En ese sentido, cerca de dieciséis gobiernos analizan la compra a fondo a medida con las normativas establecidas en 1990 de antimonopolio, así como de competencia; por lo que, el objetivo principal de Microsoft es persuadir a los gobiernos en duda para que aprueben la exitosa adquisición. Algunos gobiernos como Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña fueron clave en la revisión profunda del acuerdo. Dicho lo anterior, si se da la aprobación regulatoria de la compra de Activision que desarrolla juegos como Candy Crush y Call of Duty, Microsoft se posicionaría como una big tech con la capacidad de expandirse en la industria.

Por otro lado, empresas como Google, Meta, Amazon y Apple también han enfrentado acusaciones de monopolio. De forma concreta, la Comisión Federal de Comercio (ftc, por sus siglas en inglés) demandó a Meta (empresa matriz de Facebook) para evitar la compra de Within como una empresa emergente de realidad virtual. Mientras, a mitades de 2022 Gran Bretaña obligó a Meta a vender a Giphy, que se conforma de una base de datos de imágenes con un valor de 315 millones de dólares. A su vez, la Comisión Europea ha multado a Google por violar las normas antimonopolio y ha procesado una investigación sobre el servicio de la nube de Microsoft.
De lado de los reguladores, otro organismo regulador denominado la Autoridad de Mercados y Competencia ha sido más hostil en los acuerdos corporativos.

De este modo, las preocupaciones de los reguladores se ha centrado sobre el acuerdo de Activision buscando indicios de violaciones de leyes antimonopolio, esto debido a su poder considerable en la industria de los videojuegos que cedería a Microsoft, considerando la premisa de ventajas injustas sobre competidores como Sony. Sin embargo, los representantes de Microsoft pretenden limitar las prácticas comerciales para atender las cuestiones antimonopolio, pero algunos países creen insuficientes las promesas.

Asimismo, de los 16 gobiernos solo Brasil y Arabia Saudita aprobaron el acuerdo, mientras otros funcionarios reguladores son escépticos respecto a los gigantes tecnológicos.

La aprobación del acuerdo es fundamental para Microsoft, ya que para su comercio, los videojuegos son el negocio de consumo más importante, alcanzando cerca de 15 mil millones de dólares en ventas anuales, en su mayoría bajo la marca de Xbox con el crecimiento de Game Pass. El acuerdo en la parte económica se centra mantener y hacer crecer el negocio de Call of Duty. Por su parte, si el acuerdo no llega a concretarse Microsoft le pagaría a Activision 3 mil millones de dólares (Dato Crucial 1).

Otro punto de vista, es el análisis desde los tribunales y organismos de sí la fusión beneficiará a los consumidores y a los mismo trabajadores, pues será delicado atender las cuestiones laborales.

En cuanto a la competencia directa, Sony ha fomentado condiciones favorables, por lo que teme que Microsoft retire Call of Duty de PlayStation como medida para atraer jugadores a Xbox, pero los representantes de Microsoft aseguraron mantener el videojuego. En tal escenario, Sony ha persuadido a reguladores y población sobre el impacto negativo del acuerdo.

Por último, en Estados Unidos más de diez miembros de la organización federal del comercio ftc revisan el acuerdo a fondo, donde reflexionan sobre un futuro escenario que ponga en una ventaja desigual a Microsoft por los centros de datos y la nube.