The nature of the firm

Cita: 

Coase, Ronald [2000], “The nature of the firm”, Nicolai J. Foss (coordinador), The Theory of the Firm, New York, Routledge, vol. 2, pp. 239-255.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
1997
Tema: 
Desarrollo de los fundamentos teóricos de la concepción “firma” en la teoría económica.
Idea principal: 

Ronald Harry Coase (1910 - 2013) fue un economista y abogado británico y profesor emérito en la Universidad de Chicago. Recibió el Premio Nobel de Economía en 1991 por el descubrimiento y aclaración del significado de los costes de transacción y derechos de propiedad para la estructura institucional y el funcionamiento de la economía.

Introducción

Ronald Coase se intriga por esclarecer una definición de la categoría ´firma´ [en español firma sueles ser entendido también como empresa] utilizada en la teoría económica. Buscando las relaciones entre la firma en abstracto y firma realmente existente. El autor espera demostrar una definición de la firma realista y manejable (tractable) basada en el instrumento de análisis económico desarrollado por Marshall [1890], la sustitución marginal (substitution at the margin) (p. 239).

I

Se parte de la consideración del ´sistema económico´ como usualmente es tratado por la teoría económica. Como un organismo que trabaja y funciona por sí mismo, sin ningún control central, ajustando la oferta y la demanda mediante el mecanismo de precios, un proceso automático y elástico. Asumiendo que la dirección de los recursos es directamente dependiente del mecanismo de precios, pero a su vez que permite la planeación individual del ejercicio de elección entre alternativas.

Dicha descripción no encaja del todo para la firma. Por un lado encontramos que la teoría económica atribuye que la locación de los factores de producción –por sus diferentes usos– está determinada por el mecanismo de precios, no obstante esto contrasta con el mundo real donde encontramos la presencia de muchas áreas donde esto no aplica –principalmente en las planeaciones individuales, por ejemplo el traslado de un trabajador de una operación a otra, no fue por su mera decisión basada en precios relativos, sino por una indicación que le fue ordenada. En su defensa los teóricos ortodoxos señalan que de hecho existe una planeación dentro del sistema económico, la cual difiere de la planeación individual, es más bien lo que se conoce como planeación económica –algunas propuestas de denominarlo es la ´organización´ por Marshall, o la ´coordinación´ por J. B. Clark o el Professor Knight quien introduce a los ´administradores’–. Reconociendo así, en la generalidad del ´sistema económico´ –al exterior de la firma– que la producción es coordinada por los movimientos de los precios a través de una serie de transacciones en el mercado; pero que al mismo tiempo, al interior de la firma estas transacciones mercantiles son eliminadas y sustituidas por la coordinación del empresario, quien dirige la producción interna (p. 240).

Por otro lado, esta supresión o remplazo del mecanismo de precios no es absoluta. La coordinación integrada verticalmente de varios factores de la producción varía entre industrias y empresas. En breve, se puede concluir que la característica distintiva de la firma es la supresión del mecanismo de precios, sin dejar su relación con una red externa de precios relativos y costos. Como señala Maurice Dobb [1925] la firma toma parte de ser una célula singular en un organismo mucho mayor (p. 241).
En resumen, Coase concluye que los economistas reconocen simultáneamente dos mecanismos de coordinación en el sistema económico; tanto al mecanismo de precisos como instrumento de coordinación, como a la función coordinadora del empresario. Ante esto se profundizará en cuáles son las situaciones en las que opera una y la otra, y el por qué.

II

¿Por qué la necesidad de que exista una firma en una economía de mercado? Para Coase el problema de fondo es una cuestión de costos. Existirían costos por usar el ´mecanismo de precios´ –este costo sería el simple hecho de saber la pertinencia de los precios– que podrían ser reducidos por especialistas poseedores de información [empresario] y también están los ´costos de negociación´ en los contratos para cada transacción de cambio, que también pueden ser minimizados por la firma. En estos términos Coase desarrolla el carácter particular del contrato dentro de la firma, el cual consiste en hacer que un factor de producción [trabajador, etc.] acepte obedecer direcciones de un empresario, dentro de ciertos límites, a cambio de una remuneración (p. 242).

Dentro de la firma un factor de producción no requiere hacer una serie de contratos con otros factores con los cuales él está cooperando dentro de ella, además también resulta una vía alternativa rentable, cuando los contratos cortoplacistas son insatisfactorios y lo que se desea son contratos de mayor plazo para el suministro, relativamente frecuente, de ciertos bienes y servicios. Incluso cuando las transacciones de mercado donde intervienen impuestos gubernamentales, la firma surge como método alternativo de organización, en las cuales las tributaciones fiscales no afectan directamente la organización interna de la firma (p. 242-243).

Coase concluye que la firma a través de cierta autoridad para dirigir los recursos y factores productivos, permite ahorrar ciertos costos de comercialización. El empresario debe llevar su función de producción al menor costo, buscando factores de producción a precios más baratos que los existentes mediante las transacciones de mercado. Pareciera entonces que la firma no puede surgir sin la existencia de incertidumbre (p. 243). De este modo las firmas permiten ventajas a aquellos que organizan su producción internamente en base a un sistema de relaciones donde la dirección de los recursos depende del empresario.

El siguiente punto a discutir es si de esto se puede determinar el tamaño de la firma. Una firma crece como resultado de un incremento en las transacciones que organiza un empresario y disminuye en el sentido en que abandona la organización de dichas transacciones ¿Por qué el empresario no organiza una transacción más o una meno? ¿Por qué no todo se concentra en una única enorme firma?

Coase encuentra ciertas explicaciones: i) el crecimiento de la firma puede generar ´rendimientos decrecientes´ (decreasing returns) a la función del empresario; esto significa que a un mayor número de transacciones organizadas internamente aumentan a su vez los costos de organización; ii) como resultado del incremento de las transacciones por organizar, el empresario podría fallar en la locación y dirección de los factores de producción en su óptimo uso; o bien iii) el precio suministrado de uno o más factores de producción podría incrementar, debido a otras ventajas que podría tener una firma pequeña en comparación con la grande (p. 245).

De esto Coase concluye que la firma tendera a expandirse hasta que los costos de organizar un transacción extra dentro de la firma sean iguales a los costos de llevar la misma transacción mediante las operaciones de mercado abierto o los costos de organización en otra firma. Pero si la firma detiene su expansión en un punto por debajo de los costos de comercialización en el mercado abierto y en un punto igual a los costos de organización en otra firma, esto indica que existe una transacción de mercado entre estos dos productores, en la que cada uno puede organizarse al menos a los costos actuales de comercialización. Esto significa que a cierto productor le es más rentable mantener una transacción de mercado con un segundo productor, cuando el mantener la producción de este segundo producto bajo su organización y dirección de la primera –desplazando al otro productor– implica perdidas por los costos de organización adicionales y pérdida de eficiencia. Por ende también resulta rentable en ciertas ocasiones dividir la producción y pagar los costos de comercialización [mecanismo de precios] de una transacción mercantil a otro productor que asumirlos internamente (p. 245).

Otro punto que complejiza el tema sería asumir que en la realidad los costos de comercialización del mecanismo de precios no son homogéneos como los supuestos de la teoría. De hecho tanto éstos como los costos de organización internos de las firmas varían considerablemente. Nuevamente surge la dificultad de determinar lo que estaría predominando en una u otra circunstancia, si los rendimientos decrecientes de la administración o el incremento del precio suministrado de los factores. Haciendo a un lado las variaciones pareciera que los ´costos de organización´ y las pérdidas por errores, se incrementan con un aumento de la distribución espacial de las transacciones organizadas, lo cual proporciona una razón adicional a la pérdida de eficiencia (p. 246).

Coase señala que la definición de ´firma´ puede ser también utilizada para dar mayor precisión a los términos de ´combinación´ –cuando las transacciones antes organizadas por dos o más empresarios ahora son organizadas por uno solo– e ´integración´ –respecto a la organización de transacciones en el mercado que antes eran organizadas entre empresarios– (p. 246).

III

La discusión del porqué una fuerza de integración (empresario/mecanismo de precios) es sustituida por otra fuerza de integración (empresario/mecanismo de precios) ha sido abordada también por otros economistas. Cabe destacar al Proffesor Usher retomado y profundizado por Maurice Dobb, quienes sostienen que la explicación de la existencia de una firma yace en la creciente complejidad del desarrollo de la división del trabajo, dicha diferenciación económica [especialización] pone como necesidad una fuerza de integración adecuada donde las formas principales sean posibles y significantes sin caos. Coase polemiza con ellos, mencionando que uno de los principales reconocimientos de la ciencia económica fue haber demostrado que no hay razón alguna para suponer que la especialización tiende a conducir al caos, manteniendo activo el mecanismo de precios (p. 247).

Por otro lado, muchas de las razones más interesantes sobre esta misma cuestión, fueron aportadas por el Proffesor Knight [1921]. Su punto de partida fue suponer un sistema imaginario sin incertidumbre, donde reine la libertad, la información y el conocimiento perfecto de la situación económica, podría haber ciertas labores de administración o superintendentes con el propósito de coordinar actividades individuales, pero estarían exentas de todo tipo de responsabilidad, más bien cumplirían con ser una función rutinaria más, formando parte del conjunto económico enteramente automático (p. 247-248). En un segundo escenario, se incorpora la incertidumbre al análisis, modificando completamente toda la situación económica, ahora la ejecución de la actividad económica ha quedado como cuestión secundaria y en primer orden, queda la función de la toma de decisiones en el qué y cómo hacerlo. Además pone sobre la mesa dos características importantes de la organización social: el primero, que los bienes son producidos para un mercado, basándose en la entera predicción impersonal de los deseos (wants), por lo tanto el productor tendrá que asumir la responsabilidad de pronosticar los deseos de los consumidores. Segundo, el trabajo de pronosticar y al mismo tiempo una gran parte de la dirección tecnológica y el control de la producción son promovidos concentradamente sobre una clase muy estrecha, el empresario.

Quedando así esbozados los fundamentos teóricos de Knight, se deriva a explicar el surgimiento de la empresa y el empresario, como un efecto directo de la incertidumbre en el mundo económico. Teniendo claro que en un mundo con incertidumbre habría especulaciones y pronósticos sobre los futuros deseos (por ignorancia de la información completa), aparece entonces, quién se responsabilizará y asuma la riesgosa tarea de producir en la incertidumbre. Para ello debe garantizar un ingreso seguro (salario) a aquellos que brinden a cambio de otorgar se a sí mismos bajo la dirección de éste audaz y responsable empresario (p. 248-249).

Finalmente para Coase las razones aportadas por Knight le son aún insuficientes para explicar la sustitución de una fuerza de integración por otra. Coase señala que no es meramente condición necesaria que la persona poseedora de información y conocimiento tenga que intervenir activamente en la producción, ya que es posible que dicha persona pueda recibir un ingreso proporcionando información sin dirigir directamente los actos de producción. Otro punto es que muchos de los contratos laborales garantizan cierta suma de dinero a cambio de ciertos actos de trabajo, pero que estos en sí mismos no involucran la dirección de sus labores. Por otro lado resulta curioso que para Knight existan actividades de coordinación en un mundo con completa certidumbre, dejando sin explicación su existencia, y quién o quiénes las remuneraría.

IV

Entorno al debate sobre la determinación del tamaño de la firma en función de la curva de costos, Coase es enfático en señalar las debilidades de considerar dicha cuestión bastante relevante como límite de su expansión. Examina la teoría presentada por la Señora Robinson [1969], quién –según Coase– parte de supuestos extremadamente simples en donde la empresa produce un solo producto. Asumiendo así que bajo condiciones de competencia perfecta el tamaño de la firma está limitado por la pendiente creciente de la curva de costos, mientras que en condiciones de competencia imperfecta su tamaño tendrá como frontera el punto donde se iguale el costo marginal y el ingreso marginal de producir otra unidad (p. 249 – 250).

Coase sostiene que estas teorías resultan poco significativas cuando en la realidad las firmas producen más de un producto, además de que ignoran el hecho de que probablemente habría un punto –en condiciones de competencia perfecta– donde fuera menos costoso organizar las transacciones de intercambio [mediante la coordinación interna del empresario] del viejo producto. Finalmente Coase sostiene que para determinar el tamaño de la firma, tendríamos que considerar los costos de comercialización –esto es, los costos del mecanismo de precios– y los costos de organización de diferentes empresarios, para posteriormente determinar cuántos productos serán producidos por cada firma (p. 250 – 251).

V

Por último se pondrá en juicio si el concepto que se ha esbozado de la firma encaja con lo que existe en el mundo real. Para la consideración de la firma realmente existente se tomaran dos puntos esenciales de su relación legal de “empleador y empleado”: i) el empleado deberá estar bajo el deber de rendir servicios personales al patrón u otros delegados de éste; ii) el patrón deberá tener el derecho de controlar el trabajo del empleado. Destacando que es justamente este factor de dirección lo que caracteriza la esencia del concepto legal del “empleador y empleado” (p. 251).

Se concluye que efectivamente la definición de la firma anteriormente dada es la que más se aproxima a la consideración de la firma real. Por otra parte al considerar el tamaño de la firma surge el principio de marginalidad. Siendo que en el margen los costos de organización dentro de la firma serán iguales ya sea a los costos de organización en otra firma o a los costos en dejar a la transacción ser organizada por el mecanismo de precios. El equilibrio se mantiene mediante el constante experimento de control, más o menos, de los empresarios, no deja de lado factores dinámicos, resultando así una teoría de equilibrio móvil (p. 252).

Trabajo de Fuentes: 

Marshall, Alfred [1890], Principles of Economics, Cambridge, Cambridge University Press.

Knight, Frank [1921], Risk, Uncertainty, and Profit, Boston, Houghton Mifflin Co.

Hayek, Friedrich [1933], “The Trend of Economic Thinking”, Economica, May.

Dobb, Maurice [1925], Capitalist Entreprise and Social Progress, London, Routledge.

Robinson, Joan [1969], The Economics Of Imperfect Competition, London, Palgrave Macmillan.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Coase cuestiona los pilares fundamentales de la teoría económica ortodoxa y keynesiana sobre la firma. El concepto de firma en la teoría económica da cuenta del carácter de directriz y control de los factores de producción internamente sustituyendo al sistema de precios.

Se desarrolla los pilares de una de las principales teorías de las transnacionales, la “internalización de costos”, donde se precisa el tamaño de la transnacional –firma– determinada por una función de sustitución marginal, donde se minimizan costos, definiendo si es más rentable internalizar o externalizar costos.