New cold war, new compromises. How Vladimir Putin provokes—and complicates—the struggle against autocracy

Cita: 

The Economist [2022], "New cold war, new compromises. How Vladimir Putin provokes—and complicates—the struggle against autocracy", The Economist, London, 26 de marzo, https://www.economist.com/international/how-vladimir-putin-provokes-and-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Marzo 26, 2022
Tema: 
Cómo la guerra en Ucrania ha expuesto una tensión entre los valores occidentales y la generación de alianzas
Idea principal: 

De acuerdo con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la batalla entre las autocracias y las democracias es el reto más grande de la actualidad. La invasión rusa a Ucrania ha comprobado que las palabras de Biden eran correctas.

Desde el inicio de la guerra en Ucrania, se han formado dos bandos: uno conformado por Estados Unidos y la mayor parte de los países europeos, los cuales son reconocidos por ser democracias; y, otro conformado por Rusia, el cual es apoyado por una China autoritaria y otros países cuyas democracias son ambivalentes. El conflicto, también ha generado una posición en la que diversos países se rehúsan a condenar las acciones rusas en Ucrania, como es el caso de India, Sudáfrica, Brasil e Israel.

Esta división internacional, ha provocado que ciertas democracias lleven a cabo acciones preocupantes. Estas residen en que han comenzado a buscar el apoyo por parte de países con regímenes autoritarios que no respetan la democracia ni los derechos humanos; formando alianzas que pueden implicar ciertos compromisos diplomáticos y políticos que generarán problemas, principalmente morales, dentro de las grandes potencias occidentales, ya que lo que se busca es el favor de un autócrata para vencer a una autocracia.

Un claro ejemplo de lo anterior, se puede ver con Turquía. En la actualidad, Turquía es un país cuyo régimen ha sido reconocido y criticado por poner en peligro a la democracia en favor del gobierno de Recep Tayyip Erdogan. Dicho gobierno, desde febrero de 2022, se ha opuesto a las sanciones en contra de Rusia y como resultado, ha permitido a Moscú el uso del espacio aéreo turco, así como ha comenzado un intercambio económico mediante oro y rublos; y, se ha convertido en un lugar de refugio para los ciudadanos rusos que huyen de su país y que buscan evitar las sanciones económicas.

Debido a su posición estratégica, el hecho de que Turquía brinde una mano amiga a Rusia, ha sido pasado por alto por parte de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Al respecto, Occidente ha dejado de criticar y de imponer sanciones al gobierno de Erdogan, lo que podría significar que en un futuro se realizarán concesiones a Turquía a cambio de que esta brinde su ayuda durante la contienda. A partir de declaraciones de Erdogan en marzo de 2022, se pronostica que Turquía podría exigir su entrada a la Unión Europea así como pedir que Estados Unidos levante las sanciones sobre la industria de defensa turca, a cambio de apoyo contra Rusia.

Otro caso que ha expuesto el dilema de las democracias se trata del de Polonia, en donde en los últimos años, se ha registrado un grave problema de interferencia gubernamental con los jueces polacos, así como la persecución a los medios de comunicación que se oponen al régimen polaco.

Antes del inicio de la guerra, los países occidentales comenzaron a criticar los abusos que el gobierno de Polonia comenzó a realizar en contra de los medios de la oposición. Desde el inicio del conflicto, Polonia se ha convertido en el principal receptor de refugiados ucranianos, así como ha permitido el paso por su territorio a las resistencias armadas que se han opuesto a la invasión rusa.

Lo anterior, ha generado preocupación en los defensores de la ley y la justicia, ya que se cree que mientras Polonia continúe ayudando a Ucrania, las potencias occidentales harán caso omiso de los abusos que se cometen en territorio polaco en contra de los llamados “enemigos del estado”: liberales, feministas, miembros de la comunidad LGBTIQ+.

La situación en Ucrania también ha propiciado que se eleven los precios de los combustibles fósiles, principalmente del gas y del petróleo. A razón de ello, países democráticos han comenzado a reconsiderar sus relaciones con los petroestados, los cuales en su mayoría son autocráticos. Uno de ellos es Arabia Saudita.

Al principio de su mandato, Joe Biden criticó al régimen saudí y prometió que los haría pagar por su repetida violación a los derechos humanos. Sin embargo, bajo el contexto de la guerra, se prevé que Estados Unidos y sus aliados comiencen a hacer concesiones a Arabia Saudita, especialmente en lo referente al conflicto en Yemen. Esto, con el objetivo de alejar al gobierno saudí de China, con quién han considerado comenzar el intercambio de petróleo con yuanes en lugar de dólares.

Venezuela es otro de los países con los que las democracias han comenzado a comunicarse. En el caso particular de Venezuela, el país sudamericano ha mantenido lazos de amistad con Moscú desde que Rusia reconoció a Nicolás Maduro como presidente; como parte de estos lazos, el gigante euroasiático ha patrocinado al gobierno de Maduro con tropas y armamento para su ejército. No obstante, a raíz del conflicto bélico, Rusia ha dejado de apoyar económica y militarmente a Venezuela.

Como resultado de lo último, Estados Unidos ha aprovechado para comenzar a entablar conversaciones y cerrar tratos con el gobierno venezolano. Prueba de ello, fue la reunión del 7 de marzo de 2022, en la que dos delegados de Washington se reunieron con Maduro en lo que podría ser visto como un reconocimiento a su régimen por parte de Estados Unidos. En dicha reunión, se habló de la posible exportación de petróleo venezolano al gigante estadounidense y a cambio, Maduro accedió a liberar a dos estadounidenses que se encontraban en prisión.

Los casos mencionados no son los únicos en donde las democracias han tenido que unirse con regímenes autocráticos, un ejemplo claro fue la unión de occidente con la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. A diferencia de la década de 1940 y de la subsecuente Guerra Fría, analistas consideran que la actual disputa con Rusia puede hacer que las democracias reconsideren sus lazos con las autocracias. Esto se debe a que la ideología detrás de las acciones de Putin, no es lo suficientemente atractiva para dividir a la población mundial en bandos ni para conseguir un apoyo popular masivo.

Esta falta de ideas y planes atractivos, son razón de que Rusia no sea una amenaza para la existencia del mundo libre como lo fue la Unión Soviética. Por ende, no es necesario que Occidente firme tratos totalmente desfavorables.

Aunado a lo previo, se encuentra el hecho de que las sanciones económicas a Rusia podrían poner en riesgo sus actuales alianzas con otras autocracias, como sería el caso de Siria bajo Bashar al-Assad y de Bielorrusia, bajo Alexander Lukashenko; quienes a lo largo de los años se han apoyado en Moscú para continuar con sus regímenes y que actualmente, han comenzado a preocuparse por sus destinos si Rusia pierde la guerra.

Finalmente, se podría decir que la invasión rusa a Ucrania, ha comenzado a exponer algunas fortalezas de las democracias y algunas fallas de las autocracias. No obstante, el resultado de la guerra es aún impredecible, así como los efectos que podría tener en las democracias globales, ya que: sí Rusia consigue la victoria, esto podría generar un movimiento masivo por la libertad; al contrario, si Rusia pierde, esto podría inspirar a sus partidarios a enfrentarse a la democracias.

Datos cruciales: 

1. Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, la Unión Europea ha congelado alrededor de 40 mil millones de dólares para fondos de recuperación a Polonia, como resultado de la persecución a la oposición y de la corrupción.

2. Freedom House, registró que de los 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), 11 de ellos se consideran “sin libertad” y 2 de ellos, “parcialmente libres”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto de The Economist, expone la forma en que se realizan las alianzas durante una disputa de la magnitud del actual conflicto en Europa del Este: mientras se venza a la mayor amenaza, no importa realizar tratos con el enemigo ni las consecuencias a largo plazo que dichas alianzas conlleven. Lo previo, no solo supone una futura amenaza en caso de conseguir una victoria; sino que, deja de lado la violación a los derechos humanos y a las formas de vida de millones de individuos que se convierten en daños colaterales de una disputa militar que se lleva a cabo fuera de sus territorios, todo con el objetivo de ganar. También, la nota deja en claro que no es necesario que las alianzas durante las contiendas sean de naturaleza militar mientras tengan un fuerte impacto, ya sea en la obtención de recursos naturales y económicos para solventar la guerra hasta para conseguir la delantera diplomática en la disputa por el control del orden mundial.