Falsas soluciones. Introducción

Cita: 

Tornel, Carlos y Pablo Montaño [2021], Falsas soluciones. Introducción, octubre, https://solucionesfalsas.org/introduccion/

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2021
Tema: 
El colapso global como consecuencia de un modelo económico que se resiste a una verdadera transformación
Idea principal: 

Carlos Tornel es candidato doctoral en geografía en la Universidad de Durham en Reino Unido. Sus temas de investigación comprenden el proceso de transición, justicia y soberanía energética.

Pablo Montaño es politólogo del Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y Maestro en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable por la University College London (UCL). Funge como asesor técnico para proyectos ambientales en Soluciones Ambientales de México.


Vivimos en un mundo en donde frecuentemente somos testigos de crisis que se encuentran asociadas con el derrumbe de las instituciones, con la destrucción ambiental, con el rompimiento del tejido social, con el derrumbe de los sistemas económicos. Nos enfrentamos a tiempos de colapso.

El colapso de las estructuras modernas, que ha puesto al mundo en una “larga emergencia”, tiene su base en las múltiples crisis sociales, económicas y políticas que se dieron en la década de 1990; sin embargo, la crisis financiera de 2008 se convirtió en la crisis culminante, ya que a partir de esta, se produjeron y agravaron las condiciones de hambre, violencia, encarcelamiento, brechas de riqueza y de ingreso, guerras inmanejables, y el colapso de las normas e instituciones democráticas alrededor del mundo, llevándolo a un “punto de no retorno” (p.2).

La “larga emergencia” en que nos encontramos ha generado incertidumbre por el futuro, debido a que el creciente desmantelamiento de la democracia, así como un sistema económico que no logra recuperarse y una crisis ambiental cada vez más agravada, han comenzado a causar estragos en el discurso que se ha propagado por diversas generaciones: en donde se le ha hecho creer a millones de personas que el individualismo, la competencia y la acumulación son características inherentes del ser humano.

En la actualidad, los líderes políticos y económicos no solo se han deslindado de su responsabilidad en la crisis y han empezado a señalar al discurso mencionado como el origen de los males, en donde atribuyen a la población la culpa de toda la destrucción medio ambiental; sino que, también han culpado a las formas de organización alternativas a las dictadas por la modernidad, ya que a sus ojos, su existencia impidió que el libre mercado pudiera ser implementado de forma correcta en la totalidad del planeta, lo que causó fallas en el modelo y por ende, contribuyó a la crisis.

El colapso de la Unión Soviética en 1991, provocó la aparición del lema “no hay alternativa” (TINA, por sus siglas en inglés) ya que significó la adopción del modelo capitalista neoliberal a nivel mundial. Los efectos de la adopción de dicho modelo, han provocado el ascenso de los regímenes autoritarios y populistas a nivel internacional, el ascenso del nacionalismo, el aumento del extractivismo, de la violencia y de la represión. Éstos, como consecuencia de un sistema que dio origen al colapso y no obstante, sigue siendo defendido por las élites internacionales.

La defensa del modelo económico por parte de las élites internacionales muestra la realidad actual, en donde en palabras de Frederick Jameson: “es más fácil imaginar el fin del mundo que imaginar el fin del capitalismo”. Prueba de lo previo, reside en que los más ricos del planeta, que componen 1% de la población, han comenzado una carrera espacial que tiene como objetivo la exploración e incluso, una probable colonización del espacio; mientras que el resto de la población, compuesta por 99%, han comenzado a sufrir los estragos de la destrucción ambiental.

Lo último, es parte de una nueva forma del capitalismo, la cuál ya no solo se basa en la extracción de recursos naturales; sino que, ha hecho uso de los avances tecnológicos para generar una extracción de datos, de información y crear un sistema de vigilancia en donde los seres humanos nos hemos convertido en materia prima (p. 2). Tornel y Montaño, se refieren a esta nueva dimensión del capitalismo como el capitalismo de las plataformas.

El estado actual del mundo hace cada vez más apremiante la necesidad de alternativas. No obstante, “la complejidad, la dimensión, la escala y la temporalidad del colapso” (p. 3) han dificultado el diseño y la aplicación de acciones transformadoras desde la sociedad. En cambio, las élites políticas y económicas han promovido herramientas que además de hacer responsables a la sociedad y provocar sentimientos como la ansiedad y la depresión, implican beneficioS para los más ricos. Ejemplo de esto es el greenwashing.

A raíz de lo anterior, uno de los objetivos de la guía para Navegar el colapso, se centra en demostrar que existen múltiples alternativas al sistema neoliberal. Dichas alternativas de vida, dejan de lado el pensamiento TINA y buscan exponer las propuestas de diversas geografías y comunidades, que no solo han sobrevivido sin seguir los lineamientos establecidos por las élites; sino que, han resistido sus avances.

Las negociaciones internacionales sobre el clima

Desde hace varios años, las negociaciones internacionales referentes al cambio climático nos han advertido acerca de las consecuencias del sistema económico sobre el planeta. Una de ellas, fue el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de 2018, en donde se estableció que los seres humanos teníamos 12 años para reducir el calentamiento del planeta, el cual de llegar a 1.5°C sería irreversible.

Lo publicado por el IPCC, provocó una respuesta internacional que generó que voces de ambientalistas y movimientos, como Greta Thunberg y Extintion Rebellion (XR, por sus siglas en inglés)), fueran escuchadas. Pero más importante, puso la atención en los movimientos de resistencias, principalmente indígenas, que a lo largo de los años han sufrido de forma directa la violencia extractiva y aun así, continúan enfrentándose a los grandes capitalistas (Dato crucial 2). También, se dio un incremento en el número de conflictos socioecológicos distributivos, lo que puso en evidencia la existencia de otras formas de ver el mundo y como resultado de ello, la organización de movimientos que buscan y buscaban presionar a los gobiernos para que tomaran acciones contundentes en contra de la destrucción medioambiental.

A pesar de que la pandemia de COVID-19 disminuyó las movilizaciones mencionadas, estas fueron parte del contexto en el que se llevó a cabo la conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático número 26 (COP26, por sus siglas en inglés). La COP26 fue llamada por muchos “la última oportunidad” (p.5) que la Organización de Naciones Unidas tenía para frenar el calentamiento de la tierra antes de llegar a los 1.5°C, por lo que alrededor del mundo se formaron grandes expectativas acerca de ella, ya que no solo algunos países comenzaron a hacer compromisos de reducción de emisiones; sino que, en agosto de 2021 el IPCC lanzó el Sexto Reporte General del Estado del Cambio Climático (AR6), en el cuál se informó que periodo de 12 años para llegar al punto irreversible se redujo a 4 años.

La ineficacia de las medidas tomadas por los gobiernos para reducir el impacto humano en el planeta, es muestra de que a nivel internacional se sigue un doble discurso en donde las empresas y los gobiernos claman que tomaran medidas contundentes para combatir la destrucción ambiental; no obstante, dichas medidas no sólo no han ayudado a reducir la huella del humano, sino que le han permitido a los dueños del capital continuar incrementando sus riquezas, la desposesión y el extractivismo a través de discursos que claman que la tecnología y la innovación serán la solución a la crisis planetaria. En palabras de los autores, este discurso ha formado un “régimen internacional que no ve al cambio climático como un problema global [...] para ellos es una falla del mercado, algo que puede ser resuelto por y con las mismas estructuras, instituciones y sistemas” (p.5).

El propósito y el contenido de esta guía

La guía para Navegar el colapso, tiene como objetivo principal exhibir el doble discurso que las élites se han encargado de reproducir y expandir a nivel global, así como la forma en que operan y sus estrategias para frenar el cambio.

Lo anterior, es posible gracias a que a lo largo de las entradas que componen la guía, se presenta el estado actual de la crisis civilizatoria, se documenta y evidencia cada falsa solución que se propone desde el régimen hegemónico; y, se muestran alternativas al modelo neoliberal, que además de implicar una lucha por la tierra, conlleva una transformación en las formas de vida.

Resultado de un trabajo colaborativo entre personas y grupos que conviven constantemente con las resistencias, la guía para Navegar el colapso busca la creación de nuevas formas de organización “para resistir, recuperar o crear un mundo en donde quepan muchos mundos” (p.7).

Datos cruciales: 

1. De acuerdo con Tornel y Montaño, actualmente el capitalismo ha dejado huella en 97% de la superficie del planeta.

2. Para 2020, se dio un aumento en el número de asesinatos de defensoras y defensores ambientales, el cuál alcanzó la cifra de 227 a nivel internacional. En México se contabilizaron 30 de los 227 asesinatos, es decir, un aumento de 67% comparado con 2019.

3. Las emisiones se han incrementado 65% desde la primera vez que los países se sentaron a negociar en las Conferencias de las Partes (COP, por sus siglas en inglés).

Nexo con el tema que estudiamos: 

La introducción a la guía para navegar el colapso, sirve para establecer de forma clara ciertos puntos: el hecho de que la destrucción ambiental ha llegado a un punto irreversible y la forma en que, a pesar de la crisis planetaria, los grandes capitalistas continúan buscando el beneficio propio sin importar los efectos que tengan sobre los demás; ambas, consecuencias de un modelo económico neoliberal que busca su supervivencia y su permanencia. Asimismo, el texto establece que pese a los sentimientos de desesperanza frente a un futuro incierto, siempre hay espacio para aprender y adoptar alternativas. Alternativas que además de mostrar que existen formas diferentes y viables a lo establecido, implicaría un cambio de relaciones entre el humano, la naturaleza y las empresas.