Gustavo Duch es licenciado en veterinaria, coordinador de “Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas”, responsable de Veterinarios sin Fronteras y activista con movimientos campesinos.

En las décadas de 1950 y 1960 la industria de la carne se encargó de difundir mediante los medios y los centros de estudio la idea de mejorar la alimentación a través de una mayor ingesta de proteínas de origen animal. Esta nueva demanda fue satisfecha con alimentos ultra procesados sin medir las consecuencias de este cambio drástico en la dieta de las personas.

Ahora, en 2022, con el éxito que está teniendo la dieta vegana es válido preguntar si es de nuevo una idea inducida para obtener beneficio económico y quiénes son los ganadores de este cambio en la alimentación de las personas.

En el informe Proteínas y Políticas de Ipes-Food y en la plataforma ALEPH2020 podemos encontrar una respuesta a la pregunta. Todo parece indicar que gran parte de los principales productores de alimentos basados en vegetales, pertenecen o están relacionados a los principales productores de carne del mundo. Un ejemplo sería Vivera, empresa que en Europa vende sustitutos veganos al salmón y al pollo es parte de JBS, la mayor productora de carne avícola y de res y la número dos en la producción de carne de cerdo.

Investigando la raíz aparecen fondos de inversión como BlackRock detrás Tyson y JBS. Breakthrough Energy Ventures, otro fondo de inversión, está relacionado con Impossible Foods y Beyond Meat. A su vez, todo se reduce a un pequeño conglomerado de multinacionales como Cargill, Nestlé, Danone, etc.

Con estos fondos de inversión y multinacionales detrás de la producción parece poco creíble que el éxito de la dieta vegana sea solo por el trabajo de sensibilización de la población. Hay una maquinaria encargada de promocionar las supuestas ventajas de la dieta vegana, de cómo mejora la salud y combate el cambio climático.

Es ingenuo pensar que la solución a estos males es solo retirar la proteína animal de la dieta de las personas. La producción de monocultivo, el uso de combustibles fósiles para el procesamiento y transporte de los productos también está presente en la industria vegana, alimentan el problema que pretenden solucionar.

Es necesario recuperar la soberanía de nuestra dieta y adaptarla a los ciclos de abundancia de la tierra en lugar de confiar la alimentación a un grupo de mega empresas y fondos de inversión.