Extractivismo corporativista en México: minería en Guanajuato

Cita: 

Azamar, Aleida [2019], “Extractivismo corporativista en México: minería en Guanajuato”, Economía y Sociedad, 24(55):78-100, enero-junio.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2019
Tema: 
El extractivismo corporativista en Guanajuato
Idea principal: 

Aleida Azamar Alonso es doctora en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Profesora Investigadora del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana, México. Sus líneas de investigación son: Economía ecológica, extractivismo, minería, sustentabilidad, movimientos y conflictos socioambientales.


Introducción

Actualmente, se realiza una explotación intensiva de la naturaleza para obtener todos los bienes que son consumidos por los seres humanos. La comercialización de estos bienes ha provocado el cambio de la acumulación hacia el intercambio masivo. Estos bienes también sirven como reserva monetaria a nivel internacional. En este contexto, “la extracción intensiva de recursos minerales (“extractivismo”) se ha convertido en la columna vertebral del modelo productivo capitalista que está comenzando a trascender hacia una etapa que puede ser denominada monopolista” (p. 79). Algunas megacorporaciones dominan el mercado y el Estado asume un papel que respalda las condiciones productivas.

El trabajo de Aleida Azamar “Extractivismo corporativista en México: minería en Guanajuato”, realiza un análisis teórico del capitalismo monopolista y su influencia de la minería en Guanajuato, México cuyo fundamento se encuentra en los argumentos marxistas sobre las fases del sistema económico.

Metodología

Azamar recurrió a la metodología cualitativa y cuantitativa para desarrollar el concepto de extractivismo corporativista y su influencia negativa en el desarrollo social en México. El trabajo se compone de dos ejes fundamentales: 1) el análisis teórico del capitalismo desde la óptica marxista y 2) la valoración productiva y económica de las dos empresas extranjeras con proyectos activos de minería metálica en Guanajuato, México.

Con relación a la metodología cualitativa, Azamar parte de la perspectiva marxista clásica sobre las etapas en las que transita el capitalismo para alcanzar un estado de realización completo. La primera etapa refiere al proceso de privatización de la naturaleza y la segunda, al fortalecimiento de los monopolios de explotación intensiva ambiental. Asimismo, para la realización del trabajo, Azamar retomó las aportaciones de la economía clásica y neoclásica.

Por su parte, para la metodología cuantitativa se consideraron los datos del Servicio Geológico Mexicano (SGM) para demostrar la concentración territorial y productiva de los proyectos mineros en Guanajuato. De igual forma, se tomó en cuenta el informe anual económico de las minas extranjeras canadienses que se ubican en el lugar, tomando en cuenta el volumen de producción de onzas de plata y onzas de oro durante el periodo 2007 a 2016, así como la extensión y cercanía de estos proyectos al área urbana de la capital del estado de Guanajuato.

Debido a que un alto porcentaje, (Dato crucial 1) de la producción metálica de la entidad de Guanajuato se concentra en las dos unidades mineras Bolañitos y El Cubo pertenecientes a la compañía canadiense Endeavour Silver Corporation (ESC), el trabajo de Azamar se centra en analizar a estas dos proyectos mineros.

La gráfica independiente de la agencia SubVersiones realizada por Romeo LopCam, la cual está basada en la información del Sistema de Administración Minero (SIAM) mexicano de la Secretaría de Economía (SE) y contempla información del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE), fue una herramienta de suma importancia para la localización espacial de las unidades mineras y de las concesiones en el estado de Guanajuato.

El principal objetivo del artículo es “señalar la existencia específica de un proceso de monopolización extractivista dentro del Bajío”. En este sentido, el análisis se centra en demostrar dicho proceso “sin establecer una contrastación en el nivel nacional o regional, ya que cada estado (entidad) del país tiene características complejas y diferenciadas, lo que probablemente no permitiría extrapolar las conclusiones de este trabajo a toda la Nación” (p. 81). Sin embargo, Azamar señala que la principal aportación del artículo es demostrar que la participación del gobierno está relacionada con la creación del corporativismo monopolista en Guanajuato.

Extractivismo y corporativismo: conceptualización

De acuerdo con lo planteado por Azamar, desde hace décadas el concepto de extractivismo ha estado presente en la literatura ecológica y ambiental internacional y se ha transformado en los estudios tradicionales sobre el medio ambiente. En primer lugar, “el término era utilizado de forma genérica para referirse a todos aquellos procesos de aprovechamiento de la naturaleza” (p. 81). Sin embargo, la utilización del término extractivismo fue cambiando en la medida en que hubo un incremento comercial en la demanda y producción de materias primas a finales del siglo XX.

Como consecuencia de este incremento en la demanda de las materias primas, en América Latina y otras regiones en vías de desarrollo hubo una mayor presión en los ecosistemas para la extracción de bienes, favoreciendo a la “reprimarización de estas naciones” (p. 82).

En este contexto, el concepto de “extractivismo” se torna fundamental en los estudios que abordan desde distintas perspectivas la explotación territorial y ambiental. Azamar entiende por extractivismo “aquellas actividades que emplean un volumen de materias primas superiores a las que son necesarias para cubrir la demanda local; que además, durante el proceso de extracción contamina de forma irreversible el área donde se lleva a cabo; debilita de manera estructural a la Nación, al fomentar el vínculo de dependencia externo, puesto que está enfocado al comercio internacional; depende de un marco normativo local que respalda el despojo territorial [...] y, también, resulta fundamental para evitar la caída de la tasa de beneficio del capital” (p. 82).

De manera complementaria, Azamar entiende por “despojo territorial” aquella “práctica de apropiación, legal o ilegal, de espacios ocupados en los que se encuentre una gran cantidad de recursos aprovechables para fines privados” (p. 82) y añade que se usa de forma indistinta la expresión “proyectos” y “actividades extractivas” para referirse a las labores productivas que se pueden categorizar dentro de la definición y “empresas extractivas” a aquellos sujetos que se centran en la explotación de bienes naturales.

Con relación al corporativismo, Azamar retoma lo planteado por Schmitter y lo entiende como “un sistema de representación de intereses en el cual, las partes constitutivas están organizadas dentro de un número de categorías singulares obligatorias [...] a las que se les concede un deliberado monopolio por representación, dentro de sus respectivas categorías”[1] (p. 83). De acuerdo con Schmitter los grupos sociales crean estructuras políticas de representación con la finalidad de adquirir derechos o beneficios por parte del Estado para regular el escenario en donde se desarrolla el corporativismo.

Estos grupos de poder intervienen en el desarrollo de la política pública para obtener beneficios propios. Los intereses de la industria minera han tenido gran influencia en el desarrollo de la historia de México. Así, la autora entiende por extractivismo corporativista “la creación de estructuras políticas ligadas al fundamento del Estado para impulsar redes empresariales que acaparan la propiedad de recursos naturales nacionales para uso privado” (p. 83).

Capitalismo y monopolio

Retomando lo planteado por Marx y Engels, Azamar señala que todo modelo económico-político, que rige a la sociedad y se encuentra estructurado sobre el conflicto de una lucha de clases, pasa por dos fases. En la primera etapa (inferior/transición) se moldean las fuerzas productivas a la par de que se crean dinámicas de trabajo y reglas operativas. En la segunda etapa (superior/imposición), conduce al conflicto con las fuerzas productivas en tanto que éstas imponen una traba de su propio desarrollo (p. 84).

La primera etapa corresponde a la manufactura, mientras que la segunda corresponde a la transición hacia el ciclo industrial y los conflictos que se suscitaron en este proceso. Las fuerzas productivas principales estructuran cada etapa de fabricación y trascienden hacia un nuevo modelo en donde entran en contradicción con la primera fase. En la etapa superior del feudalismo, los artesanos y campesinos fueron sustituidos por un trabajo masivo a través de la maquinaria tecnificada. En este contexto, los burgueses monopolizaron los medios de producción.

En la etapa superior hay una tendencia centralista del sistema económico. Esta tendencia corresponde a la “del monopolio en el que se financia a sí mismo y se expande por medio de un puñado de sujetos que imponen las normas de producción y explotación, ya sea en el ámbito real o ficticio” (pp. 84-85).

La tendencia del monopolio influye en el contexto internacional actual. La concentración de las formas de reproducción del capital está respaldada por diversas expresiones políticas y jurídicas. El Estado está cooptado por el capitalismo y el beneficio económico se concentra en muy pocos.

Caracterización del capitalismo monopolista

El régimen contemporáneo fortalece la estructura productiva del extractivismo. La caracterización del capitalismo monopolista define “una matriz representativa de los aspectos económicos, políticos, sociales y ambientales fundamentales para asegurar el desarrollo de este sistema productivo” (p. 86).

El capitalismo monopolista visualiza el dominio de la naturaleza por etapas: expoliación de los medios de producción, explotación y exportación. Asimismo, el capital humano también es visualizado como una mercancía en donde los derechos humanos son secundarios.

Por otra parte, los mecanismos de control financiero y el Estado empresarial, legitiman y promueven “las condiciones necesarias para ejecutar una usurpación y despojo intensivo de los bienes naturales sin preocuparse por la respuesta social o las demandas de respeto a la soberanía de las naciones” (p. 86).

En este sentido, el capitalismo monopolista necesita reproducir y profundizar las relaciones entre cada uno de los elementos que lo conforman con el fin de crear “el conjunto de normas y controles sociales, políticos y económicos [...] para asegurar la existencia de un acceso privado a los bienes naturales y humanos” (p. 86).

El capitalismo monopolista tiene una característica particular en tanto que necesita un alto consumo de materias primas para alimentar a la industria y, por ende, los espacios comunes son privatizados e identificados como capital natural. Asimismo, en este modelo, el capital humano es reemplazable y barato.

En el modelo del capitalismo monopolista, el Estado se convierte en la entidad que garantiza a las empresas el acceso a los bienes naturales y establece la normatividad que permite que el empleo sea precario y ventajoso para la industria. En este contexto, hay “una disputa empresarial global sobre la hegemonía productiva” (p. 87), en donde los vínculos del Estado se fortalecen con las megacorporaciones con la finalidad de alcanzar “desarrollo, control y gestión o monopolización de la producción estratégica y de los elementos estratégicos de la reproducción”[2].

Cada Nación-empresa competitiva está limitada por su capacidad para imponer reglas de mercado así como por las amenazas militares, uso de fuerza y tecnología. Bajo esta lógica, algunas regiones se convierten en “suministradoras” mientras que otras se convierten en “transformadoras”.

Cada Estado sustenta las prácticas extractivas “depredadoras y monopolistas” al otorgar permisos acordes al libre mercado que exaltan la competencia individualista en lugar del bienestar común. Las naciones desarrolladas trasladan las externalidades negativas a otras regiones mientras que en los países periféricos las regulaciones extractivas son casi inexistentes.

Entre los elementos que son empleados para monopolizar las actividades de explotación y aprovechamiento natural se encuentra la creación de subsidiarias en naciones subdesarrolladas por parte de los países centrales con la finalidad de proveer mayor capital tecnológico y de esta forma aumentar la rentabilidad y la innovación, “obtener ventajas competitivas y amortizar los costos de inversión, lo que afecta la competencia local, destruye las cadenas de valor internas y margina a los actores más pequeños” (p. 87).

En México, el crecimiento de la economía depende y está condicionado por la intensificación de las actividades productivas en el sector minero y de otras materias primas. Estas actividades y recursos son cruciales para el capitalismo monopolista debido a que este modo de producción está basado “en las ganancias financieras ficticias, pero depende del acceso físico a los recursos naturales para la generación de expectativas de producción positivas que fomenten la inversión” (pp. 87-88).

En el extractivismo monopolista la concentración de ganancias se centra en un número reducido de empresas, (Dato crucial 3). En México las empresas mineras que cuentan con mayores volúmenes de producción, inversión y cantidad de trabajadores empleados son: Fresnillo PLC, Goldcorp, Minera Frisco, Industrias Peñoles, Grupo México, Corporation First Majestic, Panamerican Silver Corp. y Agnico Eagle México.

Corporativismo minero en Guanajuato

El Bajío es una zona integrada parcialmente por las entidades de Aguascalientes, Querétaro, Jalisco, San Luis Potosí, Michoacán y Guanajuato. La zona tiene una “relación funcional estrecha sobre sus actividades industriales y productivas” (p. 88).

En 2017, Guanajuato ocupó el sexto lugar a nivel nacional con relación a la producción de oro y plata del país. A pesar de que la extensión de las concesiones mineras en Guanajuato es muy alta, (Dato crucial 4) actualmente sólo tres proyectos dedicados a la explotación de minerales preciosos y de cobre se encuentran activos en la entidad.

El nivel de producción de minerales metálicos en Guanajuato depende exclusivamente de dos empresas canadienses: 1) Endeavour Silver Corp (con dos unidades mineras) y 2) Great Panther Silver LTD (con una unidad), (Dato crucial 5).

La aportación de las compañías canadienses al Producto Interno Bruto (PIB) de Guanajuato no es representativa, (Dato crucial 7) a pesar de que la contribución de Guanajuato al PIB minero nacional es significativa (6%). En este sentido, las operaciones de las compañías mineras canadienses “tienen mínimos o nulos efectos en la generación de ingresos locales” y “este sector se disocia de la economía de la entidad y se centra en fortalecer la industria nacional, la cual se orienta hacia el sector externo” (p. 90).

Ante la falta de beneficios por la extracción de minerales a los municipios y comunidades aledañas, las autoridades estatales han eludido las denuncias por parte de las comunidades ante los riesgos potenciales de estos proyectos mineros. De acuerdo con Azamar, estos hechos al igual que las prácticas de extracción por parte de las dos compañías mineras representan elementos fundamentales para evaluar si existe un proceso de extractivismo monopolista en desarrollo dentro de esta región.

Endeavour Silver Corp

Cabe señalar que el análisis que realiza Azamar se centra únicamente en la empresa Endeavour Silver debido a que esta compañía tiene mayor cantidad de minas que Great Panther Silver LTD. Endeavour Silver tiene su matriz en Vancouver, Canadá y se fundó en el 2003 con la finalidad de realizar labores de explotación minera y aprovechamiento de metales preciosos en América Latina. En 2007, la compañía inició operaciones en el estado de Guanajuato en la unidad minera conocida como Bolañitos y en 2012 en la unidad El Cubo.

Unidad minera Bolañitos

Bolañitos fue la primera unidad que la compañía canadiense Endeavour Silver obtuvo en Guanajuato. La concesión minera otorgada a la empresa es de 2 533 hectáreas y en donde operan tres minas: Bolañitos, Lucero y Asunción, mientras que las minas Cebada y Golondrinas se encuentran inactivas.

Se emplean dos técnicas de extracción para poder extraer plata y oro de depósitos subterráneos de la unidad de Bolañitos. La primera técnica consiste en la perforación con un taladro de uno a dos metros de profundidad para después rellenar con piedras y así mantener la capacidad de sostén de la mina. Esta técnica es sumamente peligrosa y poco productiva.

La segunda técnica se denomina “barrenación larga”. Para emplear esta técnica se necesita un pequeño tractor llamado jumbo que es movilizado por una sola persona y puede abarcar hasta 12 metros en cada ocasión. Esta técnica es mucho más barata y productiva que la primera. Sin embargo, dado que la barrenación larga no se enfoca en una sola área, el método genera un mayor nivel de destrucción y desperdicio de material.

Ambos métodos se han llevado a cabo desde 2007 y han incrementado la capacidad operativa sin que se tomen en cuenta los riesgos para los trabajadores y para el medio ambiente.

Producción anual de onzas de plata y oro en la unidad Bolañitos, 2007-2016

El crecimiento productivo de oro y plata se mantuvo hasta que en 2013 comenzó un lento declive. De acuerdo con Azamar, este comportamiento está relacionado con factores externos como la caída en los precios de los minerales y la disminución en su demanda por parte de Asia. Cabe destacar que la totalidad de la producción es exportada hacia Corea del Sur para la creación de productos de alta tecnología.

Unidad minera El Cubo

La unidad minera el Cubo fue fundada en 1970 como un negocio familiar mexicano. En 2004 fue vendida a la empresa nacional Mexgold Resources Inc y en 2006 la unidad minera pasó a ser una subsidiaria de la compañía canadiense Gammon Gold.

La compañía Gammon Gold no respetó los contratos laborales que se tenían previamente e impuso normas de trabajo diferentes a las acordadas. La compañía exigía que los trabajadores laboraran 10 horas diarias de labores a cambio de una compensación en sus utilidades. Dicha compensación no se realizó y condujo a una huelga, por lo cual la compañía cerró la mina y la vendió sin indemnizar a los trabajadores.

Así, en 2012 la empresa fue adquirida por Endeavour con la finalidad de comenzar un nuevo proyecto de explotación con mucha mayor productividad. De la unidad minera El Cubo también se extrae oro y plata utilizando la técnica de barrenación larga, lo cual aumentó la producción hasta 2015. Entre 2015 y 2016 disminuyó la producción en esta unidad minera.

Producción anual de onzas de plata y oro en la unidad el Cubo, 2007- 2016

La unidad El Cubo ha sido mucho más productiva con relación a la extracción de plata en la unidad Bolañitos. Sin embargo, la producción de oro está por debajo de la producción de plata. Los niveles de productividad de plata dotan a esta unidad de mayor valor estratégico y económico, debido a sus exportaciones para la elaboración de baterías y alta tecnología.

Reflexiones finales

La autora concluye que “[e]l corporativismo es la respuesta social ante la monopolización del poder (económico, político, bélico, etc.) que tiene el Estado, por lo cual el surgimiento de organizaciones corporativistas responde a la carencia de autonomía de los individuos o de los mercados ante la administración pública, para incrementar el margen de acción de sus derechos” (p. 95).

Las organizaciones corporativistas se fortalecen a través de la acumulación territorial y de beneficios económicos. La institucionalización de estas redes empresariales corporativistas es ajeno al bienestar social. En el caso de Guanajuato, menos del 1% de sus habitantes están empleados por el sector minero extractivo y hay un nulo impacto económico en las comunidades de la entidad. Asimismo, debido a que 15% de la superficie total de Guanajuato se encuentra bajo concesiones mineras y existen únicamente dos compañías activas en el proceso de extracción, “[e]l extractivismo minero monopolista en Guanajuato es un proceso innegable” (p. 96).

El Estado ha sido el encargado de otorgar dichas concesiones para la explotación de recursos minerales. La compañía canadiense ESC acapara dos terceras partes de la producción total de minerales metálicos en Guanajuato. En este sentido, Azamar plantea que la posición dominante de la compañía “dificultaría el desarrollo de un universo empresarial diversificado como lo propone la teoría clásica de la economía” (p. 96).

Guanajuato se posiciona como un espacio periférico en el que hay una explotación y despojo que beneficia al gobierno central. Por esta razón, existe un “apoyo absoluto del poder público a las empresas extractivas para llevar a cabo sus actividades, aunque esto no ayude a los actores locales”. De tal forma, “la aprobación tácita de estructuras corporativistas monopolistas carentes de contrapesos que pueden influir en el desarrollo de la política nacional” (p. 96).


[1] Schmitter, P. [1974], “Still the Century of Corporatism” The Review of Politics, 1(36), 85-131, doi: https://doi.org/10.1017/S0034670500022178

[2] Ceceña Martorella, A y Barreda, A. [1995], Producción estratégica y hegemonía mundial, México: Siglo XXI editores, https://books.google.com.ec/books?id=rFbr7FYKEOAC&printsec=frontcover&hl... v=onepage&q&f=false

Datos cruciales: 

1. Bolañitos y El Cubo representan 70% de la producción metálica de la entidad de Guanajuato, la cual es la más importante de la zona del Bajío.

2. En 2016, sólo 9% de la producción de México correspondió a compañías con capital nacional (48 mil millones de pesos).

3. Actualmente en México existen sólo 345 compañías que controlan más del 40% del territorio nacional con 1 100 proyectos mineros activos.

4. Desde el año 2005 hasta el 2017 la superficie concesionada para actividades de exploración y explotación en Guanajuato ha crecido de 170 mil hectáreas (ha) a 309 mil ha, con aproximadamente 631 permisos vigentes. La mayor parte de estas concesiones se encuentran en la zona centro de la entidad lo que cubre 89.9% del municipio de Guanajuato.

5. Las compañías canadienses Endeavour Silver Corp y Great Panther Silver LTD extraen diariamente 2 300 toneladas de minerales metálicos.

6. El valor del oro y la plata obtenido por las compañías canadienses en 2017 fue de 3 234 millones de pesos, representando 4.4% del total de millones que generó el país ese mismo año.

7. La aportación de la producción de las compañías canadienses al Producto Interno Bruto (PIB) de Guanajuato no es representativa ya que generan menos de 2% y emplean a 0.01% de sus habitantes.

8. La unidad El Cubo es la más cercana al municipio de Guanajuato, ya que se encuentra a solo 10 kilómetros de la ciudad. Tiene tres minas activas en un área de 8 141 ha que conforman la concesión.

9. 60% de los proyectos activos actualmente en México pertenecen a compañías mineras canadienses.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La explotación de minerales ha sido durante siglos una de las actividades más dinámicas y rentables en la economía mundial y, al mismo tiempo, uno de los principales focos para la degradación del medio ambiente y la perpetuación de conflictos sociales. Las concesiones a proyectos mineros que se han otorgado en Guanajuato y el resto del país dan cuenta de que uno de los principales campos de valorización del capital en la economía mexicana durante décadas ha sido la industria minera, dejando de lado sus impactos en el medio ambiente y las comunidades.