En el mes de julio, se llevó a cabo un evento en conjunto de la Asociación de Petróleo y Gas y Chevron Corporation, en el cual Mike Wirth, director ejecutivo de la compañía petrolera aseguró que el auge de la energía limpia no significa el fin del petróleo y el gas, sino que es una fase natural de transición para “encontrar formas en las que el gas y el petróleo sean más eficientes y benignos con el medio ambiente”.

Las y los activistas medioambientales, alarmados por la crisis climática, aseguran que con las declaraciones de su director, Chevron pretende mantener el status quo que le beneficia a diferencia de sus rivales europeas que están apostándole a las energías renovables. Además, el encierro por la pandemia de Coronavirus ha demostrado que la demanda petrolífera puede y debe bajar considerablemente.

La estrategia de Chevron está basada en la flexibilidad del negocio del petróleo. Sigue apostando a la producción de los hidrocarburos sólo que de forma más “limpia” y rápida como la técnica de esquisto (shale oil) la cual produce energía en un tiempo menor al promedio sin contaminar tanto.

Aún así, el enfoque de Chevron sobre el cambio climático contrasta con los de British Petroleum, Shell y Total. Las cuales se han comprometido acelerar su cambio hacia fuentes de combustible más limpias para alinearse con el acuerdo climático de París y convertirse en "carbono cero" para 2050. Chevron y Exxon dicen que apoyan los objetivos del Acuerdo de París, pero no se han comprometido con el carbono cero. Tienen objetivos para reducir las emisiones de sus propias operaciones pero no las de sus productos. Sus posturas son políticamente más fáciles en Estados Unidos, donde los combustibles fósiles son un gran generador de empleo con fuertes defensores en el Congreso.

En lugar de cambiar a combustibles bajos en carbono como los europeos, Chevron evita las apuestas extravagantes y se resiste a los movimientos hacia las energías renovables, donde tiene poca experiencia y percibe que los rendimientos son más bajos. Un portavoz de Chevron dice que muchos expertos creen que el petróleo y el gas constituirán la mitad del consumo mundial de energía durante al menos dos décadas más, especialmente en los países en desarrollo. “Todas nuestras acciones son consistentes con nuestras prioridades financieras de larga data, y la primera es proteger el dividendo”, señala Wirth.

Las y los activistas climáticos critican las pequeñas inversiones de Chevron en biocombustibles, energía eólica y solar para apoyar la producción de petróleo, alegando que tienen poco efecto perceptible en las emisiones globales.

El riesgo para Chevron es que se quede atrás, produciendo una gran cantidad de petróleo y gas que ponen en peligro el clima y que nadie necesita. Wirth insiste en que se siente cómodo con ese riesgo porque, como tantas transiciones de energía, esta es "incomprendida".