Las sociedades transnacionales

Cita: 

Teitelbaum, Alejandro [2012], “Las sociedades transnacionales”, América Latina en Movimiento. Capital Transnacional vs. Resistencia de los pueblos, Quito, ALAI, (476): 7-10, junio.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Junio, 2012
Tema: 
El papel actual del capital financiero en la operación de las trasnacionales.
Idea principal: 

Alejandro Teitelbaum es representante de la Asociación Americana de Juristas ante las Naciones Unidas. Autor del libro La armadura del capitalismo. El papel de las sociedades transnacionales en el mundo contemporáneo.

Las empresas transnacionales son los agentes nucleares del sistema capitalista. Actúan en todas las dimensiones de la vida: producción, abastecimiento de servicios, ilegalidad, en la cúpula del poder, en la cultura, etcétera. Su búsqueda obsesiva por la maximización de la ganancia -y la complicidad de las élites del poder, intelectuales y personas destacados de la sociedad civil- es un factor de primer orden de la crisis civilizatoria que enfrenta la humanidad.

El capitalismo monopolista se consolidó en la segunda mitad del siglo XX, gracias a las innovaciones tecnológicas. En este proceso, las empresas transnacionales se posicionaron como “estructuras básicas del sistema económico-financiero mundial y sustituyen al mercado como método de organización del comercio internacional” (p. 7).

La reestructuración productiva de los años setenta implicó el dominio del capital financiero sobre el capital productivo. La pérdida de importancia relativa de las actividades industriales y comerciales, la deslocalización de la producción, la fragmentación del proceso productivo, son resultado de la crisis del régimen basado en la producción y el consumo en masa. La reactivación económica vendría con la innovación tecnológica. Sin embargo, el estancamiento económico que implicó la reducción de la demanda agregada (por los bajos salario, pérdida de prestaciones y derechos, reestructuración productiva), dejó capitales ociosos que no encontraron rentabilidad en la esfera productiva (p. 8). “Es así como el papel de las finanzas al servicio de la economía, interviniendo en el proceso de producción y de consumo (con créditos, préstamos, etc.) quedó relegado por el nuevo papel del capital financiero: producir beneficios sin participar en el proceso productivo” (p. 9).

Esta apropiación de beneficios por parte del capital financiero se consiguió a través de dos mecanismos: como inversores institucionales y a través de la especulación. La primera implica la compra de acciones de una empresa por grupos financieros (gestores de fondos de pensiones, compañías de seguros, organismos de inversión colectiva y fondos de inversión), que le permite establecer las estrategias de inversión, generalmente de corto plazo, para aumentar la rentabilidad de la empresa en cuestión. La segunda es a través de la inversión de los grupos financieros y las empresas industriales en especulación que incluye no sólo productos financieros, sino cada vez más precios de materias primas y alimentos (p. 9). La especulación aceleró “la acumulación de grandes capitales en pocas manos a expensas sobre todo de los trabajadores, de los jubilados y de los pequeños ahorristas” (p. 10).

El predominio del capital financiero se manifiesta en su presencia en las diferentes ramas productivas: desde la extracción de materias primas, prestación de toda clase de servicios, producción de mercancías, investigación en todos los órdenes, etc., persiguiendo el máximo beneficio aun a costa de la humanidad (p. 11).

Datos cruciales: 

El grueso del poder económico mundial confluye en 737 grandes corporaciones, la mayoría de ellas bancos y grupos financieros que, a través de diversas redes y vínculos, controlarían el activo del 80% de las grandes sociedades transnacionales. Y el 40% de dicho activo estaría controlado por sólo 147 corporaciones (p. 9).

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo explica brevemente el ascenso del capital financiero y el mecanismo a través del cual somete al aparato productivo. El texto es relevante porque señala a las empresas transnacionales como agentes fundamentales del sistema capitalista en la etapa actual, liderada por el capital financiero. Por tanto, la crisis civilizatoria a que ha conducido la máximización de la ganancia no puede separarse de la actuación económica, política y cultural de las sociedades transnacionales.