The Corporation in Economics
Lazonick, William [2017], “The Corporation in Economics”, Baars, Grietje y Andre Spicer (editores), The Corporation: A Critical, Multi-Disciplinary Handbook, Cambridge, Cambridge University Press, pp. 201-294.
William Lazonick es un economista canadiense, presidente de la Academic-Industry Research Network y profesor emérito de economía de la Universidad de Massachusetts. Sus líneas de investigación abarcan las condiciones sociales de la innovación, movilidad socioeconómica, oportunidad de empleo, distribución de ingreso y desarrollo económico. Por su libro Sustainable Prosperity in the New Economy? Business Organization and High-Tech Employment in the United States obtuvo el Premio Schumpeter en 2010.
La corporación moderna y la competencia de mercado
Las grandes corporaciones dominan la economía de Estados Unidos. William Lazonick menciona que en 2012 aproximadamente mil 909 empresas con 5 mil empleados representaban 0.033% de todas las empresas de la economía estadounidense y, sin embargo, contaban con 11% de todos los establecimientos, empleaban 34% de los empleados del sector empresarial estadounidense, tenían 38% de las nóminas y 44% de los ingresos por ventas. A su vez, en 2014 Fortune 500 estimó que las 500 firmas más grandes del mundo combinadas generaron 12.5 billones de dólares de ingresos, 945 mil millones de dólares en beneficios y 26.8 millones de empleos.
Ciertamente, advierte Lazonick, la relevancia de las grandes corporaciones en la economía no es algo nuevo. Desde principios del siglo XX las corporaciones adquirieron una posición dominante en las industrias de las economías ricas de Estados Unidos y Europa. Por tal situación, parecería sencillo suponer que los economistas han dedicado sus esfuerzos para incorporar el problema de la corporación en sus explicaciones sobre el funcionamiento de la economía moderna. Sin embargo, la situación no ha sido así.
Las academias de economía del siglo XX se desenvolvieron bajo el dominio de la perspectiva de la teoría económica neoclásica, un modo de pensar que, en opinión de Lazonick, ha hecho un “trabajo terrible” para la comprensión de la función de la corporación en la economía. A lo sumo, la economía neoclásica asumió la corporación como una “imperfección de mercado” cuya forma más extrema es la de un monopolio, esto es, una firma que domina toda una industria.
El problema con la economía convencional radica en que únicamente “ven a los mercados, y no a las organizaciones, como los árbitros de la asignación de recursos en la economía” (p. 203). Como distinción de la máxima eficiencia dicha perspectiva postula la idea del “mercado perfecto” y la “competencia perfecta”: una economía donde existen tantas empresas competidoras que ninguna de sus decisiones individuales impacta directamente sobre el precio de los productos que vende.
Lazonick afirma que los supuestos de la teoría económica neoclásica contrastan con las investigaciones empíricas que muestran el vasto control que las grandes corporaciones tienen sobre la asignación de los recursos económicos. Aunque los economistas neoclásicos tratan de explicar por qué las grandes corporaciones son menos eficientes para la economía en comparación con el ideal de competencia perfecta, en ningún momento explican satisfactoriamente cómo es que en una economía de mercado pudieron surgir grandes corporaciones monopólicas. En opinión de Lazonick, argumentar que las grandes corporaciones adquirieron cuotas dominantes del mercado merced a una mayor productividad en comparación con las empresas de la competencia perfecta, significaría eliminar el ideal de la propia competencia perfecta como punto de referencia de eficiencia económica.
Tal crítica a la economía neoclásica es algo que ya había advertido Schumpeter en 1942 cuando afirmó que las “empresas de larga escala” se convirtieron en el “motor más poderoso del progreso económico”. Según Lazonick, una de las virtudes de la obra de Schumpeter es su reconocimiento de la necesidad de integrar la historia y la teoría económica para el desarrollo de investigaciones empíricas. Schumpeter tiene el mérito que haber ofrecido una teoría del crecimiento de las firmas que puede comprender el ascenso de las grandes corporaciones.
Una contribución en ese sentido fue el libro The Theory of the Growth of the Firm de Edith Penrose de 1959. Se trata de la descripción del crecimiento de las grandes corporaciones industriales que invirtieron en aprender comportamiento organizacional, sobre todo, prestando atención a la posibilidad de aprovechar su éxito en una línea de negocios para diversificarlo hacia otras. En ese mismo tenor, Alfred Chandler en Strategy and Structure de 1962 afirmó que las empresas industriales de Estados Unidos implementaron lógicas organizacionales multidimensionales para afianzar su crecimiento.
De cualquier manera, a pesar de aquellas contribuciones críticas para el estudio riguroso de las grandes corporaciones, Lazonick menciona que la concepción neoclásica de la competencia perfecta sigue prevaleciendo en los libros de texto de la mayoría de las academias de economía.
Pues bien, el objetivo del capítulo de Lazonick consiste mostrar que la idea de la economía neoclásica es inútil para comprender el comportamiento de la economía moderna. Al integrar la historia del desarrollo económico de Gran Bretaña y Estados Unidos con ideas de economistas heterodoxos y teóricos de la firma, Lazonick ofrece una teoría de la empresa innovadora.
¿El taller de explotación laboral como fundamento del análisis económico?
Lazonick se propone mostrar las razones por las que la economía neoclásica es incapaz de comprender el ascenso de la gran corporación y su importancia en las operaciones y el desarrollo de la economía moderna.
Para los economistas neoclásicos la prueba de la superioridad de la competencia perfecta se encuentra en la teoría del monopolio que afirma que los monopolios restringen la cantidad de producción y aumenta el nivel de precios. En cambio, la teoría de la empresa innovadora, defendida por Lazonick, explica por qué puede esperarse del crecimiento de una empresa una mayor producción y un precio más bajo comparado con el caso de la empresa optimizadora de la teoría neoclásica.
La teoría económica neoclásica se tornó en hegemónica en las academias desde la incorporación del manual de Paul Samuelson (Foundations of Economic Analysis de 1947) en los planes de estudio universitarios. La competencia perfecta se convirtió en una suerte de marca de la economía más eficiente posible, desplazando otros tipos de organización económica como las corporaciones a los casos de “competencia imperfecta”.
Paul Samuelson llegó a reconocer la importancia de la gran industria corporativa en la economía estadounidense, sin embargo, planteó la discusión en términos de “la maldad del monopolio” (p. 212). Para Samuelson el gran problema con los monopolios y las corporaciones consiste en que usan su poder de mercado para restringir la producción y aumentar los precios. Pero también reconoce que es posible que los monopolios surjan porque establecieron nuevos estándares de productividad más eficientes.
De la mano de los estudios de Schumpeter, Samuelson estimó que el problema económico del futuro consistiría no tanto en elegir entre grandes corporaciones monopolísticas o competidores de pequeña escala, sino en idear mejoras en el desempeño económico y social de los agregados de las grandes corporaciones. Se trataría, pues, de pensar en políticas de gobernanza corporativa. No obstante, el límite que identifica Lazonick en tal proposición es que no brinda una teoría del crecimiento de la firma que pueda explicar de qué manera una posición dominante en la industria puede contribuir a mejorar los estándares de vida.
De cualquier manera, según Lazonick, la principal falla de la explicación de Samuelson sobre comparación de la maximización de ganancias en condiciones de competencia perfecta y en condiciones de monopolio radica en que se asume a priori el modelo de competencia perfecta como baremo de medida de la eficiencia que pudiera tener el modelo de monopolio. Para Lazonick la teoría económica neoclásica no puede explicar consistentemente el surgimiento de condiciones de monopolio en una economía a partir de sus supuestos de competencia perfecta. “¿Si las condiciones tecnológicas y de mercado constituyen la posibilidad de la competencia perfecta, como una firma (o un grupo pequeño de firmas) podría dominar una industria?” (p. 215).
La respuesta de algunos economistas es que existen “monopolios naturales” en determinadas industrias. Lazonick propone otra explicación. Para analizar las condiciones de la evolución de la oferta y la demanda a largo plazo se requiere una teoría de la empresa innovadora que contemple los cambios tecnológicos y las transformaciones en la estructura del mercado que favorecen una mejor calidad y menores precios de los productos.
La teoría de Lazonick sobre la empresa innovadora recurre a la distinción entre costos fijos y costos variables para afirmar que cuando una empresa innovadora experimenta una elevación de sus costos variables al buscar expandir sus salidas, reconocerá la necesidad de controlar la calidad de los insumos. La estrategia de innovación consiste en convertir los costos variables en costos fijos al integrar la producción de aquellos insumos en las operaciones internas de la firma.
La lógica de la empresa innovadora consiste en realizar inversiones de altos costos fijos para transformar la tecnología y tener acceso al mercado. De esta manera, la empresa se vuelve más rentable y gana una mayor cuota de mercado. La transformación de los altos costos fijos en un menor costo unitario del producto final tiene como consecuencia posicionar a la empresa en una ventaja competitiva. Si el proceso es exitoso, continua Lazonick, la empresa tiende a dominar la industria.
La innovación es incierta, colectiva y acumulativa. Es incierta porque cuando las inversiones en tecnología y acceso al mercado son hechas, no hay modo de determinar la rentabilidad financiera; por ello es necesaria una estrategia. Es colectiva porque para generar una mejor calidad y menor costo de los productos la empresa debe integrar los esfuerzos y habilidades de un gran número de personas; por ello es necesaria la organización. Es acumulativa porque el aprendizaje colectivo del presente sirve de basamento para el aprendizaje colectivo del futuro, pero el mantenimiento de tal proceso de aprendizaje organizado necesita de la generación de rentabilidad financiera.
Lazonick reconoce tres condiciones sociales que permiten lidiar a la empresa innovadora con sus condiciones de incertidumbre, organización colectiva y aprendizaje acumulativo. En primer lugar, se requiere un control estratégico de los recursos para el uso productivo de los mismos. En segundo lugar, una integración organizacional para la implementación de una estrategia de innovación. En tercer lugar, un compromiso financiero que permita mantener el aprendizaje colectivo a lo largo del tiempo.
La empresa innovadora requiere que el ejercicio del control estratégico sea capaz de reconocer las fortalezas y debilidades de su propia firma para que pueda implementar los cambios necesarios de su base. Los hacedores de decisiones estratégicas tienen que financiar el mantenimiento de las nuevas inversiones hasta generar una verdadera innovación.
De la Riqueza de las naciones a la Mano visible
Lazonick hace un recuento de la historia del pensamiento económico desde Adam Smith hasta Alfred Chandler para mostrar la relevancia de construir una teoría de la empresa innovadora.
Adam Smith (1723-1790) escribió An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations en 1776. La tesis central del libro es que en una economía donde los individuos están motivados por su propio interés para determinar la asignación de los recursos, resulta el mejor bien común posible. La respuesta que Smith brinda acerca de cómo un empresario individual puede dirigir eficientemente una industria se encuentra en su reflexión sobre la división del trabajo. La clave para elevar la productividad es incrementar la especialización de la división del trabajo, y la condición que hace posible esto último es la extensión del mercado.
¿Qué determina la extensión del mercado? Aunque Smith plantea la necesidad de desmantelar las instituciones del mercantilismo, principalmente las sociedades por acciones monopólicas (p. e. la Compañía de las Indias Orientales), la realidad es que, según Lazonick, fue precisamente ese tipo de sistema de negocios aliado con una serie de políticas proteccionistas lo que permitió el control británico del mercado mundial.
En un marco problemático similar, el economista alemán Friedrich List (1789-1846) planteó en The National System of Political Economy (1841) que el desarrollo de la industria manufacturera en países poco desarrollados exigía la implementación de tarifas y políticas proteccionistas. En dichas economías es casi imperativo brindar a la industria local un acceso privilegiado al mercado interno. Al respecto, puntualiza Lazonick, la teoría de la empresa innovadora es relevante pues sostiene que en situaciones de desventajas competitivas se requieren accesos privilegiados a los recursos, sobre todo los que competen a nuevas tecnologías.
Para el estudio del incremento de la productividad con avances tecnológicos y la mecanización del proceso de trabajo, Lazonick recupera el análisis de Karl Marx (1818-1883). La interacción entre el cambio tecnológico o “fuerzas productivas” y el trabajo como tal o “relaciones de producción” es, según Lazonick, el centro de la teoría económica marxiana. Con la teoría del plusvalor Marx brindó un análisis de cómo el empresario capitalista incrementa los niveles de productividad a partir de la gestión de la fuerza de trabajo y la inversión en capacidades productivas.
Lazonick afirma que en El capital de 1867 Marx elaboró un sistema de equilibrio general de intercambio mercantil sobre la base de la teoría del valor-trabajo. La finalidad del análisis marxiano consistió en mostrar que el capitalismo no opera bajo los ideales de libertad, igualdad y propiedad, sino bajo una dinámica de explotación del trabajo. La tendencia del desarrollo capitalista consiste en la generación de desempleo y disminución de salarios a partir de una mejoría en el cambio tecnológico del proceso de producción.
El problema que Lazonick ve en la teoría marxiana es que no puede explicar muchas de las especificidades del “capitalismo gerencial” del siglo XX y que enfatizó desmesuradamente el poder monopólico que los capitalistas británicos ejercieron sobre la fuerza de trabajo.
Alfred Marshall (1842-1924) con su análisis de los distritos industriales de Gran Bretaña brindó una explicación a la organización industrial especializada verticalmente y competitiva horizontalmente. En las denominadas “economías externas de escala” Marshall observó un proceso de participación de pequeños competidores en el crecimiento de las capacidades productivas de la industria como un todo. En cambio, en las denominadas “economías internas de escala” Marshall observó el crecimiento de una empresa individual en calidad de motor de crecimiento de la industria.
Marshall reconoció que si las economías internas de escala persistían durante un lapso considerable (casi 100 años), la empresa podría dominar la industria en su conjunto. Sin embargo, también dudaba de que la energía y creatividad de los fundadores pudiera ser mantenida por los sucesores; en realidad, para Marshall la economía era un proceso de quiebra de viejas firmas y ascenso de nuevas firmas. El crecimiento de una empresa está determinado, por tanto, por la habilidad de las siguientes generaciones para gestionar la empresa existente.
No obstante, Lazonick indica que el límite de la explicación marshalliana consiste en que no prestó atención a la separación de la propiedad de la firma respecto al control de la misma.
El proceso de separación de la propiedad y control de las firmas comenzó en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Las fusiones más exitosas se dieron en aquellas industrias donde la innovación de los procesos productivos mantuvo una ventaja competitiva y donde el uso de los recursos obedeció a una mayor capacidad de gestión. J. P. Morgan lideró dicho proceso y Wall Street financió las fusiones. El resultado de las primeras tres décadas del siglo XX fue la transferencia de la propiedad de los activos corporativos de los empresarios-propietarios originales a una masa cada vez mayor de accionistas.
Por lo anterior, afirma Lazonick: “El ascenso de la industria corporativa de gran escala creó el mercado accionario, y no al contrario” (p. 237). Con ello se abrió la puerta a la profesión gerencial de las firmas. El sistema educativo estadounidense se distanció del modelo aristocrático británico para servir a las necesidades de las nuevas industrias corporativas: personal administrativo, técnico y profesional.
La revolución gerencial de los negocios en Estados Unidos fue un poderoso motor de crecimiento económico, sobre todo, en las corporaciones que invirtieron profundamente en capacidades tecnológicas. Prontamente, economistas estadounidenses contemporáneos se dieron a la tarea de estudiar la transformación de la gobernanza de los negocios en Estados Unidos.
Thorstein Veblen (1857-1929) en The Instinct of Workmanship and the State of the Industrial Arts (1914) planteó que el esfuerzo creativo que las personas ejecutan en sus puestos de trabajo es importante para vivir bien. Sin embargo, sostiene Veblen, los grandes negocios sofocan dicho esfuerzo ya que al actuar como monopolios se limitan a atender la eficiencia y restringir la producción a los niveles de los precios.
Para la década de 1920 los economistas se interesaron en analizar la afectación que pudieran tener los tenedores de activos corporativos tras la separación de la propiedad y control gerencial. William Z. Ripley (1867-1941) en Main Street and Wall Street denunció la falta de poder de los accionistas y el abuso de los gerentes que ejercieron control sobre la asignación de los recursos corporativos.
Pocos años después, la colaboración de Adolf A. Berle (1895-1971) y Gardiner C. Means (1896-1988) resultó en la publicación de The Modern Corporation and Private Property en 1932. En su estudio destacaron el desarrollo de un nuevo concepto de negocio empresarial concentrado en la organización corporativa. Puesto que el accionista se convierte en una especie de “propietario pasivo”, la problemática sobre la doctrina de los derechos de propiedad se desplazó al grupo que estaba bajo el control de la corporación.
Para Lazonick la comunidad requiere una explicación de cómo las grandes firmas generan productos de alta calidad y bajos precios y, al mismo tiempo, reciben ganancias en mercados competitivos. La teoría de la empresa competitiva asume a la “comunidad” en calidad de pagadores de impuestos, trabajadores, inversores y ahorradores. Asimismo, distingue entre inversores privados que participan en el proceso de creación de valor y ahorradores privados que derivan sus ingresos del proceso de extracción de valor. Los inversores privados proveen el compromiso financiero para el mantenimiento de la empresa. En cambio, algunos ahorradores privados destinan dinero a la adquisición de acciones corporativas sin tener ninguna contribución sobre el proceso de creación de valor.
A pesar de la sugerente contribución de Berle y Means para construir una nueva concepción de la corporación, los economistas neoclásicos ganaron terreno en las academias para imponer su modelo de competencia perfecta como ideal de eficiencia económica.
Schumpeter fue uno de los primeros economistas en cuestionar la validez del modelo de competencia perfecta. En su Teoría del desarrollo económico de 1911 reconoce que el desarrollo de mejores estándares de vida no puede ser entendido desde la perspectiva del equilibrio general. Por el contrario, el incremento de la productividad per cápita depende de la innovación empresarial. En opinión de Lazonick, la postulación del fenómeno de innovación como algo que rompe con la idea del equilibrio económico es algo que Schumpeter retoma de Marx.
En un trabajo posterior, Capitalismo, socialismo y democracia de 1940, Schumpeter afirmó que la función empresarial que inicia el proceso de innovación puede ser más un esfuerzo colectivo que individual. De esta manera, la búsqueda de innovación podría ser contabilizada en los gastos de las grandes corporaciones; un elemento crucial para el desarrollo de una teoría de la empresa en calidad de una organización de aprendizaje.
Edith Penrose (1914-1996) publicó en 1959 The Theory of the Growth of the Firm con la finalidad de conceptualizar la moderna corporación como una organización que administra un conjunto de recursos humanos y físicos. Particularmente, prestó atención a la cuestión del aprendizaje organizacional de las firmas. Los trabajadores contribuyen a la empresa no como individuos, sino como miembros de un equipo comprometidos en utilizar de la mejor manera posible los recursos de la empresa.
El aprendizaje organizacional de las corporaciones les permite contar con experiencia y nuevas oportunidades que las empresas pequeñas no tienen. El límite gerencial de las corporaciones es superado con la acumulación de experiencia de innovación. No se trata de una optimización de los recursos al estilo de la teoría neoclásica, sino de una constante reformulación de los recursos productivos existentes para la adquisición de ventajas en un nuevo mercado de oportunidades.
Por su parte, Alfred Chandler (1918-2007) publicó Strategy and Structure en 1962 para confirmar que la teoría del crecimiento empresarial de Penrose era cierta ya que describía la historia de la industria corporativa de Estados Unidos de 1920-1950. En 1977 publicó The Visible Hand para analizar el uso de coordinación gerencial para integrar una producción masiva con una distribución masiva.
Chandler enfatizó que la fuente de los costos fijos altos son inversiones no sólo en la planta y el equipo, sino también en las facilidades de distribución necesarias para acceder a una extensión mayor de mercado. Chandler denominó el “desarrollo del capitalismo industrial” al proceso de desarrollo y utilización de los recursos productivos; enfatizó la dependencia de ambos fenómenos para la organización gerencial de las empresas.
El trabajo de gestión empresarial desarrolla los recursos productivos al crear y mantener las capacidades organizaciones de un sistema económico determinado por cambios tecnológicos y mercados. Asimismo, el trabajo de gestión empresarial utiliza los recursos productivos al asegurar un flujo rápido de trabajo en los procesos productivos y distribución; de esta manera, los costos fijos altos de creación y mantenimiento de capacidades organizacionales pueden transformarse en unidades bajas de costos y mejores cuotas de mercado. Para Chandler el término “mano visible” busca designar la coordinación gerencial de las grandes corporaciones y no tanto el papel del Estado en el desarrollo económico.
Actualmente los trabajos de Penrose y Chandler son considerados en los estudios histórico-económicos de las corporaciones referencias obligadas sobre el tema.
Presentando las demandas de la comunidad con claridad y fuerza
Lazoncik finaliza su capítulo enfatizando que la teoría económica neoclásica es una restricción para el pensamiento económico. La teoría neoclásica del monopolio es, en realidad, una idea virtual que poco o nada se acerca a la explicación de la realidad corporativa del capitalismo moderno. No obstante, no debiera causar extrañeza el triunfo del pensamiento neoclásico difundido por Samuelson ya que contó con una recepción positiva de audiencia y una legitimación institucional.
Ciertamente, se trató de una legitimación conflictiva pues tuvo que hacer frente al gran consenso keynesiano. El éxito de la industria corporativa estadounidense al promover un crecimiento económico relativamente estable y equitativo después de la Segunda Guerra Mundial propició cierto desplazamiento de la teoría económica neoclásica. Principalmente, porque las grandes corporaciones proveyeron empleo con apoyo de un gasto público significativo en infraestructura y conocimiento humano. La economía de Estados Unidos experimentó un crecimiento estable durante 25 años a partir de la década de los años cuarenta.
Sin embargo, desde la década de los años setenta los negocios corporativos estadounidenses dejaron de ser una fuerza estable y equitativa de crecimiento económico. Lazonick concluye que dicha circunstancia es algo que la teoría económica neoclásica no puede explicar con su ideal de competencia perfecta, sino una teoría de la empresa innovadora que haga énfasis en la tecnología y la organización.
El capítulo de Lazonick brinda un panorama general de los estudios de las corporaciones desde la perspectiva de la historia del pensamiento económico. Sin lugar a dudas, se trata de un valioso esfuerzo de síntesis de una larga discusión. Los materiales registrados a lo largo del texto debieran servir de referencias mínimas para adentrarnos al estudio de los fenómenos corporativos contemporáneos.