Did Nature Heal During the Pandemic 'Anthropause'?

Cita: 

Anthes, Emily [2022], "Did Nature Heal During the Pandemic 'Anthropause'?", The New York Times, New York, 16 de julio, https://www.nytimes.com/2022/07/16/science/pandemic-nature-anthropause.html

Fuente: 
Otra
Tema: 
Procesos ecosistémicos detonados por las restricciones sociales de la pandemia por la COVID-19.
Idea principal: 

Emily Anthes es una reportera de The New York Times abocada a investigar sobre temas de ciencia, salud humana y animal, además de rastrear la pandemia de 2020. Es autora de los libros Frankenstein's Cat: Cuddling Up to Biotech's Brave New Beasts (2013) y The Great Indoors. The Surprising Science of How Buildings Shape Our Behavior, Health, and Happiness (2020).


La pandemia de COVID-19 trajo cambios abruptos en las actividades humanas normales. El confinamiento y las restricciones de transporte internacional, de manera particular, tuvieron impactos ecosistémicos importantes que son investigados recientemente (Dato crucial 1).

Ecologistas proponen el término de anthropause, para definir la complejidad ecológica de la desaceleración de la actividad humana causada por la pandemia de COVID-19 (Dato crucial 2). En ese sentido, también emerge el concepto de anthropulse, que pretende indagar sobre los efectos ambientales de la reanudación de las actividades humanas.

Con el comienzo de la pandemia, se detuvieron las actividades cotidianas en mundo (Dato crucial 4). Por esta razón, se pusieron en marcha investigaciones sobre los efectos ecológicos detonados por el cese de la movilidad humana. Algunos de los fenómenos observados fueron la mejora en la calidad del aire y del agua, menor contaminación acústica en la tierra y debajo del mar, aparte de la recuperación de ciertos hábitats (Dato crucial 5).

Debido a la falta de presencia humana, la percepción del “escenario del miedo” fue modificada para muchos animales en el mundo y éstos aparecieron en lugares que antes solían evitar (Dato crucial 6). Sin embargo, los cambios tuvieron efectos distintos en función de la especie en cuestión, el lugar y la temporalidad.

Lo anterior puede verse reflejado en las carreteras y el número de animales arrollados por automóviles. Con el descenso del tráfico por el resguardo sanitario, las cifras disminuyeron al principio, pero poco después aumentaron de manera preocupante (Dato crucial 7). Asimismo, especies invasivas reforzaron su presencia en donde ya no se avistaban personas (Dato crucial 8).

Al mismo tiempo, numerosos programas de educación, conservación y gestión ambiental en todo del mundo fueron pausados o tuvieron su presupuesto recortado con el comienzo de la pandemia. Esto le facilitó el paso al aumento de la caza, tala y minería ilegales en varios países (Dato crucial 9).

Los estudios dedicados a profundizar sobre los impactos humanos en los ecosistemas permitirán diseñar políticas y proyectos que gestionen de mejor manera nuestras actividades. Algunas investigaciones ya han comenzado a hacerlo y medidas se han comenzado a implementar o planear, en diferentes espacios del planeta (Dato crucial 10).

Datos cruciales: 

1. En la isla sueca Stora Karlsö, acostumbran a acudir masivamente aves marinas en temporadas de reproducción, así como turistas. Sin embargo, en 2020, el turismo fue interrumpido y la cantidad de personas visitantes disminuyó más de 90%. Esto dio paso a que otra especie, las águilas de cola blanca, ingresara a la zona con mayor frecuencia de la que solían y una de sus consecuencias fue el desplazamiento de los araos -un tipo de ave más pequeña-: la caída de sus huevos y la caza de huevos por parte de depredadores resultó en la disminución de su desempeño reproductivo en 26%.

2. El término anthropause une las palabras en inglés anthropos, que significa “humano”, y pause, que es “pausa”. Es una propuesta hecha por recientes estudios de la Ecología y ha concluido que la suspensión de ciertas actividades humanas por la COVID-19 trajo beneficios para algunas especies, mientras que otras debieron lidiar con la falta de protecciones o recursos humanos.

3. Antropulse se forma por las palabras en inglés Anthropos, “humano”, y pulse, “pulso”. Se refiere a los cambios ecosistémicos que podría implicar la adopción de ritmos más intensos por las actividades humanas, luego de la anthropause que provocaron las restricciones de la pandemia por la COVID-19 y que en los años recientes han sido apaciguadas.

4. El 5 de abril de 2020 fue la fecha con mayor número de confinamientos sanitarios: 4.4 mil millones de personas estuvieron bajo cierta restricción de movimiento. Además, el manejo de automóviles se redujo más de 40% y el tráfico aéreo fue hasta 75% menor.

5. Para ejemplificar la recuperación ecosistémica de habitats, se encuentra el caso de la Reserva Natural de la Bahía de Hanauma, ubicada en Hawái, Estados Unidos. Este es un destino turístico que cerró su acceso durante 9 meses. Los resultados: la claridad del agua mejoró 56% y se incrementó la densidad de peces, biomasa y diversidad.

6. Con el confinamiento de la pandemia y el descenso de la presencia humana, algunos animales cambiaron sus habitats o sus comportamientos normales. Por mencionar algunos casos: los leones de montaña se mudaron cerca de las ciudades -menos ruidosas y transitadas que antes- y los gorriones de corona blanca cantaron con mayor calma -lo que se asocia con un mejor rendimiento reproductivo y capacidad para defender su territorio. Esto demostró que ligeros cambios, como la menor contaminación auditiva, pueden tener efectos inmediatos.

7. Las modificaciones del uso de los espacios por parte de los animales provocó que hubiera más accidentes en carretera, por cada kilómetro. Eso se debe a que los animales empezaron a hacer uso de las carreteras y no pudieron suspenderlo de manera abrupta cuando la movilidad humana comenzó a aumentar.

8. Se destaca la aparición de especies invasivas como los conejos de cola de algodón del Este, en Italia, cuya rápida reproducción pone en riesgo a las liebres nativas y el impedimento de la gestión de otras plagas como los ratones cazadores gigantes, en la Isla Gough, Reino Unido. El caso de los ratones es particularmente relevante porque -aunque fueron traídos en expediciones del siglo XIX, mediante la presencia humana-, han estado atacando crías de prión de MacGillivrayen (aves marinas en peligro de desaparecer). Antes de la pandemia, se tenía planeado erradicar la plaga de ratones, pero el proyecto fue suspendido por el confinamiento y ningún polluelo sobrevivió la temporada de reproducción.

9. Se considera que el ascenso de las actividades criminales que perjudican al medio ambiente durante la pandemia tiene diversas explicaciones: la inseguridad económica, el cese de los programas de protección y la ausencia de trabajadores -e incluso turistas- en parques y reservas.

10. Aunque el turismo no podría detenerse de manera repentina y absoluta, se dice que sí se podría optar por limitarlo o agregarle medidas que protejan al medio ambiente en la medida de lo posible. Por ejemplo: cuando la Reserva Natural de la Bahía de Hanauma reabrió sus puertas, instituyó un número tope de visitantes diarios y aumentó un día a su tiempo de cierre semanal. Otras propuestas son: la construcción de puentes para animales en las carreteras y el diseño de motores de coches o hélices de barcos menos ruidosos, con el fin de disminuir la contaminación auditiva y sus impactos para las demás especies terrestres o marinas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La pandemia es un destello que devela los límites de las dinámicas homogenizantes del capital, frente al funcionamiento sistémico del planeta Tierra en tanto sistema vivo y en permanente interrelación.

Si el turismo masivo y el movimiento de las ciudades, por mencionar unos casos, se redujeron, no fue por voluntad propia del capitalismo. La enorme reducción de la contaminación y la importante recuperación ecosistémica no sólo fue accidental, sino, sobre todo, un impedimento para el desarrollo normal del sistema hegemónico.

Sin embargo, el discurso de que “la humanidad” entera es “una plaga” se mediatizó y el mundo dio la espalda a las causas sociohistóricas y socioecológicas que le dieron -y darán- paso al pasmo y a la enfermedad planetaria. Mientras, el capital se recupera y fortalece de nuevo.