Resistir a las transnacionales: los movimientos sociales frente a las grandes corporaciones en Europa y América Latina

Cita: 

González, Erika y Pedro Ramiro Pérez [2013], “Resistir a las transnacionales: los movimientos sociales frente a las grandes corporaciones en Europa y América Latina”, Juan Hernández, et. al. (coordinadores), Empresas transnacionales en América Latina. Análisis y propuestas del movimiento social y sindical, España, Hegoa, Observatorio de Multinacionales en América Latina, UPV/EHU, pp. 234-259.

Fuente: 
Libro electrónico
Fecha de publicación: 
2013
Tema: 
Formas y globalización de las resistencias ante la globalización de las empresas transnacionales
Idea principal: 

Erika González Briz y Pedro Ramiro Pérez son miembros del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL).


Los autores muestran en cinco apartados: 1) cómo han ganado poder las grandes empresas en el mundo contemporáneo, 2) cómo se originaron y desarrollaron las campañas contra las multinacionales, 3) la manera en que se van expandiendo las resistencias, 4) una forma concreta de organizar las resistencias y demandas por medio de los Tribunales de los Pueblos, y 5) cuáles son los retos y las perspectivas en las resistencias a las transnacionales

1. El poder de las grandes corporaciones en el mundo contemporáneo

En el capitalismo global, los estados-nación han estado perdiendo parte de su soberanía sobre las decisiones socioeconómicas, mientras las empresas transnacionales amplían su dominio en las esferas de las actividades humanas. Esto es posible gracias a las políticas neoliberales encargadas de construir un entramado político, económico, jurídico y cultural, a nivel global (p. 235).

Desde los setentas se han promovido las medidas económicas propuestas por Friedman y la Escuela de Chicago, que se han facilitado aprovechando las dictaduras y las crisis económicas, así mientras el neoliberalismo imponía su doctrina, las multinacionales tomaban el control de los sectores estratégicos de la economía mundial.

Un indicador del aumento del poder de las multinacionales es la inversión extranjera directa (IED), el 84% de la IED a nivel global se canaliza a través de las grandes multinacionales (UNCTAD, 2007). También es representativo que las fusiones y adquisiciones han ganado terreno, sobre todo entre la segunda mitad de la década de los noventa y los primeros años de este siglo.

Cuando se produjeron las grandes privatizaciones de los servicios públicos, llegaron a representar el 88% de la IED global. En los últimos años hay imposibilidad de seguir con el fuerte nivel de privatizaciones de empresas públicas y el freno del crédito por parte de las entidades financieras ha hecho que las inversiones se vayan concentrando en mayor medida en el sector primario, especialmente en minería e hidrocarburos. Factores que también influyen a esta concentración y han colocado a este sector como un refugio de rentabilidad para contrarrestar las convulsiones bursátiles son: el incremento del precio de las materias primas, el elevado consumo de los países centrales, la creciente demanda de las naciones “emergentes” (como los BRICS) y la especulación financiera (p. 236)

Los factores que hacen que el sector primario brinde una extraordinaria rentabilidad para el capital transnacional se basan en lo postulado por Harvey (2004), “para mantener abiertas oportunidades rentables es tan importante el acceso a inputs más baratos como el acceso a nuevos mercados”, a la par que se aplica la acumulación por desposesión.

Los autores mencionan que el acrecentamiento del capitalismo financiero se encuentra en el origen del crash global de las crisis económica, social y ecológica. A la vez que la crisis es la excusa para avanzar con más fuerza en el desmantelamiento del Estado del Bienestar, se ha convertido en común el “privatizar las ganancias y socializar las pérdidas” (p. 237).

Algunos de los efectos de la crisis es que se reducen los niveles de consumo en los países de origen de las transnacionales, a la vez que, para mantener los beneficios ganan importancia los negocios internacionales, por ejemplo, en 2011, el 52% de las ganancias del Banco Santander fueron en América Latina, el 47% de BBVA y el 46% de Telefónica.

Los gobiernos se encargan de respaldar a las transnacionales, ya que según el paradigma neoliberal, el crecimiento de las operaciones de las grandes empresas en otros países hará aumentar el PIB de sus países de origen y mejorará a su vez los parámetros socioeconómicos (p. 238).

En el caso de los negocios en el exterior de las empresas españolas, se cumplen los elevados beneficios, sin embargo, las ganancias se están destinando principalmente a la retribución de la alta dirección y a los grandes accionistas, por ejemplo, el presidente de Repsol, Antoni Brufau, recibió una retribución por el desempeño de su cargo de 7.08 millones de euros en 2011, el presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, obtuvo una remuneración total de 6.3 millones de euros, mientras que los asalariados españoles vieron descender su remuneración en 3.9% en el segundo trimestre de 2012.

La actual crisis económica no ha afectado el crecimiento de las inversiones de las empresas transnacionales a nivel global, en 2011 crecieron el 17% respecto al año anterior, y los flujos de IED en América Latina y Caribe crecieron 35% más que en el año anterior. Con estas cifras se demuestra que quienes determinan el transcurso de la crisis, son a su vez los principales beneficiados de ella.

2. Orígenes y desarrollo de las campañas contra las multinacionales

Mientras ha ido evolucionando el rol que juegan las empresas transnacionales en la economía global, se han venido modificando también las dinámicas de contestación social frente a las actividades de estas compañías. Los cambios que han experimentado los modelos de producción y las relaciones laborales en las últimas décadas han hecho que los conflictos generados por las empresas trasnacionales no se circunscribieran únicamente a la fábrica y al centro de trabajo. Las compañías multinacionales intervienen en prácticamente todos los aspectos de la vida de las personas (p. 239).

Han comenzado a cobrar especial importancia las denuncias por los efectos ambientales, culturales y socioeconómicos que provocan las actividades de las empresas. En variadas ocasiones, el impulso a estas nuevas formas de acción colectiva ha venido de la mano de los usuarios, consumidores, indígenas y activistas, principalmente.

Desde los años treinta del siglo pasado se comenzó a extender la oposición a las empresas multinacionales. Para mitigar el rechazo social, los grandes empresarios realizaron actividades filantrópicas (práctica que se ha realizado desde los inicios del capitalismo industrial) (p. 240).

En los ochenta, las acciones de solidaridad internacional se centraron más en la crítica de las dictaduras latinoamericanas y en la denuncia de las políticas de los gobiernos de los países centrales, que en las grandes corporaciones (salvo un par de excepciones) (p. 241).

A finales de los noventa y a principios de la siguiente década, las privatizaciones de las empresas de servicios públicos en los países del sur comenzaron a poner bajo la lógica mercantil los servicios básicos. Entre las luchas sociales más conocidas de aquellos años están las que tienen que ver con el agua.

A finales de 1999, el “movimiento antiglobalización” adquirió una gran visibilidad tras el bloqueo de la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y llegó a ser multitudinario. Fue desarrollando acciones de denuncia de las actividades de las grandes corporaciones en el marco de los foros alternativos y las contracumbres.

Por su parte, en el Estado Español en 1998 realizó una pequeña acción de apoyo al pueblo indígena mapuche-pehuenche, cuyo territorio (en la región chilena del Bío Bío) iba a ser inundado por la hidroeléctrica de Ralco, propiedad de Endesa.

Fue hasta mediados de la primera década de este siglo, que se comienzan a llevar a cabo diversas campañas que señalaban directamente a empresas transnacionales de matriz española por sus impactos socioambientales en América Latina, así como el caso de la banca por su vinculación con la industria armamentística.

Algunas de las principales denuncias en contra de las empresas son:

Repsol: en 2006 se realizó la primer campaña de “Contrajunta de Afectados/as por Repsol”. Las investigaciones conjuntas, la sistematización de las denuncias y los lazos de solidaridad así creados permitieron coordinar un trabajo de movilización en los países afectados por la actividad extractiva de Repsol con la sensibilización y la crítica en el país de origen de la transnacional (p. 242).

BBVA y Santander: se ha demandado que los bancos han financiado proyectos destructivos social y ambientalmente.

Unión Fenosa: se realizó una campaña acerca de su “irresponsabilidad social” en Nicaragua, denunciando los racionamientos de electricidad.

Iberdrola: se presenta como una “empresa verde” cuando tiene una importante producción energética nuclear. Actualmente participa en el proyecto hidroeléctrico de Belo Monte en Brasil, que ha sido paralizado precisamente por sus graves impactos socioambientales.

ENCE: denunciada por el intento de construir una planta papelera en Uruguay.

Inditex: denunciada por la violación de derechos laborales en sus fábricas.

Endesa: denunciada por la construcción del megaproyecto HidroAysén, que de llevarse a cabo tendría como consecuencia la destrucción de ecosistemas de gran valor ecológico en la Patagonia chilena.

Las diferencias de las causas de las movilizaciones en contra de las empresas transnacionales en los países del norte y del sur, tiene que ver con las actividades que cada una de éstas cumple en cada región. África, América Latina y Asia son utilizadas por las compañías extranjeras como fuentes de recursos naturales y materias primas, siendo las repercusiones de las actividades extractivas las principales demandas. En el norte, a partir del crash global, la ciudadanía ha comenzado a tomar conciencia y a situar a las transnacionales financieras en el centro de las reivindicaciones contra la “dictadura de los mercados”.

3. La globalización de las resistencias frente a la mercantilización de la vida

En los últimos años, ante la caída del consumo, el progresivo agotamiento de los combustibles fósiles y la rebaja de las tasas de ganancia del capital transnacional en los países centrales, las grandes corporaciones han puesto en marcha una fuerte estrategia de reducción de costos y, a la vez, han intensificado su ofensiva para lograr el acceso a nuevos negocios y nichos de mercado. En este agresivo contexto, los conflictos socioambientales y las violaciones de los derechos humanos se han multiplicado por todo el globo (p. 243).

3.1. Textil

La industria del textil fue una de las primeras en cobrar notoriedad mundial por sus impactos laborales. La globalización de la producción y del mercado del trabajo se ha hecho realidad gracias a distintos factores: entre otros, el acceso a grandes cantidades de energía barata para transportar las mercancías de un lado a otro del planeta, las políticas de liberalización de los flujos comerciales y la creación de las maquilas.

Las principales campañas globales relacionadas con el sector textil denuncian la explotación laboral, e incluso infantil, en estas fábricas.

La campaña “Ropa Limpia” lleva desde 1989 señalando la explotación laboral en los países productores de ropa y calzado, la red se compone por diferentes organizaciones de 15 países europeos. Su origen se remonta a una manifestación que se realizó en Holanda frente a unos grandes almacenes que vendían ropa hecha en Filipinas en pésimas condiciones laborales (p. 244)

Estas grandes corporaciones utilizan la desigualdad entre mujeres y hombres para reducir sus costos laborales (contratan mujeres para pagar menor salario).

3.2. Hidrocarburos

Las operaciones de estas compañías tienen efectos agresivos, especialmente desde un punto de vista socioecológico. Las empresas más denunciadas son: Total y Chevron, por mantener relaciones comerciales con la junta militar de Birmania; Texaco, por producir una grave contaminación ambiental en Ecuador; BP, relacionada con el hostigamiento y la persecución de dirigentes comunitarios en Colombia y responsable del catastrófico derrame en alta mar que tuvo lugar en el golfo de México en 2010, y; Shell, acusada por su corresponsabilidad en la ejecución de nueve activistas sociales en Nigeria.

La “Contrajunta de Afectados/as por Repsol YPF”, es una campaña de sensibilización y denuncia de los impactos sociales, ambientales y culturales de la multinacional. Con sus altibajos, la campaña se ha mantenido activa todos estos años y ha servido sobre todo para fortalecer las relaciones entre las diferentes organizaciones que promovían las dinámicas de resistencia en contra de la transnacional en España, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. De hecho, se produjo una intensa labor de coordinación entre los movimientos sociales del Estado español y de los citados países latinoamericanos para preparar la documentación y presentar los testigos del caso sobre Repsol YPF ante las audiencias del Tribunal Permanente de los Pueblos de 2006, 2008 y 2010. (p. 246).

3.3. Minería

La rápida extensión de la frontera extractiva ha multiplicado las resistencias que pretenden frenar la destrucción ambiental, el desplazamiento forzado y la violencia generada con las operaciones mineras a cielo abierto.

Buena parte de las grandes compañías mineras han registrado su domicilio en Reino Unido, ya que los grandes bancos de inversión, los fondos de pensión y las compañías aseguradoras inglesas invierten millones de libras al año en este tipo de industria, convirtiendo a Londres en el mayor centro global para la financiación de la minería.

Ante esto, se han tejido redes internacionales para denunciar en los lugares donde se ubican sus sedes matrices los impactos cometidos por las compañías: la London Mining Network (organizó un “banking tour” para visibilizar y señalar en Londres a aquellas entidades financieras que otorgan créditos a las compañías mineras que violan los derechos humanos); hay redes más locales como la Mining Advocacy Network de Indonesia y la Save Goa Campaign en China.

Canadá es otro de los países en los que las poblaciones afectadas por la minería buscan establecer responsabilidades, este país es la sede de grandes compañías como Goldcorp y Barrick Gold, frente a las cuales se multiplican resistencias locales articuladas en redes internacionales con objeto de frenar las graves violaciones de derechos humanos que supone el avance de estas empresas. Fruto de esta coordinación, el 1 de agosto de 2012, fue un día de acción continental en contra de las transnacionales mineras canadienses, hay movilizaciones frente a la corporación minera brasileña Vale do Rio Doce, se realizaron los “Encuentros Internacionales de Afectados por la Vale” para fortalecer las luchas y resistencias contra los impactos de esta empresa en países como Canadá, Chile, Argentina, Guatemala, Perú, Mozambique y Brasil (p. 247).

La imparable extensión de la frontera extractiva en la minería ha ocasionado que las luchas contra las multinacionales de este sector se hayan multiplicado por toda América Latina.

3.4. Agricultura

Desde finales de la década de los noventa han ganado relevancia las denuncias a las corporaciones transnacionales del agrobusiness, principales impulsoras y beneficiarias de las políticas y normas que priorizan el lucro frente a la producción sostenible de alimentos. Vía Campesina es un actor crucial en esta lucha: cerca de 150 organizaciones distribuidas a lo largo de 70 países de África, Asia, América y Europa conforman este movimiento de carácter global, que tiene como objetivo la soberanía alimentaria y el rechazo de que las grandes multinacionales controlen este sector.

La transnacional más denunciada ha sido la compañía estadounidense Monsanto: en India el lema era “Monsanto, fuera de India”; Haití rechazó las donaciones de semillas híbridas de esta compañía tras el terremoto; Perú, estableció una moratoria de diez años a los transgénicos; en Malí las organizaciones sociales han conseguido frenar la comercialización de productos genéticamente modificados; además, se ha prohibido el cultivo del maíz transgénico desarrollado por Monsanto en Francia, Alemania, Austria, Hungría, Grecia, Luxemburgo y Bulgaria (p. 248).

Por medio de una campaña en contra de Syngenta, se han coordinado las dinámicas internacionales de resistencia en los países periféricos frente a la comercialización del Paraquat, uno de los herbicidas más tóxicos que existen.

En las décadas de los setenta y ochenta, transnacionales como Standard Fruit, Dole Food, Chiquita Brands y Del Monte utilizaron un compuesto muy tóxico (comercializado con el nombre de Nemagón) en sus monocultivos, aun cuando conocían las fatales consecuencias que podía tener. Las miles de personas enfermas de cáncer, malformaciones genéticas o infertilidad se han organizado para llevar a cabo múltiples marchas, concentraciones y denuncias en Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Honduras.

3.5. Finanzas

La complejidad y la opacidad de las actividades de las transnacionales financieras en muchas ocasiones impiden que se les pueda relacionar con la violación de derechos humanos. Por lo mismo, son pocas las campañas específicas en contra de los grandes bancos que hayan logrado repercusión internacional.

Con el estallido de la crisis financiera global, esta situación se ha modificado: entre la ciudadanía se ha extendido la certeza de que las transnacionales de la banca han sido las causantes de muchas de las negativas consecuencias de las reformas económicas de la actualidad (p. 249).

En el Estado Español, por medio de la concesión de créditos hipotecarios en condiciones abusivas y agravadas con la crisis económica desencadenó un sinfín de desahucios a raíz de la explosión de la burbuja inmobiliaria. En este contexto, las acciones de las redes en defensa de una vivienda digna y de las plataformas de afectados por las hipotecas han obligado a entidades financieras como Banco Santander y al gobierno español, a dar una respuesta, que más allá de que si funcionó o no, marca la preocupación que sienten los grandes bancos y las principales instituciones ante un posible estallido social provocado por la falta de vivienda, empleo y servicios públicos universales y gratuitos.

4. Los Tribunales de los Pueblos, una experiencia de la que aprender

Las denuncias de los abusos de las empresas transnacionales, y el proceso de movilización, así como las resistencias para construir alternativas al dominio de las grandes corporaciones, han tenido buenos resultados, un ejemplo es el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), que se constituyó formalmente en 1979 y está integrado por un amplio número de miembros nombrados por la Fundación Internacional Lelio Basso. Su función es calificar en términos de derecho y hacer visibles las violaciones masivas de los derechos fundamentales de la humanidad que no encuentren reconocimiento ni respuesta en las instancias oficiales. El TPP ha juzgando simbólicamente situaciones de: genocidio, que han tenido que ver con instituciones financieras internacionales como Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, las invasiones extranjeras, la destrucción del medio ambiente, casos relacionados con las empresas trasnacionales, entre otros (p. 251).

Los tribunales de los pueblos han servido para documentar y sistematizar los impactos en contra de los derechos de la humanidad y han demostrado su utilidad como instrumento de presión política, así como jurídica para el reconocimiento de los daños causados. Se exige la puesta en marcha de medidas efectivas para el control de las empresas transnacionales (p. 253).

Además del TPP existen otras iniciativas como la red birregional “Enlazando Alternativas” que tiene como objetivo desmantelar el poder que detentan las corporaciones transnacionales y la campaña global “Desmantelemos el poder corporativo”, que nace dentro de las sesiones del Tribunal de los Pueblos, con esta iniciativa se intenta avanzar en un marco regulatorio alternativo que permita un control efectivo de las compañías multinacionales (p. 254).

5. Retos y perspectivas de futuro en las resistencias a las transnacionales

En este clima de hostilidad hacia las empresas transnacionales algunos gobiernos latinoamericanos han decidido acabar con las condiciones favorables de las empresas transnacionales extranjeras en su territorio. Las nuevas constituciones de Venezuela, Ecuador y Bolivia forman parte del intento de acabar con “la larga noche neoliberal” y la subordinación de los estados del sur a las demandas de las empresas multinacionales, de tal forma que los gobiernos “progresistas” intentan una asociación táctica con las corporaciones transnacionales “queremos socios, no dueños de nuestros recursos naturales”, como lo expresa Evo Morales.

El mantenimiento del modelo primario exportador, con alta participación de empresas transnacionales, conlleva a la dependencia económica del mercado mundial de materias primas y trae consigo los diferentes conflictos extractivistas con los pueblos indígenas y las comunidades locales. Es por eso por lo que los movimientos críticos reclaman la necesidad de una transición hacia otro modelo socioeconómico en el que sea posible mantener las políticas sociales y, a la vez, fortalecer el tejido productivo nacional para a medio plazo, prescindir de las transnacionales como un actor central de la actividad económica (Hernández Zubizarreta, González y Ramiro, 2010)(p. 255).

Con lo que se ha mostrado, es visible que cualquier proceso de modificación jurídica y de instauración de sistemas de control de las grandes corporaciones no podrá tener éxito sin un respaldo de la movilización social y sindical, si el derecho oficial forma parte de la estructura hegemónica de dominación, sólo podrá convertirse en vehículo contrahegemónico si se subordina a la acción política. Este es uno de los motivos por los cuales las propuestas alternativas para el control de las multinacionales en primer lugar debe provenir de la ciudadanía.

Hay que señalar que las empresas no se han quedado inmóviles ante la globalización de las resistencias, ellas han respondido con estrategias de responsabilidad social corporativa.

Ante este complejo contexto es imprescindible continuar con la investigación, análisis, denuncia y movilización contra los abusos de las empresas transnacionales en su expansión mundial, ya que es un hecho que lejos de debilitarse ante la actual crisis económica y financiera, están fortaleciendo su poder e influencia en nuestras sociedades gracias a sus renovadas estrategias corporativas y a la aplicación de nuevos modelos de negocio.

A la vez que se avanza en las luchas y resistencias en contra de las empresas transnacionales, se debe ir reflexionando y construyendo alternativas socioeconómicas fuera del capitalismo, que sitúen a la sociedad por encima del papel y el poder de las grandes empresas.

Datos cruciales: 

737 corporaciones multinacionales controlan el valor accionarial del 80% del total de las grandes compañías del mundo y sólo 147 controlan el 40% de ellas (Vitali, Glattfelder y Battiston, 2011) (p. 236).

En 2010 el 43% de las inversiones en Sudamérica se concentraron en los recursos naturales (CEPAL, 2011) (p. 236).

En el contenido se presenta un cuadro con el presupuesto público destinado al rescate bancario y los principales bancos rescatados en Estados Unidos y Europa (p. 238).

La campaña global “Desmantelemos el poder corporativo” trabaja para avanzar en un marco regulatorio alternativo que permita un control efectivo de las compañías multinacionales. Su página es: www.stopcorporateimpunity.org (p. 254).

Los informes de todos los casos presentados en las sesiones del TPP realizadas en Viena (2006), Lima (2008) y Madrid (2010) se encuentran disponibles en la página: www.enlazandoalternativas.org (p. 252).

Para demandar a las compañías estadounidenses por la violación de los derechos humanos se ha utilizado la Alien Tort Claims Act ya que no existe ningún tribunal internacional que pueda juzgar a estas compañías (p. 256).

Trabajo de Fuentes: 

CEPAL [2011], Inversión extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2010, Naciones Unidas, Santiago de Chile.

Harvey, D. [2004], El nuevo imperialismo, Akal, Madrid.

Hernández, J., González, E. y Ramiro, P. [2010], “Transnacionales y desarrollo en América Latina: Los procesos de cambio, entre la redistribución y el ‘buen vivir’”, VV.AA., Transnacionales, agentes… ¿de qué desarrollo?, Hegoa y OMAL, Universidad del País Vasco.

UNCTAD [2007], Informe sobre las inversiones en el mundo 2007, Nueva York y Ginebra, Naciones Unidas.

Vitali S.; Glattfelder J.B. y Battiston, S. [2011], The Network of Global Corporate Control” , PLoS ONE, 6 (10).

Nexo con el tema que estudiamos: 

Nuestro análisis parte de que las empresas gigantes son los principales sujetos en la organización de la economía mundial contemporánea. Son quienes direccionan el modo de producir, distribuir y consumir (esto último no sólo porque elaborar gran parte de los bienes y servicios necesarios para la reproducción de la sociedad, sino porque son capaces de generar necesidades ficticias). El texto muestra que el papel de las empresas va evolucionando, por un lado, se van introduciendo en la mayor parte de los espacios posibles de la vida cotidiana, y por otro, la visión sobre las empresas se va transformando, ahora ya no se les mira sólo como la caja negra donde entran insumos y salen productos, se observa su poder económico, social y ambiental por medio de un lente crítico, en caso de que una corporación genere mayor destrucción que producción, se les demanda mejores resultados, así como mejores condiciones, un hecho a notar es que los mejores resultados se realizan de manera colectiva.

Se muestra la línea en que ha ido evolucionando la resistencia a las empresas transnacionales y se coloca de manera implícita como raíz del problema la intensificación de la crisis, elemento con el cual concordamos, sin embargo, los hechos se retoman de manera aislada: para nuestro análisis se requiere colocar la competencia, elemento que intensifica aún más la depredación socioambiental ante el objetivo de disminuir costos. Otra consideración es que el texto señala que las empresas se van fortaleciendo por medio de estrategias corporativas y por la aplicación de nuevos modelos de negocio, si bien, esto sí influye, también hay que contemplar que existen las alianzas con el estado y entre empresas (sea de diferentes sectores o de los mismos) que les abren caminos.

El texto es relevante en la medida que presenta hechos concretos de que la sociedad está descontenta con el modo en que se organiza y desarrolla el capitalismo, además que existen inicios que intentan poner límites a las empresas que operan bajo un patrón moderno/colonial.

Un elemento esencial para el análisis de la competencia entre empresas son las respuestas sociales que su actividad provoca: la acción de las empresas crean y son parte del conflicto social.