Global commodity chains: Genealogy and review

Cita: 

Bair, Jennifer [2009], “Global commodity chains: Genealogy and review”, Jennifer Bair (editora), Frontiers of commodity chain research, Palo Alto, Stanford University Press, pp. 1-34

Fuente: 
Libro electrónico
Fecha de publicación: 
2009
Tema: 
Genealogía del concepto de cadenas de mercancías (commodity chains) y sus variantes (GCC y GVC); así como el planteamiento de debates que giran en torno a los conceptos que proponen los tres marcos analíticos
Idea principal: 

Jennifer Bair es profesora de sociología en la Universidad de Colorado.

1. Cadenas globales de mercancías: Genealogía y revisión

El capítulo hace una revisión de la genealogía, los conceptos centrales y los desafíos teórico-metodológicos de las cadenas globales de mercancías, en sus tres variantes principales, como marco de análisis del comercio internacional y las redes de producción geográficamente dispersas. A contracorriente de la teoría convencional, el concepto de cadena de mercancía (commodity chain, CC) puso en el centro del análisis la integración económica global, el papel de las empresas transnacionales, las relaciones jerárquicas y la desigualdad en la toma de decisiones y la apropiación de excedentes. No obstante, los desarrollos teóricos posteriores recuperan elementos explicativos de la teoría convencional y reducen su análisis al nivel industrial o de políticas públicas. El objetivo del capítulo es recuperar los elementos fundamentales de esta propuesta analítica, así como la continuidad y la ruptura con los enfoques de las cadenas globales de mercancías (global commodity chains, GCC) y las cadenas globales de valor (global value chains, GVC) (p. 1-2).

Genealogía de las cadenas de mercancías

Antes de entrar en el tema central, la autora hace un recorrido por la literatura que ha trabajado el tema de la organización geográfica y la producción a nivel global sin usar el concepto de cadena, pero con algunas coincidencias teóricas. Particularmente, revisa los aportes que se han hecho con los estudios del sector agrícola, el manufacturero y desde las teorías de las empresas transnacionales.

Otras variantes del enfoque de las cadenas

En primer lugar, a pesar de que no adoptan el concepto de cadena, algunos estudios de los productos agrícolas han tomado, parcialmente, las mismas bases teóricas: por un lado, la teoría del sistema-mundo y, por el otro, la nueva política económica de alimentos y agricultura, como la denomina Friedland (1984). Este autor denomina sistema de análisis de mercancías al enfoque que explica la relación entre la producción y el consumo de bienes agrícolas (p. 3).

Otros estudios de los productos primarios han propuesto el término sistema de provisión (Fine y Leopold, 1993), que considera que “las mercancías están estructuradas de forma diferente, según la cadena o el sistema de provisión que une a un esquema particular de producción con un esquema particular de consumo” (p. 3).

Un tercer enfoque aplicado al sector de los alimentos, es el de la filière [sector], que fue influenciado por “las necesidades coloniales y post-coloniales del Estado francés, dado que la política estatal de desarrollo agrícola en las colonias francesas estaba centrada en materias primas y requería de un marco analítico” (p. 3).

Las investigaciones sobre la industria manufacturera también han utilizado la metáfora de la cadena, pero no hay referencias a la teoría del sistema-mundo, como en el caso de la agricultura. Entre los aportes más cercanos al concepto de cadena, está el de las redes de producción global (global production networks, GPN), desarrollado por la escuela de Manchester (Hess y Yeung, 2006). La principal característica de este enfoque, y una crítica al de las GCC, es la especificidad geográfica de las cadenas, es decir, “busca reconciliar una apreciación de la dinámica multiescalar de la globalización con un análisis cercano a redes in situ, y específicamente, la noción bajo la cual las redes globales también son locales, en el sentido de que están incorporadas (embedded) en diferentes contextos sociales o institucionales” (p. 4). Por lo demás, en términos metodológicos no hay grandes diferencias con la GCC.

Otros antecedentes importantes que analizan la internacionalización de la producción manufacturera son 1) el rol de las corporaciones multinacionales, y 2) el surgimiento de redes de empresas independientes. El primero fue propuesto por Gerald Helleiner (1973) y discute el papel de las multinacionales en el cambio al modelo de industrialización orientado por las exportaciones en los países en desarrollo. Según este enfoque, las multinacionales se moverían crecientemente hacia la internacionalización de la producción y el marketing e incorporarían a los países menos desarrollados como proveedores no sólo de materias primas, sino también de algunos productos manufacturados (p. 5). El segundo es el trabajo de Stephen Hymer sobre las corporaciones multinacionales, que anticipó no sólo la relocalización geográfica de la manufactura, sino la externalización a redes de empresas independientes (Strange y Newton, 2006). Hymer señalaba que “si el diseño del producto se convierte en el elemento dominante, la inversión en innovación y marketing es más importante [que la producción]. Por lo tanto, la gran corporación preferiría que empresas pequeñas sean las dueñas de planta y equipo, mientras ella se concentran en los intangibles” (p. 5).

Otras discusiones que abordan variaciones del tema de las cadenas son: 1) la gestión de cadenas de suministro (supply chain management), y 2) la cadena de valor. La primera, planteada por Keith Oliver, vicepresidente de la firma de consultoría Booz Allen Hamilton, analiza la gestión de una cadena de suministro como una sola unidad y no un grupo de funciones aisladas. La segunda, introducida por Michael Porter (1985), señala que las empresas aseguran ventajas competitivas al manejar con éxito los vínculos entre las funciones internas. Un sistema de valor describe, de acuerdo con Porter, un conjunto de vínculos interfirma a través de los cuales diferentes empresas (y sus cadenas de valor) están conectadas entre sí, y frecuentemente alcanzan la escala internacional (p. 6).

De las cadenas de mercancías en el sistema-mundo a las cadenas de valor en la economía global

El término cadena de mercancías fue acuñado en 1977 por Terence Hopkins e Immanuel Wallerstein, quienes explicaban la expansión territorial del capitalismo a partir de la existencia de cadenas de mercancías, es decir, el conjunto de procesos enlazados entre sí para la producción de un bien de consumo final y que incluye las transformaciones de la materia prima, los mecanismos de transporte, el trabajo incorporado en cada uno de los procesos materiales, los alimentos que reproducen a la fuerza de trabajo, etcétera (p. 7).

Tres características prevalecen en el análisis de las cadenas de mercancías dentro de la teoría del sistema-mundo:

1. La dimensión histórica, que explica cómo la división global y el trabajo han evolucionado en el tiempo. La reconstrucción histórica de las cadenas sugiere que su alcance ha sido mundial desde la emergencia del capitalismo moderno. Por lo tanto, bajo este esquema las cadenas de mercancías no son un fenómeno reciente, ni la globalización, sino que han sido parte integral del funcionamiento de la economía-mundo capitalista desde el siglo XVI (p. 7).

2. La distribución desigual de ganancias entre las diferentes actividades que definen la división del trabajo dominante en la economía mundial. Bajo esta premisa, se explica que algunos eslabones (o compartimentos) de la cadena se localizan en los países centrales del sistema-mundo y otros en las zonas menos desarrolladas de la semi-periferia y periferia, aunque puede cambiar a través del tiempo. Los compartimentos, nodos o eslabones que rinden altas tasas de ganancia son monopolizadas por un pequeño número de productores que, usualmente, se ubican en los países centrales (p. 8).

3. La configuración social y espacial están relacionadas con los cambios cíclicos en la economía mundial, de acuerdo con los ciclos Kondratieff. En las fases de contracción, el alcance geográfico de la cadena se reduce, debido al aumento de la concentración del número de productores y al aumento de la integración vertical. Lo contrario ocurre en las fases A, o de expansión, de los ciclos Kondratieff (p. 8).

Siguiendo el enfoque del sistema-mundo, Gary Gereffi propusó las cadenas globales de mercancías (global commodity chains, GCC) como un marco de análisis de los procesos de internacionalización de la producción mundial (1994). Gereffi identifica tres dimensiones en las GCC:

1) una estructura insumo-producto, que describe el proceso de transformación de las materias primas en productos finales;

2) una territorialidad o configuración espacial;

3) una estructura de gobernanza, que describe el proceso por el cual determinados participantes ejercen control sobre otros y cómo estas firmas líderes (chain drivers) se apropian y distribuyen el valor creado.

En 1995, Gereffi agregó la dimensión institucional, que delimita las reglas del juego para las cadenas. Según el propio Gereffi, el marco de las GCC permite conectar los diferentes niveles de análisis (global, nacional, local) (p. 9).

Al inicio, los trabajos de Gereffi tienen una clara influencia de la teoría de la dependencia, sin embargo, sus últimos trabajos comparativos explican las diferentes estrategias de industrialización a partir de la coincidencia entre políticas nacionales y la organización de las industrias globales. Otra divergencia entre las cadenas de mercancías y las GCC es la dimensión histórica. Al contrario de Hopkins y Wallerstein, Gereffi señala que las cadenas globales de mercancías son una forma organizacional emergente asociada con un proceso novedoso de integración económica. Para Gereffi, las GCC se enmarcan en un sistema de coordinación global que puede asumir dos formas: las cadenas dirigidas por productores (producer-driven commodity chains, PDCC) o aquellas controladas por los compradores (buyer-driven commodity chains, BDCC) (p. 10).

Las GCC abordan dos temas planteados por la teoría del sistema-mundo, pero apuntan en otra dirección. El primero es el énfasis analítico en las actividades de las empresas y el control que ejercen algunas en la construcción y la gestión de las redes internacionales de producción. El segundo es el estudio de la dinámica de las cadenas de mercancías para avanzar en la industrialización y los objetivos de desarrollo fijados por los Estados. Mientras la teoría del sistema-mundo enfatiza en el intercambio desigual como una de las condiciones que reproduce el centro y la periferia, las GCC ven en la inserción a una cadena una vía de avance en la industrialización y el desarrollo de las empresas, países o regiones (p. 10-11).

El término cadenas globales de valor (global value chains, GVC) surgió en la década de los noventa como alternativa al de GCC, pues resultaba más inclusivo para las posibles actividades en una cadena, pues el término commodity generalmente se usa para productos básicos o de poco valor agregado. En el capítulo 6, Timothy Sturgeon señala que, si bien el análisis de las GVC surge a partir del marco de las GCC, el primero está influenciado por la teoría de los costos de transacción.

Un elemento central del marco de las GVC es la tipología de las estructuras de gobernanza en las relaciones interfirma, particularmente, entre firmas abastecedoras y líderes (Sturgeon, Gereffi y Humphrey, 2005). El tipo de gobernanza está determinado por los valores (altos o bajos) en tres variables independientes: 1) la complejidad de las transacciones, 2) la codificación de la información y 3) las capacidades de abastecimiento. Las variables pretenden capturar las características de la estructura industrial y la naturaleza de la transferencia de conocimiento que una transacción específica requiere, la eficiencia de la información transmitida para evitar inversiones en transacciones específicas y las capacidades de los abastecedores actuales, y potenciales, en relación a los requerimientos de la transacción (p. 13).

Lejos de sustituir la distinción propuesta por Gereffi en 1994, la tipología de las GVC sirve para analizar la dinámica de una industria en particular, o para explicar las variaciones que existen en un conjunto de cadenas dirigidas por el comprador, mientras el dicotomía planteada por las GCC se interesa por el impacto que tienen en la forma que adquiere la organización de una economía nacional (p. 14).

Tres debates en el estudio de las cadenas

Existen tres debates clave en la literatura de las CC que incorporan cuestiones metodológicas y teóricas, y que son el eje del libro: 1) el alcance analítico y la operativización de la construcción de la cadena, 2) su gobernanza y 3) sus implicaciones sociológicas y políticas.

Problemas de operacionalización, o ¿es una cadena de mercancías o una cadena de valor?

De los tres enfoques mencionados, el de las cadenas de mercancías de la teoría del sistema-mundo es el más inclusivo. Por un lado, incluye la secuencia de actividades que transforman las materias primas en productos finales y, por el otro, pone énfasis en el trabajo como un elemento clave en cualquier cadena, por lo que busca identificar diferentes modos de control laboral y su reproducción. El transporte y almacenamiento de los bienes intermedios es otro campo de análisis de este enfoque. Si bien el análisis del sistema mundo permite una mirada secuencial de cada cadena, su interés primario está en analizar los varios procesos que crean el producto en un solo eslabón o nodo. “Es esta naturaleza de yuxtaposición e intersección de varias cadenas lo que Hopkins y Wallerstein quieren evocar al referirse a ellas como el tejido de la economía-mundo capitalista” (p. 15). Hopkins y Wallerstein sugieren evaluar la red completa de una cadena en sucesivos momentos del tiempo, para localizar los mayores puntos de acumulación de capital. Sin embargo, la cuestión metodológica de fondo continua siendo cómo operativizar el estudio de una cadena específica.

Los capítulos de la parte I abordan desafíos metodológicos del análisis de las CC, a través de perspectivas comparativas e históricas. En el capítulo 2, Steven Topik muestra cómo los patrones de consumo y las características de los lugares de producción han determinado la geografía de la producción internacional y las redes comerciales en la cadena del café. El análisis histórico de Topik también señala cómo el poder de coordinación de la cadena puede cambiar en el tiempo. En el capítulo 3, Smith y Mahutga centran su análisis en las actividades extractivas.
El análisis de estas actividades permite señalar la importancia de factores claves en una cadena, como el transporte y el papel del gobierno. En el capítulo 4, Wallerstein remarca la necesidad de estudiar el papel del Estado y de tener una visión histórica. Para él, el Estado no se limita a establecer las reglas del juego, como señala Gereffi, sino que es la disputa entre Estado y productores, o entre países, la que determina la configuración de la cadena (p.17-19).

Gobernanza: Más allá de la distinción entre cadenas de mercancías dirigidas por compradores y las dirigidas por productores.

Un segundo tema que ha sido ampliamente debatido es el de la gobernanza. Gereffi intenta demostrar que aunque algunas cadenas tengan estructuras de gobernanza “de mercado” (es decir, en ausencia de algún grado de poder de monopolio), se requiere la coordinación de firmas líderes para determinar la división de trabajo. Sin embargo, la dicotomía planteada por Gereffi (producer-driven commodity chains/buyer-driven commodity chains) ha sido criticada por dejar de lado un amplio rango de formas de gobernanza observables: para los productos agrícolas se han propuesto las cadenas dirigidas por comerciantes internacionales; en el caso de las industrias intensivas en investigación, se habla de cadenas dirigidas por tecnología, etcétera (p. 20-21).

El tema de la gobernanza también ha sido abordado por la sociología económica. De hecho, esta rama surgió como una crítica a la teoría de los costos de transacción, iniciada por Ronald Coase y ampliada por Oliver Williamson. Para Coase (1937), la existencia de costos de transacción en el mercado daría lugar a la empresa, ya que de ese modo se internalizarían los costos. Williamson (1975) agregó que los costos de transacción aumentan la dependencia mutua entre los actores que participan en el intercambio, como los compradores y los proveedores, lo que crea condiciones para el comportamiento oportunista de alguna, o ambas, partes de la transacción. Para evitar dichos costos, se internalizarían funciones, dando lugar al surgimiento de la empresa. Williamson reconoció que otras formas menos jerárquicas de organización son posibles y planteó una forma organizacional híbrida, que combina elementos de mercado y la empresa (jerarquía) (p. 21-22).

La sociología económica retomó esta teoría y la cuestionó en tres aspectos:

• La forma hibrida de organización señalada por Williamson es una estructura de gobernanza distinta y no intermedia.

• La frecuencia con que aparece esta forma organizativa. Williamson sostiene que es relativamente poca, sin embargo, los sociólogos argumentan que justamente el hecho de que no presente elementos puros de mercado o jerarquías, la hacen más común empíricamente.

• La pureza de las formas sugeridas por Williamson, pues hay, según los sociólogos, fuertes elementos de mercado dentro de las jerarquías, y viceversa (p.22).

Por su parte, Mark Granovetter (1985) señaló la ausencia de la acción humana en la teoría de costos de transacción. Para Granovetter, considerar las relaciones interpersonales entre actores económicos, así como las obligaciones y expectativas que derivan de ellas, pueden evitar el comportamiento oportunista que Williamson señaló, y que está en centro de la teoría de la firma (p. 23).

Otros autores han seguido la línea trazada por Granovetter para demostrar cómo el contexto socio estructural puede moldear la actividad económica. Estos trabajos se han centrado en la red interfirma como la única forma organizacional social. Con este trasfondo, las redes son relaciones que generan expectativas y confianza, a diferencia del mercado o las jerarquías, por lo que no pueden reducirse a una forma que tiene una postura competitiva, como premisa. En palabras de Brian Uzzi (1997) “la confianza es una estructura de gobernanza que reside en la relación social entre individuos […] Este componente de la relación de intercambio es importante porque enriquece las oportunidades de la firma, el acceso a recursos y la flexibilidad en maneras que serían difíciles de emular usando estrategias competitivas” (p. 23-24).

Mientras los análisis sociológicos se enfocan en las redes, y las ventajas funcionales que proveen, autores como Timothy Sturgeon señalan que el enfoque de las cadenas de valor proporciona conceptos que pueden capturar características cercanas a las de las redes. Por ejemplo, una forma organizacional modular no es ni tipo mercado ni jerárquico, sino que tiene características relacionales ilimitadas que le proporcionan gran habilidad para transmitir y aprender nuevos conocimientos y habilidades. Sturgeon iguala la confianza y la reputación en las relaciones interpersonales al desarrollo de estándares industriales y la codificación del conocimiento, factores que permiten a las empresas líderes y sus proveedores intercambiar información, incluso detallada, sobre transacciones sin necesidad de establecer profundos vínculos personales. Los provedoores de tipo turn-key dan a sus clientes un rango completo de servicios sin necesidad de asistencia o dependencia de las firmas líderes (p. 24).

Gereffi, Humphrey y Sturgeon (2005) ampliaron la tipología de Sturgeon, acerca de las formas de relaciones inter-firma en una GVC, y cuyos valores extremos son la jerarquía y el mercado. Además de las redes modulares, se incluyen las redes relacionales en la que la interacción entre empresas es frecuente y la comunicación interpersonal es importante; en las redes cautivas, las relaciones son más asimétricas debido a que las firmas líderes invirtieron en el desarrollo de habilidades de sus proveedores. Como la economía institucional y la sociología económica, la teoría de las GVC propone formas intermedias, entre mercado y jerarquía, de relaciones entre firmas (p. 25).

Dentro del marco de las GCC, la distinción entre cadenas de mercancías dirigidas por compradores y las dirigidas por productores (BDCC-PDCC) describe la estructura de poder de una cadena, pero no da elementos para determinar cómo se coordinan actividades en segmentos específicos, lo contrario ocurre con el marco de la gobernanza en las GVC. Para Sturgeon, el marco de las GVC permite analizar mejor un vínculo particular de la cadena, es decir, la transacción entre firmas líderes y los proveedores más cercanos (p. 25).

El capítulo 5, John Talbot, explica, a través del análisis de la cadena del café, la existencia de múltiples formas de gobernanza en una cadena. Una de sus hipótesis es que en las cadenas de productos primarios, conviven diferentes tipos de gobernanza: uno en el segmento local (cultivo, cosecha, procesamiento inicial de lo grano) y uno más cercano a los consumidores (transporte, mayor procesamiento, marketing) (p. 26).

Un segundo tema, con respecto a la gobernanza es si está mejor descrita como dirección (drivenness) o coordinación (coordination). En el marco de las GCC, la gobernanza se refiere a las relaciones de poder entre actores y cómo estas moldean las tareas y la distribución de ganancias y costos, a lo largo de la cadena. Las GVC, por su parte, explicarían el tipo de relación en un vínculo o segmentos concreto. En el capítulo 6, Timothy Sturgeon señala que la gobernanza en la teoría de las GVC es la coordinación entre dos lazos de una cadena y no una relación de poder como en las GCC (p. 26-27).

El último tema que está a debate es el de los cambios en la gobernanza a través del tiempo. En el capítulo 7, Gary Hamilton y Gary Gereffi señalan que los cambios en la gobernanza no sólo impactan la industria a nivel global, sino que explican los procesos de industrialización de algunos países, como en el caso de los países del este asiático (p. 27-28).

Trabajadores y activistas en las cadenas globales

La última parte del libro aborda dos temas que plantean las implicaciones y posibilidades políticas y sociales de las investigaciones en cadena de mercancías.

Los enfoques de las GCC y GVC proponen una senda de ascenso para los países en desarrollo, marcada por el segmento de la cadena en que participen “las empresas locales pueden tener acceso a los mercados internacionales a través de las cadenas y pueden buscar activamente cambiar la forma en que están relacionadas con las cadenas globales para aumentar los beneficios que obtienen de su participación en ellas” (p. 29), a este proceso se le llama ascenso (upgrading). Sin embargo, el concepto de ascenso no define en qué nivel (cluster, local, nacional) logran las cadenas impactar en el proceso de desarrollo, ni quién se beneficia de ese avance (p. 30).

En el capítulo 8, Kate Raworth y Thalia Kidder señalan que el proceso de avance de una empresa en el lugar que ocupa en la cadena implica un retroceso para los trabajadores. Retomando una investigación dirigida por Oxfam, señalan que en caso de las cadenas del vestido y alimentos, la adopción de esquemas de producción sin inventarios (lean production), conlleva disminución de salarios y mayor flexibilidad en la contratación y tareas para los trabajadores de países en desarrollo y los desarrollados. Las autoras también critican la definición de gobernanza de las GVC, pues en las cadenas estudiadas se evidencia la presión que ejercen los compradores sobre los proveedores para reducir costos e incrementar sus servicios, demandas que recaen en las condiciones laborales de los trabajadores (p. 31).

Esta parte del libro reflexiona sobre las posibilidades del análisis de las CC para entender las implicaciones políticas y sociales de la globalización. Para algunos autores el análisis de las cadenas de mercancías permite cuestionar el fetichismo de la mercancía. Según David Harvey (1990), rastrear los insumos y el trabajo usados para producir una mercancía revela la relación de dependencia global del trabajo social, que opera en diferentes geografías y con diversas relaciones sociales y condiciones de producción. Es decir, las cadenas de mercancías pueden ser un herramienta crítica para levantar el velo del fetichismo (p. 31-32).

Otros autores, como Leslie y Reimer (1999), van más allá y ven en el análisis de las cadenas de mercancías un espacio para la acción política, al conectar a los productores y los consumidores. Por supuesto, los activistas y las ONG que promulgan por mejores condiciones laborales, esquemas más justos de distribución, regulaciones ambientales, etc., bajo este esquema no están libres de contradicciones. La más importante es que el mecanismo de intercambio sigue siendo a través del mercado y, en ocasiones, perjudican a quienes supuestamente se intenta proteger.

En el capítulo 9, Julie Guthman señala el caso de la certificación de alimentos, que se vuelve una barrera para los pequeños productores y crea una escasez artificial que aumenta las rentas de quienes pueden pagar por el etiquetado de sus productos (p. 32-33).

El capítulo 10, de William Munro y Rachel Schurman, examina porqué el movimiento en contra de los alimentos transgénicos fue más exitoso en Europa que en Estados Unidos. Mientras en Estados Unidos la acción conjunta de las grandes agroindustrias y los granjeros que usaban sus productos, impidió el avance de los activistas, en Reino Unido la organización del segmento de la venta al menudeo y los consumidores en contra de una tecnología “externa” frenó la entrada de estas mercancías. Es decir, para Munro y Schurman el análisis de las cadenas de mercancías permite entender procesos de formación de intereses y construcción de identidad entre los actores que participan en la cadena (p. 33-34).

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

4. Protection networks and commodity chains in the capitalist world-economy- Immanuel Wallerstein

6. From commodity chains to value chains: Interdisciplinary theory building in an age of globalization- Timothy J. Sturgeon

7. Global commodity chains, market makers, and the rise of demand-responsive economies- Gary G. Hamilton and Gary Gereffi

Trabajo de Fuentes: 

Coase, Ronald [1937], “The nature of the firm”, Economica 4(16):386–405.

Friedland, William H. [1984], “Commodity systems analysis: An approach to the sociology of agriculture”, Harry K. Schwarzweller (editor), Research in rural sociology and development, Londres, JAI Press, pp. 221–235

Fine, Ben y Ellen Leopold [1993], The world of consumption, Londres, Routledge.

Gereffi, Gary [1994], “The organization of buyer-driven global commodity chains: How U.S. retailers shape overseas production networks”, Gary Gereffi y Miguel Korzeniewicz (editores), In Commodity chains and global capitalism, Westport, Praeger, pp. 95–122.

Gereffi, Gary, John Humphrey y Timothy Sturgeon [2005], “The governance of global value chains”, Review of International Political Economy, 12(1):78–104.

Granovetter, Mark [1985], “Economic action and social structure: The problem of embeddedness”. American Journal of Sociology, 91(3):481–510.

Helleiner, Gerald K. [1973], “Manufactured exports from less-developed countries and multinational firms”, The Economic Journal, 83(329):21–47.

Hess, Martin y Henry Wai-Chung Yeung [2006], “Wither production networks in economic geography?”, Environment and Planning, A 38:1193–1204

Hopkins, Terence K. e Immanuel Wallerstein [1977], “Patterns of development of the modern world-system”, Review, 1(2):11–145.

Hopkins, Terence K. e Immanuel Wallerstein [1986], “Commodity chains in the world-economy prior to 1800”, Review, 10(1):157–170.

Porter, Michael [1985], Competitive advantage: Creating and sustaining superior performance, Nueva York, Free Press.

Strange, Robert y James Newton [2006], “Stephen Hymer and the externalization of production”, International Business Review, 15(2):180–193.

Williamson, Oliver [1975], Markets and Hierarchies, Nueva York, Free Press.

Harvey, David [1990] “Between space and time: Reflections on the geographical imagination”, Annals of the Association of American Geographers, 80(3):418–434.

Leslie, Deborah y Suzanne Reimer [1999], “Spatializing commodity chains”, Progress in Human Geography, 23(3):401–420.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto plantea una revisión y distinción de los conceptos centrales de una de las vertientes teóricas actualmente predominantes para explicar la dinámica global del capitalismo y en particular del sistema empresarial. Una lectura desde la propuesta de Hopkins y Wallerstein permite explicar la dinámica del sistema capitalista y el papel de las empresas transnacionales, así como la construcción de la hegemonía mundial.

El marco de análisis de las GCC y las GVC elimina el elemento crítico, aunque mantiene en el centro el papel de las empresas transnacionales. El estudio de estos dos temas del enfoque de las cadenas, permite hacer un análisis geográfico detallado, localizar los nodos estratégicos de apropiación de valor, los actores que las dirigen, puntos clave para determinar el liderazgo económico de las empresas transnacionales. Estos enfoques constituyen una poderosa herramienta de análisis del comportamiento, la organización y el desempeño de las empresas así como sobre las relaciones entre empresas.

Es notable cómo el auge de estos enfoques se debe a su acercamiento a la teoría predominante, los costos de transacción, enriqueciendo y creando nuevas derivas. De ese modo, devienen propuestas de adaptación que tienen a las empresas líderes como las organizadoras y articuladoras de la producción globalizada.