La tormenta perfecta ya está aquí

Cita: 

Fernández, Gonzalo [2022], "La tormenta perfecta ya está aquí", El Salto, Madrid, 17 de marzo,https://www.elsaltodiario.com/una-de-las-nuestras/la-tormenta-perfecta-y...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Marzo 17, 2022
Tema: 
Ucrania es el punto de inflexión en la actual tormenta capitalista, incluso puede ser el conflicto que desate otras consecuencias impredecibles.
Idea principal: 

Gonzalo Fernández es coordinador general de Hegoa (Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional, de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU). Participa en el Grupo de Investigación sobre Movimientos Sociales donde ha publicado diferentes documentos sobre la relación entre estas formas de acción colectiva y la cooperación internacional. En 2013 publicó el libro Cooperación internacional y movimientos sociales emancipadores. Bases para un encuentro necesario.


En septiembre de 2021 se anunció la llegada de un otoño económico caliente fruto de la inflación, endeudamiento y desabastecimiento global que inciden de manera directa en la carestía de productos estratégicos como la energía, las materias primas y la vivienda. Estas tendencias económicas globales presagian un agravamiento de la crisis estructural del capitalismo.

La crisis global va tomando forma de ‘tormenta perfecta’ con base en “cuatro fenómenos complementarios y en plena aceleración: una acumulación de capital gripada, una financiarización insostenible, un cambio climático desbocado, y un agotamiento más que evidente de energía fósil y materiales.” La conjunción de estos fenómenos augura estallidos sociales, ecológicos, financieros y geopolíticos, los cuales provocarían precarización de la vida a escala global.

Siguiendo con la analogía del otoño caliente, el invierno ardió ya que la guerra en Ucrania, que comenzó en febrero de 2022, es el conflicto geopolítico que marca el comienzo de una nueva era del desarrollo capitalista. Para entender el marco internacional en el que este conflicto se desarrolla debemos considerar las disputas entre los bloques regionales por garantizar su seguridad y posición en un mundo multipolar y en crisis, luchando por controlar los escasos recursos y los nichos de mercado rentables del nuevo capitalismo verde y digital. En este sentido, Ucrania parece ser el detonante de un sinfín de consecuencias impredecibles.

Los relatos oficiales invisibilizan la tormenta perfecta como la causa primaria de la guerra en Ucrania, confundiendo causas con consecuencias y factores externos con internos. En ese análisis simplista resulta inmediato pensar que la invasión rusa es solo producto de la ambición de Putin y se deja de considerar al “marco global de intereses, agendas y responsabilidades de la Unión Europea, Estados Unidos, la OTAN y China —tanto previas como una vez iniciado el conflicto—, ni del rol económico y geopolítico que Ucrania juega en el panorama internacional actual.” En este sentido, se afirma que la guerra es la causa principal de la inflación y del agotamiento de las materias primas y recursos energéticos, es decir, se niega el carácter estructural de estos procesos y de la inacción de las instituciones ante el poder corporativo autoritario que ha instaurado un imaginario de “economía de guerra”.

La tormenta perfecta inicia su espiral en Ucrania

La tormenta perfecta generó las condiciones para que sucediera el conflicto en Ucrania, el cual a su vez refuerza dicha tormenta. A este respecto, resulta importante desglosar la correlación entre los fenómenos que dan lugar a la tormenta perfecta, por un lado, y a la guerra en Ucrania, por el otro. Evidentemente hay que partir de la incuestionable responsabilidad de Rusia respecto a la injustificada invasión que está ocasionando muerte, destrucción y desplazamientos.

No obstante, para nutrir el análisis se deben incluir las tendencias estructurales y un mapa internacional de actores que han desarrollado agencia en torno al conflicto. Este abordaje vincula la guerra en Ucrania con la disputa económica y geopolítica global en el contexto de intermitencia en la hegemonía mundial, profunda crisis y colapso ecológico. Es aquí donde entran tres variables clave: el control de los mecanismos que impulsen el crecimiento económico estancado (dato crucial 1), la disputa por los recursos físicos (dato crucial 2) y la búsqueda de equilibrios geopolíticos y garantías de seguridad.

Estos factores ayudan a entender tanto la posición de cada bloque previa al conflicto como la actual, por lo que “están fortaleciendo la escalada bélica y alimentando la espiral de la tormenta perfecta”. Asimismo, cabe mencionar la riqueza de recursos con la que cuenta Ucrania, además de ser considerado el granero de Europa, cuenta con gas, petróleo, uranio, litio y tierras raras, puntualizando que estas últimas son clave para la economía actual (dato crucial 3). Por otro lado, Ucrania también funge como puente entre Asia y Europa, ahora que el centro de gravedad mundial parece posicionarse en Asia, Ucrania resulta ser un territorio clave para los mercados globales.

Con base en lo anterior, es evidente que el conflicto en Ucrania es de talla internacional con cierto grado de responsabilidad de todas las potencias mundiales, las cuales han incidido a distintas escalas en la espiral bélica. Específicamente resulta relevante analizar las estrategias de Estados Unidos, la Unión Europea y China tanto en el origen como en su respuesta a la actual guerra. En el marco de la disputa hegemónica, las armas de Estados Unidos son el dólar y su fuerza militar, sus intenciones detrás del fortalecimiento de la OTAN son evitar que el centro de gravedad se traslade a Asia (dato crucial 4). Por esta razón, le parece prioritario incluir a Ucrania en el tratado, lo cual es una amenaza para Rusia. Esta estrategia pretende ejercer control sobre los recursos del país y de entorpecer la alianza entre la Unión Europea y China (dato crucial 5), obstaculizando el proyecto de la Ruta de la Seda y las relaciones energéticas que mantiene con Rusia.

En este sentido, no parece descabellado pensar que podría resurgir un tratado de comercio e inversión entre Estados Unidos y la Unión Europea. Estados Unidos ha incitado demasiado el conflicto en Ucrania en pro de los beneficios que le genera. Ha vetado a los hidrocarburos rusos y cerrado el sistema Swift a ciertos bancos, todo en la medida en que los objetivos principales de su estrategia se cumplan.

Por su parte, la Unión Europea tampoco ha contribuido mucho a una solución diplomática pues ha mantenido una posición de sumisión frente a Estados Unidos. La Unión Europea está contribuyendo a la escalada belicista enviando armas letales, imponiendo sanciones, alentando una lógica de economía de guerra y considerando la solicitud de Ucrania de integrarse a la Unión, pese a que este país no cumple con el requisito de “respeto al Estado de derecho”.

China, que ha dejado cada vez más en claro su posición hegemónica en la economía mundial (ejerciendo control sobre los nuevos nichos de mercado y los recursos físicos necesarios para impulsarlos), defiende un multilateralismo activo y de no injerencia en el plano internacional. En este sentido, comparte la postura de Rusia de no ampliación de la OTAN, pero no aprueba la invasión a Ucrania, asimismo, no quiere afectar sus relaciones económicas con la Unión Europea.

A pesar de que Rusia es el culpable directo del conflicto ucraniano, también los bloques cargan con cierta responsabilidad en su gestación, asimismo, sus actuaciones no han contribuido a generar una solución, al contrario, han propiciado una escalada belicista ya que responden a sus propios intereses económicos y geopolíticos. En el contexto de la tormenta perfecta, las partes prefieren confrontar que cooperar a pesar de que el resultado sea meramente negativo en términos planetarios.

La espiral ha comenzado, ¿y ahora qué?

La tormenta perfecta ha estado presente desde antes del conflicto, la crisis del capitalismo y la extrema vulnerabilidad ecológica han generado las condiciones para la guerra en Ucrania, la cual abre la posibilidad de nuevos estallidos financieros, ecológicos, sociales y militares. “La tormenta perfecta ha empezado a descargar, pero también sigue acumulando densidad y presión”. A este respecto, son cuatro los principales fenómenos que definen la paradoja capitalista actual: “el cambio climático, el agotamiento de las energías fósiles y materiales, inflación y deuda, y la acumulación estancada por limitaciones en la tasa de ganancia”.

En primer lugar, tenemos al cambio climático que ya alcanzó un récord histórico en 2021 en cuanto a la concentración de partículas de dióxido de carbono en la atmósfera (dato crucial 6). Por tanto, las soluciones tecnológicas del capitalismo verde que prometían desacoplar el crecimiento de las emisiones son inútiles. En su informe, el Grupo II de trabajo del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC por sus cifras en inglés) afirma que, de continuar la presente lógica de crecimiento, la temperatura aumentará 4.4°C. Las consecuencias serían catastróficas respecto a “subida del nivel del mar, alteraciones en los ecosistemas, fenómenos meteorológicos extremos, migraciones masivas, acidificación de los océanos y degradación de tierras agrícolas.”

En segundo lugar, tenemos al agotamiento de la energía y materiales que limita la base física en la que actúa el capitalismo. Esta escasez se ve reflejada en los precios que oscilan erráticamente debido a la superación de picos y agotamiento. Los precios dependen de factores tanto coyunturales como estructurales, pero están expuestos a la escasez de oferta y creciente demanda de un capitalismo que está pasando a la multidependencia de minerales metálicos, pese al discurso de desmaterialización de la economía.

Desde 2021 los precios de muchos recursos energéticos y alimenticios han aumentado (dato crucial 7), lo cual también encarece las condiciones de vida y genera inseguridad alimentaria, como ya ocurre en 20 países de África y Oriente Medio. En este sentido, lo anterior se traduce en una inflación ascendente en todo el mundo (dato crucial 8). Esta situación precariza la vida de la clase trabajadora y amenaza la liquidez que sostiene a la economía global con un cierre progresivo de los estímulos monetarios. El resultado de estas medidas se podría reflejar “en forma de impagos y estallidos financieros, en el marco de mercados que son muy vulnerables al más mínimo cambio negativo” (dato crucial 9).

Finalmente, el último factor que define a la tormenta perfecta es el crecimiento económico a través de la acumulación de capital. Hace décadas que no se consigue un aumento significativo en la tasa de ganancia por aumentos estables en la productividad que generen crecimiento, inversión y empleo (dato crucial 10). Lo anterior, sumado a la vulnerabilidad climática, el agotamiento de recursos, la inflación y los estallidos financieros condenan al capitalismo a una dinámica de estanflación (estancamiento económico e inflación).

La guerra en Ucrania ha exacerbado la tormenta perfecta y también ha provocado que en la política del capitalismo verde y digital la violencia sea utilizada como herramienta estructural. La democracia se debilita y el autoritarismo se fortalece por situaciones como la marginalización de la diplomacia, el cierre de medios de comunicación, aumento en los presupuestos militares y el estigma hacia los activistas que no apoyan la propaganda oficial. Los Estados redefinen los derechos lesionando los intereses de las clases populares.

En conclusión, resulta necesario generar una agenda política antibelicista que detenga cuanto antes el peligroso discurso de la “economía de guerra” y las acciones militares. Que configure un nuevo marco multilateral que fortalezca a la economía europea para que la Unión Europea pueda dejar su sumiso papel de “prestadora de servicios de apoyo geoeconómico en beneficio de la OTAN, es decir, de Estados Unidos”. Y que, finalmente, impulse la tan necesaria transición económica, ecológica, social y política.

Datos cruciales: 

1. La disputa por la moneda internacional de intercambio, la gestión del sistema financiero, la garantía de mercados preferentes vía tratados de comercio e inversión, y la captura de los principales nichos de mercado del capitalismo verde y digital (energías renovables, inteligencia artificial, 5G, vehículo eléctrico, etc.) como elementos estratégicos.

2. La disputa se centra tanto en la energía fósil y renovable como en los materiales necesarios para impulsar el capitalismo verde y digital (litio, cobalto, fosfatos, tierras raras, níquel, cobre, etc.).

3. La demanda de tierras raras se ha multiplicado exponencialmente, China controla 80% del mercado.

4. Estados Unidos ha estado desarrollando una agresiva política de cercamiento a China (fortaleciendo también AUKUS, la alianza militar de Estados Unidos, Reino Unido y Australia), enconando la tensión en Taiwán y priorizando la inclusión de ciertos países en la alianza atlántica, entre ellos Ucrania.

5. La Unión Europea es el mayor socio comercial de China desde 2020.

6. En 2021 la concentración de partículas de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó la cifra de 419.13 ppm. En 1990 se rebasó la cifra segura de 350 ppm para que el clima no se desestabilizara.

7. Ya es muy evidente desde 2021 el aumento en los precios, el barril de Brent se sitúa por encima de los 127 euros, el gas europeo está en los 215 euros por megawatio, los alimentos se han encarecido 20%, el litio 437% y el níquel alcanzó los 100 mil dólares la tonelada.

8. En febrero de 2022 la inflación fue de 7.4% en España, en Estados Unidos de 7.5%; en Bélgica de 8%, en Reino Unido de 5.5% y en Italia de 5.7%.

9. La deuda pública y privada global supera los 296 millones de dólares (353% del PIB mundial).

10. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) afirmó en 2014 que el crecimiento sería muy lento al menos hasta 2060, sin embargo, la pandemia y la actual guerra hacen que estas proyecciones se desplomen. Así, a la profunda recesión de 2020 (3.2% del PIB mundial, aunque muy asimétricamente repartido por regiones) le siguió una recuperación del 5.5% en 2021.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La crisis global va tomando forma de ‘tormenta perfecta’ en el marco de un modelo de gobernanza tendente al autoritarismo, liderado por las empresas transnacionales. En el contexto del decadente sistema capitalista, los Estados hacen uso de la violencia y la militarización para legitimar una economía de guerra que les permita satisfacer sus intereses, entre los que destacan el aseguramiento de recursos físicos cada vez más escasos y encarecidos.