The world economy's strange new rules. How economies work has changed radically. So must economic policy

Cita: 

The Economist [2019], "The world economy's strange new rules. How economies work has changed radically. So must economic policy", The Economist, London, 10 de octubre, https://www.economist.com/leaders/2019/10/10/the-world-economys-strange-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Octubre 10, 2019
Tema: 
Vínculos y tensiones entre la política fiscal y la política monetaria de los países desarrollados después de la crisis económica de 2008.
Idea principal: 

The Economist señala que existe una suerte de “división del trabajo” entre el comportamiento relativamente autónomo de las decisiones de las empresas y el comportamiento más o menos interventor de instituciones públicas como gobiernos y bancos centrales para dotar de dirección a las economías. La situación sobre el empleo, la inflación, el impulso a los ciclos económicos y hasta las pugnas electorales entran en juego.

En las economías desarrolladas de la actualidad tendencialmente se está perdiendo la típica relación inversa entre bajo desempleo y alta inflación. Como el LET ha reseñado (http://let.iiec.unam.mx/node/2268 y http://let.iiec.unam.mx/node/2270), en los países desarrollados se ha mantenido un auge del empleo con un control estricto de la inflación por los bancos centrales. Por ejemplo, en Estados Unidos la tasa de desempleo es 3.5%, la más baja desde 1969, y existe una inflación de 1.4%. También las tasas de interés son bajas, comprometiendo el margen de acción de los bancos centrales en caso de recesión. En opinión de The Economist, la situación exige una reconfiguración de la política económica, principalmente, orientada a eliminar la tensión de la “división del trabajo” entre los gobiernos y los bancos centrales.

The Economist sostiene que “la nueva era de la política económica tiene sus raíces en la crisis financiera de 2007-09”. Se mencionan dos factores que explican parcialmente el boom del empleo y la baja inflación: los consumidores prevén la existencia de un incremento moderado de los precios y las cadenas de suministro mundiales muestran que los precios no reflejan las condiciones del mercado laboral. Asimismo, se indica que las bajas tasas de interés se explican por un significativo ahorro de las empresas que se resisten a invertir. Según The Economist, la cuarta parte de los bonos de inversión del mundo, con un valor estimado de 15 billones de dólares, tienen rendimientos negativos.

Los pronósticos de los economistas han sido erróneos. Mientras en 2012 se estimaba una tasa de interés de 4% para Estados Unidos, en los últimos 8 años ha oscilado en 1.75% y 2%, la más alta en el G7. Asimismo, se preveía una reducción tendencial de la política de expansión cuantitativa de los bancos centrales, esto es, una reducción del uso de herramientas no convencionales de política monetaria (como la compra de activos financieros) para incrementar la oferta de dinero, sin embargo, afirma The Economist, “ahora esa política parece permanente”.

La principal consecuencia de este fenómeno, opina The Economist, es que los bancos centrales se quedan sin herramientas para dinamizar las economías, de manera que sólo pueden recurrir a medidas como el recorte del gasto público y políticas fiscales restrictivas. En efecto, las bajas tasas de interés moderan la deuda pública e incentivan los préstamos para desarrollar grandes proyectos de largo plazo, pero están acompañadas de políticas fiscales perjudiciales a tales inversiones. Así, en Alemania se ha suspendido la mejoría de infraestructura urbana, Gran Bretaña ha recortado el presupuesto público desde 2010 y Estados Unidos recorta impuestos a los ricos sin reparar en inversiones públicas de infraestructura o ambientales.

El gobierno tiene un comportamiento particular en esta situación. Mientras las administraciones en turno se ocupan de gestionar la política fiscal, los aspirantes a las administraciones ulteriores prevén cómo usar los recursos del banco central. En la izquierda estadounidense se habla de una “teoría monetaria moderna” cuya tesis principal es que, con una inflación baja y una disposición del banco central hacia el gobierno, la expansión del gasto público no tiene costo alguno. Por otra parte, el Partido Laborista británico propone una acción conjunta del canciller, el ministro de negocios y el presidente del Banco de Inglaterra para “dirigir el crédito a través de una junta de inversión”. Pero en el comportamiento de los bancos centrales también existe cierta intervención en el desarrollo de las políticas fiscales de los gobiernos; por ejemplo, el Banco de Japón tiene una tenencia masiva de bonos que ha elevado la deuda pública a 240% del PIB.

The Economist finaliza el artículo preguntándose sobre los peligros de una fusión entre la política monetaria y fiscal. Esto significaría que la dirección de las decisiones de asuntos políticos, como el destino de los recursos fiscales, estarían en manos de los tecnócratas. Más bien de lo que se trata, afirma el semanario inglés, es de reconfigurar las instituciones que dirigen la economía con márgenes fiscales de acción para paliar los déficits en casos de estancamiento de las economías.

Datos cruciales: 

1. El balance del banco central es la situación patrimonial de la banca en un momento determinado. The Economist señala que la combinación de los balances de los bancos centrales de Estados Unidos, la zona euro, Gran Bretaña y Japón asciende a más del 35% del PIB de dichos países.

2. Jerome Powel, presidente del Sistema de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, afirmó el pasado 8 de octubre de 2019 que el crecimiento de los activos de la Fed continuará gracias a la inyección de liquidez en mercados monetarios inestables.

Nexo con el tema que estudiamos: 

The Economist presenta un análisis de las economías desarrolladas de la actualidad que se debaten en una tensión entre la política fiscal y la política monetaria. En el marco del capitalismo mundial y la disputa de la hegemonía, es en grado sumo importante atender las perspectivas de las administraciones de los países desarrollados, pues generalmente son usadas como justificación para imponer medidas del mismo calibre en países en desarrollo. Gran parte de las subjetividades de la economía del siglo XXI se constituye en la pugna pragmática e ideológica de las economías desarrolladas.