China. A longer march. China shakes the world—but not in the way it hoped

Cita: 

The Economist [2015], “China. A longer march. China shakes the world—but not in the way it hoped”, The Economist, London, 3 de octubre, http://www.economist.com/news/special-report/21668719-china-shakes-world...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Octubre 3, 2015
Tema: 
Hegemonía mundial. Re-configuración del sistema financiero chino como medio para ejercer su dominio global.
Idea principal: 

Para comprobar la hegemonía de China, basta con ir a Hong Kong, centro global financiero y laboratorio para las ambiciones de “la espalda roja”. Pero incluso aquí, la adopción de sistemas financieros propios de China, luce complicado. Hong Kong tiene sus propias leyes, instituciones y una moneda ligada al dólar. Las cuales son mejor reguladas en comparación con Shanghai. Como muestra un botón, el banco global HSBC, tiene planeado cambiar su sede de Londres a Hong Kong, pero solo si es la institución independiente quien la supervisa.

Los efectos que provocaron la devaluación de la moneda China confirma la desregularización de su sistema financiero. Incertidumbre generada entre los funcionarios y banqueros de Hong Kong e incluso el banco Central de China lucía confuso como consecuencia de esta política. Los comunicados posteriores a la devaluación, en lugar de calmar los nervios, solo generaban preguntas acerca de lo que podía hacer el gobierno chino frente a su principal rival, Estados Unidos.

La economía China se encuentra llena de contradicciones dentro y fuera de su territorio. Como ejemplo, las empresas Chinas son las que poseen la mayor cantidad de inversión extranjera, medido por su stock de inversión directa, pero sus gestores de fondos privados son irrelevantes. El Banco Popular de China (junto con organismos afines) es probablemente el más grande y transparente de los inversores en el mercado de bonos del mundo, pero es dentro de sí tan opaco como el río Huangpu.

Tales contradicciones deberían de llevar a un cambio, pero su poder económico descansa en manos de líderes que tienen un profundo temor a la inestabilidad.

Por otra parte, no sólo son las ambiciones de China las que quieren establecer las reglas del sistema financiero y del comercio, además de una moneda ampliamente utilizada, es el propio crecimiento económico el que lo exige. China necesita establecer reglas en el comercio internacional, y en otros aspectos, para proteger y ampliar sus inversiones. Una China más internacional podría escapar de su papel subordinado en la zona del dólar. Permitiendo al yuan flotar, podría, con el tiempo, ayudar a que la economía se ajuste mejor y reducir los desequilibrios comerciales. La apertura de la cuenta de capital resultaría beneficiosa para los extranjeros al momento de comprar bonos y acciones chinas, y ayudaría a que el yuan se convierta en una moneda global. Si las empresas chinas pudieran negociar y pedir prestado en el extranjero en yuanes, y usar menos dólares, China se sentirá menos inclinado a acumular reservas en dólares.

Sin embargo, las reformas hechas para tratar de impulsar las exportaciones resulta un acto desesperado, que sorprende proviniendo de Zhao, jefe del Banco Central de China. El temor a la inestabilidad no permite que China sea tan abierta como se pretende, y sólo genera incomodidad. China quiere ser una superpotencia en sus propios términos, pero no existe apoyo por las personas involucradas.

China está generando un pacto conocido como RCEP que tendrá con India y otros 14 países de Asia, entre ellos generan el 30% del PIB mundial. Debe estar terminado en 2016. Además, está discutiendo acuerdos comerciales bilaterales con la India, los países del Golfo, como Arabia Saudita, y el club de los países de la ASEAN del sudeste asiático. La iniciativa del Presidente Xi Jinping, de "un cinturón, un camino" para generar inversión y transporte se extiende tan lejos como Europa occidental. Los cambios generados por estas iniciativas aun no son muy visibles. Pero, el yuan como medio de pago se encuentra en aumento. Alrededor de un cuarto de los flujos de inversión directa y el comercio exterior de China ahora está en yuanes. Sin embargo, esta cifra incluye a Hong Kong, lo que sesga la información. Si hacemos a un lado a esta capital financiera, menos del 10% de los pagos se realizan en moneda local.

Como reserva de valor, sólo el 1.4% de los bonos emitidos en 2014 estaban valuados en yuanes. Incluso en Hong Kong y Singapur, los principales centros financieros de Asia, el valor de los depósitos en dólares en el extranjero son cuatro veces mayor que los hechos en yuanes.

China podría ejercer presión sobre sus principales proveedores de materias primas, como lo son Arabia Saudita en petróleo, empresas mineras y bancos como ICBC, para que su comercio y operaciones se realicen en yuanes, y no en dólares como actualmente ocurre.

Con el tiempo el yuan en el extranjero podría llegar a ser mucho más grande. El yuan tiene un prestamista de última instancia, en forma de líneas de canje el Banco Popular de China se extiende a los bancos centrales extranjeros. En el mercado global, los depósitos se rigen por leyes hechas en Hong Kong y en otros lugares, por lo que los inversores no tienen que preocuparse por el sistema legal chino. Además, China bien podría desarrollar maneras de proteger su sistema de pagos de las leyes extraterritoriales de Estados Unidos.

No obstante, el sistema financiero no está preparado para recibir los choques de flujos de capital. No existen suficientes títulos disponibles. El mercado de valores es apenas del tamaño del de Suiza y el valor del mercado de bonos es sólo un poco superior al de Gran Bretaña. Lo que podría crear inestabilidad dentro de China. Para que este proceso sea más seguro, este país tendría que considerar una serie de reformas. Estos incluyen una re-formulación de su regulación del mercado de valores; un Banco Central más independiente; la venta de acciones del gobierno a empresas estatales para aumentar el suministro de capital comercializable; la preparación de los bancos estatales para una posible fuga de depósitos si los ahorradores obtienen más posibilidades de elección en el extranjero; y permitir una gran industria de gestión de activos del sector privado para vender productos extranjeros. China tendría que prepararse para los flujos de capital global entrando y saliendo, y el cambio de precios de los activos en un instante.

Datos cruciales: 

Solo el 11% de los depósitos bancarios de Hong Kong están en yuanes.
El hombre más rico de Hong Kong, Li Ka-Shing invierte seis veces más en occidente que en su tierra natal.
Gráfica 1. Greenback vs redback (dólar vs renminbi), participación en los mercados mundiales. El dólar aún mantiene una abrumadora ventaja sobre las otras monedas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

China se establece como competidor directo de Estados Unidos por la hegemonía financiera, de comercio y producción a nivel global. Sin embargo, su sistema financiero no se encuentra en posición de realizar cambios radicales y el miedo a la inestabilidad se encuentra vigente entre sus inversores. Además, las políticas monetarias se han realizado sin un consenso aceptado en el interior de aquel país, lo que genera incertidumbre en lugar de confiabilidad. Los cambios deben de realizarse para que China realmente compita con el archipiélago de dólares que se encuentra en los mercados globales.