Geopolitical economy, after US hegemony, globalization and empire

Cita: 

Desai, Radhika [2013], Geopolitical economy, after US hegemony, globalization and empire, United Kingdom, Pluto Press, 313 pp.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2013
Tema: 
Crisis financiera actual
Idea principal: 

Radhika Desai es profesora en el departamento de estudios políticos en la Universidad de Manitoba, Canadá, además de ser la directora del grupo de investigación Economía Geopolítica de la misma universidad, ofrece una visión crítica del capitalismo y a la corriente de pensamiento ortodoxa actual.

CONTENIDO

La economía actual se dirige en un solo sentido, más allá de la crisis financiera de 2008 y la recesión global que trajo consigo, existen esfuerzos conjuntos para que la economía mundial se unifique a partir de la aglomeración de los mercados, con ello es factible consolidar un poder hegemónico mundial. Cada nación tiene circunstancias económicas distintas, pero para que este ordenamiento se lleve a cabo es preciso que cada una de ellas juegue un papel muy específico dentro del sistema geopolítico actual que se pretende. En ese sentido, las economías emergentes pueden suponer un problema, pues sus intenciones de desarrollo no corresponden con el rol asignado por el sistema.

Por un lado Estados desarrollados con un poder económico importante buscan preservar su poder e intensificarlo consolidando así una estructura imperialista; en contraparte, Estados contendientes discuten el esquema imperialista propuesto e intentan abatirlo en busca de beneficios, bajo esta estructura las disputas político económicas son persistentes, sin embargo, estas naciones dominantes cuentan con varios elementos de control no solo militares sino también geopolíticos económicos e ideológicos. (p.2-3)

La primera hegemonía se sostuvo en Reino Unido a partir de la industrialización de dicho país, el grado de desarrollo que gozaba lo situó un paso delante de otras naciones, esta situación perduró durante todo el siglo XIX. Sin embargo, en los primeros años del siglo XX Estados Unidos arrebató este sitio y acabada la segunda guerra mundial ya tenía un poder incomparable. Este poder obtenido mediante estrategias militares se incrementó dramáticamente mediante estrategias financieras cuando en los años 70 el dólar se erigió como la moneda del mundo gracias al respaldo que obtenía del oro. Cuando esta moneda perdió el grado de predominancia que sostenía también lo hizo la economía estadounidense, el auge expansivo de la economía china y la consolidación monetaria de la eurozona contribuyeron para gestar tal efecto. Se generó un evidente temor en los estratos más altos de la economía estadounidense, pues su poder se ponía en duda (p.4)

En los años 70 las ideas de libre mercado, poca participación del estado y crecimiento económico se unificaron para consolidar la ideología neoliberal, sin embargo, esta primera etapa de gestación es muy distinta a las dos que le sucedieron en los años 90 y 2000, estas fases son globalización e imperio respectivamente, se trata de ideologías contemporáneas de repercusiones más trascendentales. En el caso de la globalización se incluye “crecimiento comercial, inversiones, finanzas, migración, tecnología, inequidad y pobreza”, y en torno a lo anterior surge un debate respecto a la definición del concepto, no queda claro si se trata de un fenómeno real, una teoría, o una estrategia geopolítica de control estadounidense, lo que si queda claro es que día a día millones de personas la padecen. (p.6-8)

Respecto al concepto de imperio, existen dos vertientes definidas, la primera propone que Estados Unidos se adjudica este poderío a través de aceptar de manera tácita ciertas responsabilidades que adquiere con el mundo y que por consiguiente lo llevan a controlarlo, dichas posturas tienen que ver con ser el policía del mundo, incluso regulando y tomando partido en conflictos que no le incumben, mostrando su apoyo hacia una nación en contra de otra. Y la otra postura señala que su fortaleza radica en el fuerte dominio militar que es capaz de ejercer sobre otras naciones, cuando en efecto lo hace, pero también cuando mantiene una amenaza latente y condiciona comportamientos a su conveniencia. (p.10)

Por otro lado, la autora señala que el capitalismo en sí mismo ha tenido dos grandes etapas, la primera refiere al período de colonización británico, si bien el dominio de esta nación era contundente, algunos países como Alemania, Japón y el propio Estados Unidos hacían una suerte de contrapeso como Estados contendientes, en cambio, cuando esta hegemonía llegó a su fin al término de la primera guerra mundial Estados Unidos tomó la estafeta y a la postre el mundo se dividió en naciones capitalistas y comunistas. Desde entonces ha quedado de manifiesto que un escenario de desarrollo es posible desde ambos sistemas de producción, aunque por supuesto el capitalismo se a desarrollado en toda su extensión y el comunismo lo ha hecho de forma tangencial en países muy específicos (con sus respectivas consecuencias) y es posible sostener que su existencia simultánea obedece a consecuencias naturales de la guerra fría (p.11).

La geopolítica actual se mantiene por la insistencia de gobiernos que actúan de manera irresponsable, se gastan millones de dólares en rescatar a empresas particulares cuyo manejo de sus finanzas deja mucho que desear, y además, concluido el rescate vuelven a las mismas prácticas sin reserva alguna. Incluso sus estados financieros aparecen de manera usual, como si dicha intervención estatal no hubiera ocurrido. Otra acción gubernamental dañina es el hecho de que se mantiene una mentalidad chauvinista donde la solidaridad entre naciones no es una práctica recurrente (p. 16-17).

El momento actual solo es una muestra de la larga historia del imperialismo, el cual podrá mantenerse en tanto le sea posible conservar la desigualdad y los beneficios que le produce, no obstante, cada vez más naciones poderosas entran a la disputa de poder, y aunque esto podría debilitar el sistema no puede descartarse la gestación de alianzas que lo impidan. Sin embargo, en el libro se señala que existen fracturas irreversibles en el sector financiero causadas por la postura estadounidense de mantener al dólar como la moneda del mundo, esto solo catalizará el derrumbe del sistema financiero mundial, que cada vez está más expuesto a las crisis (p.17-18).

Los desarrollos neoclásicos han hecho una apología del sistema actual, no obstante, no han tenido éxito a pesar de sus múltiples intentos por renovarse. Con las intervenciones en economía política de Marx y Engels la crítica neoclásica se vio diluida y requirió nuevos conceptos que se enmarcan en la economía marginalista que pretende substituir la teoría del valor de Marx por una teoría de precios basada en la preferencia de mercados, donde se aíslan a estos últimos del proceso productivo, el trabajo y la lucha de clases. En la práctica estos esfuerzos fueron claramente insuficientes. (p12-13)

La tesis neoclásica descalifica a la teoría marxista al considerarla inconsistente sobre todo en la conversión de valor a precios, este planteamiento es sumamente escueto sobre todo por su visión estrictamente económica que además se detiene en nimiedades dejando de lado el fundamento teórico (Clarke, 1991), para los economistas marxistas no vale la pena responder a estos planteamientos pues representaría una pérdida de tiempo que debe utilizarse en reconstruir la geopolítica económica mundial (p.14)

Para la izquierda, inmersa en un mundo globalizado e imperialista es complicado visualizar las alternativas que se requieren, sin embargo, la autora señala dos acciones muy importantes, regular las finanzas nacionales en vista de lo dañadas que están las estructuras internacionales, y rediseñar el sistema monetario internacional bajo una estructura que no se respalde en el dólar, con estas acciones resultaría más factible vivir en un mundo más igualitario, culto y productivo. (p.18)

Para concluir la introducción, la autora realiza un panorama general del libro organizado por capítulos, en el número 2 se exponen las ideas de libre intercambio desarrolladas en el siglo XIX en el pensamiento de Adam Smith, ideas que, evidentemente fueron debatidas por Marx y Engels influenciados por el panorama de la época referente a las colonias británicas y su proceso de industrialización y pérdida de autonomía. (p.19)
Posteriormente el capítulo habla sobre los acuerdos que se alcanzaron para el reordenamiento mundial después de la segunda guerra mundial, así como de las ideas de Keynes y Polanyi (quienes fueron los primeros críticos del modelo neoclásico sin ser marxistas) respecto al pleno empleo, el debate en torno a la existencia de una moneda internacional, y la lucha estadounidense por emular las acciones ejercidas por Gran Bretaña un siglo atrás en la búsqueda del dominio mundial. (p. 19-20)

El capítulo 3 explica cuál fue la estrategia de Estados Unidos para expandirse económicamente en tan poco tiempo, este argumento es fundamental durante todo el libro. Estados Unidos arrebata la hegemonía económica al Reino Unido poco antes de la primera guerra mundial, cuando en 1913 el dólar se establece como la moneda hegemónica y se crea la Reserva Federal. Esta bonanza le permitió inmiscuirse en la guerra y salir fortalecido consolidando así su poderío, sobre todo en relación a las naciones más afectadas. (P.21)

Durante el período entre guerras, el dólar y la economía estadounidense superaron a la libra esterlina y la economía británica, entre otras cosas, porque para Inglaterra los gastos de la guerra eran muy altos, mientras que Estados Unidos gozaba de una gran cantidad de flujos económicos que se generaban por el período de reconstrucción. Ya en la segunda guerra mundial el dominio norteamericano era abrumador y la creación de instituciones multilaterales en la postguerra reforzaba el proyecto de hegemonía (p.21).

En el capítulo 4, se explica cómo la economía estadounidense fue perdiendo competitividad respecto a las economías europeas de Occidente y Japón, esto debido a que Estados Unidos ya no tenía la suficiente liquidez para sostener su nivel de exportaciones y echaron mano de su cuenta corriente generando déficits y aumentando su tasa de inflación. Esta pérdida de poder no permitió que se concretara la idea estadounidense de instaurar contundentemente el liberalismo, pues algunas naciones optaron por apegarse al comunismo soviético (p.22).

Por otra parte, el capítulo habla de las complicaciones que representa para la economía estadounidense proveer liquidez internacional, ya que esto se logra a partir del endeudamiento con otros países, es decir, manteniendo una balanza de pagos siempre deficitaria importando bienes y servicios del exterior, esta complicación se conoce como el dilema de Triffin (Triffin dilema). Además al convertirse en un país importador, era necesaria la emisión de más dólares para pagar estos déficits y por consiguiente hubo un aumento en la tasa de inflación y una superabundancia de dólares en la economía mundial (p. 23-24).

En el capítulo 5 se aborda el desempeño de la economía estadounidense en los años 50 y 60 desde el punto de vista de la teoría de la estabilidad hegemónica (Hegemonic Stability Theory (HST)), que plantea que el mundo permanece estable si hay una nación dominante, más poderosa que las demás, de hecho, la autora señala que la crisis de 1929 ocurre porque en este período Reino Unido ya había perdido todo su poder pero Estados Unidos aún no se erigía con él. Por lo anterior, se afirma que la crisis de 1970 se suscitó porque para entonces Estados Unidos ya estaba perdiendo ese liderazgo (p. 24).

En las últimas décadas del siglo, Estados Unidos agudizó esfuerzos por mantener su hegemonía, no obstante, su poderío militar y financiero, solo otorgaron control ilusorio aunque de cualquier forma creíble. El capítulo culmina con una tesis de Robert Brenner que sostiene que la sobrecapacidad y la sobreproducción fueron la causa inicial de la larga recesión que se vive y que además durará mucho más tiempo ya que Estados y trasnacionales no admitirán fugas de capitales para revertir el conflicto financiero (p. 24-25).

El capítulo 6 cubre el desempeño del dólar de 1971 a 1992. Cuando esta moneda remplazó al patrón oro como respaldo financiero fue difícil mantener la confianza de muchos Estados extranjeros, situación lógica pues entonces el futuro de esta moneda era incierto, no obstante, esto se revirtió con el incremento del precio del petróleo y las inversiones que países miembros de este organismo hicieron en la moneda norteamericana. Estos activos financieros se denominaron petrodólares y constituyen el primer gran financiamiento para la economía estadounidense (p.25).

No obstante, este auge duró poco tiempo, pues para finales de la década de los 70 el dólar volvió a caer, y Estados Unidos se vio obligado a unirse al G7 y así mantener estable el tipo de cambio y la tasa de crecimiento. Entrada la administración del presidente Reagan, permeó la idea de crecer a como diera lugar, a través de bajar la tasa impositiva, de aumentar los subsidios, de hacer un plan de estímulos fiscales para investigación y desarrollo (más tarde denominado militarismo schumpeteriano) entre otras medidas. El resultado, desde luego fue crecer, pero con serios déficits (p.25-26).

La entrada de capitales a Estados Unidos, venía de tres flancos, las altas tasas de interés ofrecidas por la Reserva Federal (FED), el pago de los intereses de la deuda de países tercermundistas a través del FMI, y el financiamiento proveniente de Japón para entrar a los mercados estadounidenses, todos estos flujos llevaron al dólar a un nivel muy alto, donde se avecinaba una caída catastrófica, la cual sucedió en 1985 y colapsó todos los mercados, para 1987, se crearon múltiples burbujas financieras y la debilidad de la economía estadounidense quedó de manifiesto (p. 26).

En el capítulo 7, la autora habla de la fase de globalización que se extrapoló en la administración del presidente Clinton, esta fase se caracteriza por la celebración de tratados internacionales en busca de la consecución de mercados, si bien el término es asociado a prosperidad, estabilidad y unificación global, la realidad es que estas políticas dieron incertidumbre económica y violencia social, prueba de ello son las múltiples crisis financieras que se han desatado en todo el mundo desde mediados de los 90 (p. 26-27).

Finalmente en el capítulo 8 se cubre un período de tiempo más reciente, el que concierne al imperio estadounidense y su lucha por mantenerse como el país hegemónico, para este fin, los atentados del 11 de septiembre resultaron una excusa perfecta para realizar intervenciones militares que permiten perpetuar el poder. Sin embargo, la actividad productiva de otras naciones especialmente de China es cada vez más fructífera, y por lo tanto cada vez será más difícil mantenerse en la cima del poder (p.27-28).

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

Capítulo 3 The materiality of nations

Capítulo 5 The retrospection of hegemony Stability theory

Capítulo 7 Globalization?

Capítulo 8 Empire?

Capítulo 9 Conclusion: The multipolar moment

Nexo con el tema que estudiamos: 

Cuando esta pérdida de hegemonía se manifiesta, el capitalismo se transforma con la intención de perpetuarse, la crisis financiera de 2008 es el reflejo de la pérdida de control que la economía estadounidense ha experimentado, y que, en el relato del autor, ha venido soportando estoicamente mediante estrategias político económicas desde hace ya varios años. No obstante, esta crisis corrompió sistemas financieros bien estructurados diseñados para polarizar el capital y mantener el poder, con dicha ruptura es difícil vislumbrar el escenario económico que aguarda.

Es posible afirmar que el período actual de constante cambio, supondrá un nuevo reordenamiento geopolítico económico en la disputa de la hegemonía a través de las diversas herramientas de dominancia que se disponen. Nuevas economías, concretamente la china, esperan su turno en la búsqueda del poder; y por otro lado, Estados Unidos buscará retenerlo quizá mediante otra gran estrategia económica que por supuesto debe ser acompañada de un disfraz mercadológico que oculte las consecuencias reales de tal estrategia.

Finalmente, vale la pena recordar que la autora contempla la posibilidad de la gestación de alianzas, de modo que una alternativa distinta puede contemplarse. Cual sea el desenlace, queda claro que las grandes crisis representan un parte aguas en la trayectoria del capitalismo, y la crisis financiera de 2008 no es la excepción.