That Was Fast: Blowups With China and Russia in Biden's First 60 Days

Cita: 

Sanger, David [2021], "That Was Fast: Blowups With China and Russia in Biden's First 60 Days", The New York Times, New York, 20 de marzo, https://www.nytimes.com/2021/03/20/us/politics/china-russia-biden.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Sábado, Marzo 20, 2021
Tema: 
El escalamiento de las tensiones entre China y Rusia contra Estados Unidos
Idea principal: 

David E. Sanger es corresponsal en The New York Times en la Casa Blanca y en seguridad nacional. Con una carrera periodística de 38 años, Sanger ha sido miembro de tres equipos ganadores del Premio Pulitzer; asimismo, es autor de diversos libros.


El jueves 18 y el viernes 19 de marzo de 2021, representantes de la administración de Joe Biden y enviados del gobierno de Xi Jinping se reunieron en Anchorage, Alaska, en lo que fue un dialogo que podría ser un ejemplo de la forma en que Estados Unidos tratará con China y Rusia los próximos cuatro años: una nueva era de competencia entre superpotencias, en lo que son las relaciones diplomática más tensas que Estados Unidos ha tenido con Rusia desde 1989 y con China.

Las tensiones entre el gigante norteamericano y los gigantes asiático y euroasiático, son parte de un problema que se ha gestado desde que Vladimir Putin, en Rusia, y Xi Jinping, en China, implementaron un sistema autoritario en los países que dirigen; tensiones que llegaron a un punto sin precedentes en el siglo XXI, tras las declaraciones de Biden al referirse al dirigente ruso como un “asesino”, y tras las proclamaciones chinas en donde se refirieron a Estados Unidos como un país arrogante.

Expertos consideran que, a pesar de que los comentarios de cada país fueron orientados a sus audiencias domésticas; se trata de declaraciones que son parte de una disputa que no había sido presenciada desde la Guerra Fría, en donde la tecnología, los conflictos en el ciberespacio y las operaciones de influencia, se han convertido en los nuevos escenarios de competencia entre las tres potencias.

De acuerdo con veteranos de la Guerra Fría, la rivalidad entre Estados Unidos y Rusia no se asemeja al antagonismo que existió con la Unión Soviética, debido a que Rusia carece del potencial económico para presentar una real amenaza a Estados Unidos; a razón de lo previo, el actual poder ruso se basa en inquietar e infundir miedo a través de agentes nerviosos, como el Novichok, o del despliegue de su capacidad cibernética, la cual ha demostrado ser lo suficientemente fuerte para perturbar los sistemas estadounidenses.

A pesar de que Rusia tiene una economía débil comparada con la economía estadounidense, la administración de Vladimir Putin ha demostrado una gran capacidad de resiliencia ante las sanciones internacionales que han sido impuestas al país en grande del mundo. Se trata de una resistencia que no solo ha acelerado los avances rusos para realizar ataques en el ciberespacio, sino que han convertido a Rusia en uno de los mayores desafíos para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Por su parte, China se ha posicionado como el principal competidor de Estados Unidos en términos económicos, ya que se considera que para finales de la década de 2020 el gigante asiático se convertirá en el país con el mayor producto interno bruto (GDP, por sus siglas en inglés) del mundo; posición que le permitirá a China construir el ejército más poderoso del mundo y ser líder en tecnologías clave para 2049.

El actual poder chino ha surgido de su expansión económica y de la forma en que China ha utilizado su tecnología para formar lazos con naciones en América Latina, Medio Oriente, África y Europa del Este, lazos que crearán relaciones de dependencia con Beijing que harán posible que un futuro se exporten elementos del autoritarismo chino a otras partes del mundo.

Es por lo previo, que China considera que el declive estadounidense será consecuencia del poder económico y tecnológico chino, el cual en esta narrativa, es más importante que el poder militar tradicional para establecer un liderazgo global. Se trata de una narrativa ante la cual Estados Unidos no ha desarrollado una estrategia, por lo que el gobierno estadounidense deberá realizar esfuerzos a largo plazo para combatirla.

Ejemplo de lo mencionado, es el hecho de la administración de Donald Trump no tomó acciones contra el avance tecnológico y económico chino hasta finales de su mandato, en donde el gobierno estadounidense trató, de manera desorganizada, de minimizar el poder de Huawei y de TikTok. Por su parte, la reunión de Anchorage fue el primer esfuerzo de la administración Biden para convencer a China de que el nuevo gobierno estadounidense planea competir con Beijing en el ámbito tecnológico, incluso si eso significa gastar miles de millones de dólares en investigación y en el desarrollo de proyectos conjuntos.

Ante la posición estadounidense en Alaska, los representantes chinos, a través de cuestionamientos a los valores estadounidenses y al liderazgo del gigante norteamericano en instituciones internacionales, declararon de manera implícita que China acelerará sus esfuerzos para dominar los foros que han establecido las reglas a nivel internacional, como la Organización Mundial del Comercio (OMC). Para que lo previo sea posible, China ha formado una alianza con Rusia en los foros internacionales; acuerdo en donde las dos naciones planean reducir la influencia de Estados Unidos y reforzar el autoritarismo.

Aunado a su unión en contra de Estados Unidos dentro de las organizaciones internacionales, China y Rusia han demostrado que comparten una afinidad en utilizar los ciberataques como un mecanismo para vulnerar al gobierno estadounidense y a sus empresas privadas. Debido a lo anterior, tanto Rusia como China han impulsado la sofisticación de sus habilidades digitales, las cuales han utilizado con fines políticos; ejemplo de ello, fueron los hackeos a Microsoft realizados por China y los SolarWind hacks realizados por Rusia, ambos hackeos a una escala industrial que permitieron comprometer a más de 30 mil y 18 mil sistemas respectivamente.

Los conflictos cibernéticos entre Estados Unidos, China y Rusia, son parte de un juego en donde no se conoce si el objetivo es robar secretos o recordar a los líderes estadounidenses que sus contrincantes son capaces de derribar sus sistemas y paralizar su país; independientemente de los motivos, se trata de acciones que podrían salir de control, ya que Joe Biden ha declarado que Estados Unidos se está preparando para tomar represalias, respuesta que podría aumentar el riesgo de un escalamiento de los conflictos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La alianza de Rusia y China en su disputa contra Estados Unidos no solo es importante en el sentido de que se ha recrudecido una contienda por las dinámicas de poder a nivel internacional; sino, que también significa que los futuros conflictos se darán en nuevos escenarios y serán llevados a cabo por medio de nuevas herramientas, como es el caso del ciberespacio y los ciberataques. Asimismo, el aumento de las tensiones entre las tres potencias es prueba de que las condiciones internacionales actuales han dificultado la resolución de enfrentamientos únicamente por la vía diplomática, lo que ha llevado a que la economía se convierta en un actor cada vez más decisivo de los actuales y futuros conflictos por la hegemonía mundial.