Capabilities: An Introduction. Space Forces: A critical History of Life in Outer Space

Cita: 

Scharmen, Fred [2021], “Capabilities: An Introduction”, Space Forces: A critical History of Life in Outer Space, London, Verso.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2021
Tema: 
Vivir en el espacio exterior ha sido una ambición humana desde hace décadas, sin embargo, resulta importante cuestionarse qué implica vivir y quiénes formarán parte de esa humanidad que lo logre.
Idea principal: 

Fred Scharmen se licenció en Arquitectura por la Universidad de Yale. Enseña arquitectura y diseño urbano en la Escuela de Arquitectura y Planificación de la Universidad Estatal Morgan. Su trabajo como diseñador e investigador gira en torno a cómo imaginamos nuevos espacios para mundos futuros, y a quién se invita a entrar en ellos.


Capacidades: Introducción

¿Por qué querríamos vivir en el espacio exterior? El espacio es inmenso, con miles de millones de estrellas y galaxias (dato crucial 1). Ningún ser humano ha viajado más allá de la Luna, la cual es orbitada por la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés), en este sentido, el humano que más tiempo ha pasado en el espacio fue Valeri Polyacov, con 437 días, sin embargo, la meta es una estadía permanente (dato crucial 2). La ISS ha albergado grupos de forma rotativa durante dos décadas y espera seguirlo haciendo hasta 2030, no obstante, gracias a la expansión de programas de China, Estados Unidos, Japón, Rusia y Europa es probable que las estancias prolongadas de humanos en el espacio ya hayan comenzado.

Con base en lo anterior, surge la pregunta de qué significa vivir, lo cual implica nacer, crecer, relacionarse con otros, criar hijos, producir cultura, comida y arte, así como morir. Respecto al último punto, a pesar de la mala reputación que puedan tener los viajes espaciales, solo se han registrado tres muertes hasta el momento (dato crucial 3). No obstante, vivir en el espacio implica consecuencias para la salud bastante graves, por ejemplo, problemas oculares crónicos, reducción de la densidad ósea y altas incidencias de cáncer debido a la radiación. La atmósfera terrestre, la gravedad y el campo electromagnético protegen contra dichas condiciones mortales, por lo tanto ¿por qué alguien querría dejar atrás dicha protección solo para reconstruirla en lugares inhabitables y tóxicos?

Algunos de los argumentos para contestar la pregunta anterior giran en torno al hecho de que la Tierra es muy pequeña y por ende no hay suficientes recursos ni espacio para que la gente viva cómodamente, así como para disponer de los desechos y contaminación. Otro argumento se refiere a que en la Tierra no quedan más lugares por explorar, por lo cual el espacio exterior abriría paso a nuevas experiencias y descubrimientos. En este sentido, se podrían inventar nuevos sistemas sociales, políticos y económicos, sin embargo, estos argumentos están basados en contradicciones, pues ambas posturas generan el cuestionamiento de si la Tierra ya está en el espacio, ¿por qué alguien querría vivir en otra parte?

Algunos detractores sugieren que vivir en el espacio sería inútil, de hecho, encuestas realizadas en la década de 1960 arrojan que la mayoría de los estadounidenses piensan que el alunizaje de Apolo no valió el costo público. Por el contrario, la opinión general se inclina hacia el desarrollo de acceso a la justicia, educación, vivienda, comida y salud, sobre todo en el marco del cambio climático y la pandemia global actual.

Por otro lado, los argumentos que plantean escenarios apocalípticos son bastante comunes, sin embargo, enfocarse demasiado en soluciones que impliquen ir al espacio podría llevarnos a la negación y colapso de los ecosistemas en la Tierra. Asimismo, la búsqueda de nuevas técnicas y capacidades para llegar al espacio y dominar territorios en él podría tornarse violenta y conducir a una guerra.

Retomando la pregunta de por qué queremos ir al espacio, resulta bastante ambigua la cuestión de quiénes son los que quieren ir, quiénes tienen la posibilidad de hacerlo, pero, sobre todo, quiénes se quedan atrás. Asimismo, siguiendo el argumento apocalíptico, debemos preguntarnos quiénes pueden esperar un futuro fuera de la Tierra y quiénes se quedarán a enfrentarlo. Es así que, “el diseño y la producción del espacio exterior es también el diseño y la producción de la gente que está invitada a ese espacio” (p. 11). La concepción de los sujetos para los cuales está diseñado el espacio refuerza estructuras de poder en vez que ofrecer nuevas formas de vivir.

La generalización del “nosotros” conduce a la concepción de que toda la humanidad participa de forma colectiva en la exploración espacial o que sufre por igual las consecuencias de la crisis climática, no obstante, solo es una cortina de humo que nubla la distribución desigual de la culpa, el crédito y el impacto. De igual forma, este “nosotros” refuerza la manera en la que el diseño es utilizado para incluir y excluir personas de diferentes espacios. Específicamente en el espacio exterior, los factores que son constantes en la Tierra, tales como la gravedad, la atmósfera o la temperatura, se vuelven variables y se pueden utilizar como herramientas de inclusión-exclusión.

Este libro es una recopilación de los 150 años de historia de la idea de que los humanos podrían y deberían vivir en el espacio, relatando los siete paradigmas en torno al tema. Cada uno de estos supuestos cruza los límites entre la ficción y la ciencia, lo cual ayuda a identificar críticas y contranarrativas. En este sentido, sin importar si en un futuro la humanidad pueda o no vivir permanentemente en el espacio, veremos una relación cada vez más complicada entre la creación y el control de nuevos mundos y la colectividad subjetiva que esto conlleva.

“La socióloga Lisa Messeri acuñó un concepto denominado ‘imaginación planetaria’ para referirse al tipo de pensamiento que lidia con la constitución y experiencia de los mundos” (p. 13). Dicho concepto es mediado por la tecnología, la analogía, la representación e incluso la ficción, se refiere a la forma en que los humanos organizan sus percepciones y relaciones con los mundos. En este sentido, en cada uno de los siete paradigmas narrados en este libro, se expresan una ‘imaginación planetaria’ particular en función de su visión del mundo.

En línea con lo anterior, la actual crisis climática es resultado de una ‘imaginación planetaria’ particular, en la cual el mundo es usado e instrumentalizado por ciertos grupos de humanos con fines particulares. Asimismo, la colonización es otro tipo de ‘imaginación planetaria’ que, si es aplicada en el espacio exterior a través del término ‘colonia espacial’, implica la perpetuación de las jerarquías sociales. De igual forma, a pesar de tratarse de un ‘espacio vacío’, la colonización aquí seguiría dependiendo de la migración y trabajo forzado, así como del manejo de los ecosistemas y su geografía solo en función de su valor. En este sentido, si el paradigma de la habitabilidad del espacio exterior tiene una perspectiva colonial, entonces los habitantes serán evidentemente sujetos coloniales.

Por otro lado, existen demasiados retos desconocidos relacionados con vivir en el espacio, razón por la cual se requiere innovación tecnológica que irá aumentando conforme la presencia de actores tanto públicos como privados en el espacio se incremente. No obstante, se debe considerar que conforme la experimentación tecno-social se acelere, también lo harán las posibilidades de falla y los costos de implementación, sobre todo si dichas innovaciones implican medios de control político y social.

Datos cruciales: 

1. El universo observable es una burbuja de 93 mil millones de años luz que contiene 2 billones de galaxias. La Vía Láctea contiene 400 mil millones de estrellas.

2. En 1961 Yuri Gagarin estuvo 108 minutos en el espacio a bordo de Vostok 1.

3. En 1971 murieron tres hombres de la tripulación Soyuz-11 debido a que su cápsula se despresurizó por accidente antes de que dejaran la órbita.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El objetivo fundamental de la ciencia y la tecnología idealmente implica velar por el bienestar de toda la humanidad, y es precisamente con este discurso que se ha logrado desarrollar innovación en el campo de las ciencias espaciales. No obstante, resulta evidente que el desarrollo en este campo se ha implementado bajo el comando de los intereses de las clases sociales más poderosas, que han fundado empresas privadas capaces de expandir las fronteras del capital y que buscan replicar las mismas prácticas del sistema capitalista en el espacio exterior.

En LET se puede consultar el capítulo 7 de esta misma obra:
Of Spaces Old and New. Space Forces: A critical History of Life in Outer Space