Climate change. The Arctic as it is known today is almost certainly gone. On current trends, the Arctic will be ice-free in summer by 2040
The Economist [2017], "Climate change. The Arctic as it is known today is almost certainly gone. On current trends, the Arctic will be ice-free in summer by 2040", The Economist, London, 29 de abril, http://www.economist.com/news/leaders/21721379-current-trends-arctic-wil...
En los últimos 30 años la capa de hielo en el océano Ártico durante el verano se ha reducido a la mitad. A los escépticos este cambio no les importa demasiado y algunos incluso lo celebrarán, ya que un océano Ártico sin hielo hace posible el acceso directo para el transporte marítimo entre la costa del Pacífico en Asia y las costas del Atlántico en Europa y América, además de la búsqueda de suministros de petróleo y gas natural.
El periodo actual de calentamiento global que está sufriendo la Tierra es causado por ciertos gases en la atmósfera, especialmente dióxido de carbono. Más dióxido de carbono es igual a más calentamiento.
Un problema con el deshielo del Ártico es que el agua de mar es mucho más oscura que el hielo, lo que provocaría absorción de calor en lugar de reflejarlo hacia el espacio. Que se derrita el hielo provoca una exposición mayor de agua de mar, y con ello la desaparición de más hielo. Esto explica por qué el Ártico se está calentando más rápido que el resto del planeta.
En el caso en que se cumpla con el acuerdo de París de 2015, las temperaturas invernales del océano Ártico seguirían aumentando en un rango de 5 a 9 grados centígrados, comparándolas con el promedio de los años 1986 – 2005.
Otra preocupación tiene más que ver con la tierra. En el Ártico gran parte del suelo es permafrost* y éste encierra una gran cantidad de material orgánico. Si el permafrost se derrite, los contenidos orgánicos podrían escapar en forma de dióxido de carbono o metano, ocasionando la aceleración del calentamiento global.
Los vientos de gran parte del mundo son impulsados en gran parte por la diferencia de temperatura entre los polos y los trópicos. Si el Ártico se calienta más rápido que los trópicos esta diferencia de temperatura va a disminuir y la velocidad del viento será más lenta. Menos viento ocasionaría el comportamiento errático de la corriente del norte, lo cual podría detonar tormentas de nieve y olas de calor en lugares y momentos inesperados.
Las corrientes oceánicas también se podrían hacer más lentas. El derretimiento del hielo del Ártico ocasiona una menor densidad del mar, lo que provoca una menor posibilidad de que el agua fluya hacia las profundidades del océano.
La posibilidad más temible es que algo sucediera con la capa de hielo que cubre Groenlandia. Ésta contiene alrededor del 10% del agua dulce del mundo. Si se comenzara a derretir los niveles del mar se elevarían mucho más que la proyección actual de 74 cm a finales del siglo.
Como respuesta algunos hablan de geoingeniería, en donde por ejemplo, se podrían pulverizar sulfatos en el aire polar para reflejar la luz hacia el espacio. Tales ideas podrían tener efectos secundarios desconocidos, pero vale la pena intentarlo.
La dura verdad es que el Ártico como se le conoce hoy día es casi seguro que se ha ido. Los esfuerzos para mitigar el calentamiento global mediante la reducción de emisiones siguen siendo esenciales, pero lo que ocurre en el Ártico nos muestra que los humanos nos tendremos que adaptar al fenómeno que nosotros mismos hemos causado
* Permafrost: Capa de suelo o de roca de profundidad variable en la que la temperatura ha estado por debajo de cero ininterrumpidamente durante miles de años. Aunque la capa superior se calienta durante el verano, el permafrost se encuentra en capas más profundas, en las que el calor del verano no consigue derretir el suelo helado. En zonas con una temperatura media anual por debajo de 5 ºC es posible encontrar una capa continua de permafrost.
Con la tendencia actual, el Ártico estará libre de hielo en el verano del año 2040.
La forma irracional que toma la producción y el consumo en el sistema capitalista ha ocasionado problemas ambientales que hace algunos años eran difíciles de imaginar. La constante explotación del planeta con el fin de satisfacer necesidades que la misma sociedad nos ha impuesto, y el establecimiento de la acumulación como el fin último de la producción de objetos ha sido la principal causa por la cual la Tierra se encuentra en la situación actual.
Es inverosímil que a pesar del daño que se le ha causado al planeta, particularmente tomando en cuenta el tema de la nota, existan personas que piensan que esto puede traer beneficios para el comercio marítimo o la explotación de esa parte del planeta que representa el Ártico, intentando encontrar yacimientos de petróleo y gas natural.
A pesar de que se lleven a cabo esfuerzos para combatir el cambio climático el daño ya está hecho, y mientras como sociedad continuemos reproduciendo los patrones de consumo y producción que se nos han impuesto, nada de lo que hagamos al respecto salvará a la fuente de todos los recursos que necesitamos para vivir: la Tierra. Tal es la prédica de resignación del liberal The Economist, que nos llama a ver pasar los muertos, cerrando la puerta a cambios radicales que mitiguen la destrucción climática y nos encaminen a otras formas de producir y de vivir en este planeta.
Otras fichas sobre la situación del Ártico: