Catrin Einhorn es una reportera que labora para The New York Times cubriendo notas sobre la extinción de vida silvestre.

La combinación de calor y sequía extremos que han afectado al oeste de Estados Unidos y Canadá en las últimas dos semanas ha acabado con la vida de cientos de millones de animales marinos y amenaza a numerosas especies de agua dulce, de acuerdo a un estudio preliminar y a entrevistas con científicos.

Para calcular la tasa de mortalidad, el Doctor Christopher Harley, biólogo marino de la Universidad Británica de Columbia, estimó el número de muertes de mejillones en un litoral particular. Concluyó que, si se toman en cuentan las muertes de las especies que habitan en los mismos espacios que los mejillones, estas llegarían a contabilizarse en más de mil millones.

Las condiciones extremas del clima se volverán más frecuentes e intensas, afirman los científicos. Estas afectan tanto a humanos como a animales. Cientos de personas murieron en junio con la ola de calor que azotó el noroeste del Pacífico (ver: http://let.iiec.unam.mx/node/3713). Un estudio científico asevera que estos sucesos serían improbables sin el calentamiento global.

Los científicos también comenzaron a considerar los efectos dominó de la pérdida de vida marina. Por ejemplo, los patos marinos que necesitan de los mejillones para alimentarse antes de migrar.

Otra ola de calor se espera en el noroeste del pacífico, por lo que existe preocupación por las temperaturas de los ríos. Los científicos afirman que, debido al aceleramiento del cambio climático, fenómenos cada vez más extremos serán más frecuentes y dañinos para la naturaleza.

El cambio climático empeora las sequías y las olas de calor, por lo que las condiciones de vida para los animales marinos se vuelven más precarias. Muchos de ellos ya se enfrentaban a la degradación de sus hábitats por la actividad humana.

Como medida de emergencia, trabajadores de la Agencia de Idaho para la pesca y el juego han empezado a capturar una gran variedad de especies de salmón en peligro de extinción para llevarlos a contenedores y ahí criarlos.

Jonathan Ambrose, un biólogo que trabaja con la Oficina nacional de administración oceánica y atmosférica afirma que, este año, existe 90% de mortalidad en el salmón, o incluso más.