1. Plan sobre el planeta. La proliferación de los márgenes

Cita: 

Guattari, Félix [2004], "1. Plan sobre el planeta. La proliferación de los márgenes", Plan sobre el planeta. Capitalismo mundial integrado y revoluciones moleculares, Madrid, traficantes de sueños, pp. 43-56, https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Plan%20sobre%20el%20pla...

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2004
Tema: 
Análisis del capitalismo y las resistencias frente a éste
Idea principal: 

    Felix Guattari fue un filósofo francés, psicoanalista, activista político y fundador del esquizoanálisis y la ecosofía.


    La cuestión de los márgenes, omnipresente en todas las épocas y lugares, es fundamental para cualquier cambio social significativo.

    Aunque los márgenes son cruciales para la transformación y la innovación, el Orden y la Ley tienden a prevalecer. ¿Se debe esto, escribe el autor, a una entropía semiótica que favorece las significaciones dominantes?

    Tanto las leyes históricas como las exhortaciones morales ignoran las complejas interacciones micropolíticas que realmente configuran la sociedad. Es necesario rechazar la dicotomía entre "libre albedrío/destino" y liberarse de valores y normas preconcebidos para evaluar y reevaluar. No existe un camino único para el cambio, sino múltiples posibilidades como “la inflexión colectiva de las «opciones preferenciales»” o “los múltiples destinos posibles semiotizados por las articulaciones sociales de cualquier clase o condición, incluidos los márgenes”.

    ¿Se traduce esto en que una verdadera revolución es ahora imposible? No, pero sugiere que una revolución a gran escala y visible está ligada a la expresión y expansión de las revoluciones “pequeñas”, más locales, que activan la economía del deseo. Esto implica rechazar la causalidad lineal y el único sentido de la historia. La comprobación de lo real y verdadero en este ámbito sigue una especie de dialéctica inversa que resuelve las contradicciones sin resolverlas, generando residuos asignificativos y maquinarias desterritorializadas a partir de antiguos pseudoproblemas y situaciones sin salida.

    De lo anterior surge una tendencia: los antiguos sistemas totalitarios, caracterizados por su estratificación y bloqueo, pierden su coherencia. Solo mantienen su dominio sobre los grandes grupos sociales si concentran su poder y miniaturizan sus instrumentos coercitivos.

    En medio de las múltiples posibilidades futuras, se destacan dos escenarios opuestos: uno donde el capitalismo mundial se consolida y estabiliza, producto de la interacción entre el capitalismo monopolista y diversas formas de capitalismo de Estado. Este nuevo tipo de capitalismo integra las diferentes estructuras sociales basadas en la explotación y la segregación, con centros de decisión dispersos globalmente y una red compleja que abarca diversos sectores como energía y militar-industrial, con un control creciente sobre los medios de comunicación. Por otro lado, está la posibilidad de una proliferación de márgenes, minorías y autonomías que generen una multiplicidad de deseos individuales y colectivos, dando lugar a una nueva segmentación social que reemplace las formas de poder estatales.

    En tal contexto, factores como el aumento demográfico, la disminución de recursos energéticos y materiales, y el avance de la tecnología podrían llevar a una reorganización de los conflictos de clase en los países desarrollados.

    1. Una reordenación de los antagonismos de clase en los países desarrollados

    El texto señala tres tendencias importantes en la dinámica socioeconómica actual: primero, la reducción de empleos en sectores industriales clave bajo el capitalismo de Estado y la economía basada en el beneficio, debido en parte a limitaciones en el suministro mundial de energía y recursos. Segundo, la creciente integración de segmentos privilegiados de la clase trabajadora en la ideología y estilo de vida de la pequeña burguesía, junto con el surgimiento de nuevas categorías de trabajadores vulnerables como inmigrantes, mujeres explotadas, empleados precarios y desempleados. Y tercero, la aparición de áreas subdesarrolladas dentro de países poderosos, lo que alimenta movimientos regionalistas y nacionalistas más radicales debido a la quiebra de la economía tradicional y el fracaso de la descentralización industrial.

    En la reestructuración de los espacios industriales bajo el capitalismo periférico, los aspectos socio-políticos son más determinantes que las opciones técnicas, especialmente en lo que respecta al cálculo de los riesgos sociales.

    Se señala que las clases obreras y pequeñoburguesas de las metrópolis imperialistas han obtenido ventajas históricamente debido a la existencia de medios de producción menos integrados y a la sobreexplotación de las colonias. Sin embargo, estas clases ahora deben adaptarse y renunciar a ciertos privilegios adquiridos, lo que conlleva una nueva segregación social a escala global.

    La reestructuración del capitalismo en las antiguas potencias industriales implica impugnar conquistas sociales como salarios diferenciados, negociación colectiva y protección estatal sobre grandes sectores económicos. Desde la perspectiva del capitalismo mundial integrado, esta protección sólo se justifica en sectores con baja o nula tasa de beneficio, mientras que en sectores punta se busca una mayor libertad de acción para decisiones sobre traslados de instalaciones y aspectos tecnológicos y energéticos. Para las burocracias de los países del Este, el problema se centra en objetivos de maximización de la explotación, discutiendo temas como la participación en los beneficios y la reforma de la planificación.

    2. Una reordenación de la división internacional del trabajo

    El autor menciona que el capitalismo del siglo XIX alcanzó su plena libertad al superar las barreras espaciales y las relaciones feudales del antiguo régimen. En la actualidad, las barreras nacionales y las estructuras sociales son obstáculos para la emergencia de una clase dominante global.

    La crisis actual busca establecer un nuevo sistema de dominación económico-político que someta a la fuerza colectiva de trabajo a nivel mundial. Se observa una tendencia hacia la disolución de las formas antiguas de capitalismo estatal a favor de las tecnocracias y multinacionales, con consecuencias como la promoción relativa de algunos países del Tercer Mundo, la pauperización de millones en otros que no participen en la estrategia económica, sobreexplotación de países y regiones intermedios y una estrecha cooperación Este-Oeste en vigilancia global. Además, hay cambios en la carrera armamentística para mantener equilibrios entre superpotencias y potencias secundarias, así como para imponer modelos centralizados internamente. Esto lleva a la necesidad de reconciliar la disolución de poderes nacionales con la territorialización de la fuerza laboral en un nuevo sistema de poder. La nueva aristocracia burocrático-burguesa se basará en jerarquías internacionales, pero no estará ligada a una potencia en particular.

    3. Un nuevo reparto de los grandes subconjuntos internacionales

    El texto presenta el "modelo alemán" en desarrollo, que busca integrar una aristocracia obrera alejada del proletariado de países menos influyentes, aumentar la capacidad represiva estatal y adaptarse al capitalismo global. A nivel local, se busca controlar la fuerza laboral mediante medios de comunicación y establecer consenso en favor del orden establecido. A nivel europeo, se busca gestionar el control social y la represión de manera comunitaria, y, a nivel mundial, adaptarse al nuevo funcionamiento del capitalismo. Se mencionan otras formas de reestructuración económica y social, como un proyecto interafricano respaldado por Francia y Estados Unidos.

    4. El desarrollo a escala planetaria de un nuevo tipo de fascismo

    El capitalismo mundial integrado ha buscado evitar soluciones autoritarias tradicionales que implican soluciones autoritarias, militaristas, favoreciendo estructuras que pueden ir en contra de su lógica transnacional y desterritorializante, y prefiere métodos de control más flexibles, una “tele seductora”, dice el autor.

    Se menciona que la prolongada crisis económica ha socavado la ideología del capitalismo modernista, llevando a cuestionar antiguos equilibrios de clase y formas de arbitraje estatal. Se destaca, para el mantenimiento del sistema, la importancia del control sobre diversas esferas: desde relaciones internacionales y estructuras estatales hasta sindicales, institucionales y mediáticas. Se advierte sobre la necesidad de vigilar a disidentes y marginales, ya que incluso su reacción inconsciente puede representar una amenaza para el sistema.

    Aunque el capitalismo mundial no ha ofrecido soluciones efectivas a los problemas globales (devastación ecológica, crecimiento demográfico, incluso conflictos entre potencias, entre otros), se esfuerza por enfrentar la contestación y la revuelta. Se describe un nuevo orden totalitario, distinto de los fascismos nacionales, que se extiende globalmente y ejerce su influencia en la formación de la fuerza laboral, el modelado individual y el estilo de vida a través de sistemas de control semiótico, como la educación, el deporte, los medios de comunicación y la publicidad.

    5. La proliferación de los márgenes

    El capitalismo mundial integrado no busca suprimir de manera sistemática a los trabajadores, mujeres, jóvenes y minorías. Su estructura requiere flexibilidad en las relaciones sociales y de producción, adaptándose a nuevas sensibilidades y relaciones humanas. La resistencia tolerada y parcialmente integrada puede ser parte inherente del sistema, mientras que formas de resistencia más radicales amenazan las bases del sistema. Es difícil distinguir entre la marginalidad que el sistema puede asimilar y aquella que desafía radicalmente el orden establecido, todo depende de observar si se trata de una marginalidad que se mantiene al borde del sistema, o si lo pone realmente “en tela de juicio”.

    Lo "molecular" busca escapar del sistema hacia nuevas formas de libertad, como las radios libres. La transformación revolucionaria depende de factores objetivos y nuevas prácticas sociales.

    El capitalismo, como capital de poder, se sostiene mediante la adhesión inconsciente de la mayoría de las personas, por lo que su derrocamiento implica la creación de alternativas funcionales.

    Desde 1968, emergen nuevos frentes de lucha que van más allá que el movimiento obrero tradicional, abarcando a trabajadores inmigrantes, desempleados, mujeres sobreexplotadas, ecologistas, nacionalistas, personas psiquiatrizadas, homosexuales, ancianos, jóvenes, entre otros. ¿Serán absorbidos por el sistema o generarán revoluciones moleculares, difíciles de ubicar pero capaces de erosionar las antiguas estructuras sociales y productivas?, se pregunta el autor, ¿Quedarán estas microrrevoluciones confinadas o se articularán en una nueva segmentariedad social sin restablecer jerarquías? ¿Configurarán una nueva revolución capaz de abordar tanto problemas locales como la gestión de grandes estructuras económicas?

    Las líneas de desterritorialización son irreversibles, y reconocer el progreso científico y técnico será crucial para desafiar al poder capitalista. Las luchas por la autodeterminación en lugares como Córcega y Bretaña son ejemplos de este fenómeno en aumento, que busca redefinir el pasado para construir un futuro sin ataduras. Sin embargo, las reivindicaciones minoritarias “nacionalitarias”, podrían contener gérmenes del poder estatal y del capitalismo.

    Se plantea cómo serán las formas de resistencia de los sectores tradicionales ante la evolución del capitalismo mundial integrado. ¿Permanecerán los sindicatos y partidos de izquierda bajo la influencia del capitalismo moderno o sufrirán transformaciones significativas? Aunque es difícil predecir las formas exactas de la futura revolución, hay puntos claros sobre lo que no será:

    * No se centrará únicamente en objetivos cuantitativos, sino que cuestionará las finalidades del trabajo, el medio ambiente, la vida cotidiana, las relaciones familiares y de género, entre otros aspectos.

    * No estará limitada a las clases obreras industriales masculinas, sino que involucrará a diversos sectores, incluyendo a mujeres y niños en la producción y la reproducción familiar.

    * No se centrará en un único partido vanguardista, sino que será policéntrica y diversa, con diferentes componentes que podrían incluso estar en conflicto.

    * No se limitará al ámbito nacional, sino que afectará a conjuntos sociales que trascienden las fronteras nacionales.

    * No se basará en un único corpus teórico, sino que cada componente desarrollará sus propios marcos conceptuales y ritmos de acción.

    * Rechazará la compartimentación entre valores de cambio, uso y deseo, desafiando las jerarquías establecidas por el capitalismo y la segregación social.

    La producción social controlada por élites capitalistas y tecnocráticas ha llevado a la sobrevaloración de industrias perjudiciales, la subestimación de valores de uso esenciales y la represión de los deseos individuales, erosionando el sentido de la vida. En estas condiciones, las transformaciones revolucionarias y la capacidad colectiva para abordar la vida cotidiana y los deseos se vuelven inseparables en todas las áreas sociales.

Nexo con el tema que estudiamos: 
    En un contexto de evolución constante del capitalismo mundial integrado, se vislumbra un panorama complejo en el que distintos sectores sociales (tradicionales y no tradicionales) se enfrentan a la necesidad de generar y contener varias formas de resistencia. Las formas de lucha y organización están en constante transformación, desafiando las estructuras establecidas y buscando nuevas formas de acción y resistencia. Actualmente, la resistencia no solo implica desafiar las estructuras de poder establecidas, sino también redefinir los valores y deseos individuales y colectivos, promoviendo una nueva visión de la vida en su conjunto.