BlackRock v Blackstone. Mirror, mirror on the wall, who is the mightiest finance tycoon of them all?

Cita: 

The Economist [2018], "BlackRock v Blackstone. Mirror, mirror on the wall, who is the mightiest finance tycoon of them all?", The Economist, London, 13 de enero, https://www.economist.com/news/business/21734460-mirror-mirror-wall-who-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Enero 13, 2018
Tema: 
Un palmarés entre BlackRock y Blackstone, dos de las empresas financieras más grandes del mundo
Idea principal: 

BlackRock y Blackstone son las empresas más exitosas en Wall Street en las dos últimas décadas. El director de la primera es Larry Fink, el de la segunda es Stephen Scharzman. Ambos son ex-colegas pero tienen puntos de vista sustancialmente distintos sobre la inversión y la gestión. “Sus trayectorias ilustran cómo están cambiando las finanzas”.

Hace aproximadamente tres décadas, Fink se unió a Blackstone (empresa co-fundada por Scharzman) para establecer la rama de la empresa especializada en el manejo de bonos, llamada BlackRock. En 1995, BlackRock se convirtió en una empresa independiente. Hacia 2007, las dos empresas tenían valores de mercado similares. De ahí en adelante, han tenido trayectorias y aproximaciones distintas a la inversión y a las estructuras de control de los activos.

BlackRock es la empresa manejadora de activos más grande del mundo, con 6 billones (castellanos) de dólares en activos. Especializada en la venta de fondos pasivos, su éxito depende de la capacidad de cómputo, las bajas tarifas (0.2 centavos de ingresos anuales por cada dólar que maneja) y de la escala. BlackRock ha sido pionera y líder en el cambio de la administración convencional de activos.

Blackstone es la más grande gestora “alternativa” de activos y está orientada a las acciones privadas y a las propiedades; administra activos con un valor de 387 mil millones de dólares. Su actividad se basa en la especialización, altas tarifas (1.8 centavos por cada dólar que maneja) y en ejercer influencia para modificar la administración de las firmas y mejorar los resultados. Los clientes de BlackStone son las instituciones y los ricos.

La estructura de BlackRock es sencilla y está basada en el principio de “una acción, un voto”. Fink es dueño de sólo 0.66% de la empresa; el principal accionista es el banco PNC (Estados Unidos), que tiene una participación de 22%. En contraste, la estructura de Blackstone es mucho más compleja. Schwarzman tiene un rígido control sobre su sociedad y los accionistas externos no tienen derecho a voto. Su contabilidad es “tan incomprensible… como los escritos de Hegel”.

¿Qué estrategia ha sido mejor? ¿La gestión pasiva del dinero por una empresa sencilla o la administración activa por una empresa compleja? The Economist intenta responder a estas preguntas mediante una “prueba a los magnates” [“tycoon test”] de Wall Street, dividida en cinco partes, que considera el tamaño de la empresa, la riqueza personal de su jefe, los ingresos generados para los clientes y para los accionistas, y la influencia de sus directivos más allá de las propias compañías.

Schwarzman, el jefe de Blackstone, sólo gana en uno de los rubros mencionados: su riqueza personal, que asciende a 13 mil millones de dólares, comparado con menos de mil millones de dólares de su antiguo colega. En cuanto al tamaño, BlackRock lleva la delantera: su valor de mercado es de 86 mil millones de dólares, el doble de su matriz original. En ventas, ganancias y retornos a los accionistas, BlackRock está 31% por encima de Blackstone.

En cuanto a los beneficios a los clientes, no hay una forma satisfactoria de comparar a ambas empresas. Una comparación muy gruesa muestra que los clientes de BlackRock han recibido retornos por 2.9 billones durante la década pasada; los clientes de Blackstone han recibido retornos por 202 mil millones de dólares. Para cada empresa, las ganancias equivalen aproximadamente a 80% de los activos bajo su gestión durante el periodo. Por tanto, no es claro si la gestión activa de Blackstone o la gestión pasiva de BlackRock dan mejores resultados. Ambos han dado ganancias a sus accionistas pero, de nueva cuenta, BlackRock se ubica en la delantera, con 50-70 mil millones de dólares durante la última década, respecto de 32 mil millones de dólares de Blackstone. “El logro de Fink es del mismo alcance que el de algunos aclamados empresarios como Reed Hastings en Netflix o Elon Musk en Tesla”. Las cifras sugieren que los inversionistas prefieren la estructura simple de BlackRock y que piensan que crecerá más rápido.

El último rubro considerado por The Economist es el poder e influencia que los jefes de estas empresas ejercen fuera de ellas. Schwarzman es un maestro de las relaciones y tiene influencia sobre un reducido número de empresas que su sociedad controla. Pero probablemente la empresa de Fink tiene una influencia más amplia: BlackRock es dueña de entre 5% y 7% de la mayor parte de las grandes empresas que cotizan en bolsa en el mundo occidental, lo que le da un enorme poder. Fink ha utilizado esta influencia para instar a los directores de las mayores empresas a que inviertan más.

A pesar de haber ganado en la “prueba de los magnates”, Fink y BlackRock tienen mucho por hacer. Una caída en los mercados de valores arruinaría el amorío que mucha gente tiene con los fondos pasivos. Además, conforme BlackRock utilice más su poder para influenciar en las decisiones de otras empresas, estará más en la mira de los reguladores. Por su parte, Blackstone y Schwarzman tienen una fortaleza oculta: 92 mil millones de dólares de fondos no gastados disponibles. No obstante, aun cuando se emplee esta enorme cantidad de fondos, debido al elevado precio de las acciones será difícil encontrar buenos rendimientos sobre el nuevo dinero invertido. “La mejor forma en que Schwarzman podría servir a sus accionistas sería convertir a Blackstone de una sociedad complicada en una empresa normal, lo cual traería consigo una valuación más alta”.

Las trayectorias seguidas por ambos personajes y sus empresas son una evidencia que nos recuerda que el orden jerárquico en Wall Street nunca es estable.

Nexo con el tema que estudiamos: 

En una entrega anterior (cuya ficha puede consultarse aquí: http://let.iiec.unam.mx/node/1426), The Economist analizaba las diferencias entre la gestión activa de los fondos de inversión y la gestión pasiva. En este artículo, el semanario británico muestra que para el caso de dos de las empresas administradoras de activos más grandes del mundo la gestión activa de fondos (en la que es una persona y no una máquina quien decide dónde y cuánto invertir) no representa una mejora sustancial en términos del rendimiento que reciben los clientes. Si esta situación llega a confirmarse con el tiempo, el futuro de la gestión de fondos de inversión estará cada vez menos en manos de personas y pasará a depender de algoritmos computacionales, lo cual imprime una inestabilidad potencialmente mayor al sistema financiero. Si bien, se vive una paradoja pues los humanos se equivocan o pueden conscientemente perjudicar a los accionistas, en tanto que los algoritmos tendencialmente establecen combinaciones de mercado que producen mayores rendimientos al menos en el corto y mediano plazo, siendo sin duda más proclives al "error" y sin capacidad de improvisar.

El otro tema esencial es el surgimiento de las tenedoras de acciones como principales actores de la gestión del capital: propietarias en muy pequeña escala pero con un gran poder en tanto gestoras del capital de las empresas, las holding constituyen el corazón del sistema financiero al alimentar de capital a las grandes corporaciones transnacionales y al manejar los fondos tanto de los grandes ahorradores como de inversionistas institucionales (fondos de pensión, fondos soberanos).

Llama la atención el enorme poder de BlackRock, una sola empresa financiera que posee entre 5% y 7% de casi todas las grandes empresas que cotizan en bolsa en el mundo occidental. BlackRock es una gran corporación que merece ser estudiada con mayor detalle.