A pesar de ser uno de los países con mayor producción energética basada en carbón, China ha incursionado en los últimos años en energías renovables. Aprovechando su gran industria productora de turbinas, el gigante asiático ha concebido un plan de energético que ha triplicado la generación de energía eólica, de tal modo que puede proveer a aproximadamente 110 millones de hogares.

Gracias al impacto de esta iniciativa en los últimos años, China surge como modelo internacional en energías renovables. Además de la energía eólica, la energía solar como modelo alternativo también ha sido adoptado y ha probado ser fructífero. Todo esto forma parte de una iniciativa gubernamental más grande que tiene el fin de reducir para 2030 las emisiones de CO2 por unidad de PIB entre 60 - 65% de los niveles registrados en 2005.

El gobierno chino no padece ningún tipo de trabas por parte de la población al momento de instalar generadores de energía. Por el contrario, su reto es la lejanía de las zonas ideales de captación, y el lento proceso para desarrollar una red eléctrica que se adecue a las exigencias que demanda esta forma de energía sustentable.

China tiene el potencial de convertirse en un modelo de energía renovable. A pesar de las dificultades que presenta su proyecto, ningún país de tal magnitud ha conseguido acercarse tanto a cumplir su objetivo. Sólo queda esperar quince años y observar los resultados.