la especificidad del concepto marxiano de valor es algo que amerita discusiones más detalladas.

Otra síntesis que recupera el trabajo de Jason W. Moore puede consultarse en http://let.iiec.unam.mx/node/3277